La Cartuja de Miraflores está edificada sobre una pequeña colina en pleno parque de Fuentes Blancas, a sólo tres kilómetros de Burgos. Es una zona de gran riqueza forestal, atravesada por el río Arlanzón, que se abre paso entre álamos y chopos en su camino hacia Burgos. Sobre las copas de los árboles destacan los esbeltos pináculos de la iglesia de la cartuja.
En el bajo medioevo había en este lugar un coto de caza en el que el rey burgalés Enrique III levantó un palacio real para holgar. Su hijo Juan II entrego dicho palacio a la Orden de los Cartujos con la intención de convertirlo en Panteón Real. Tras un incendio sufrido en este Palacio, Juan de Colonia apoyado por la Reina Isabel la Católica y sobre todo por Simón de Colonia, inicia en el año 1454 las obras de la actual Cartuja, inaugurando su iglesia en el año 1499.
Es uno de los conjuntos más destacados dentro del arte gótico de finales del siglo XV. La Iglesia y la Capilla de la Cartuja de Miraflores pertenecen al monasterio cartujo fundado por Juan II de Castilla. El rey cedió en 1442 (s. XV) a los monjes el palacio de la quinta de recreo que había ordenado construir Enrique II hacia el año 1400.
La Cartuja de Miraflores alberga en su interior verdaderas joyas de arte gótico tardío como el retablo de madera policromada y los sepulcros reales –Juan II e Isabel de Portugal-, obra del maestro Gil de Siloé, quien diseñó la sepultura con forma de esterlla de ocho puntos. Otros monumentos espectaculares del mismo autor es el sepulcro del infante Alfonso.También son de admirar la sillería gótica del coro de los Padres, obra de Martín Sánchez de Valladolid, y la sillería renacentista del coro de los Hermanos, obra de Simón de Bueras. En una de las capillas laterales se venera la famosa escultura de san Bruno, obra de Manuel Pereira, de comienzos del siglo XVII. Sobre la puerta de la sacristía puede admirarse una tabla de la Anunciación de Berruguete y enfrente un tríptico flamenco de la Pasión.Se consideran también como una excepcional obra de arte las vidrieras, recientemente restauradas. Las originales fueron traídas de Flandes en 1484.
Relatan las crónicas que a la muerte de Felipe el Hermoso en 1506, el cuerpo fue trasladado a la Cartuja de Miraflores y, una vez allí, Juana se hizo confeccionar ropajes de luto de corte religioso. Todas las semanas bajaba al sepulcro y permanecía horas allí, besando los pies al cadáver de su marido.El 20 de diciembre se presenta de nuevo allí tras la misa y jura que no descansará hasta llevar el cuerpo de su marido a la iglesia de Granada.
Sufrió devastaciones y expolios durante la guerra de la Independencia y sirvió como cuartel a las tropas napoleónicas.
Hola, les escribimos desde La Cartuja de Miraflores en Burgos para agradecerles que en su página web nos mencionen. Supone una gran ayuda para difundir nuestro patrimonio cultural.
ResponderEliminarDesde La Cartuja solo nos queda invitarles a que conozcan de primera mano esta joya patrimonial. Para ello les dejo nuestra página web www.cartuja.org para que puedan ampliar toda la información necesaria.
Muchas gracias por todo. Quedo a su entera disposición.
Un Saludo.