domingo, 31 de mayo de 2009

-Museos en Burgos.


El arte y la arqueología han avanzado mucho en su condición de reclamos turísticos en la última década. El cambio de gustos de la sociedad española a la hora de viajar y el aumento de turistas foráneos han reactivado la apertura de nuevos recursos culturales entre los que destacan, sobre todo, los museos, los centros de interpretación y las aulas arqueológicas.
En la última década se ha duplicado en la provincia la oferta museística con la apertura de 27 nuevos centros de arte, etnográficos o arqueológicos. La mayor parte de ellos han abierto sus puertas en los pueblos, aunque hay que destacar novedades muy relevantes en la capital, como lo es el Centro de Arte Contemporáneo Caja de Burgos (CAB).

El gusto por el arte contemporáneo y el creciente interés por la arqueología y la historia de nuestros antepasados explican el gran crecimiento de la oferta de museos.
Empezando por el arte de nuestros días, al margen del mencionado CAB, hay que subrayar importantes novedades surgidas en esta última década. Uno es el Museo de Arte Contemporáneo Miguel Arce, en Sasamón, y otro el de Rabé de las Calzadas. Además, se puede encuadrar en este ámbito al Museo Salaguti, también en Sasamón.
Aunque no es nuevo el museo del Monasterio de Santo Domingo de Silos, gracias a la reforma del antiguo museo medieval, se ha convertido desde el año 2000 en un centro de referencia sobre el arte contemporáneo, acogiendo exposiciones de artistas como Chillida, Carlos Franco o Miquel Barceló. La colaboración entre la Cámara de Comercio e instituciones como el Museo Reina Sofía o Caja Duero han hecho posible su buen funcionamiento.

También dedicados al arte, han abierto sus puertas el Museo Sacro de la Iglesia de San Juan, en Aranda de Duero. En la capital ribereña han aparecido también la Casa de las Bolas, el Museo de Cerámica y el Museo del Ferrocarril. En Medina de Pomar, el Museo Histórico de las Merindades, situado en el Alcázar de los Condestables. También hay que destacar la apertura del Museo Torre de San Juan, en Oña, dedicado en parte a la industria de la resina.
Los centros de interpretación y los museos etnográficos se han multiplicado. En Medina de Pomar hay que subrayar la apertura del centro de interpretación del Románico; el del Castillo de Peñaranda de Duero, el Castillo de Burgos, el Ciavin, que es el Centro de Interpretación de la Arquitectura Asociada al Vino, o el Centro de Interpretación de Lerma. Todos han surgido en los diez últimos años.

Los museos temáticos también están de moda. En Peñaranda está el de la Herrería; en Montejo de San Miguel, el Museo Etnográfico; en Santo Domingo de Silos, el de los Sonidos de la Tierra; en Vilviestre del Pinar, el de la Carretería, y en Barbadillo de los Herreros, el Museo de las Ferrerías. En Poza de la Sal han abierto dos, que en realidad son tres, porque el Museo de la Radio alberga también el Aula Félix Rodríguez de la Fuente. También está el Centro de Interpretación de las Salinas.
Las aulas arqueológicas también proliferan. Se han estrenado en los diez últimos años la Casa del Monumento Natural de Ojo Guareña, en Quintanilla del Rebollar; el centro de visitantes Árbol Fósil, en Hacinas; las Ruinas romanas de Clunia, en Peñalba de Castro y el aula arqueológica de Sedano.

En total, en la provincia hay 48 museos, centros de interpretación y aulas arqueológicas, 27 más que hace diez años. El espectacular incremento está íntimamente relacionado con el despegue del turismo rural. La competencia entre comarcas y entre municipios ha obligado a las entidades locales a poner en marcha recursos turísticos de calidad para atraer a «viajeros cada vez más exigentes», según explica Enrique Pérez, gerente del Patronato de Turismo.
De este modo, muchos pueblos han valorizado «recursos dormidos» y recuperado tradiciones para mostrarlas al turista. En este proceso ha jugado un papel esencial el hecho de que se ha producido un cambio en el concepto de museo como simple almacén de objetos. «En estos momentos, tiene más importancia un centro de interpretación donde expliquen al visitante el procedimiento por el que se extraía la sal en las salinas de Poza, aunque no se muestre ningún elemento», subraya Pérez.

La arqueología y el arte contemporáneo «se han convertido también en claros reclamos turísticos». Por ello, la mayoría de municipios con algún tipo de yacimiento, «ha montado su centro de interpretación».
El cambio de gustos de los viajeros tanto españoles como extranjeros ha obligado a empresarios y administraciones a actualizar su oferta.

Fuente: diariodeburgos.es

-Hayedo de Santa Cruz del Valle Urbión. (por Enrique del Rivero)


La cabecera del Urbión está formada por multitud de arroyos y manantiales, que se nutren de las abundantes precipitaciones que caen en la vertiente septentrional del pico San Millán. Gran parte de las laderas por donde descienden estos torrentes de montaña aparecen cubiertas por un maduro hayedo.

Este tipo de bosques, clímax en la zona, es una de las formaciones botánicas con mayor valor e importancia ecológica de todo el continente europeo. El haya, que es un árbol típico de la región atlántica o húmeda encuentra en la sierra burgalesa –una auténtica isla eurosiberiana rodeada por zonas de clima mediterráneo– su límite de dispersión como especie a nivel mundial.

Debido a esta situación geográfica, las hayas de la Demanda han adquirido una serie de ligeras diferencias morfológicas y de período vegetativo que las han hecho ser consideradas como una raza aparte. Junto a las hayas crecen serbales, algunos acebos y unos pocos tejos milenarios. La belleza que encierra este bosque es única. El juego que se produce entre el agua que se precipita en sucesivas cascadas –encajadas a tramos en un profundo barranco–, la tamizada luz que se filtra por el denso ramaje y la humedad que impregna los abundantes
musgos y líquenes que cubren las piedras y los troncos de las viejas hayas muertas, transforman al hayedo en un lugar irrepetible.

El bosque de Santa Cruz del Valle Urbión sirve de refugio a una gran cantidad de animales. Mientras entre los mamíferos no es raro observar el rastro dejado por lobos, corzos, ciervos, jabalíes y lirones, en el torrente viven la nutria y el muy selectivo desmán de los Pirineos. En las zonas más altas crían la becada, el agateador norteño y el carbonero palustre.

La Sierra de la Demanda es un alargado macizo montañoso perteneciente al sector más noroccidental del Sistema Ibérico y cuyos materiales rocosos están entre los más antiguos que se pueden encontrar en toda la Península Ibérica. Dentro del conjunto de la Demanda burgalesa destaca con personalidad propia el robusto bloque paleozoico de la Sierra del San Millán. Su máxima altura son los 2.131 metros del Pico San Millán. Antiguamente llamado El Torruco, es la montaña más alta de toda la provincia de Burgos. Desde su cima, en la que se pueden rastrear las huellas dejadas por la erosión glaciar, se domina todo el majestuoso paisaje de la Sierra de la Demanda.

Desde Santa Cruz del Valle Urbión hay que tomar una pista de montaña que conduce a una zona recreativa. Desde allí es preciso seguir caminando, siempre remontando el curso del río Urbión, hasta llegar al hayedo. Si se continúa por el mismo camino se puede ascender hasta la misma cumbre del San Millán.

sábado, 30 de mayo de 2009

-Feria del Libro en el Paseo del Espolón


Entre el viernes 29 y el domingo 7 de junio, Burgos celebra la Feria del Libro en el paseo del Espolón con la presencia de escritores como Mari Pau Domínguez, Esteban Beltrán Verdes, Toti Martínez Lezea, Ángeles Irisarri, Alicia Giménez Bartlett y varios autores burgaleses como José María Plaza, Sara Tapia y Pedro Olalla, entre otros.

-Nuevo sendero en la Sierra de la Demanda


El jueves 4 de junio se presenta oficialmente el nuevo sendero de Gran Recorrido en la Sierra de la Demanda, que une las localidades de Belorado y Neila, después de que hace escasos meses finalizasen sus trabajos de señalización y condicionamiento.


El nuevo sendero denominado GR-290 “Dos aguas Sierra de la Demanda” cruza los valles y las montañas de las Sierras de la Demanda y Neila, que vierten sus aguas a las cuencas del río Ebro y del Duero. Patrimonio natural, artístico, y cultural, funde el Espacio Natural de la Sierra de la Demanda, y el recientemente declarado Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila.


Fuente: lapalabradigital.es

lunes, 25 de mayo de 2009

-Sendero de gran recorrido por el rio Duero.

La amplia y atractiva oferta turística que propone la Ribera del Duero burgalesa se verá aumentada en apenas tres meses con la incorporación de un nuevo recurso. Pero en esta ocasión, no solo hay que mirar hacia el cada vez más pujante mundo del vino ni hacia su rico y apasionante pasado histórico, que ha dejado innumerables muestras en cada municipio de la comarca, sino directamente al río que surca sus tierras, baña sus campos y presta su nombre a esta zona del sur de la provincia de Burgos, el Duero.
O mejor dicho, habrá que fijarse en su vera, porque siguiendo un trazado prácticamente paralelo a sus aguas está naciendo una senda, el denominado GR-14, que permitirá recorrerlo casi por completo, disfrutando del infinito universo de belleza y posibilidades que brinda el caudal castellanoleonés por excelencia.

Impulsado por la Junta de Castilla y León, este sendero de gran recorrido (de ahí su nombre) ofrecerá la posibilidad de recorrer todo el Duero, desde su nacimiento en los Picos de Urbión (Soria) hasta el límite que marca la frontera con Portugal. Más de 570 kilómetros de los que aproximadamente ochenta corresponden a su paso por tierras burgalesas.
«La idea es poner en valor un nuevo recurso turístico basado en la naturaleza y el patrimonio. La Ribera en Burgos se conoce sobre todo por el vino, pero desde el punto de vista natural tiene rincones muchas veces desconocidos que tenemos que poner en valor y dignificarlos», explica Carlos García Güemes, jefe de la Sección Territorial Primera del Servicio Territorial de Medio Ambiente en Burgos y uno de los principales valedores de la iniciativa.

El proyecto echó a andar hace algo más de dos años. Lo que en un principio no era más que un bosquejo sobre un papel y una declaración de intenciones fue tomando forma, con la colaboración de los agentes medioambientales que trabajan en la zona, convirtiéndose en una actuación en firme que pronto iba a dejarse notar sobre el terreno.
Los ochenta kilómetros burgaleses quedaron divididos en cinco tramos que coinciden con su paso por distintos términos municipales: Langa de Duero-La Vid; La Vid-Vadocondes; Aranda de Duero; Castrillo de la Vega-Berlangas de Roa y Berlangas de Roa-San Martín de Rubiales. El siguiente paso consistió en definir en qué orden se actuaría, optando por dejar para el final los algo más de 4.000 metros que atraviesan la capital ribereña debido a su mayor complejidad técnica. De hecho, es el único punto en el que se está trabajando en la actualidad puesto que los demás se encuentran ya finalizados y recepcionados.

Para definir su trazado, que en su gran parte sigue el cauce del río, se ha buscado aprovechar al máximo los caminos, veredas y zonas de tránsito ya existentes. Entre ellos, por ejemplo, en la etapa arandina se ha recurrido a las sendas que se dispusieron en la intervención de recuperación de las riberas urbanas de los tres ríos que atraviesan la villa, Duero, Bañuelos y Arandilla. No obstante, en ocasiones ha sido necesario abrir nuevas trazas para facilitar el paso de los futuros caminantes. Para aquellos puntos en que el paisaje ha obligado a separarse más de lo deseable del Duero, se ha tratado de recorrer el mayor número posible de municipios para que el GR-14 se convierta en un elemento de dinamización turística más.

De cualquier forma, se ha intentado minimizar todo lo que se ha podido el impacto sobre el entorno. La intervención ha sido la menor posible y se puede decir que solo ha consistido en habilitar los caminos, compactándolos y echándoles zahorra para facilitar el tránsito por ellos tanto a pie como en bicicleta. Al mismo tiempo, se han creado drenajes y construido canalizaciones que garanticen el flujo de las fuentes, torrentes y vías de agua que desaguan en el Duero construyendo los pasos necesarios para vadearlos.
Los resultados han sido impresionantes abriendo todo un mundo de naturaleza en estado casi virgen, con un sinfín de especies vegetales y animales cuya existencia con frecuencia es desconocida para la mayoría y que se ofrece a todo aquel que quiera disfrutarlo. «En la zona de Vadocondes, por ejemplo, la limpieza ha permitido crear un paseo precioso que se mete por un bosque de galería en el que estás dentro y parece increíble que puedas estar en la Ribera en un enclave como ese. Es algo absolutamente desconocido», relata García Güemes.

La intervención ha sido mínima pero, en ningún caso, barata. La ejecución del sendero por la Ribera ha supuesto un gasto cercano a los 721.000 euros. Más de 400.000 se están destinando al tramo arandino, que presenta una gran complejidad técnica ya que para evitar que fuera por zona urbana se ha metido por la trinchera que forma el río, con lo que hay que salvar un importante talud afectado por numerosas fuentes y corrientes de agua que provocan continuos derrumbes. El resto, otros 316.000 euros aproximadamente, ha sido lo que se ha gastado en el resto de la provincia.

La actuación se completa con dos zonas recreativas. Una junto al casco urbano de Vadocondes, recuperando un recodo junto al río y un bello puente de piedra que el propio Ayuntamiento se ha encargado de recuperar, que hasta entonces se estaba empleando como escombrera. La segunda, atendiendo la petición cursada por la Corporación raudense, se encuentra junto a Roa de Duero.
Como complemento, todo el sendero ha quedado perfectamente señalizado siguiendo las normas internacionales de balizamiento, que fija con los colores rojo y blanco las directrices para seguir el camino. Se da la circunstancia de que, en algunos tramos, coincide con la red de senderos de pequeño recorrido puesta en marcha por el Programa de Desarrollo Rural (Prodercal), que en este caso están marcadas en amarillo y blanco.

Además, grandes paneles se encargan de difundir tanto la riqueza natural que se está contemplando como la patrimonial a la que se puede acceder con solo adentrarse en cada uno de los municipios por los que se pasa. Todo ello con el objetivo de convertirlo en un dinamizador de la zona. «Este tipo de turismo activo en contacto con la naturaleza cada vez tiene más adeptos y puede ser una forma de dinamizar la zona. Cuanta más gente utilice el GR-14 y se vaya consolidando, qué duda cabe que es un escaparate y un motor económico», remarca el responsable de Medio Ambiente, quien puntualiza que tendrá que ser ahora la iniciativa privada la que se encargue de dotarse de los establecimientos necesarios para atender la futura demanda de servicios que conllevará el camino.

En cualquier caso, esta nueva y verde vía de comunicación no estará a pleno rendimiento mientras no esté completamente finalizada y todas las provincias que recorre el Duero hayan completado su actuación del GR-14. Será entonces cuando comience a publicitarse y esta senda, a la vera del Duero, se convierta en un nuevo foto de atracción de visitantes.

sábado, 16 de mayo de 2009

-Musarañas gigantes en Atapuerca.


El análisis de los restos fósiles de mandíbulas y dientes de una musaraña encontrada en el yacimiento de Gran Dolina de Atapuerca confirman que se trata de una nueva especie (Dolinasorex glyphodon) no descrita hasta ahora. El animal extinto tenía dientes rojos, era de grandes dimensiones comparado con mamíferos de la misma familia y estaba más vinculado a las musarañas asiáticas que a las europeas.

«Hasta ahora, todos los sorícidos fósiles recuperados en los yacimientos de Atapuerca se habían atribuido a Beremendia fissidens, una especie de musaraña plio-pleistocena de distribución europea, según explicó a SINC Juan Rofes, autor principal del trabajo publicado en Zoological Journal of the Linnean Society e investigador del Área de Paleontología de la Universidad de Zaragoza, cuyo equipo ha realizado los estudios.

Los análisis morfométricos y filogenéticos de la nueva especie señalan un estrecho vínculo con especies de Asia oriental, donde pudo haber surgido y evolucionado hasta migrar a la Península Ibérica. Además, el estudio de las mandíbulas, maxilares y dientes sueltos de Dolinasorex glyphodon, recogidos entre 1991 y 2007 en Atapuerca, ha permitido a los científicos hacer conjeturas de carácter paleoecológico y biogeoáfico. Entre ellas, que el animal vivió en una época de clima templado y húmedo y que el origen y dispersión inicial de esta musaraña sería en y desde el continente asiático».

Este animal inyectaba saliva tóxica, como las serpientes, por medio de un estrecho canal ubicado en la cara interna de sus incisivos inferiores.
Comparada con un sorícido moderno de gran tamaño, como el musgaño patiblanco (Neomys fodiens) que pesa unos 14 gramos, la masa corporal de la musaraña extinta llegaba a 60 gramos, de ahí que se la considere ‘gigante’.

Fuente: disriodeburgos.es

jueves, 14 de mayo de 2009

-Recuperación del castillo de Castrojeriz.

Encumbrado en un cerro que vigila el Camino de Santiago, el castillo de Castrojeriz avanza en su consolidación como fortaleza más representativa de la provincia, dispuesta a que la historia allí vivida traspase sus muros. Y en esta ocasión, tras una modesta intervención en 1989, lo hace de la mano de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, que restaurará y revalorizará este edificio militar mediante una inyección inicial de 600.000 euros en la que participará Adeco Camino y el Ayuntamiento de la villa castreña, que a su vez se encargará de gestionar las visitas turísticas.

Las tres entidades han firmado un convenio para hacer realidad un proyecto incluido en el plan de recuperación de elementos de arquitectura militar de la provincia, puesto en marcha en 2003 y con ejemplos ya culminados como la torre de Hoyales de Roa y el castillo de Poza de la Sal. En el caso de la fortaleza de Castrojeriz, la Fundación ha planteado estabilizar y conservar las estructuras que permanecen en pie para después facilitar su visita de forma segura y didáctica; de tal forma que el visitante pueda comprender cómo era en su momento de más auge.
La entidad que agrupa a las seis cajas de ahorros de la región proyecta realizar estudios previos de carácter geotécnico y arqueológico, que incluyan también el tratamiento e integración de las estructuras que puedan aparecer. Así, fuentes de la Fundación precisan que los primeros trabajos a realizar consistirán en «excavaciones que contribuyan a redactar un proyecto adecuado a las necesidades de restauración, además de aportar datos interesantes para el conocimiento de la evolución histórica del edificio».

Una vez ejecutados los trabajos previos, se procederá a recuperar y consolidar los elementos más significativos del castillo, como las tres torres que integran su cuerpo principal. De igual forma, se definirá el perímetro y el volumen de las defensas exteriores de la fortaleza y se procederá al desescombro del patio y de otros espacios para acondicionarlos a las futuras visitas. Finalmente, se instalarán señales con información para explicar el papel que tuvo en la historia este ‘complejo’ medieval.

Las dos primeras fases requieren una inversión de 600.000 euros, que serán aportados en un 80% por la Fundación y el resto por el Ayuntamiento y Adeco Camino. La entidad regional se encargará de supervisar y ejecutar la intervención para después entregar la obra al Consistorio, que será el responsable de gestionar las visitas turísticas y facilitar el acceso a los investigadores. Las excavaciones se quieren iniciar este año, aunque la actuación puede prolongarse durante los dos siguientes.
Se trata de la segunda intervención que se realiza en la fortaleza, tras una inicial de consolidación de las ruinas e instalación de una plataforma para contemplar desde el cerro las vistas del valle del Odra. Una actuación realizada en entre los años 1989 y 1991 con el trabajo de los miembros de una escuela taller.

El castillo de Castrojeriz tiene gran valor histórico y arquitectónico, aunque su estado es de ruina progresiva, con lo que cada vez se ha hecho más difícil el accesos y las visitas. Se trata de un edificio complejo compuesto por diversos cuerpos y con singular ubicación, al encontrarse en un cerro que antes fue ocupado por poblaciones prehistóricas, que domina los trazados de las calzadas romanas del entorno del campamento de Sasamón. Su construcción más primitiva es romana, aunque después se fue ampliando con elementos visigodos y medievales. Fue levantado como tal por los árabes en el siglo IX y reformado por los cristianos en el XV.

Fuente: diariodeburgos.es

domingo, 10 de mayo de 2009

-Túnel de la Engaña


Hay días en que las fauces oscuras y húmedas del túnel de La Engaña vomitan con fuerza un humo denso y blanco. La escena puede resultar espeluznante, pero no hay que atribuirla a ningún fenómeno misterioso, sino a un suceso natural: indica que en Vega de Pas, la comarca que se halla al otro lado de la montaña, hay una niebla espesa que, empujada por la húmeda corriente, atraviesa los casi siete kilómetros de galería excavada en las entrañas de la sierra y emerge al otro lado para después esfumarse. La naturaleza exhibe así, con tan inquietante metáfora, la infausta historia de este lugar. Por ese túnel, construido para conectar por ferrocarril la meseta y el Cantábrico, jamás pasó el tren. Hoy sólo lo hace la niebla, como la pesadilla de un sueño en el que una vez se creyó a ojos ciegas. La maleza y la herrumbre del tiempo han ido devorando en silencio el poblado de La Engaña, un lugar fantasmal, tétrico en su ruinoso armazón de piedras, guardián decadente de una historia fabulosa.

Uno de sus capítulos más fascinantes sucedió hace exactamente 50 años. Tras casi dos décadas de trabajos, una de las obras más faraónicas del franquismo se acercaba a su fin: el día 8 de mayo se produjo la última voladura que permitió unir el lado burgalés con el cántabro en el vientre abisal de la montaña. Había luz al final del túnel. Matías, de 86 años, que trabajó durante quince en esta obra ingente, recuerda perfectamente el momento mientras se le vidrian los ojos: «hubo uno que salió a todo correr voceando ¡cinco centímetros, cinco centímetros! Se preparó un revuelo fenomenal y se tiraron hasta cohetes». Manolo, que trabajó diez años en los talleres, asegura que no se hizo fiesta más impresionante que aquella después de perforar el túnel. «Fue algo histórico. Se montó una celebración tremenda», apunta.

Este hecho fue algo más que histórico. Aquella última voladura encerraba un significado mucho mayor. Por un lado, ponía la guinda a una época importante para la zona, a la vez que clausuraba episodios trágicos; por otro, abría las puertas a un futuro halagüeño que tenía nombres propios: ferrocarril, progreso, bienestar. La construcción del túnel de La Engaña constituyó la piedra angular de aquel proyecto que fue el ferrocarril Santander-Mediterráneo.
Salvada la cordillera cantábrica, podría abrirse el tráfico de mercancías entre ambas costas con mucha mayor rapidez y con un costo infinitamente menor.

El túnel de La Engaña comenzó a horadarse en 1941. Para ello, en las inmediaciones de la roca se construyó un poblado al que no le faltó de nada. Había escuela, iglesia, economato, hospital, viviendas, cine... De forma permanente vivieron allí 300 personas. Además, pueblos de la zona como Pedrosa o Santelices vieron incrementado notablemente su censo. La Engaña era un hervidero de aluvión: gallegos, asturianos, andaluces o extremeños llegaron hasta allí para ganarse la vida. En aquellos casi 20 años de obra, 16.000 personas trabajaron a tres relevos a un lado y a otro de la montaña. «Nadie puede imaginarse lo que era esto entonces. Estaba lleno de vida. Había trabajo, dinero», señala Tito, que trabajó diez años allí.

En los primeros años, que fueron los más duros, trabajaron en la perforación del túnel centenares de presos republicanos, muchos de los cuales redujeron la pena y acabaron obteniendo la libertad por aquellos trabajos forzados. Cuando hace ahora 50 años Cantabria y Burgos quedaron unidas por ese brazo de aire, se había invertido una cantidad estratosférica de dinero, superior, dijeron las autoridades, a 300 millones de pesetas. Pero hubo otro coste, que ha ido desangrando esta historia hasta nuestros días: una veintena de obreros perdieron la vida en el corazón de la montaña y varias decenas más lo hicieron años después, paulatinamente, a causa de esa enfermedad llamada silicosis.

Un precio demasiado caro para que, al final, el sueño quedara en nada. Así, 50 años después, el poblado de la Engaña y su túnel oscuro como boca de lobo languidecen en el más absoluto olvido. Sus ruinas son una herida abierta que no cicatrizará mientras vivan personas como Matías, Manolo o Tito, para quienes este episodio es una parte esencial de sus vidas. Cada vez que visitan este lugar no pueden evitar sentir el escalofrío de la tristeza y de la rabia. Túnel adentro, el agua que lleva años filtrándose lo inunda todo. En el kilómetro 2,800 se ha desplomado parte de la estructura. Ya ni los más osados se atreven a entrar.

Aunque en varias ocasiones se han ilusionado ante tímidas promesas de recuperación, íntimamente son conscientes de que si el tren no pasó nunca, difícilmente vaya a hacerlo cualquier otra posibilidad de desarrollo. Ya ni siquiera ostenta el título de túnel para ferrocarril más largo de España, arrebatado hace dos años por los del Guadarrama. Por el túnel de La Engaña ya no atraviesan ni los sueños. Únicamente, de cuando en cuando, lo hace la niebla.

Matías
Trabajó 15 años en el Túnel
«Tanto esfuerzo y tantas ilusiones para nada»
Matías trabajó durante tres lustros en La Engaña, siete de los cuales los pasó haciendo hormigón «de 8 de la tarde a 8 de la mañana». Además, hizo trabajos de cantería, profesión que aprendió de su padre y en la ‘mili’. Recuerda que, aunque las jornadas eran maratonianas, fue muy feliz «y gané mucho dinero». Cuando el sueño de esfumó, se quedó en Pedrosa, haciendo de cantero y cuidando del ganado familiar. «Cada vez que vengo me da mucha pena. Me quedo mirando y no lo creo. Tanto esfuerzo, tantas ilusiones para nada». Entre un sinfín de recuerdos, Matías no olvidará nunca haberse cruzado un día con un hombre a caballo que tocaba la armónica. Aunque no le dijo nada, sus miradas se cruzaron. Aquel tipo se llamaba Manuel Fraga.

Manolo
Trabajó diez años en el Túnel
«De haber funcionado no hubiéramos emigrado»
«Esto es parte de nuestra vida. La pena es que ha quedado en nada y que nadie se preocupa. Nos han dejado tirados como colillas», reflexiona Manolo, que trabajó diez años como mecánico en las obra del túnel. «Esta era una zona que tenía cinco estaciones de tren y donde ahora sólo hay una, pero encima no para en ella. Nos vimos impotentes y tuvimos que emigrar. Si esto hubiera continuado me hubiera quedado, sin duda», dice con pena. Manolo destaca que, gracias a esta obra, aprendió un oficio; además, en la ruinas que se ven a su espalda, además de la iglesia, estaba la escuela, donde recibió educación. Al truncarse el proyecto, trabajó en Bilbao y en San Sebastián. «Tuvimos ilusión y esperanza. Pero nos dejaron olvidados».

Fuente: diariodeburgos.es

jueves, 7 de mayo de 2009

-Quintanapalla.


Situada en un islote respetado por la Autopista del Norte y la Carretera Nacional I. Con suavidad, el terreno asciende hasta el Alto de la Brújula, terreno por el que discurre el río Vena. El caserío, presidido por la excelente iglesia parroquial, goza de una buena orientación al sol. Tierra vieja, en la raya de los antiguos Turmogos y Autrigones, cercana a Tricio, una de las ciudades de éstos y luego mansión documentada en la Vía Aquitana y Tarraconense, unidas desde Briviesca hasta Finisterre, que atraviesa el término de Quintanapalla.
En la reconquista y repoblación de los siglos IX y X la posición de Quintanapalla resultó positiva para el empeño de Castilla. En aquel momento ya existía Quintanapalla, situada entre Villarmíos o Villausurmios, colocada en el pago de Fuenteayuso, y Castrillón, más al Este, sobre una colina en la que hubo antaño una torre y luego una ermita. Desaparecidos Villarmíos y Castrillón quedó Quintanapalla con el apodo de las Torres y así es mencionada hasta los tiempos modernos.

Durante siglos, la villa desenvolvió en paz y trabajo campesinos su vida sencilla. Hay que mencionar un factor creciente de economía y cultura que afectó y afecta a Quintanapalla. Se reduce a la palabra camino. Primero fue el Camino Real de Madrid al País Vasco y a Francia, convertido en el siglo XVIII en una de las seis vías radiales de España y que pasaba por medio de la villa. Sus vecinos vieron pasar cortejos de reyes, turbas de peregrinos, compañías de soldados y divisiones de Napoleón, trajinantes y pastores, unas veces con ventajas para el pueblo y otras con desventajas para él, según cuenta la Historia.
Vino luego el ferrocarril (s. XIX), primero vía única y de doble vía luego, expropiando tierras y facilitando las comunicaciones. En la década de los años 70 (siglo XX) la Autopista del norte suprimió el “Prado”, un pago hermoso, atravesando por el Vena, en el que holgaban las parejas de bueyes de labranza.

En su vida ganadera y agraria, Quintanapalla dio referencia a la ganadería, gobernándola con adecuadas Ordenanzas, que hicieron posible el sostenimiento de toda clase de ganados en 600 has. Del término, al que además Quintanapalla arrancaba el pan mediado de cada año. Su permanente amor fue el Monte, un coto cerrado de roble, que suministraba leña en los largos inviernos de la Brújula. Los vecinos alcanzaron privilegios y derechos sobre su monte y caza de los Reyes Católicos, según vemos en su archivo. Las ordenanzas de 1817 exigen un juramento fuerte a todas las autoridades, al comenzar sus mandatos, sobre respetar árboles, arbustos, espinos, majuelos, hasta humildes ailagas.

Algunos episodios conmovieron la Historia de Quintanapalla, consecuencia de su condición caminera: El encuentro y confirmación de desposorios, el 19 de noviembre de 1679 del rey Carlos II con doña María Luisa de Borbón que, con este motivo, aforaron generosamente al pueblo y a su iglesia. En 1911, Quintanapalla estuvo en el primer plano de la noticia europea: El aviador Verdines, en el primer vuelo que se realizaba de París a Madrid por vía aérea, siguiendo la carretera Nacional I, se vio obligado a tomar tierra en las eras del pueblo.
Los vecinos atendieron al atrevido piloto y a su avioneta, adelantado de la aviación, y con su ayuda, al día siguiente Vedrines pudo remontar el vuelo y llegar a Madrid con felicidad. Este hecho lo viven con orgullo cuantos pobladores tiene, y ha tenido, la villa en este siglo.