miércoles, 27 de marzo de 2019

-Mecenas para contar virtualmente el origen de Burgos.

Enlace: www.burgosconecta.es

El equipo de 3D de la Universidad de Burgos (3DUBU) es un grupo de trabajo formado por docentes, investigadores y estudiantes que se encargan de combinar los estudios históricos y arqueológicos con las nuevas tecnologías, para ayudar a explicar cómo era el patrimonio perdido a través de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Su último proyecto, presentado recientemente, ha sido llevar a cabo la reconstrucción virtual del pasado de la Alta Edad Media de Vitoria Gasteiz, entre los siglos IX y XII. Ahora afirman tener el material necesario y la ilusión de realizar el mismo proyecto con Burgos.

«Hay bastante información sobre cómo era Burgos en diferentes etapas de su historia», señala el Profesor del Área de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UBU y miembro del equipo de 3DUBU, Mario Alaguero. Asimismo, consideran que una gran parte de la población « no entiende realmente lo importante que era Burgos para el reino de Castilla y para toda la España medieval».
«Si algo tenemos en Burgos es patrimonio», señala el también miembro de 3DUBU, David Serrano, razón por la cual consideran que es importante contar cómo era la ciudad de Burgos en esa época, y califican como algo bueno que la universidad esté apostando por divulgar ese conocimiento.
Sin embargo, pese a que cuentan con la información suficiente para poder contar cómo era la capital burgalesa desde su formación en el siglo X, necesitan un apoyo institucional y «que haya voluntad política de llevarlo a cabo», afirma Alaguero. «Necesitamos que haya alguien detrás que lo financie», añade.Además, explica que depende de quien lo organizase se podría llevar a cabo de diferentes maneras, «contar microhistorias de cómo era Burgos en un momento concreto» o contar «toda la evolución de la ciudad, y dependiendo del momento contarlo con una tecnología u otra», agrega.
Asimismo, en relación a esto, y con motivo de la celebración del VIII Centenario de la seo burgalesa, los miembros de 3DUBU aseguran que estarían encantados de participar de manera activa en los actos de conmemoración. «La catedral es nuestra perla y creemos que tiene mucho potencial toda su historia para narrarlo a través de las nuevas tecnologías», asevera Alaguero.

Un equipo multidisciplinar con retos ambiciosos

3DUBU es un equipo multidisciplinar que surge en 2010 y que se encuentra formado por historiadores, arqueólogos, comunicadores e informáticos, todos ellos trabajando juntos en proyectos de divulgación del patrimonio. Habitualmente se compone de cinco miembros: Andrés Bustillo, David Checa, David Serrano, Samuel Arias y Mario Alaguero, pero dependiendo del proyecto que realicen pueden contar con diferentes colaboradores.
Desde su conformación han llevado a cabo diversos trabajos, como pueden ser la reconstrucción virtual de la Villa de Briviesca en el siglo XIV o de la Cartuja de Miraflores en el siglo XV.

Su proyecto más reciente, y su «mayor reto» hasta la fecha, ha sido la reconstrucción virtual de Vitoria Gasteiz, un proyecto para el cual la Fundación Catedral Santa María llevaba investigando 20 años y querían «dar repercusión y que el público entendiese más todo lo que se sabía de Vitoria» , indica Alaguero.
El proyecto, realizado en colaboración con la Universidad del País Vasco, contó con la financiación de la Diputación Foral de Álava y tuvo una duración de ocho meses. Tiempo durante el cual los miembros del equipo trabajaron intensamente para reproducir con el mayor realismo y fidelidad tanto la arquitectura, el vestuario, la disposición de las calles y las casas; y teniendo en cuenta detalles como la iluminación y vegetación del momento. Alaguero afirma que este ha sido un «proyecto muy ambicioso», puesto que tenía varias etapas de reconstrucción y buscaban un resultado «lo más realista posible».

Capacidad de inmersión

El equipo de 3DUBU defiende que la mayor importancia que tiene la realidad virtual es su «capacidad absoluta de inmersión», puesto que permite al espectador «olvidarse por unos segundos» del mundo real. Alaguero cuenta que «cuando la gente prueba la realidad virtual descubre que «está en un mundo paralelo».
Asimismo, sostienen que la realidad virtual puede tener diferentes aplicaciones e incluso puede utilizarse para la industria o el turismo, pero que especialmente tiene mucho juego dentro del ocio, a través de los videojuegos o del cine. «Se ha descubierto que es muy útil para narrativa en general», señala el profesor del Área de Comunicación Audiovisual, ya que sirve para «contar los contenidos de otra manera».
 La realidad virtual orientada a la educación es otro de los aspectos en los que se centra 3DUBU. «Queremos ver hasta qué punto la gente puede aprender más sobre el patrimonio estando inmerso dentro de él» , y cuenta que incluso llevan varios años investigando «las capacidades divulgativas y en docencia de la realidad virtual».


-La digitalización del santuario y la exploración subacuática centran los trabajos en la Cueva Román de Clunia.

 Enlace: www.burgosconecta.es

Uno de los miembros del equipo técnico durante la exploración de Cueva Román de Clunia. Toma de muestras químicas y biológicas para su análisis./Grupo de Tecnologías en Entornos hostiles de la Universidad de ZaragozaLa Clunia romana, ubicada entre los municipios burgaleses de Peñalba de Castro y Coruña del Conde, responde a una meditada decisión. Bajo la ciudad se encontraba una gran reserva de agua, lo que hay se conoce como Cueva Román. Este recurso natural es entendido como una verdadera infraestructura urbana. En su interior se aprecian los trabajos realizados para su aprovechamiento, así como inscripciones y figuras. La ciudad obtenía la mayor parte del agua que consumía de este subsuelo, mediante pozos que alcanzan las lagunas.
Este aljibe no solo indica de dónde obtenían el agua en la Clunia romana. Cueva Román encierra en sus cavidades muchos secretos de la ciudad. En la campaña de este año, como adelanta José Luis Villarroel, catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Zaragoza y coordinador del equipo de trabajo en Clunia, la prioridad la tiene la elaboración del proyecto de digitalización del santuario de la cueva. Además, por primera vez, se va a empezar con la exploración subacuática de una zona inundada «bastante grande» con una cámara sumergible para intentar descubrir posibles continuaciones de la cueva.

En el empeño por encontrar nuevas cavidades, se van a explorar todos los huecos del entorno del cerro de Clunia. «Aquí hay cavidades que están en cuevas ciegas. Bajaremos a una sima que se denomina La Torca, intentando forzar algún paso nuevo», explica Villarroel. Igualmente, se va a concluir con la localización de los pozos de la Cueva Román. Quedan tres por localizar de una veintena que tiene la cueva. Además, se señalan cada uno en el exterior y se indica por dónde va la cueva para que los arqueólogos reconstruyan cómo era la estructura de la ciudad en función del aljibe.
La digitalización es la prioridad. El equipo del Grupo de Tecnologías en Entornos hostiles del Instituto de Investigación de Ingeniería de Aragón de la Universidad de Zaragoza está realizando el modelo digital de la cueva, un trabajo que puede llevar años por las dimensiones de la cueva. «Así los investigadores pueden conocer las coordenadas de cada punto de la cueva», apunta Villarroel.
Igualmente, se está preparando el escaneo de cada una de las figuras de barro e inscripciones que se han encontrado en la cueva para que los investigadores puedan usar las réplicas. Una cosa muy importante de esta cueva y que domina los trabajos es su fragilidad. «Todo lo que hay ahí es barro y puede estropearse en cualquier momento. Es una cueva con una evolución muy rápida y está asegurado que desaparecerá, no sabemos si en una década o en varios siglos», explica este catedrático. Por esta razón, quieren rescatar digitalmente todo lo que hay dentro para que los investigadores tengan a mano toda esa información sin necesidad de bajar a la cueva, para lo que se necesita ser un espeleólogo experimentado.

Villarroel reconoce que para esta campaña, que comenzará en julio, se habían planteado establecer un pliego de condiciones de lo que debería ser el proceso de digitalización.
La monitorización de la cueva es otra de las líneas en las que se trabaja, ya que una alteración podría suponer una degradación de todo o que hay dentro. Igualmente, se estudia la dinámica del agua del interior de la cueva. Los romanos la utilizaban como aljibe pero la cueva solo se llena con agua de lluvia, por lo que se estudian los niveles para saber qué cantidad de agua podían extraer los romanos. Como señala el coordinador del equipo, la cueva está sujeta a grandes estiajes.

Lo que Cueva Román nos cuenta

Cueva Román está practicamente conocida en su totalidad por el interior, lo interesante es descifrar lo que la cueva puede contar sobre los habitantes de la ciudad que se encontraba sobre ella. Villarroel explica que en Clunia ocurrió un «episodio raro». Cuando se construyó el teatro parece ser que la terma más grande dejó de utilizarse, con solo 40 años de vida, y el teatro entró en decadencia. «Esto puede estar relacionado con la bajada del agua de la cueva, lo que hizo que las termas se cerraran. Es algo que estamos investigando», explica Villarroel.
Cueva Román es el elemento diferenciador de Clunia con respecto a otras ciudades romanas. Es el aljibe que está justo debajo y Villarroel asegura que «casos como este existen pocos. Es una peculiaridad que merece ser estudiada. Se trata de un aljible natural que los romanos modificaron a voluntad para poder extraer el agua en condiciones».

La cueva natural la modificaron los romanos de varias maneras, por un lado hicieron canales en su interior y, por otro, hicieron pozos desde el exterior hasta la cueva para extraer el agua. «Desde el punto de vista de suministro de agua a la ciudad es un elemento diferenciador que merece ser estudiado», apunta el coordinador del equipo.

Restos arqueológicos 'intactos'

La importancia de Cueva Román, además de residir en lo que significa, también se encuentra en lo que alberga. Dentro de ella se hallaron restos arqueológicos singulares y en muy buen estado de conservación. La cueva tiene unas condiciones de humedad del cien por cien y una temperatura sobre los 12º durante todo el año.
En Cueva Román, en la zona conocida como Santuario, se han descubierto gran cantidad de inscripciones, figuras de barro, dibujos hechos con el dedo y está plaga de huellas, elementos conservados desde hace 2.000 años sin apenas modificaciones. Lo que ha dado mucho trabajo a los arqueólogos y ofrece mucha información sobre cómo pensaban los romanos y eran sus costumbres. Este material es el que será escaneado para preservarlo digitalmente.
Otra de las peculiaridades de Cueva Román en cuanto a información se encuentra en los pozos. En un determinado momento, todos los pozos de la cueva los cegaron, entorno al siglo V o VI. Echaron por la boca del pozo gran cantidad de materiales de la ciudad, por lo que cada uno es como un almacén de restos arqueológicos muy interesantes. Se han hallado esqueletos de animales y personas, cubos, antorchas y «están como si no hubiese pasado el tiempo», apunta Villarroel.

-Villlasur sacará a la luz restos de la muralla medieval.

Enlace:https://www.diariodeburgos.es/


La muralla de Villasur está parcialmente conservada en su sector norte, pero se desconoce la mayor parte de su trazado. Los trabajos de excavación e investigación pretenden sacar a la luz algunos tramos del recinto parcialmente ocultos, además de poder obtener pruebas sobre el trazado en el resto de su perímetro. La idea es conocer en profundidad este referente histórico de la villa, recuperar  la muralla en los tamos donde parece estar insinuada, difundirlo y ponerlo en valor integrándose en la oferta turística actual de la localidad, un enclave paisajístico de gran valor y donde destacan los pantanos de Úzquiza y Arlanzón.

En cuanto a la excavación, se centrará en varios tramos en la parte norte de la muralla, que suman  50 metros, en los que la muralla se insinúa en superficie. Esta zona se encuentra actualmente semioculta por la presencia de vegetación y  sedimentos que la enmascaran; inicialmente, es en esta zona donde se pretende desbrozar  y posteriormente excavar para tratar de sacar a la luz el lienzo de la muralla.
Metodológicamente se aplicará  el sistema de registro denominado Unidades Estratigráficas que permiten analizar de forma individualizada cada una de las ‘incidencias’ que configuran la secuencia de depósitos sedimentarios, estructuras o niveles de sedimentación natural. Al mismo tiempo se llevará a cabo un levantamiento topográfico  georeferenciado y un reportaje fotográfico del proceso de excavación. El material  arqueológico  que se encuentre será debidamente tratado (limpiado, restitución de formas, siglado, inventariado previo embalaje y depósito en el Museo de Burgos.

A excepción  del tramo norte, en el resto del perímetro se desconoce el trazado e, incluso, las noticias históricas al respecto son bastante ambiguas. Así, en el informe se ha marcado un trazado en base a una serie de estudios previos, pero  que carecen de la profundidad de lo que se pretende hacer en el proyecto ahora licitado. De tal manera que en todos aquellos tramos en los que únicamente se insinúa su trazado, se llevará a cabo un estudio geofísico con dispositivo del Georadar. Será fundamental observar si el hipotético trazado de las zonas  desaparecidas es correcto o no, y a partir de ello, llevar a cabo la prospección geomagnética.  Así, se  han previsto la realización de 5 sondeos arqueológicos en varios puntos coincidiendo con el posible trazado de la muralla.

Al no disponer de  referencias históricas concretas sobre la muralla, se desconoce si su carácter era defensivo o tributario en función del paso obligado del vadeo del Arlanzón y el desarrollo del camino tradicional de Pineda. Determinar esa función es también uno de los objetivos que persigue el proyecto de intervención arqueológica, impulsado por el Ayuntamiento de Villasur,  además de describir los restos donde parece encontrarse, conocer el trazado que tuvo y poner en valor social, mediante la señalización interpretativa y difusión, comunicación de los datos históricos y evidencias monumentales documentadas.

A su vez, se persigue, conocer el estado de conservación en la que está la muralla en todo el sector Norte; documentarla cronológicamente y establecer una secuencia temporal, datar la fecha de la construcción inicial y de los restos encontrados, así como conocer si pudo desmantelarse en el siglo XVIII por constreñimiento del caserío;conocer el trazado perimetral e identificar y documentar restos en el  subsuelo.

-Campos de concentración en Burgos.

Carlos Hernández publica la más completa obra sobre uno de los más cruentos sistemas represivos del franquismo. Por los cinco campos de concentración de la provincia pasaron miles de prisioneros

 

 Prisioneros en el campo de concentración de San Pedro Cardeña. - Foto: DB

El libro lo abre una cita escalofriante, atribuida a un prisionero de los campos de concentr
ación alicantinos de Los Almendros y Albatera: Pronto envidiaremos a los muertos. El periodista y escritor Carlos Hernández de Miguel ha firmado la que es, hasta la fecha, obra más completa sobre uno de los capítulos más siniestros de la dictadura: en Los campos de concentración de Franco. Sometimientos, torturas y muerte tras las alambradas (Ediciones B) su autor indaga con toda crudeza en la terrible realidad de aquel eficaz sistema represivo.En cerca de 300 campos, repartidos por toda la geografía española pasaron, según la investigación del autor, pasaron entre 700.000 y un millón de prisioneros.
«El número de víctimas supera con creces los 10.000 y el de indirectas es incalculable si tenemos en cuenta que los campos fueron lugar de tránsito para miles y miles de hombres y mujeres que acabarían frente a pelotones de fusilamiento o en cárceles que, especialmente en los primeros años de la dictadura, fueron verdaderos centros de exterminio. En los campos de concentración franquistas no hubo cámaras de gas, pero se practicó el exterminio y se explotó a los cautivos como trabajadores esclavos. En España no hubo un genocidio judío o gitano, pero sí hubo un verdadero holocausto ideológico, una solución final contra quienes pensaban de forma diferente».
De esos alrededor de 300 campos, cinco se ubicaron en la provincia de Burgos. Y no fueron unos recintos cualquiera: el de Miranda de Ebro fue uno de los más grandes y longevos (por sus alambradas llegaron a pasar más de 100.000 prisioneros entre 1937 y 1947); el que se ubicó en el monasterio de San Pedro de Cardeña se distinguió por acoger a brigadistas internacionales y porque sirvió de laboratorio para experimentos delirantes como el que dirigió el doctor Vallejo-Nágera, quien utilizó a los prisioneros como cobayas para sostener teorías como la de la existencia de un «gen rojo». Acerca de ambos campos (Miranda y Cardeña) ofrece Carlos Hernández de Miguel información suficiente para saber a carta cabal cuanto sucedió en ambos recintos. «Aparte de ser tratados como monos de feria y como moneda de cambio, los brigadistas fueron obligados a jugar un papel todavía más perverso. Antonio Vallejo-Nágera decidió utilizarlos como conejillos de Indias para intentar demostrar sus teorías supuestamente científicas (...) No hizo sino dar una justificación ‘científica’ al exterminio que ejecutaría el franquismo: Necesitamos emprender una denodada lucha higiénica contra los gérmenes morbosos que carcomen la raza hispana para conducirla a la más abyecta de las degeneraciones...).
A lo largo de la obra, su autor desmenuza la cotidianidad de cama campo. Y habla de las torturas cotidianas, del frío, del hambre... Respecto del campo de Miranda, recoge la experiencia de Félix Padín, superviviente de este centro: Era uno de esos días de invierno en que la temperatura se ponía unos cuantos grados por debajo de cero. Un compañero desesperado había intentado escapar, pero lo detuvieron. Por la tarde lo ataron por las manos al mástil de la bandera y lo dejaron así de noche. Nosotros no dormimos pensando en él y en el frío que estaría pasando. A la mañana siguiente nos levantaron para cantar junto a la bandera.El pobre hombre había muerto congelado y su cuerpo estaba rígido, sujeto al palo, en una posición como si estuviese un poco agachado. Habíamos entendido la lección y cantamos como si no pasara nada...
Los campos de concentración de Franco también abunda en el de Aranda, que fue de larga duración. Ubicado en la estación de tren y en el terreno anexo, fue ampliado y llegó a tener capacidad para 4.000 prisioneros. Operó entre julio de 1937 y noviembre de 1939. También de larga duración fue el de Lerma, que se ubicó en el Palacio Ducal y en la Granja del Carmen. Aunque no en exclusiva, estuvo destinado principalmente a prisioneros considerados ‘inútiles’.Siendo su capacidad máxima de 500 hombres, llegó a doblar esa cifra. Operó entre julio de 1937 y noviembre de 1939. Por último, recoge la existencia en Burgos capital de un campo estable pero de ubicación desconocida. Señala el autor del libro que fue un recinto con más de 600 prisioneros que estaban a  disposición de la Jefatura de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros y que operó, al menos, entre marzo de 1939 y febrero de 1940.