domingo, 18 de abril de 2010

-"La cúpula del mundo" novela histórica que recrea la fascinante historia de la princesa Kristina de noruega,enterrada en Covarrubias.

Cuando en 1958 se abrió el sarcófago de la princesa Kristina no sólo aparecieron sorprendentemente bien conservados sus restos; junto al esqueleto, y perfectamente legible, se halló también un pergamino con un poema escrito en castellano y varias recetas médicas para el mal de oídos. Durante una visita a Covarrubias el escritor Jesús Maeso de la Torre conoció éstos y otros detalles en torno a la figura, durante siglos olvidada, de la soberana nórdica enterrada en aquel insólito rincón de Castilla. Y supo que estaba ante una gran historia. El resultado es La cúpula del mundo, obra galardonada con el II Premio Caja Granada de novela histórica y que ha llegado a las librerías de la mano de la editorial Grijalbo.

«La aventura de Kristina de Noruega, su paso por España y su enterramiento final en Covarrubias es como un cuento de hadas, una historia mágica, sobrenatural, maravillosa», ha explicado a este periódico el autor, que se encuentran en plena promoción del libro. Maeso ha compuesto una obra ambiciosa, magníficamente documentada y escrita con gran pulso narrativo. La historia gira alrededor del amor imposible de la princesa con el médico personal del rey Alfonso X, pero es a la vez un fantástico retrato de la Europa del siglo XIII y de las ambiciones del monarca castellano, llamado a ser el líder espiritual e intelectual del mundo.

Autor de una decena de novelas históricas, Maeso habla con fascinación de Kristina: «Era una mujer hermosa y muy culta, que hablaba latín y francés perfectamente, y que llegó a una corte casi prerrenacentista procedente de otra mucho más salvaje. He tratado de describir el impacto que tuvo que sentir al abandonar el país de la bruma, los fiordos, la noche eterna por un Castilla gobernada por un hombre cultísimo, ‘el asom bro del mundo’, como se le definió en París». El autor de La cúpula del mundo también sostiene la teoría de que Alfonso X había pensado en Kristina no tanto para desposarla con uno de sus hermanos (como al final sucedió, puesto que casó con el príncipe Felipe) como con él mismo, ya que su esposa, Violante de Aragón, no le había dado un hijo varón, hecho que se produjo, casualmente, cuando la noruega llegó a Castilla.
Con todo, Maeso cree que Kristina fue feliz en Castilla. «Fue el centro de todos los trovadores y juglares de la corte, y no creo que muriera de melancolía, sino de algún mal posiblemente relacionado con el oído. Fue muy llorada.

Aunque el hilo conductor de toda la novela es la pasión amorosa del médico real y la princesa, la clave de la novela es la llamada ‘Cupula Mundi’, la Cúpula del Mundo, «que para gloria y orgullo de los españoles fue Alfonso X de Castilla, que no fue un monarca medieval al uso. Era poeta, alquimista, músico, ajedrecista... La Universidad de París, que era como puede ser ahora la Unesco, le denominó ‘estupor mundis’».
El novelista señala que la Cúpula del Mundo es un hecho histórico. Se trataba de una idea medieval, muy presente en el mundo germánico, que anunciaba la llegada del Gran Monarca que llevaría una edad dorada a toda la humanidad. Filósofos y sabios de las tres religiones creían firmemente en ello. «Esa hermandad secreta eligió a Alfonso X; y como era un mundo muy espiritual, con connotaciones mágicas, milagrosas y sobrenaturales se creyó firmemente que podía ser ese guía para la humanidad, de ahí que se postulara para convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano».

Esa Cúpula del Mundo, explica el escritor, nació en Castell del Monte, en Sicilia, y estaba integrada por Federico II, San Francisco de Asís, así como priores del Temple y otros grandes prebostes de la Cristiandad. «Era la élite intelectual y espiritual de la época, y fue la que eligió a Alfonso como el Rex Mundi, el que merecía ser monarca de las tres religiones para extirpar todos los males de la humanidad. Evidentemente, esa alianza de civilizaciones era, como lo es todavía, imposible, por cuanto los musulmanes siguen siendo inmovilistas».

Jesús Maeso reconoce haberse asombrado por el inmenso prestigio que tenía en la Cristiandad la Corona de Castilla. «Era el reino admirado. Por eso el Papa se opuso a que Alfonso fuera coronado emperador, porque su poder hubiera sido omnímodo». No en vano, finalmente el sabio monarca no se sentó en el trono romano germánico después de verse envuelto en complejas conspiraciones políticas y religosas. Ni tan siquiera pudo cumplir el deseo de que su corazón descansara en Tierra Santa, en Jerusalén. Lo hace en la catedral de Murcia, mientras que su cuerpo fue inhumado en la Capilla de los Reyes de la catedral de Sevilla.

Jesús Maeso de la Torre convierte en oro todo lo que escribe. Desde su debut en 2001 con La piedra del destino, todas sus novelas se cuentan por éxitos editoriales muy bien acogidos por el público. Otras de sus obras son Al-Gazal, el viajero de los dos orientes, El papa Luna, Tartessos, El auriga Hispania, la profecía del Corán, El sello del algebrista y El lazo púrupura de Jerusalén.
Nacido en Úbeda (Jaén) en 1949, Jesús Maeso de la Torre reside en la ciudad de Cádiz, donde trabaja como asesor cultural de la Junta de Andalucía y colabora con diversas publicaciones culturales.    

lunes, 12 de abril de 2010

-Cortometraje homenajea los lugares de rodaje de "El bueno, el feo y el malo", rodada casi íntegramente en Burgos.

Después de los fastos por el 40 aniversario del rodaje de la mítica película de Sergio Leones ‘El bueno, el feo y el malo’, un documental homenajea ahora los lugares de rodaje de la película, que se llevó a cabo casi íntegramente en Burgos, en la comarca de Salas de los Infantes. Con la apasionante música de Ennio Morricone de fondo, intercalando pasajes de la cinta, se ofrece el actual estado de estas localizaciones, a la vez que se superponen con las imágenes de éstas cuando se rodó el filme.

Puede verse a través de esta dirección de internet: http://www.youtube.com/watch?v=yjDBUL_zhqs


La película protagonizada por Clint Eastwood (Joe, el rubio), Eli Wallach, (Tuco) y Lee Van Cleef (Sentencia) exhibe sus escenas esenciales en parajes burgaleses. Así, los interiores de la llamada Misión de San Antonio se tomaron entre las ruinas de la abadía de San Pedro de Arlanza. Este lugar era un hospital militar en la zona confederada donde los frailes franciscanos atendían a los heridos. Allí acuden Rubio y Tuco a recuperarse de las quemaduras que habían sufrido en el desierto.
El campo de concentración de Betterville se escenificó en la zona de Carazo; se construyó con barracones militares, una empalizada con torres de vigilancia y fosos que aún hoy son visibles. Representaba el campamento nordista de prisioneros en Texas. Decenas de habitantes del valle del Arlanza participaron para esta escena como extras de la zona.

La Batalla del puente de Lagstone es una de las más memorables escenas. Se grabó entre Hortigüela y San Pedro de Arlanza sobre el río del mismo nombre. Se construyeron trincheras a ambos lados del río, sobre el que se levantó un puente de madera con pilares de. Llegó a represarse el Arlanza para aumentar el caudal con el fin de que pareciera el Río Grande, empleándose armamento real. En su rodaje tomaron parte alrededor de 1.500 extras entre militares del Ejército de Burgos y gentes de la zona. El Cementerio de Sad Hill, entre Contreras y Santo Domingo de Silos se erigió el cementerio de Sad Hill, uno de los sets más conocidos de la película.

Fuente: www.diariodeburgos.es

sábado, 10 de abril de 2010

-Antiguas vías que pasaban por Burgos.


El camino romano a su paso por Burgos, que llega desde el Alto de Rodilla hasta la capital, atravesando los términos de Briviesca, Hurones o Villayerno Morquillas, entre otros, estuvo en uso hasta hace poco más de 250 años. Una plataforma abandonada, conocida como Camino Real, que, como muchas otras, queda al descubierto oficialmente gracias a un estudio puesto en marcha por la Junta de Castilla y León y en el que colabora la Universidad de Burgos. El objetivo, identificar estas rutas a su paso por la región. Un informe exhaustivo que ha permitido sacar a la luz cerca de 2.000 kilómetros de vías romanas en toda la Comunidad y realizar casi 200 cortes.

Se trata de una iniciativa «pionera» en el mundo que permite sacar a la luz estos restos que quedan en el saber de la ciencia, explica el director de este estudio, Isaac Moreno. Este ingeniero técnico de Obras Públicas insiste, sin embargo, en que ahora que se ha finalizado la realización de los cortes en Burgos y se está en camino de hacerlo en provincias como León y Zamora con el objetivo de presentar el estudio en 2011, es «fundamental» la implicación de las entidades locales en las que se sitúan estos cortes, un gran número de ellos en buen estado de conservación.

Para Moreno, el Gobierno regional «suficiente ha hecho» con identificar estas vías por las que discurrieron nuestros antepasados y ahora es el momento de que sean los propios ciudadanos quienes apuesten por poner en valor estas riquezas patrimoniales, a través de paneles promocionales y su adecuación como rutas para los peregrinos. En este sentido, recuerda que esta vía romana a su paso por la capital coincide con un antiguo Camino de Santiago. Es la denominada Vía de Aquitania, que viene desde Vitoria por Briviesca y el Alto de Rodilla hasta llegar a la capital por un antiguo camino de peregrinación. «Merece la pena tener bien conservado esto en un futuro. Los pueblos tienen aquí un patrimonio incalculable que ahora depende de ellos», sentencia, y apunta que la mitad de los cortes de la región serán tapados después de la realización de los estudios.

Sin embargo, pese a que ahora se está poniendo en valor esos vestigios, no siempre ha sido así, por lo que Moreno subraya que en la capital burgalesa, las nuevas construcciones han supuesto todo «un desastre». Zonas como la Barriada Illera, Pozanos, el G-3 o el S-4 albergaban en un pasado estos caminos que convertían a lo que más tarde sería Burgos, en un lugar de paso. «La ciudad más importante de los alrededores estaba en el Alto de Rodilla (Tritivm Avtrigonvm) y la siguiente era Tardajos (Deobrigvla). Entre ambas no se conoce que hubiera una población importante, ya que se trataba simplemente de un lugar frío e inhóspito», remarca.
Esta ruta, bajo el nombre de la Vía de Italia-Hispania según un documento del siglo XIII, ofrece cortes seccionados arqueologicamente en los que se muestran todas las capas que componen el firme tal y como lo hicieran los romanos. No obstante, no fue descubierta hasta las puertas del siglo XXI, pese a que ésta, como otras, «son la columna vertebral del país entero y sobre ellas se ha construido la historia del territorio», apostilla este ingeniero.
Es por ello que insta a la conservación de estos lugares emblemáticos que se utilizaron como vías comerciales y acogieron incluso el paso de los moros.

En concreto, en el término municipal de Burgos capital, el concejal de Fomento del Ayuntamiento, Javier Lacalle, explica que la señalización de esta vía a su paso por la ciudad a la altura del S-27, de la que ya se hablara en 2006 y que se sumaría a «la riqueza patrimonial gótica y románica de la capital», corre a cargo de la iniciativa privada. Tal y como está registrado en el Plan General de Ordenación Urbana, la señalización se desarrollará cuando lo haga todo el sector ubicado junto a la estación de trenes Rosa de Lima.    

Fuente: diariodeburgos.es

martes, 6 de abril de 2010

-Restos fósiles de hace 12 millones de años en la ronda norte.

Hace 12 millones de años, durante el Mioceno, el páramo burgalés se parecía a la sabana africana. Amparados en un clima subtropical, con abundante vegetación, ríos y zonas encharcadas, especies de animales inimaginables hoy en día campaban a sus anchas sin la molesta presencia de los homínidos, a los que todavía nos quedaban unos cuantos cientos de siglos para conquistar estas tierras.
En esa época, siglo arriba, siglo abajo, murió un ejemplar de pequeño rinoceronte. Con el paso del tiempo su cuerpo quedó sepultado por toneladas de tierra y acabó fosilizado hasta que una enorme excavadora mordisqueó un pedazo del cerro de El Grajo y sacó a la luz su existencia.
Las obras de la ronda norte ejecutadas entre Villímar y Villatoro han permitido recuperar, reconstruir y conservar dos ejemplares de rinoceronte y tortuga datados con una antigüedad de 12,6 millones de años y que, en el primero de los casos, se trata de un caso único hallado en territorio burgalés. Así lo explica Jesús María Preciado, de la Asociación Geocientífica de Burgos, quien hace casi tres años vio un filón (y nunca mejor dicho) en los taludes ejecutados para la construcción del desvío del ferrocarril y la circunvalación de la capital.
Esos cortes en la montaña permitían observar la evolución del terreno durante millones de años, lo mismo que ocurrió en Atapuerca con la excavación realizada para construir el ferrocarril minero. Como un libro de geología abierto ante los ojos de quien quisiera contemplarlo, mostraban las arenas fluviales del valle del Arlanzón con estratificaciones cruzadas e intercalaciones de areniscas consolidadas.
Semejante oportunidad tenía que ser aprovechada por un geólogo inquieto como Preciado, que una tarde se fue a pasear por allí con su hijo Jesús y el amigo de este último, Juan. Con solo 13 años ambos fueron piezas clave en el descubrimiento no solo de los restos de los dos animales sino también de árboles fósiles que se habían pasado los milenios aguardando pacientemente en posición vertical.
Aquello ocurrió en el otoño de 2007 y hubo que esperar unos meses para iniciar la recogida y reconstrucción de los restos. Un equipo de alumnos de cuarto curso de la ESO del Instituto Cardenal López de Mendoza, coordinados por profesores del departamento de Biología, trabajaron durante los meses siguientes para organizar las alrededor de 280 piezas encontradas y formar con ellas el puzzle de un gran caparazón.
El ‘animalito’ tendría entre 110 y 120 centímetros de longitud, una anchura de entre 80 y 90 y una altura cercana a los 70 centímetros, y ha sido identificado como una hembra de Cheirogaster bolivari, un tipo de tortuga que ya fue hallada en su día durante la construcción de la Autovía de Ronda entre la Plaza del Rey y el Nudo Landa. Buen ejemplar, sin duda, que convivía con una especie, el Alicornops simorrense, cuya localización ha servido para datar el resto de los fósiles hallados.
Este rinoceronte de pequeña talla, bajito, algo más grande que un cerdo ibérico y más pequeño que una vaca, retozaría en las ciénagas de aquella sabana burgalesa, saciando sus instintos herbívoros y absolutamente ajeno a los monstruos de motor rugiente que muchísimo tiempo después recorrerían en autovía sus dominios.

Fuente: H. Jimenez www.diariodeburgos.es