martes, 29 de noviembre de 2011

-Burgos en 1857. La foto más antigua de la ciudad.

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid acoge hasta el 22 de enero una exposición singular que ha revelado imágenes de España inéditas y desconocidas: la que proyectaron tres fotógrafos del siglo XIX: Joseph Carpentier, J. Andrieu y Ernest Lamy, y dos editores, Ferrier & Soulier y los hermanos Gaudin. ‘Una imagen de España. Fotógrafos estereoscopistas franceses (1856-1867)’ reúne 130 piezas, entre libros de viaje e imágenes, documentos sobre fotografía estereoscópica y una magnífica colección de este tipo de fotografías, así como las cámaras y visores correspondientes. En esa colección hay una fotografía de Burgos. De su plaza Mayor.
Fue tomada por los Gaudin en 1857. Capturada desde cierta altura, ofrece un aspecto reconocible del corazón de la capital castellana. La plaza está libre de arbolado; se observan algunos toldos junto a los soportales; el pedestal de la estatua de Carlos III acoge a algunos ociosos; el perfil de la Catedral se muestra imponente; a su derecha, el pelado cerro del castillo. Puede que a los burgaleses no les sorprenda en demasía la estampa; sin embargo, es posiblemente la más antigua que existe.
La muestra permite descubrir cómo, más que un mercado de venta, España fue en las décadas centrales del siglo XIX un yacimiento de imágenes que enriquecían el imaginario de los consumidores europeos. «La gestación de este patrimonio iconográfico y el fenómeno del voyage en Espagne, en su versión fotográfica, se produce en los primeros años de la década de 1850. Este primer ámbito contextualiza, por tanto, la producción de fotografía estereoscópica sobre España en el momento de máximo auge de la literatura de viajes, a la vez que presenta la obra de autores ‘clásicos’ como Charles Clifford o Jean Laurent, libros de viajes e imágenes que ilustran los recorridos y paradas consideradas obligatorias en la época», explican los comisarios de la exposición.
Así, la exposición es un mosaico de imágenes donde no están retratadas todas las urbes, sino «lo que juzgaron más emblemático o lo que era más accesible. Importa el mundo urbano, pero no están todas las ciudades; importa el monumentalismo, pero la mirada enfatiza el Medievo cristiano y el recuerdo de Al-Ándalus; importan los escenarios del poder político -palacios reales, palacio de las Cortes, ayuntamientos-, pero no se presta atención a los emblemas del poder económico y a los espacios de trabajo (...) Abundan las visiones globales de las ciudades, capaces de mostrar la realidad en una sola mirada o sucesivas, cuando se recurre a la composición de panoramas».

El visor estereoscópico. A partir de 1851 el visor estereoscópico cobró un auge increíble; aquella sensación de relieve que ofrecía provocó un éxito comercial sin precedentes. «Esta nueva manera de observar se adaptaba especialmente a la visión del paisaje y de las ciudades, en un momento en que la literatura de viajes vivía su máximo esplendor y España se consideraba un destino ineludible. Cuando la estereoscopia se incorpora a esta literatura, profundiza en una senda que ya había sido abierta. La novedad, más allá de la temática, radicaba en la mayor amplitud con la que se abordaba el tratamiento gráfico sobre el país por parte de los editores franceses. La fotografía estereoscópica sobre España fue realizada, fundamentalmente, por profesionales y empresas activas en el mercado parisino, acometiendo expediciones por cuenta propia, encargando colecciones a terceros o adquiriendo imágenes realizadas por fotógrafos «locales» residentes en el país. Entre 1856 y 1858 las expediciones realizadas o promovidas por Carpentier, Gaudin y Ferrier ponen en el mercado más de 500 imágenes de España; ya en la década de los sesenta, una nueva serie promovida por Ferrier y las colecciones de otros fotógrafos y editores, como Lamy y Andrieu, suponen otras 600 vistas más».
La exposición se divide en tres ámbitos temáticos que introducen al espectador en el contexto del viaje fotográfico, en los artificios y la explotación de la visión espacial y en la imagen de España difundida a través de la fotografía estereoscópica. ‘Una imagen de España. Fotógrafos estereoscopistas franceses (1856-1867)’.

lunes, 28 de noviembre de 2011

-Hallado en Treviño un asta de ciervo que formó parte de un pico minero en el Neolítico

La segunda campaña de excavaciones del yacimiento de Araico, situado en el sinclinal surpirenaico de Miranda-Treviño, sacó a la luz abundantes fragmentos de sílex de gran tamaño, además de algunos nódulos, así como fragmentos de mazas de ofita, utilizadas para romper rocas más blandas.
Sin embargo, el hallazgo más destacado fue el de un trozo de asta de ciervo, probablemente de parte de un pico minero, herramienta que se empleó a partir del Neolítico y que demostraría "que es una auténtica escombrera minera prehistórica", según afirmó el doctor Andoni Tarriño, geólogo responsable del Grupo de Materias Primas y Materiales Antrópicos y Arqueológicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).
El pasado fin de semana se dio por terminada la segunda edición de la campaña de excavaciones en este yacimiento excepcional de minas de sílex, que es de los pocos de sus características que existen en la Península Ibérica.
La unidad geológica donde se ubica este yacimiento, que dirige este geólogo del Cenieh junto con el arqueólogo Pedro José Lobo, de la Universidad del País Vasco, está compuesta por carbonatos miocenos originados en ambientes sedimentarios continentales (lacustres-palustres), esto es, en lagos y pantanos.
Todas las muestras recogidas durante las cuatro semanas que duró la campaña 2011 van a ser analizadas en los laboratorios del Cenieh y, tras los análisis pertinentes, se podrá conocer su antigüedad.

Fuente: http://www.elmundo.es

sábado, 26 de noviembre de 2011

-¿Una especie hermana de los neandertales?


Un estudio de los más de 500 dientes fósiles del yacimiento de la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca, publicado en la revista Journal of Human Evolution por científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, revela que los homínidos hayados en el yacimiento burgalés podrían ser una especie diferente pero próxima al Homo neanderthalensis.


El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha publicado un estudio detallado de los más de 500 dientes fósiles hallados en la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca. Este estudio revela que los homínidos hallados en este yacimiento burgalés podrían representar una especie "hermana" de los neandertales, aunque diferente a éstos.
El artículo Morphological description and comparison of the dental remains from Atapuerca-Sima de los Huesos site (Spain), liderado por los investigadores del CENIEH, María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro, publicado en la revista Journal of Human Evolution, afirma que a pesar de su antigüedad, en torno al medio millón de años, la morfología de los dientes de la Sima de los Huesos es completamente neandertal, incluso, como afirma  María Martinón Torres “más neandertal”, que la de algunas poblaciones clásicas de Homo neanderthalensis del Pleistoceno Superior.


Según José María Bermúdez de Castro, hasta ahora, la idea generalizada de la comunidad científica es que las poblaciones que habitaron Europa durante el Pleistoceno Medio, generalmente asignadas a la especie Homo heidelbergensis, eran antecesoras directas de Homo neanderthalensis, y que debido a las duras condiciones glaciares de Europa en este periodo, estos homínidos habrían evolucionado en aislamiento, acumulando de forma progresiva características típicamente neandertales a través de frecuentes cuellos de botella y extinciones locales.
En este esquema, acuñado técnicamente como “proceso de acreción”, las poblaciones más antiguas serían menos neandertales que las poblaciones más recientes. Sin embargo, el hecho de que una población tan antigua como la de la Sima de los Huesos presente morfologías tan neandertales obliga a considerar otros escenarios evolutivos. “Podría ser que la población de la Sima de los Huesos represente la madre de todos los neandertales y que por un cuello de botella, a  partir de este grupo, y no de otras poblaciones del Pleistoceno Medio, haya surgido la especie H. neanderthalensis”, señala Martinón Torres

El trabajo señala asimismo que otra posibilidad es que los homínidos de la Sima de los Huesos estén relacionados con los neandertales, pero representen en realidad un linaje diferente. Las condiciones de aislamiento climático habrían favorecido procesos como la deriva genética, provocando que los homínidos de Atapuerca hubiesen evolucionado hacia otro linaje cuya variabilidad morfológica no encaja con la de los demás especímenes del Pleistoceno Europeo.
Según el estudio, en el que también han participado los investigadores Aida Gómez Robles, Leyre Prado Simón y Juan Luis Arsuaga, cabe la posibilidad de que durante el Pleistoceno Medio en Europa, hubieran coexistido varios linajes humanos diferentes, lo que obligaría a redefinir la especie de H. heidelbergensis.

Fuente:www.agenciasinc.es

martes, 8 de noviembre de 2011

-El castillo de Arganzón en los documentos. Siglo VIII- XIII


La Arqueología de épocas históricas tiene la ventaja de poder contar con textos escritos que ayudan a complementar, revisar y contrastar los hallazgos arqueológicos con el conocimiento histórico que se puede sacar del estudio de las fuentes documentales. Aunque en numerosas ocasiones, uno y otro registro se complementan, en otras los datos registrados en uno contradicen lo que se extrae del otro. Esto no quiere decir que uno u otro sean mentira, si no que es necesaria una labor de crítica y estudio intenso que ayuden a explicar esta contradicción. Es, por tanto, muy importante contar con los dos tipos de registro, si es posible, a la hora de estudiar las sociedades del pasado, y estudiarlos de manera crítica.


Como no podía ser de otra manera, la Historia del Castillo de Arganzón es muy larga en el tiempo, abarcando diversas épocas y problemas históricos en los que el castillo fue un elemento más de unas sociedades tan complejas como la nuestra propia.
La primera referencia documental que tenemos del entorno del castillo en la Alta Edad Media se encuentra en una fuente árabe fechada en el año 801 en el que se relata una escaramuza contra las tropas de un árabe llamado Mu´awiyya: 

En ese (año) el emir al-Hakam, inmediatamente después de haber concluido la guerra con Sulayman, su tío paterno, envió tropas en una campaña contra la tierra del enemigo (ard al’adūw), que Dios la quiebre. Dio su mando a su hermano Mu’awiyya, hijo del emir Hišām, hijo del emir ˁAbd al-Ramān, que marchó directamente hacia el país (balad) de Al.ba y al-Qilāˁ. Sufrió su ejército un traspié en el desfiladero (faŷŷ) de Ar.g.n.sūn en el mes de ramadān de ese (año), donde perdió un grupo de principales.

La segunda de las fuentes en las que se hace referencia a Arganzón es el Cartulario de San Millán en el que se dice que en 871-872 se dona a San Vicente de Acosta la iglesia de “Sancta Maria de Foze de Arganzone”, cuya ubicación todavía es desconocida. 
Por último, en el año 1191 el rey Alfonso VIII concede un fuero a la nueva puebla de Arganzón, en la frontera entre los reinos de Castilla y Navarra.
Tendremos que esperar hasta el año 1199-1200 cuando, en la crónica latina de los reyes de Castilla se dice que: 

Entre tanto el rey de Castilla asedó Vitoria, y mientras duraba el asedio, adquirió todas las fortalezas vecinas, Treviño, Arganzón, Santa Cruz, Alchorroza, Vitoria la Vieja, Arlucea, la tierra que se llama Guipúzcoa, incluso San Sebastián, Marañón, San Vicente y algunas otras”.

Por lo que en estos momentos se encuentra, con seguridad, una “fortaleza”, aunque no podemos saber qué características tenía ni qué tipo de estructuras y edificios se encontraban en ella. Esta es una de las cuestiones principales que se buscan resolver con las actuales excavaciones.
 
Fuente:   http://proyectoarganzon.blogspot.com

sábado, 5 de noviembre de 2011

-Poblado medieval fortificado en La Puebla de Arganzón


En ocasiones los arqueólogos encuentran lo que buscan mientras que en otras las ruinas pueden hablar tan fuerte que delatan auténticos tesoros adormecidos por el paso del tiempo. Eso han descubierto los integrantes del equipo de arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV) en el corazón de la torre de La Concha ubicada en un promontorio de roca natural sobre el desfiladero que discurre junto al río Zadorra en La Puebla de Arganzón.
A la espera de los últimos estudios que han comenzado a efectuarse en el propio laboratorio de la UPV, es posible asegurar que existe una fase de ocupación muy antigua cuyo inicio (a falta de determinar la fecha exacta) podría ubicarse entre el siglo IX y el X. Los textos ya mostraban una iglesia en la zona y también reflejaban que durante el mes de Ramadam, el hermano del emir Al-Hakam con sus ejércitos llega a la zona de Álava (cuyos límites discurrían tanto por Vitoria, Vizcaya y el propio enclave burgalés) pero sale derrotado a manos de los cristianos en el desfiladero llamado por aquel entonces de Arganzum.

En Condado de Treviño ya se produjo el hallazgo de un castillo del siglo X, muy relevante pero, a diferencia de otros, no se trataba de una construcción en lo alto sino de una residencia señorial de gente poderosa que se reúne en un poblado y vive entorno a los nobles. «Ya sabíamos lo de Treviño y nos imaginábamos su valor arqueológico, pero lo de La Puebla de Arganzón fue una sorpresa completa», admite el director del proyecto y responsable del área de arqueología de la UPV, Juan Antonio Quirós.
A la espera de poder estudiar con detalle los materiales arqueológicos recuperados y realizar algunos análisis de laboratorio, se ha podido constatar que el lugar fue ocupado en la época alto medieval, que ya en plena edad media fue construida una primera torre y otro potente edificio que fueron desmantelados con posterioridad para construir la torre actualmente visible y su aljibe.
Se estima que sobre el año 1.000 se funda un verdadero centro de poder con una gran torre de más de tres metros, «y además aparece una casa señorial muy bien conservada y un poblado», especifica Quirós, al tiempo que relaciona la construcción con una familia probablemente laica vinculada a los condes alaveses más que a la monarquía navarra de la época. A finales del siglo XIII o a inicios del XIV, el poblado se abandona y se produce una transformación de todo el yacimiento, se desmonta la vieja torre y se levanta otra junto a una cisterna. Entrado el siglo XIV se construye el castillo que empieza a funcionar como una estructura de control del paso, hasta que nueve siglos más tarde, en el XIX, la torre fue ocupada durante las guerras carlistas.


En cualquier caso, se sabía que ese paso adquiría relevancia histórica aunque lo único con lo que se contaba era con una torre y los restos de una cisterna. Fue entonces cuando el equipo arqueológico decidió contactar con la Junta de Castilla y León para poder efectuar una intervención valorativa de las ruinas. Se llevaron a cabo una serie de trabajos previos como recorrer el territorio a pie o sobrevolar en varias ocasiones la torre para fotografiar su entorno y comprobar que, efectivamente, estaba dispuesta sobre una plataforma y que había un recinto o muralla relativamente grande.
Tras estas primeras apreciaciones, los arqueólogos emplearon el método LIDAR (Light Detection And Ranging). Técnica que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado; eso da la posibilidad de aclarar el panorama. Gracias al LIDAR se pudo hallar la cisterna, un profundo foso tallado en la roca, dos torres y una serie de irregularidades que corresponden a unos edificios. «A partir de este primer análisis, entendimos que se trataba de una estructura muy compleja y que era algo más grande e importante de lo que pensábamos inicialmente», destaca.
Durante seis semanas y media un total de ocho expertos en la materia efectuaron excavaciones, recogieron muestras y analizaron en unos cinco sectores de las ruinas. Quirós prefiere no hablar de castillo, porque como tal es apenas una parte de lo que se ha encontrado.
Las excavaciones se llevaron a cabo dentro de la torre, en el centro de la plataforma, en una segunda torre que demostró ser más antigua, en el poblado y en otros puntos de valoración más pequeños. «Si esto fuera así no solo se trataría del lugar fortificado más antiguo de todo el territorio de Treviño sino que, hasta el momento, de todo el entorno y no porque no los hubiera antes, puesto que hay registros tanto en municipio como Pancorbo o Lantarón o Miranda, lo que ocurre es que aún no hemos dado con ellas», describe.

Fuente:www.diariodeburgos.es






 fotos:   http://proyectoarganzon.blogspot.com