sábado, 10 de noviembre de 2007

-Monasterio de San Juan de Ortega.

El monasterio y el pueblo de San Juan de Ortega emergen a la historia en el segundo decenio del siglo XII, cuando el noble castellano Juan de Quintanaortuño, nacido en Quintanaortuño en 1080, decide retirarse a la soledad en la espesura de los Montes de Oca.


En años anteriores, Juan había colaborado con Santo Domingo de la Calzada en la construcción y reparación de puentes por la Rioja y había peregrinado a Tierra Santa, de donde regresó, en el año 1114, cargado de reliquias de santos y con la promesa de construir una capilla en honor de San Nicolás de Bari.


Atribuía a la intercesión de este santo el milagro de haber salvado el barco en el que viajaba de un hundimiento seguro en medio de una feroz tormenta. La capilla de San Nicolás representaría el comienzo de las obras de San Juan de Ortega. Debido al auge de las peregrinaciones, levantó junto a la capilla un pequeño albergue para los peregrinos. Muerto Juan de Quintanaortuño esta casa alcanzo una enorme fama en el Camino de Santiago, como lugar de custodia de sus reliquias.

El 24 de abril de 1138, el Papa Inocencio II tomó bajo su protección el nuevo monasterio, regido por canónigos regulares que vivían bajo la Regla de San Agustín. Años más tarde, el 27 de julio de 1170 Alfonso VIII lo donó a la catedral de Burgos, que se convirtió en propietaria del monasterio. Tras años de litigios entre el cenobio y la catedral, en 1222 llegaron ambas partes a un acuerdo sobre la jurisdicción del obispo en los asuntos del monasterio.
La comunidad religiosa de Canónigos Regulares de la orden de San Agustín, entró en decadencia en el siglo XV, siendo sustituida por la orden de los Jerónimos, que permanecieron en el mismo hasta la desamortización de Mendizábal.
Tomaron posesión del monasterio en marzo de 1432. Al año siguiente, San Juan de Ortega se erigió como monasterio jerónimo independiente, hecho confirmado por Eugenio IV el 27 de junio de 1441. Se inició entonces una etapa de prosperidad, favorecida especialmente por el mecenazgo de Pablo de Santamaría y su hijo Alonso de Cartagena (obispos de Burgos), y el de Juan de Ortega, provisor de Villafranca y futuro obispo de Almería. En los siglos posteriores, el monasterio también recibió la ayuda de importantes familias nobiliarias (Rojas y Avellaneda, entre otras).
Tras la desamortización de 1835 fue vendido. Se inició así la ruina del conjunto. En 1931 fue declarado monumento nacional y, en 1962, el cabildo metropolitano de Burgos asumió el patronato del monasterio. Comenzó a partir de entonces su restauración.

La iglesia de San Juan de Ortega es sustancialmente un templo románico. Construido en el último tercio del siglo XII hasta el crucero, fue ampliado, a mediados del XV, con un tramo de naves.
En el ábside septentrional se representan las escenas de la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento y el Anuncio a los pastores. Sobre él tiene lugar el famoso “Milagro de la luz”, que sucede en los equinoccios, 21 de marzo y 22 de septiembre, cuando un rayo de sol poniente penetra por una ventana e incide directamente en el mismo, iluminando durante unos cinco minutos las escenas esculpidas.
En el centro de la iglesia se encuentra un baldaquino, bajo el cual está la cripta que desde 1966 contiene el sarcófago con los restos de San Juan de Ortega. El baldaquino es una obra realizada en el siglo XV por iniciativa de los Fernández de Velasco.
El “Claustrillo”, como se llama al claustro menor del conjunto monástico, es un pequeño patio porticado de finales del siglo XV o principios del XVI, que funciona hoy en día como albergue de peregrinos.

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