Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana
(Cenieh) y de la Universidad del País Vasco mueven Roma con Santiago
para intentar paralizar la puesta en marcha de los parques eólicos
Castilletes I y II en el Monte de Araico, en Treviño. Es una instalación
eólica de seis aerogeneradores que se ubican en un área que se ha
definido, según los primeros estudios realizados por ambas
instituciones, como la segunda mina prehistórica más antigua de Europa.
«Se trata de un yacimiento que se sale de los parámetros habituales pero
por su rareza y contribución a la Prehistoria debería intentar
conservarse», asegura el científico del Cenieh, Andoni Tarriño. Un asta
de ciervo y un resto de madera carbonizada han puesto fecha a esta mina:
6.000 años de antigüedad. Es un espacio neolítico similar al de Casa
Montero en Madrid que en 2003 obligó a parar y replantear las obras de
la M-40. Los científicos ya han presentado las alegaciones pertinentes a
la instalación de estas 12 torres, dos de ellas previstas en el mismo
espacio donde se ha realizado el sondeo arqueológico. Al mismo tiempo se
tramita la solicitud de declaración de Bien de Interés Cultural (BIC)
porque, a pesar de contar con evidencias de presencia prehistórica en la
zona desde los años 50, no figura como terreno de valor arqueológico.
Los
estudios científicos aún están en ciernes. En otoño del año pasado se
realizó una prospección arqueológica de cuatro metros cuadrados de
superficie y presenta cuatro metros de profundidad. Por el momento el
equipo ha alcanzado los 2,5 metros en un espacio donde se han extraído
3.000 piezas entre ellas percutores, picos y cuñas dedicados a la
extracción minera que en la zona se hace desde el Neolítico, y otras
piezas más comunes en contextos prehistóricos como raederas, raspadores o
denticulados.
El trabajo de los científicos es contrarreloj para
determinar fehacientemente estos indicios de la mina más antigua de
España. «Aquello es descomunal, es todo muy sutil porque está en zanjas
que con el tiempo se ha enmascarado con la erosión y la montaña pero
cuando te detienes a analizarlo ves los agujeros y las zanjas y te das
cuenta de lo que es», apunta. Afirma que la presencia de sílex es
«descomunal, hay por todas partes». Se trata de un área que Tarriño ya
inspeccionó hace 20 años. Especialista en determinar la procedencia
geológica de las herramientas de piedra que aparecen en los yacimientos
prehistóricos, sabía de la existencia de sílex en diferentes áreas
procedentes de Treviño aunque no se había identificado el punto de
origen. Las caraterísticas de la composición del sílex del Monte de
Araico evidencian que es éste. Un tipo de roca que los prehistóricos
desperdigaron por diferentes yacimientos separados entre Asturias y el
suroeste de Francia. Entre los usuarios de este material de Treviño, los
hombres que vivieron en las Cuevas de Altamira. «Miles y miles de años
usándolo, pasa el tiempo y cuando caemos en la cuenta de lo que es
vienen a instalar estos aerogeneradores...» se lamenta Tarriño.
Fuente: Marta Casado www.elcorreodeburgos.com
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