viernes, 8 de febrero de 2008

-Avance repoblador en el siglo IX.



En el año 852, Abd Al-Rahman II envía su última aceifa contra la tierra llamada “de los Castillos”, ya que ese año moriría, dejando el califato en manos de su hijo Muhammad. Por otra parte, en el territorio cristiano Ordoño I sucedería a partir del año 850 a su padre Ramiro I, iniciando una verdadera recuperación de las tierras llanas de la meseta. Sin embargo, Musa Ibn Musa, gobernador de Tudela, comandaría nuevas incursiones en tierras castellanas en los años 855 y 859.
Por lo tanto, en tiempos de Ordoño I, la repoblación avanza firmemente hacia el sur. En ciudades como Amaya Patricia se nos cuenta que; “se las rodeó de muro, les puso altas puertas y las llenó de gente, en parte de las suyas, en parte de las llegadas del sur”.



En ese momento, el frente de repoblación se extendía desde Tuy hasta Amaya. En el año 860, el rey Ordoño I encomienda la repoblación de Amaya al conde Rodrigo. Es la primera vez que en los escritos castellanos encontramos la figura de un conde en territorio castellano. En ese siglo IX, el reino astur del que formaba parte Castilla, estaba dividido en sus formas de gobierno y administración en distritos territoriales llamados “comías” o “mandationes”, gobernadas por los llamados “imperante” o “mandante”. La administración central, donde residía el rey, era el “palatium”. A los nobles más destacados se les distinguía por el rey con el título de conde, que podía ejercer sus funciones en la corte o en los diversos territorios.



Es precisamente contra el conde castellano Rodrigo, cuando en el 865 se envía un fuerte contingente musulmán contra su territorio, produciéndose la famosa batalla de la Morcuera , dirigida contra las tierras del conde Rodrigo. Posiblemente el lugar donde sucedió esta batalla fuera cerca de Bujedo, entre las tierras de Burgos y La Rioja.
No se sabe nada del origen familiar del conde Rodrigo, sin embargo sí que era alguien muy cercano a la familia real. Su dominio territorial abarcaba desde Amaya y el río Pisuerga hasta la frontera con el reino de Pamplona.



A la muerte del rey Ordoño I, después de dieciséis años de reinado, le sucedió su hijo Alfonso, que contaba en esa época apenas 18 años. Este fue destronado por el conde Fruela de Galicia. Alfonso busca refugio en Castilla y encuentra el apoyo del conde Rodrigo, quien en 866 avanza hacia la capital asturiana para reponer en el trono al Alfonso III. Aprovechando estas disputas internas en el reino cristiano, un nuevo ejército musulmán penetró por el este en territorio cristiano, arrasando y reduciendo a las gentes a una situación lamentable, sin ofrecer apenas resistencia. Se cree que esa incursión tuvo lugar por el valle de Mena.



En el 867 se producirá la última aceifa del emir Muhammad contra los cristianos, ya que durante los siguientes catorce años, las divisiones internas y las sublevaciones en territorio de Al Andalus permitirán un cierto periodo de paz para unos territorios asolados por el hambre y por la guerra.
Este periodo de escasez y de paz en el reino asturiano propiciará un nuevo avance repoblador sobre las tierras desérticas del sur. En 882 se reconstruye el castillo de Castrogeriz a cargo de Munio Nuñez, y en 884, por orden del rey Alfonso, se fundan Ubierna y Burgos a cargo de Diego Rodríguez. Asimismo se atestigua la fundación de Cardeña en el año 899. De esta manera, antes del año 900 queda asegurada y fortificada toda la línea del Duero hasta su confluencia con el Pisuerga, transformando y robusteciendo el baluarte montañoso de resistencia frente a los árabes.

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