lunes, 4 de febrero de 2008

-Alfonso II



A Alfonso II le tocó vivir uno de los reinados más complicados de la incipiente resistencia cristiana en la península. Pese a las dificultades, tuvo tiempo de embellecer Oviedo para convertirla en sede regia, abrirse a la influencia carolingia, repoblar Castilla, León y Galicia y, especialmente, alumbrar el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en la diócesis de Iria Flavia, para lo que mandó construir la primera basílica jacobea. Fue el artífice de la verdadera consolidación y organización del nuevo reino leonés, el que vertebró sus instituciones y quiso reinstaurar y ser continuador del antiguo "orden godo".

Alfonso nació en el año 762 en Ovetao, la actual Oviedo, y era hijo de Fruela II y Munia, prisionera vascona, formando parte del linaje de Alfonso I. Fue rey de Asturias entre los años 791 a 842. Apodado ‘El Casto’, la crónica Sebastianense dice que murió “tras haber llevado por 52 años casta, sobria, inmaculada, piadosa y gloriosamente el gobierno del reino”.

Fue nombrado rey de Asturias tras la muerte del rey Silo gracias a la mediación de Adosinda, la reina viuda. Sin embargo, la juventud del monarca motivó que un grupo de nobles encabezado por Mauregato se hiciera con el poder, teniendo que refugiarse el joven Alfonso en las tierras alavesas de su madre.
Mauregato reina hasta el año 789, y a su muerte le sustituye Bermudo I, que apenas dura dos años en el poder. Tras su derrota ante los musulmanes en Burbia, en el 791, abdica en Alfonso, que es ungido monarca según el rito visigodo el 14 de septiembre del mismo año. Una de sus primeras decisiones es la de trasladar la sede regia a Oviedo.

Las dificultades llegaron pronto procedentes del sur, diversos ataques cordobeses saqueaban la zona de Alava y el corazón del reino asturiano, llegando hasta la capital, Oviedo. Para evitar estos continuos ataques, el rey asturiano inicia estrechos contactos diplomáticos con los reyes de Pamplona y con Carlomagno, pues hay constancia de que tres delegaciones asturianas viajaron a la corte de los francos en los años 796, 797 y 798. El contacto con la corte carolingia motiva la llegada al reino asturiano de influencias culturales, religiosas y políticas.

A partir de ese momento, el reino conoce tiempos de expansión. Alfonso II impulsa las artes, especialmente la arquitectura gracias al arquitecto Theoda (Tioda), reconocido urbanista medieval cuya firma autógrafa figura en el Testamento del rey. Edifica, entre otras, la iglesia prerrománica de Santullano y la Cámara Santa y manda construir la Cruz de los Ángeles, símbolo de la ciudad de Oviedo.
La situación interna del reinado de Alfonso II tuvo un momento de gravedad, entre los años 801 y 808, cuando el rey fue obligado a retirarse al monasterio de Ablaña ante la presión de un grupo nobiliario. Recuperó el reino gracias a la intervención de un grupo de “fideles regis” dirigido por Teuda, un noble visigodo, poniendo en marcha desde ese momento una importante labor de reorganización del reino, vinculándose a la herencia visigoda para reforzar el poder real.

Su política territorial se centró en la repoblación de los territorios que más adelante darían lugar al condado de Castilla. Fundó monasterios como el de Taranco, en el valle de Mena, y repobló el valle de Valpuesta, donde el obispo Juan estableció una diócesis. Sin embargo, Alfonso tuvo que dedicarse a contener los ataques de Hisham I, que en el año 795 volvió a ocupar la ciudad de Oviedo. Los musulmanes se dedicaron a lanzar razzias periódicas sobre las tierras recién repobladas, especialmente en Álava, la futura Castilla y Galicia, para garantizar su sometimiento, pero afortunadamente para Alfonso, las revueltas internas que tuvieron lugar en Al-Andalus y la presión franca en los pirineos, obligaron a los dirigentes musulmanes a distribuir sus esfuerzos. Esto permitió a Alfonso reorganizar sus dominios y presentar una resistencia formidable, que cristalizaría en victorias como la del río Lutos, cerca de Grado, en el año 794, lo que le otorgó una gran fama como caudillo militar.

Por otro lado, Alfonso II es el primer peregrino que camina a Santiago de Compostela. Tras haber sido visitado por Teodomiro, obispo de Iria-Flavia, quien le asegura haber hallado el enterramiento del apóstol Santiago, el monarca organiza un viaje a este lugar rodeado de sus principales nobles, y al llegar al citado "Campo de Estrellas" (Compostela) manda la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano, que ha sido constatada por las excavaciones arqueológicas. El rumor se propagó por todo el orbe cristiano, creciendo la devoción por el santo y viniendo de Francia, Italia y Alemania multitud de peregrinos.

A los ochenta y cinco años de edad y cincuenta y dos años de reinado con grandezas y triunfos Alfonso II, que no se casó, murió sin descendencia en el año 842. Su muerte provocó dificultades en la sucesión al no haber dejado descendencia directa y haberse negado a que la descendencia indirecta reinase. El Conde Nepociano se autoproclamó rey, al tiempo que Ramiro era designado como sucesor legal. De la batalla entre ambos producida en el río Narcea, salió victorioso Ramiro I, otro importante monarca en la historia del joven reino cristiano.

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