martes, 25 de marzo de 2008

-La Prehistoria en Burgos.



A tan sólo unos 15 km de la capital, se sitúan los yacimientos que dan fe del asentamiento humano más antiguo de Europa. La Sierra de Atapuerca, al este de la provincia, alberga los testimonios más antiguos de la presencia de nuestros antecesores más remotos, y en sus simas, abrigos y cuevas se esconden los secretos de una larguísima prehistoria, que comienza hace 1.200.000 años y se prolonga hasta el alba de la historia, a escasos cinco milenios del comienzo de nuestra era.

Desde aquellos lejanos años, y a un ritmo que debemos contar por centenas o decenas de miles de años, los habitantes de la Sierra de Atapuerca aprendieron poco a poco a cazar y pescar, a seleccionar los mejores frutos del campo para la alimentación, a articular las primeras palabras, a controlar el fuego, a tomar conciencia de su personalidad colectiva e histórica mediante el culto a los muertos, a adornar su cuerpo, a fabricar cabañas al aire libre y a dejar constancia, en gráficos y dibujos, de su mundo simbólico y espiritual, como puede apreciarse también en las cuevas de Ojo Guareña.

El Neolítico
El paso siguiente será la domesticación de las plantas y de los animales, en pleno Neolítico, proceso que comienza unos 5.000 años antes de Cristo y que permitirá el desarrollo de grupos humanos mejor organizados y de vida social y espiritual más compleja, como podemos apreciar en la importante red de monumentos funerarios –megalitos: mehires y dólmenes-- que adornan nuestro paisaje, de manera particularmente expresiva en la Paramera de Sedano.

La Edad de los Metales
La Edad de los Metales constituye un periodo de desarrollo acumulativo que se manifiesta en diversos planos de la actividad humana: el manejo progresivo de metales cada vez más duros y resistentes; la asimilación de la escritura, mediante la cual se solemniza el paso de la Prehistoria a la Historia; la expansión de los cultivos y de la ganadería, que da lugar a la sedentarización de la población en aldeas; la formación de ejércitos permenentes y la consiguiente jerarquización social; la constitución de agrupaciones supratribales, o pueblos, y la articulación del territorio en torno a unas cuantas incipientes ciudades, construidas en altura, o castros.


La secuencia histórica la marcan los metales que dan nombre a las etapas históricas
correspondientes: el Calcolítico (2500-1600 a. C.), tiempo en el que se da el paso del uso de piedras al manejo del cobre como materia prima para la elaboración de herramientas, armas o utensilios domésticos. El periodo del Bronce (1600-750 a. C.), metal que presupone unas técnicas de aleación ciertamente avanzadas; y la época del Hierro (750-150 a. C.), puerta de paso definitivo a la Historia y a la civilización.


A lo largo de estas etapas, estos últimos prehistóricos han ido dejando testimonio de su complejo mundo simbólico en los campos de enterramiento o en las pinturas de las cuevas; han perfeccionado los útiles de labranza hasta dar con el arado fortalecido con reja; han inventado el torno de alfarero y el molino circular; acuñan moneda, y, en fin, han aprendido a escribir, como corresponde a sociedades complejas, que se preparan para dar la bienvenida a la Historia.


Fuente: http://www.turismoburgos.org/

1 comentario:

  1. Gran descubrimiento el que he hecho hoy. Gracias y felicidades por el blog!

    Saludos!

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