Nacido en Burgos en 1524 o 1525.
El desconocimiento y la contradicción persiguen a cuantos investigadores han tratado de conocer la personalidad de Jerónimo de Vivar. Se ignora, incluso, cuándo se trasladó a las Indias ya que en el Catálogo de Pasajeros a éstas no se consigna ninguna información registrada con dicho nombre. Sí se conoce, recurriendo a sus escritos, de su paso por otras regiones americanas antes de recalar en Perú y Chile y se tiene la certeza de su estancia en Santa Marta donde escuchó la fabulosa historia del viaje del capitán Francisco César, de labios de uno de sus hombres, expedición que diera lugar a la leyenda sobre la mítica ciudad de los Césares o Trapalanda. Con toda seguridad hubo de pasar al Perú con motivo de las revueltas acaecidas en tiempos de Núñez Vela y La Gasca para acompañar a Valdivia en su regreso a Chile. Testigo directo, aunque no partícipe, de la batalla de Andalién en 1550 y del encuentro con el cacique Ainavillo, Vivar formó parte de la armada del capitán Juan Bautista Pastene.
Desde aquí regresó a la Concepción, permaneciendo allí hasta el nuevo retorno de Valdivia, para incorporarse posteriormente a la expedición del capitán Francisco de Ulloa en dirección al estrecho de Magallanes, viaje poco conocido en detalles y muy interesante de leer en Vivar.
La falta absoluta de datos en todos los documentos referidos a la conquista de Chile en torno a la figura de Vivar, puesta de manifiesto ya en un principio por el historiador chileno Barros Arana, y posteriormente por el profesor Demetrio Ramos, llevó al primero de ellos a presuponer que dicha denominación correspondía sencillamente a un seudónimo adoptado por el secretario de Valdivia, Juan de Cardeña o Juan de Cárdenas, según otras lecturas y escritos. Esta tesis, avalada por Antonio de León Pinelo, que se refiere a Vivar como «Secretario del general Pedro de Valdivia», vino a fianzarse y a tomar cuerpo al comprobarse la gran similitud detectada entre las cartas redactadas por Pedro de Valdivia y la crónica de Vivar, en algunos puntos fiel trasunto de aquellas. Pero, según Ángel Barral Gómez, esta hipótesis que defiende una misma identidad para ambos personajes ha perdido en la actualidad toda consistencia a la luz de la narración, puesto que las actuaciones conocidas de uno y de otro no permiten sustentar ninguna coincidencia entre ellos.
Su obra, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, que terminará de escribir el burgalés Jerónimo de Vivar en los últimos días de 1558 en los confines de la tierra alcanzada por García Hurtado de Mendoza, es una obra tan desconocida del público lector, y aún de muchos especialistas, como sumamente ilustrativa e interesante.
El relato se encuentra centrado en la figura de Pedro de Valdivia y en los hechos protagonizados por éste y por los españoles que junto a él vivieron las duras jornadas iniciales de la conquista de Chile. Pero a estos hechos, conocidos por la pluma del mismo Valdivia y de otros testigos partícipes directos, se añaden aquí informaciones utilísimas acerca de las características geográficas de los distintos valles chilenos, la flora y la fauna, y, lo que es más importante, sobre los naturales que en el momento del contacto poblaban aquellas regiones.
Fuente: Biblioteca Cervantes Virtual
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