Si en el año 2000 Caleruega ya dio muestras de su interesante y rico patrimonio arqueológico al descubrirse en el despoblado de San Martín de Bañuelos, conocido como Coto de la Quiñonera, una bodega subterránea cuya propiedad se atribuye originariamente a Alfonso VIII, que ya se cita en siglo XII y una de las primeras cavas de la Ribera del Duero, ahora ha vuelto a sorprender con otro atractivo hallazgo: los restos de la que puede ser la ermita paleocristina de mayor antigüedad documentada hasta la fecha en la comarca.
La aparición es fruto de una propuesta de intervención arqueológica promovida por el Ayuntamiento calerogano en colaboración con la firma Aratikos Arqueólogos como paso previo al desarrollo de un proyecto de puesta en valor de los recursos de patrimonio arqueológico del municipio en el marco del programa Leadercal.
«Tenemos una sensibilidad arqueológica más que evidente. La parte histórica y natural de Caleruega es para nosotros uno de los proyectos prioritarios y nos gustaría poner en valor los yacimientos y luego hacer varias actividades, como senderismo arqueológico, y dar un toque de atención sobre el gran patrimonio que tiene la villa de Caleruega, que aveces no lo sabemos reconocer ni nosotros mismos», explica el alcalde, José Ignacio Delgado.
Uno de los cuatro puntos en los que se ha planteado actuar es el yacimiento de La Pudia, enclavado en un espolón calcáreo muy próximo al despoblado de San Martín de Bañuelos del que se tenía constancia del mismo desde 1994, cuando se realizó el inventario arqueológico provincial. En el extremo occidental se evidenciaba una estructura, totalmente colmatada, que inicialmente permitía interpretarlo como un primitivo centro de culto de cronología tardoantigua-altomedieval (siglos VI-X).
La excavación realizada ha permitido constatar, según explica el arqueólogo Ángel Palomino, la estructura de un primitivo edificio religioso que, o bien está muy arrasado o no se llegó a finalizar de construir nunca. Una hipótesis esta última que cobra fuerza ya que no a aparecen derrumbes ni tampoco se han localizado enterramientos en las proximidades, como si ocurre en otros templos similares como el de Valdezate, donde sí aparecen enterramientos del siglo VI, tardorromanos y visigodos.
«Lo que está claro es que se trata de un edificio religioso, probablemente del siglo VII. Se ve una nave muy pequeña -de 3,50 x 2,00 metros- con el acceso perfectamente marcado, con la zona del santuario, del presbiterio, perfectamente marcado, lo que sería un ábside cuadrado -de 1,60 x 2,25 metros- donde se conserva la piedra de apoyo de la mesa del altar», relata pormenorizadamente. Un edificio que se construyó directamente sobre la roca, ya que carecía de suelo o bien lo tuvo simplemente de tierra apisonada y no se ha conservado.
Este modelo de ermita de Caleruega es similar a las de Valdezate y San Nicolás de La Sequera de Haza, que se excavaron hace ya muchos años, pero Palomino se inclina porque «esta es la primera que conocemos arqueológicamente porque creo que es más antigua aunque probablemente tengan el mismo origen».
Según Palomino se trata de un lugar de culto para una comunidad muy pequeña. Los sondeos que han realizado en el resto del cerro han permitido sacar a la luz algunas huellas de ocupación humana, aunque la dificultad estriba en que es una zona muy erosionada donde apenas hay sedimentación. Así se ha localizado un hogar y se han cortado transversalmente los restos de una vivienda. «Por los materiales, cerámica sobre todo, que aparecen estamos en un asentamiento entre el siglo VI y el VIII que es uno de los horizontes cronológicos peor conocidos arqueológicamente y sobre los que no hay documentación histórica», señala.
Asimismo no se descarta que una serie de habitáculos excavados en el cortado calizo del lado meridional del espolón, mirando a la zona soleada, tenga un origen antrópico y formen parte de un complejo de hábitat semi rupestre asociado a la ermita. Un extremo que deberá confirmarse o descartarse con ayuda de especialistas.
Palomino reconoce que está resultando bastante curiosa y problemática la interpretación de lo que pasó con el edificio, situado a escasos metros de la calzada romana que une Clunia con Sasamón, ya que es una época de transformación del territorio, de conflicto, en la que hay un montón de comunidades rurales que se están desarrollando al margen de los poderes establecidos.
«Creo que estamos en un yacimiento que representa ese proceso histórico, que está bastante mal conservado y deteriorado. Pero tiene los restos de la iglesia y de una vivienda que son claros», explica, señalando que puesto que en esa época la vía romana adyacente era una autopista de paso obligado entre Norte y Sur «da la impresión de que en un momento dado del desarrollo de la comunidad instalada aquí y cuando están construyendo la iglesia les afecta algún conflicto o algún problema que hace que esto no se termine y que se tengan que marchar del lugar».
Fuente: www.diariodeburgos.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario