sábado, 5 de enero de 2008

-Fresno de Rodilla.



No conocemos el momento exacto en que se fundó la localidad de Fresno de Rodilla (llamado en algunas localidades cercanas Fresno el Alto), pero debió ser allá por finales del siglo IX o principios del X, cuando los frentes de la reconquista quedaron establecidos más al sur y terminaron las incursiones musulmanas en los territorios que estaban siendo repoblados por los cristianos provenientes de los montes cántabros y vascos.

La ubicación de Fresno en el llamado “corredor de la Bureba”, una zona de paso natural entre dos de las cuencas hidrográficas más importantes de la Península Ibérica, la del Ebro y la del Duero, ha propiciado que haya sido desde siempre una importantísima ruta de paso, tanto para las especies animales como para el ser humano. Así, han quedado en la zona evidencias que van desde restos fósiles de los primeros pobladores europeos que datan de inicios del Pleistoceno, necrópolis del Neolítico (5.500-3.000 a.C.), dólmenes megalíticos y pinturas rupestres de la Edad del Bronce (3.000-900 a.C.) y monumentos funerarios de la poco conocida cultura Campaniforme (cerámica en forma de campana invertida) de la que se ha descubierto recientemente un importante monumento funerario en Fresno de Rodilla.

Durante la Edad del Hierro (900-S.III a.C.), los celtas llegan a la Península y ocupan gran parte de la meseta norte, siendo esta zona escogida por el pueblo celtíbero de los Autrigones, estableciendo un importante asentamiento en el Alto de Rodilla (entre Fresno y Monasterio) que posteriormente fue aprovechado por los romanos para ubicar la ciudad de Tritium autrigonum, al pie de la calzada romana “de Italia en Hispanias” que, desde Roma, llegaba a Tarragona y remontaba el Ebro para pasar hacia la meseta a través del corredor de la Bureba, pasando por Briviesca (Virovesca) y dirigiéndose hacia los importantes núcleos militares de Sasamón, León, Astorga y Lugo. De aquí partían igualmente calzadas secundarias que unían Tritium con las ciudades de Clunia y Auca (Villafranca Montes de Oca).

Entre los diversos materiales obtenidos en prospección se hace hincapié de modo especial en un conjunto de materiales -cuya cronología abarca la Primera y Segunda Edad del Hierro- correspondientes a un cementerio cuyas características se sitúan a caballo entre los cementerios protohistóricos del horizonte del páramo burgalés y la cultura metalúrgica de los poblados y necrópolis de la Bureba.


Es de esta época de la que parece proceder el apelativo “de Rodilla” que se emplea actualmente para las localidades de Fresno y Monasterio, probablemente derivado del término roda, impuesto de paso que pagarían los viajeros para atravesar el puerto existente entre ambas villas, entonces llamado Cuculla o Cogulla.

Tras la unificación que logró el reino Visigodo de toda la península Ibérica, la posterior invasión árabe trajo la inestabilidad a la zona durante largo tiempo, quedando la zona prácticamente despoblada hasta comienzos del siglo IX.
Aprovechando los momentos de debilidad del emirato de Córdoba, multitud de grupos de gente van atravesar la cordillera Cantábrica desde las tierras de Cantabria y Vizcaya (los foramontanos) hacia unos territorios en los cuales no existe ningún tipo de organización territorial.

Con estos antecedentes todo hace pensar que Fresno, que probablemente debe su nombre a la abundante presencia de estos árboles por aquel entonces, se fundó a finales del siglo IX o principios del X, tratándose de un pueblo campesino y ganadero que a su vez hacía de vigía del paso por el puerto de Cogulla (llamado de La Brújula desde que en el siglo XVIII el Rey Carlos III ordenó colocar una brújula para orientar a los caminantes), que durante cierto tiempo constituyó la ruta principal del Camino de Santiago. No se tiene constancia de la existencia de una fortificación, si bien en el pueblo existe un peñasco frente a la iglesia llamado “el castillo” que constituye una inmejorable atalaya.

A pesar de la cercanía de Monasterio, que era cabeza de su propio Alfoz, Fresno perteneció al Alfoz de Burgos, constituyendo el límite nororiental del mismo. Antes del año 1350 pasó a depender del Real Monasterio de Las Huelgas de Burgos, motivo por el que en su escudo se incluye un báculo. Del registro de pagos que se hacían al Monasterio se hace destacar que los vecinos no pagaban la “martiniega”, que se pagaba por la fiesta de San Martín, ni el “fonsado”, de carácter castrense, por lo que se piensa que algún mérito habrían ganado los vecinos de Fresno en sus servicios al condado o la corona. La dependencia del Monasterio de Las Huelgas duró hasta el siglo XIX, quedando constancia de que se trató desde siempre de una villa modesta, de no más de 100 vecinos, dedicados a la agricultura y la ganadería.

Tanto la guerra de la Independencia como las guerras Carlistas fueron bastante perjudiciales para la población, debido a su cercanía al Camino Real a Francia.




Fuente: Fresnoderodilla.com

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