Fuente: www.lavanguardia.com
Castrillo Mota de Judíos (Burgos) retomará
esta semana las excavaciones en el yacimiento arqueológico La Mota,
antiguo asentamiento judío de los siglos XI al XIV que dio nombre al
municipio burgalés y en el que se han encontrado importantes restos de
artesanía, edificios domésticos y espacios públicos.
Las excavaciones arrancarán en el sector seis, de unos 180 metros
cuadrados de extensión, en el que ya se trabajó el pasado 2016, pues se
trata de la zona con evidencias domésticas más significativas.
El objetivo es completar la documentación asociada a los restos de
las construcciones halladas, en especial un edificio que flanquea la
calle empedrada, que sería la vía central del asentamiento.
Se ha planteado como hipótesis que pudiese ser la sinagoga, dado que
se han encontrado objetos religiosos, pero "faltan datos para poder
confirmar el supuesto".
Así lo ha explicado a Efe Ángel Palomino, uno de los arqueólogos
implicados en el proyecto, quien ha recordado que el yacimiento de La
Mota cuenta con una extensión de siete hectáreas.
Se trata del antiguo asentamiento judío medieval que dio nombre a
Castrillo Mota de Judíos, conocido por los vecinos, que siempre lo han
recordado como el lugar "en el que vivieron los judíos".
El asentamiento se creó en 1035, cuando la comunidad judía fue
desplazada del vecino Castrojeriz tras el cierre de la aljama, a raíz de
un enfrentamiento con el rey Fernando I de Castilla.
Los judíos ocuparon el cerro de La Mota y allí desarrollaron un
asentamiento perfectamente estructurado, que estuvo ocupado hasta el
siglo XIV, puesto que en 1311 se les permitió volver a Castrojeriz.
El proyecto arqueológico se inició en 2014, cuando el municipio cambió su apellido 'Matajudíos' por el original Mota de Judíos.
El arqueólogo ha recordado que el asentamiento medieval tenía por
nombre Castrello, que evolucionó a Castriello, y cuando los judíos lo
abandonaron se creó el pueblo actual, que conservó el nombre.
Eso sí, en el siglo XVI sufrió una transformación y de Castrillo de
Judíos pasó a Castrillo Matajudíos, de ahí el último cambio para
recuperar en cierta medida el original.
La primera fase de la intervención consistió en realizar sondeos para
determinar el potencial del yacimiento, mientras que en la fase de 2016
ya se comenzó a trabajar en el sector seis.
En ese espacio de 180 metros cuadros se identificaron evidencias
domésticas significativas, como la calle empedrada en torno a la cual se
organizaría el resto del entramado urbana.
También edificios en adobe, tapia y yeso, zonas de almacenamiento y
numeroso material de uso doméstico en cerámica común, pero también de
estilo mudéjar y esmaltado, típico de la época histórica.
Las excavaciones se retomarán esta semana en ese sector seis, a fin
de ampliar la documentación sobre uno de los edificios hallados junto a
la calle empedrada.
Es una construcción compleja, con numerosos compartimentos y que
cuenta incluso con un silo de almacenamiento de grano, así que se le
presupone cierta entidad en el conjunto urbano.
Ángel Palomino destaca entre los materiales cerámicos recuperados los
retos de un candil múltiple o Hanukiyá, pieza religiosa asociada a la
celebración del Hanuká judío.
El arqueólogo ha asegurado que, si bien queda mucho trabajo por
hacer, las excavaciones realizadas hasta el momento permiten saber que
el asentamiento estaba perfectamente estructurado.
Se organizaría en forma de terrazas, aprovechando de este modo el
cerro, y se ha detectado un área residencial con edificios de dos
alturas, además de espacios públicos y sistemas de construcción.
La nueva intervención contará con un presupuesto de 60.000 euros,
aportado por la Junta de Castilla y León (30.000), la Diputación de
Burgos (20.000) y el Ayuntamiento (10.000).
El objetivo último es recuperar el asentamiento judío y ponerlo en
valor, como un recurso cultural y turístico dentro del proyecto de
Castrillo Mota de Judíos de recuperar su pasado hebreo.
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