Quince operarios trabajaron durante 100 días para componer el mosaico, reza una de las láminas explicativas de villa romana de Baños de Valdearados. Y una noche les bastó a unos desaprensivos para destrozarlo al robar una parte de la escena principal, titulada ‘El Triunfo de Baco, victorioso a su regreso de la India’. Se trata de una de las cerámicas mejor conservadas de la península -del siglo V después de Cristo- y de un valor «incalculable».
Los vecinos del pueblo tuvieron noticia del expolio ayer. Una pareja de Barcelona, a eso de las 13 horas, se acercaba hasta el yacimiento arqueológico, situado a unos 100 metros de la carretera BU-910 que comunica la localidad con Aranda. En esta época -de octubre a junio- hay que pedir cita previa para realizar la visita, pero es costumbre que los turistas se acerquen hasta las ruinas para ver lo que hay en el interior, ya que puede observarse desde fuera. Se percataron de los destrozos y telefonearon al responsable de la instalación.
El día del robo aún está por determinar. Desde el 6 de diciembre, cuando se produjo la última visita, nadie ha estado allí, hace casi 20 días. Pero huellas de las botas que dejaron los ladrones al entrar y salir, así como las roderas de los vehículos que conducían indican que son recientes. Algunos de los vecinos aventuraban que pudo ser en Nochebuena.
Investigadores de la Policía Judicial y la Científica de la Guardia Civil acudieron ayer hasta el lugar para tomar huellas y descubrir rastros que pudieran llevarles hasta los responsables. Los cacos llegaron en uno o dos coches, recorrieron por un camino 100 metros desde la carretera y se situaron justo detrás de la instalación, para no ser vistos.
Para acceder al interior -previsiblemente de noche para no ser descubiertos desde de la carretera- serraron tres de los maderos paralelos al suelo que componen el muro trasero que protege el ‘oecus’ o salón principal de la villa. Pasaron directamente a la pasarela desde la que se contemplan los mosaicos y comenzaron su faena, «muy chapucera», comenta el alcalde, Lorenzo Izcara, a juzgar por los resultados. Numerosas teselas y fragmentos aparecieron desperdigados por las dependencias.
Al margen de la escena inferior de la obra dedicada al dios del vino, también se llevaron otras dos de menor tamaño situadas en la cenefa que rodea la composición. Ambas están dedicadas a la caza y en ellas aparecen los nombres de los vientos Zefyrus y Eurus. Intentaron también sustraer otro elemento dedicado al Boreas, pero no pudieron.
A tenor del estado en que quedaron los bordes de las escenas sustraídas, las herramientas que pudieron utilizar para despegar el mosaico tuvieron que ser un cortafríos y una maza. También emplearon una cizalla o una sierra eléctrica para cortar la malla metálica a la que está adherida la capa de mortero donde se apoyan las teselas. En lugar de empezar a cortar justo en la línea que marca el límite entre la escena elegida y la cenefa, iniciaron la amputación en medio de ésta, con lo que decapitaron los bustos que representan a los dueños de la villa romana.
El alcalde y los vecinos sospechan que los autores son los mismos que ya visitaron el lugar a principios de noviembre y destruyeron una pequeña parte de la misma composición. A su juicio, acudieron para llevar a cabo un ensayo de lo que iban a hacer posteriormente.
A pesar de ello, el plan que urdieron hacía aguas por todos los lados. La abertura que provocaron en la pared de maderos no era lo suficientemente amplia para sacar la escena entera, por lo que tuvieron que partirla a la mitad. Aun así, dividida, tampoco les cupo por el agujero. Para lograr trasladarlas al exterior las golpearon y dejaron caer trozos de mosaico del tamaño de un puño que se quedaron en el interior de las instalaciones.
No se sabe muy bien si se hizo tarde o se cansaron del esfuerzo, pero la amputación de la escena dedicada al viento Boreas se quedó a la mitad. Allí permanecen los signos de haber golpeado con un cortafríos la superficie de la obra.
Este tipo de ‘trabajos’ se suelen realizar por encargo, según señaló el alcalde, quien recuerda que hay una réplica de la composición en el Museo Arqueológico de Madrid. Lorenzo Izcara indica que el promotor del expolio «poco o ningún dinero dará a los autores, porque lo han destrozado entero».
Seguramente el receptor del mosaico sea un visitante, incluso asiduo, de los yacimientos, que se enamoró de la escena y «se le antojó para colocarla en su jardín o en un merendero».
La villa romana de Baños de Valdearados es visita obligada para todos los turistas que completan la ruta hasta Santo Domingo de Silos, Clunia o Caleruega. Por supuesto, era el mayor atractivo turístico de la localidad. «Nos quedamos sin algo que era nuestro; no sé el valor que tiene, incalculable, pero le han hecho un mal enorme al pueblo», indicaba. Hoy por la mañana una arqueólogo de la Junta de Castilla y León acudirá hasta el lugar para establecer la gravedad de los daños.
Fuente:www.diariodeburgos.es
Un rincón para conocer la historia, la naturaleza de Burgos y la magia de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
jueves, 29 de diciembre de 2011
miércoles, 28 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
domingo, 25 de diciembre de 2011
-Excavaciones en el castillo de la Picota (Miranda).
La rehabilitación del castillo de Miranda gana enteros. Apenas dos meses
y medio después de que Trycsa iniciase unos trabajos que permitirán su
puesta en valor parcial -quedará pendiente todavía una segunda fase-, la
antigua fortificación de la ciudad ha revelado un valor mucho mayor que
el que los estudios históricos y arqueológicos le presuponían hasta la
fecha. Protegidos por los restos visibles de la muralla, en el flanco
que en 2009 sacó a la luz la barbacana, se ocultan los de otra fortaleza
que los expertos datan en el siglo XVI. Es un castillo dentro de otro
castillo.
Pero con un muro irregular, totalmente dentado. Nada que ver con las líneas rectas de las edificaciones militares de época medievales y altomedieval. El diseño, tipificado como italiano, tiene su razón de ser en el cambio del sistema defensivo que trajo consigo el uso de un nuevo armamento: los cañones. «Sus disparos causaban mucho más daño con los muros regulares, rectos. Inventaron este sistema, siguiendo el modelo de los castillos italianos. Con los redientes, el impacto de un ataque con cañones era menor».
El archivero municipal, Carlos Díez Javiz, explica que el hallazgo «parece ser un desarrollo, una ampliación» del fortín en el siglo XVI porque «del primigenio, el del XV, no se han encontrado muchos restos». El muro oculto sería visible nada más bajar del ascensor que se construirá en los próximos meses para dar acceso directo desde el jardín botánico hasta la barbacana. Ésta última se construiría en una época posterior, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuando el castillo mirandés vuelve a tener un uso bélico más notable por las guerras de la Convención, la de la Independencia y las tres Carlistas. Esa construcción avanzada, iría seguida de una nueva muralla que suprimió la que ha sido descubierta esta misma semana. En los restos se advierten al menos cuatro puntas; «cuatro redientes», uno de ellos cercano a lo que se conoce como torreón del rey, que mira frontalmente a la ciudad. «Se trata de un descubrimiento interesante y novedoso que nos cuentan mucho de la historia de esta ciudad», resaltó Díez Javiz.
Los cambios más recientes son los que concedieron un carácter mucho más «cuartelero» al castillo; el que los expertos tenían más documentado. Hasta la fecha había también constancia de la estructura originaria del siglo XV, de la que no se descartan puedan aparecer más huellas en los próximos meses. Pero no se sabía que existía una 'piel' intermedia. No había referencias.
Una sorpresa que obliga a replantearse parte del proyecto de recuperación: hay una capa más del pasado que quiere asomar. «Serán los arquitectos los que tengan que ver cómo vamos a desarrollar este tema. Ya estamos trabajando en ese asunto, pero los restos acaban de aparecer». No ha habido, por tanto, tiempo material para diseñar un plan específico.
Más aún si se tiene en cuenta que, con toda probabilidad, a medida que los trabajos se desplacen hacia el interior del cuartel, las sorpresas pueden multiplicarse. «Es más, nos hemos encontrado con que el propio cuartel es incluso más grande de lo que creíamos y más cuadrado», con respecto al trazado que figuraba en el plano de la fortificación que se obtuvo del archivo militar. De esa última estructura, la más joven, ha sido localizada la puerta de acceso con sus herrajes originales. Y a escasos metros, al menos, seis tumbas -dos cadáveres estaban ayer descubiertos- que «con toda seguridad» estarían vinculadas con la primitiva iglesia de Santa María, que fue destruida para construir el fortín en torno al año 1450 -para 1.480 ya estaba en pie-, por orden del Conde de Salinas. Desde el Cerro de La Picota era más fácil controlar el paso de las mercancías por el Ebro. Ese fue el sentido que llevó al conde -al parecer, inclinado hacia el bandolerismo-, a obligar a los mirandeses a levantar la fortaleza sacrificando el templo a su Patrona.
Los restos se extraerán de la zona y «se estudiarán de forma concienzuda». Porque todo ese área se convertirá en una zona de paseo para los visitantes de las ruinas. La demolición el pasado 17 de noviembre del depósito de agua potable que se construyó una vez que el Ayuntamiento de Miranda de 1903 decidió acabar con el castillo -sufría desprendimientos y tenía un coste de mantenimiento alto-, acabó con el símbolo del desinterés por el pasado patrimonial. Hoy el lugar que ocupaba, -en el corazón de la fortaleza-, es una explanada que dentro de unos seis meses se recuperará como parque. 537.000 euros es el coste de esta primera fase de rehabilitación, que cuenta con la cobertura de fondos europeos.
www.arqueologiamedieval.com
Pero con un muro irregular, totalmente dentado. Nada que ver con las líneas rectas de las edificaciones militares de época medievales y altomedieval. El diseño, tipificado como italiano, tiene su razón de ser en el cambio del sistema defensivo que trajo consigo el uso de un nuevo armamento: los cañones. «Sus disparos causaban mucho más daño con los muros regulares, rectos. Inventaron este sistema, siguiendo el modelo de los castillos italianos. Con los redientes, el impacto de un ataque con cañones era menor».
El archivero municipal, Carlos Díez Javiz, explica que el hallazgo «parece ser un desarrollo, una ampliación» del fortín en el siglo XVI porque «del primigenio, el del XV, no se han encontrado muchos restos». El muro oculto sería visible nada más bajar del ascensor que se construirá en los próximos meses para dar acceso directo desde el jardín botánico hasta la barbacana. Ésta última se construiría en una época posterior, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuando el castillo mirandés vuelve a tener un uso bélico más notable por las guerras de la Convención, la de la Independencia y las tres Carlistas. Esa construcción avanzada, iría seguida de una nueva muralla que suprimió la que ha sido descubierta esta misma semana. En los restos se advierten al menos cuatro puntas; «cuatro redientes», uno de ellos cercano a lo que se conoce como torreón del rey, que mira frontalmente a la ciudad. «Se trata de un descubrimiento interesante y novedoso que nos cuentan mucho de la historia de esta ciudad», resaltó Díez Javiz.
Los cambios más recientes son los que concedieron un carácter mucho más «cuartelero» al castillo; el que los expertos tenían más documentado. Hasta la fecha había también constancia de la estructura originaria del siglo XV, de la que no se descartan puedan aparecer más huellas en los próximos meses. Pero no se sabía que existía una 'piel' intermedia. No había referencias.
Una sorpresa que obliga a replantearse parte del proyecto de recuperación: hay una capa más del pasado que quiere asomar. «Serán los arquitectos los que tengan que ver cómo vamos a desarrollar este tema. Ya estamos trabajando en ese asunto, pero los restos acaban de aparecer». No ha habido, por tanto, tiempo material para diseñar un plan específico.
Más aún si se tiene en cuenta que, con toda probabilidad, a medida que los trabajos se desplacen hacia el interior del cuartel, las sorpresas pueden multiplicarse. «Es más, nos hemos encontrado con que el propio cuartel es incluso más grande de lo que creíamos y más cuadrado», con respecto al trazado que figuraba en el plano de la fortificación que se obtuvo del archivo militar. De esa última estructura, la más joven, ha sido localizada la puerta de acceso con sus herrajes originales. Y a escasos metros, al menos, seis tumbas -dos cadáveres estaban ayer descubiertos- que «con toda seguridad» estarían vinculadas con la primitiva iglesia de Santa María, que fue destruida para construir el fortín en torno al año 1450 -para 1.480 ya estaba en pie-, por orden del Conde de Salinas. Desde el Cerro de La Picota era más fácil controlar el paso de las mercancías por el Ebro. Ese fue el sentido que llevó al conde -al parecer, inclinado hacia el bandolerismo-, a obligar a los mirandeses a levantar la fortaleza sacrificando el templo a su Patrona.
Los restos se extraerán de la zona y «se estudiarán de forma concienzuda». Porque todo ese área se convertirá en una zona de paseo para los visitantes de las ruinas. La demolición el pasado 17 de noviembre del depósito de agua potable que se construyó una vez que el Ayuntamiento de Miranda de 1903 decidió acabar con el castillo -sufría desprendimientos y tenía un coste de mantenimiento alto-, acabó con el símbolo del desinterés por el pasado patrimonial. Hoy el lugar que ocupaba, -en el corazón de la fortaleza-, es una explanada que dentro de unos seis meses se recuperará como parque. 537.000 euros es el coste de esta primera fase de rehabilitación, que cuenta con la cobertura de fondos europeos.
www.arqueologiamedieval.com
domingo, 11 de diciembre de 2011
-180 yacimientos prehistóricos más junto a Atapuerca
Un trabajo de prospección
realizado durante los últimos siete años ha permitido localizar en un
radio de diez kilómetros en el entorno de Atapuerca otros 180
yacimientos prehistóricos, de ellos 30 de neandertales, según informó a
Efe la doctora en Prehistoria Marta Navazo.
Se trata de yacimientos al aire libre que pueden aportar muchos datos sobre la vida cotidiana de nuestros antepasados, aunque por su situación es difícil que se localicen restos de neandertales, que hasta ahora ha sido la asignatura pendiente en Atapuerca.
Navazo, que forma parte del equipo de Atapuerca desde 1996 y es profesora de la Universidad de Burgos, ha explicado que en este momento se expone en el Museo de la Evolución Humana una muestra de fauna, flora y otros elementos de esos yacimientos. Ha precisado que, aunque se trata de una exposición de tamaño reducido, da idea de la riqueza arqueológica y paleontológica de Burgos.
Por otro lado, aseguró que la idea de buscar más yacimientos en el entorno del núcleo de Atapuerca surgió al ver la gran cantidad de ocupaciones de homínidos en las cuevas de Atapuerca desde hace un millón de años. El reto era saber cómo vivían esos homínidos y cómo se desplazaban fuera de las cuevas, porque era en el exterior donde cazaban y buscaban comida y agua. Marta Navazo ha reconocido que la riqueza de Burgos en restos arqueológicos es poco conocida porque Atapuerca es un complejo de yacimientos muy potente que eclipsa al resto.
Sin embargo, esta experta ha atribuido el éxito de Atapuerca a una buena tarea de divulgación que están realizando sus directores y que no practican con tanta frecuencia otros científicos, «muchas veces más volcados en sus investigaciones que en trasladar los conocimientos a la sociedad».
Reconoce que Atapuerca recibe más apoyo que el resto de yacimientos prehistóricos, aunque «también resulta insuficiente». En este sentido, ha explicado que muchas investigaciones de campo dependen de las ayudas de las administraciones y ha puesto el ejemplo del trabajo que ella misma pretende realizar en una cueva del norte de Burgos con un equipo de científicos, que «depende totalmente» de recibir ayudas, al menos para poder costear los gastos de alojamiento y comida de los miembros del equipo.
Entre los yacimientos de la provincia que son poco conocidos fuera del ámbito científico pero de una gran riqueza, Marta Navazo ha destacado dos cuevas de la zona de Salas de los Infantes que ya fueron excavadas en la década de 1970, donde hay restos del Paleolítico Medio y de neandertales.
Ha afirmado que también hay restos de neandertales en las cueva de Valdegoba, en Huérmeces, y en Pradovargas, cerca del complejo kárstico de Ojo Guareña, donde hay una ocupaciones espectaculares de neandertales de hace unos 40.000 años.
Fuente: www.diariodeburgos.es
Se trata de yacimientos al aire libre que pueden aportar muchos datos sobre la vida cotidiana de nuestros antepasados, aunque por su situación es difícil que se localicen restos de neandertales, que hasta ahora ha sido la asignatura pendiente en Atapuerca.
Navazo, que forma parte del equipo de Atapuerca desde 1996 y es profesora de la Universidad de Burgos, ha explicado que en este momento se expone en el Museo de la Evolución Humana una muestra de fauna, flora y otros elementos de esos yacimientos. Ha precisado que, aunque se trata de una exposición de tamaño reducido, da idea de la riqueza arqueológica y paleontológica de Burgos.
Por otro lado, aseguró que la idea de buscar más yacimientos en el entorno del núcleo de Atapuerca surgió al ver la gran cantidad de ocupaciones de homínidos en las cuevas de Atapuerca desde hace un millón de años. El reto era saber cómo vivían esos homínidos y cómo se desplazaban fuera de las cuevas, porque era en el exterior donde cazaban y buscaban comida y agua. Marta Navazo ha reconocido que la riqueza de Burgos en restos arqueológicos es poco conocida porque Atapuerca es un complejo de yacimientos muy potente que eclipsa al resto.
Sin embargo, esta experta ha atribuido el éxito de Atapuerca a una buena tarea de divulgación que están realizando sus directores y que no practican con tanta frecuencia otros científicos, «muchas veces más volcados en sus investigaciones que en trasladar los conocimientos a la sociedad».
Reconoce que Atapuerca recibe más apoyo que el resto de yacimientos prehistóricos, aunque «también resulta insuficiente». En este sentido, ha explicado que muchas investigaciones de campo dependen de las ayudas de las administraciones y ha puesto el ejemplo del trabajo que ella misma pretende realizar en una cueva del norte de Burgos con un equipo de científicos, que «depende totalmente» de recibir ayudas, al menos para poder costear los gastos de alojamiento y comida de los miembros del equipo.
Entre los yacimientos de la provincia que son poco conocidos fuera del ámbito científico pero de una gran riqueza, Marta Navazo ha destacado dos cuevas de la zona de Salas de los Infantes que ya fueron excavadas en la década de 1970, donde hay restos del Paleolítico Medio y de neandertales.
Ha afirmado que también hay restos de neandertales en las cueva de Valdegoba, en Huérmeces, y en Pradovargas, cerca del complejo kárstico de Ojo Guareña, donde hay una ocupaciones espectaculares de neandertales de hace unos 40.000 años.
Fuente: www.diariodeburgos.es
miércoles, 7 de diciembre de 2011
-Exposición del "Demandasaurus darwini" en Salas.
El Museo de los Dinosaurios de Salas de los Infantes ofrece durante este
mes de diciembre nuevos elementos expositivos para impulsar la oferta
de divulgación científica y los conocimientos paleontológicos que
desarrolla. Y como novedad más importante llega la muestra, por primera
vez, de huesos del dinosaurio Demandasaurus darwini, una nueva especie
que fue descrita recientemente por un equipo internacional de
paleontólogos.
Se trata de una vértebra dorsal que contiene una de las características únicas del demandasaurio: unos conductos por encima del canal neural, que atraviesan toda la vértebra; estos conductos no se conocen en ningún otro dinosaurio saurópodo (grandes herbívoros de cuello y cola largos), y corresponden a espacios ocupados por sacos aéreos.
Otra vértebra que se exhibe a partir de estos días se situaba en la larga cola del animal, y tiene también como carácter único, unas grandes cavidades ocupadas en vida por sacos aéreos, que aligeraban notablemente el peso de estos colosos. Son dos piezas que subrayan el carácter singular de este nuevo dinosaurio para la ciencia y que ha despertado el interés de paleontólogos de todo el mundo.
Otra novedad es la incorporación de artículos científicos (en formato pdf) en el ordenador situado en la sala de paleontología, y que es utilizable por el público. Constituyen una importante muestra de las publicaciones en que se ha traducido el trabajo de los investigadores salenses desde 1993, que tiene como objetivo ofrecer una fuente de información, más especializada, para aquellos visitantes que desean profundizar en el conocimiento sobre los dinosaurios presentes en la Sierra de la Demanda.
En ese mismo ordenador se ha instalado un audiovisual realizado a partir de imágenes tomadas de las excavaciones que se han llevado a cabo en la comarca serrana desde 2002. El documento incluye imágenes espectaculares de las excavaciones del yacimiento icnológico de Costalomo o del saurópodo gigante excavado en el yacimiento de El Oterillo II.
Fuente: CARMELO GARCÍA http://www.elcorreodeburgos.com
Se trata de una vértebra dorsal que contiene una de las características únicas del demandasaurio: unos conductos por encima del canal neural, que atraviesan toda la vértebra; estos conductos no se conocen en ningún otro dinosaurio saurópodo (grandes herbívoros de cuello y cola largos), y corresponden a espacios ocupados por sacos aéreos.
Otra vértebra que se exhibe a partir de estos días se situaba en la larga cola del animal, y tiene también como carácter único, unas grandes cavidades ocupadas en vida por sacos aéreos, que aligeraban notablemente el peso de estos colosos. Son dos piezas que subrayan el carácter singular de este nuevo dinosaurio para la ciencia y que ha despertado el interés de paleontólogos de todo el mundo.
Otra novedad es la incorporación de artículos científicos (en formato pdf) en el ordenador situado en la sala de paleontología, y que es utilizable por el público. Constituyen una importante muestra de las publicaciones en que se ha traducido el trabajo de los investigadores salenses desde 1993, que tiene como objetivo ofrecer una fuente de información, más especializada, para aquellos visitantes que desean profundizar en el conocimiento sobre los dinosaurios presentes en la Sierra de la Demanda.
En ese mismo ordenador se ha instalado un audiovisual realizado a partir de imágenes tomadas de las excavaciones que se han llevado a cabo en la comarca serrana desde 2002. El documento incluye imágenes espectaculares de las excavaciones del yacimiento icnológico de Costalomo o del saurópodo gigante excavado en el yacimiento de El Oterillo II.
Fuente: CARMELO GARCÍA http://www.elcorreodeburgos.com
martes, 29 de noviembre de 2011
-Burgos en 1857. La foto más antigua de la ciudad.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid acoge hasta
el 22 de enero una exposición singular que ha revelado imágenes de
España inéditas y desconocidas: la que proyectaron tres fotógrafos del
siglo XIX: Joseph Carpentier, J. Andrieu y Ernest Lamy, y dos editores,
Ferrier & Soulier y los hermanos Gaudin. ‘Una imagen de España.
Fotógrafos estereoscopistas franceses (1856-1867)’ reúne 130 piezas,
entre libros de viaje e imágenes, documentos sobre fotografía
estereoscópica y una magnífica colección de este tipo de fotografías,
así como las cámaras y visores correspondientes. En esa colección hay
una fotografía de Burgos. De su plaza Mayor.
Fue tomada por los Gaudin en 1857. Capturada desde cierta altura, ofrece un aspecto reconocible del corazón de la capital castellana. La plaza está libre de arbolado; se observan algunos toldos junto a los soportales; el pedestal de la estatua de Carlos III acoge a algunos ociosos; el perfil de la Catedral se muestra imponente; a su derecha, el pelado cerro del castillo. Puede que a los burgaleses no les sorprenda en demasía la estampa; sin embargo, es posiblemente la más antigua que existe.
La muestra permite descubrir cómo, más que un mercado de venta, España fue en las décadas centrales del siglo XIX un yacimiento de imágenes que enriquecían el imaginario de los consumidores europeos. «La gestación de este patrimonio iconográfico y el fenómeno del voyage en Espagne, en su versión fotográfica, se produce en los primeros años de la década de 1850. Este primer ámbito contextualiza, por tanto, la producción de fotografía estereoscópica sobre España en el momento de máximo auge de la literatura de viajes, a la vez que presenta la obra de autores ‘clásicos’ como Charles Clifford o Jean Laurent, libros de viajes e imágenes que ilustran los recorridos y paradas consideradas obligatorias en la época», explican los comisarios de la exposición.
Así, la exposición es un mosaico de imágenes donde no están retratadas todas las urbes, sino «lo que juzgaron más emblemático o lo que era más accesible. Importa el mundo urbano, pero no están todas las ciudades; importa el monumentalismo, pero la mirada enfatiza el Medievo cristiano y el recuerdo de Al-Ándalus; importan los escenarios del poder político -palacios reales, palacio de las Cortes, ayuntamientos-, pero no se presta atención a los emblemas del poder económico y a los espacios de trabajo (...) Abundan las visiones globales de las ciudades, capaces de mostrar la realidad en una sola mirada o sucesivas, cuando se recurre a la composición de panoramas».
El visor estereoscópico. A partir de 1851 el visor estereoscópico cobró un auge increíble; aquella sensación de relieve que ofrecía provocó un éxito comercial sin precedentes. «Esta nueva manera de observar se adaptaba especialmente a la visión del paisaje y de las ciudades, en un momento en que la literatura de viajes vivía su máximo esplendor y España se consideraba un destino ineludible. Cuando la estereoscopia se incorpora a esta literatura, profundiza en una senda que ya había sido abierta. La novedad, más allá de la temática, radicaba en la mayor amplitud con la que se abordaba el tratamiento gráfico sobre el país por parte de los editores franceses. La fotografía estereoscópica sobre España fue realizada, fundamentalmente, por profesionales y empresas activas en el mercado parisino, acometiendo expediciones por cuenta propia, encargando colecciones a terceros o adquiriendo imágenes realizadas por fotógrafos «locales» residentes en el país. Entre 1856 y 1858 las expediciones realizadas o promovidas por Carpentier, Gaudin y Ferrier ponen en el mercado más de 500 imágenes de España; ya en la década de los sesenta, una nueva serie promovida por Ferrier y las colecciones de otros fotógrafos y editores, como Lamy y Andrieu, suponen otras 600 vistas más».
La exposición se divide en tres ámbitos temáticos que introducen al espectador en el contexto del viaje fotográfico, en los artificios y la explotación de la visión espacial y en la imagen de España difundida a través de la fotografía estereoscópica. ‘Una imagen de España. Fotógrafos estereoscopistas franceses (1856-1867)’.
Fue tomada por los Gaudin en 1857. Capturada desde cierta altura, ofrece un aspecto reconocible del corazón de la capital castellana. La plaza está libre de arbolado; se observan algunos toldos junto a los soportales; el pedestal de la estatua de Carlos III acoge a algunos ociosos; el perfil de la Catedral se muestra imponente; a su derecha, el pelado cerro del castillo. Puede que a los burgaleses no les sorprenda en demasía la estampa; sin embargo, es posiblemente la más antigua que existe.
La muestra permite descubrir cómo, más que un mercado de venta, España fue en las décadas centrales del siglo XIX un yacimiento de imágenes que enriquecían el imaginario de los consumidores europeos. «La gestación de este patrimonio iconográfico y el fenómeno del voyage en Espagne, en su versión fotográfica, se produce en los primeros años de la década de 1850. Este primer ámbito contextualiza, por tanto, la producción de fotografía estereoscópica sobre España en el momento de máximo auge de la literatura de viajes, a la vez que presenta la obra de autores ‘clásicos’ como Charles Clifford o Jean Laurent, libros de viajes e imágenes que ilustran los recorridos y paradas consideradas obligatorias en la época», explican los comisarios de la exposición.
Así, la exposición es un mosaico de imágenes donde no están retratadas todas las urbes, sino «lo que juzgaron más emblemático o lo que era más accesible. Importa el mundo urbano, pero no están todas las ciudades; importa el monumentalismo, pero la mirada enfatiza el Medievo cristiano y el recuerdo de Al-Ándalus; importan los escenarios del poder político -palacios reales, palacio de las Cortes, ayuntamientos-, pero no se presta atención a los emblemas del poder económico y a los espacios de trabajo (...) Abundan las visiones globales de las ciudades, capaces de mostrar la realidad en una sola mirada o sucesivas, cuando se recurre a la composición de panoramas».
El visor estereoscópico. A partir de 1851 el visor estereoscópico cobró un auge increíble; aquella sensación de relieve que ofrecía provocó un éxito comercial sin precedentes. «Esta nueva manera de observar se adaptaba especialmente a la visión del paisaje y de las ciudades, en un momento en que la literatura de viajes vivía su máximo esplendor y España se consideraba un destino ineludible. Cuando la estereoscopia se incorpora a esta literatura, profundiza en una senda que ya había sido abierta. La novedad, más allá de la temática, radicaba en la mayor amplitud con la que se abordaba el tratamiento gráfico sobre el país por parte de los editores franceses. La fotografía estereoscópica sobre España fue realizada, fundamentalmente, por profesionales y empresas activas en el mercado parisino, acometiendo expediciones por cuenta propia, encargando colecciones a terceros o adquiriendo imágenes realizadas por fotógrafos «locales» residentes en el país. Entre 1856 y 1858 las expediciones realizadas o promovidas por Carpentier, Gaudin y Ferrier ponen en el mercado más de 500 imágenes de España; ya en la década de los sesenta, una nueva serie promovida por Ferrier y las colecciones de otros fotógrafos y editores, como Lamy y Andrieu, suponen otras 600 vistas más».
La exposición se divide en tres ámbitos temáticos que introducen al espectador en el contexto del viaje fotográfico, en los artificios y la explotación de la visión espacial y en la imagen de España difundida a través de la fotografía estereoscópica. ‘Una imagen de España. Fotógrafos estereoscopistas franceses (1856-1867)’.
lunes, 28 de noviembre de 2011
-Hallado en Treviño un asta de ciervo que formó parte de un pico minero en el Neolítico
La segunda campaña de excavaciones del yacimiento de Araico, situado en el sinclinal surpirenaico de Miranda-Treviño, sacó a la luz abundantes fragmentos de sílex de gran tamaño, además de algunos nódulos, así como fragmentos de mazas de ofita, utilizadas para romper rocas más blandas.
Sin embargo, el hallazgo más destacado fue el de un trozo de asta de ciervo, probablemente de parte de un pico minero, herramienta que se empleó a partir del Neolítico y que demostraría "que es una auténtica escombrera minera prehistórica", según afirmó el doctor Andoni Tarriño, geólogo responsable del Grupo de Materias Primas y Materiales Antrópicos y Arqueológicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).
El pasado fin de semana se dio por terminada la segunda edición de la campaña de excavaciones en este yacimiento excepcional de minas de sílex, que es de los pocos de sus características que existen en la Península Ibérica.
La unidad geológica donde se ubica este yacimiento, que dirige este geólogo del Cenieh junto con el arqueólogo Pedro José Lobo, de la Universidad del País Vasco, está compuesta por carbonatos miocenos originados en ambientes sedimentarios continentales (lacustres-palustres), esto es, en lagos y pantanos.
Todas las muestras recogidas durante las cuatro semanas que duró la campaña 2011 van a ser analizadas en los laboratorios del Cenieh y, tras los análisis pertinentes, se podrá conocer su antigüedad.
Fuente: http://www.elmundo.es
Sin embargo, el hallazgo más destacado fue el de un trozo de asta de ciervo, probablemente de parte de un pico minero, herramienta que se empleó a partir del Neolítico y que demostraría "que es una auténtica escombrera minera prehistórica", según afirmó el doctor Andoni Tarriño, geólogo responsable del Grupo de Materias Primas y Materiales Antrópicos y Arqueológicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).
El pasado fin de semana se dio por terminada la segunda edición de la campaña de excavaciones en este yacimiento excepcional de minas de sílex, que es de los pocos de sus características que existen en la Península Ibérica.
La unidad geológica donde se ubica este yacimiento, que dirige este geólogo del Cenieh junto con el arqueólogo Pedro José Lobo, de la Universidad del País Vasco, está compuesta por carbonatos miocenos originados en ambientes sedimentarios continentales (lacustres-palustres), esto es, en lagos y pantanos.
Todas las muestras recogidas durante las cuatro semanas que duró la campaña 2011 van a ser analizadas en los laboratorios del Cenieh y, tras los análisis pertinentes, se podrá conocer su antigüedad.
Fuente: http://www.elmundo.es
sábado, 26 de noviembre de 2011
-¿Una especie hermana de los neandertales?
Un estudio de los más de 500 dientes fósiles del yacimiento de la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca, publicado en la revista Journal of Human Evolution por científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, revela que los homínidos hayados en el yacimiento burgalés podrían ser una especie diferente pero próxima al Homo neanderthalensis.
El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha publicado un estudio detallado de los más de 500 dientes fósiles hallados en la Sima de los Huesos de la Sierra de Atapuerca. Este estudio revela que los homínidos hallados en este yacimiento burgalés podrían representar una especie "hermana" de los neandertales, aunque diferente a éstos.
El artículo Morphological description and comparison of the dental remains from Atapuerca-Sima de los Huesos site (Spain), liderado por los investigadores del CENIEH, María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro, publicado en la revista Journal of Human Evolution, afirma que a pesar de su antigüedad, en torno al medio millón de años, la morfología de los dientes de la Sima de los Huesos es completamente neandertal, incluso, como afirma María Martinón Torres “más neandertal”, que la de algunas poblaciones clásicas de Homo neanderthalensis del Pleistoceno Superior.
Según José María Bermúdez de Castro, hasta ahora, la idea generalizada de la comunidad científica es que las poblaciones que habitaron Europa durante el Pleistoceno Medio, generalmente asignadas a la especie Homo heidelbergensis, eran antecesoras directas de Homo neanderthalensis, y que debido a las duras condiciones glaciares de Europa en este periodo, estos homínidos habrían evolucionado en aislamiento, acumulando de forma progresiva características típicamente neandertales a través de frecuentes cuellos de botella y extinciones locales.
En este esquema, acuñado técnicamente como “proceso de acreción”, las poblaciones más antiguas serían menos neandertales que las poblaciones más recientes. Sin embargo, el hecho de que una población tan antigua como la de la Sima de los Huesos presente morfologías tan neandertales obliga a considerar otros escenarios evolutivos. “Podría ser que la población de la Sima de los Huesos represente la madre de todos los neandertales y que por un cuello de botella, a partir de este grupo, y no de otras poblaciones del Pleistoceno Medio, haya surgido la especie H. neanderthalensis”, señala Martinón Torres
Según el estudio, en el que también han participado los investigadores Aida Gómez Robles, Leyre Prado Simón y Juan Luis Arsuaga, cabe la posibilidad de que durante el Pleistoceno Medio en Europa, hubieran coexistido varios linajes humanos diferentes, lo que obligaría a redefinir la especie de H. heidelbergensis.
Fuente:www.agenciasinc.es
martes, 8 de noviembre de 2011
-El castillo de Arganzón en los documentos. Siglo VIII- XIII
La Arqueología
de épocas históricas tiene la ventaja de poder contar con textos
escritos que ayudan a complementar, revisar y contrastar los hallazgos
arqueológicos con el conocimiento histórico que se puede sacar del
estudio de las fuentes documentales. Aunque en numerosas ocasiones, uno y
otro registro se complementan, en otras los datos registrados en uno
contradicen lo que se extrae del otro. Esto no quiere decir que uno u
otro sean mentira, si no que es necesaria una labor de crítica y estudio
intenso que ayuden a explicar esta contradicción. Es, por tanto, muy
importante contar con los dos tipos de registro, si es posible, a la
hora de estudiar las sociedades del pasado, y estudiarlos de manera
crítica.
Como no podía
ser de otra manera, la Historia del Castillo de Arganzón es muy larga en
el tiempo, abarcando diversas épocas y problemas históricos en los que
el castillo fue un elemento más de unas sociedades tan complejas como la
nuestra propia.
La
primera referencia documental que tenemos del entorno del castillo en
la Alta Edad Media se encuentra en una fuente árabe fechada en el año
801 en el que se relata una escaramuza contra las tropas de un árabe
llamado Mu´awiyya:
En ese (año) el emir al-Hakam, inmediatamente después de haber concluido la guerra con Sulayman, su tío paterno, envió tropas en una campaña contra la tierra del enemigo (ard al’adūw), que Dios la quiebre. Dio su mando a su hermano Mu’awiyya, hijo del emir Hišām, hijo del emir ˁAbd al-Raḥmān, que marchó directamente hacia el país (balad) de Al.ba y al-Qilāˁ. Sufrió su ejército un traspié en el desfiladero (faŷŷ) de Ar.g.n.sūn en el mes de ramadān de ese (año), donde perdió un grupo de principales.
La segunda de las fuentes en las que se hace referencia a Arganzón es el Cartulario de San Millán
en el que se dice que en 871-872 se dona a San Vicente de Acosta la
iglesia de “Sancta Maria de Foze de Arganzone”, cuya ubicación todavía
es desconocida.
Por
último, en el año 1191 el rey Alfonso VIII concede un fuero a la nueva
puebla de Arganzón, en la frontera entre los reinos de Castilla y
Navarra.
Tendremos que esperar hasta el año 1199-1200 cuando, en la crónica latina de los reyes de Castilla se dice que:
“Entre
tanto el rey de Castilla asedó Vitoria, y mientras duraba el asedio,
adquirió todas las fortalezas vecinas, Treviño, Arganzón, Santa Cruz,
Alchorroza, Vitoria la Vieja, Arlucea, la tierra que se llama Guipúzcoa,
incluso San Sebastián, Marañón, San Vicente y algunas otras”.
Por
lo que en estos momentos se encuentra, con seguridad, una “fortaleza”,
aunque no podemos saber qué características tenía ni qué tipo de
estructuras y edificios se encontraban en ella. Esta es una de las
cuestiones principales que se buscan resolver con las actuales
excavaciones.
sábado, 5 de noviembre de 2011
-Poblado medieval fortificado en La Puebla de Arganzón
En ocasiones los arqueólogos encuentran lo que buscan mientras que en otras las ruinas pueden hablar tan fuerte que delatan auténticos tesoros adormecidos por el paso del tiempo. Eso han descubierto los integrantes del equipo de arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV) en el corazón de la torre de La Concha ubicada en un promontorio de roca natural sobre el desfiladero que discurre junto al río Zadorra en La Puebla de Arganzón.
A la espera de los últimos estudios que han comenzado a efectuarse en el propio laboratorio de la UPV, es posible asegurar que existe una fase de ocupación muy antigua cuyo inicio (a falta de determinar la fecha exacta) podría ubicarse entre el siglo IX y el X. Los textos ya mostraban una iglesia en la zona y también reflejaban que durante el mes de Ramadam, el hermano del emir Al-Hakam con sus ejércitos llega a la zona de Álava (cuyos límites discurrían tanto por Vitoria, Vizcaya y el propio enclave burgalés) pero sale derrotado a manos de los cristianos en el desfiladero llamado por aquel entonces de Arganzum.
En Condado de Treviño ya se produjo el hallazgo de un castillo del siglo X, muy relevante pero, a diferencia de otros, no se trataba de una construcción en lo alto sino de una residencia señorial de gente poderosa que se reúne en un poblado y vive entorno a los nobles. «Ya sabíamos lo de Treviño y nos imaginábamos su valor arqueológico, pero lo de La Puebla de Arganzón fue una sorpresa completa», admite el director del proyecto y responsable del área de arqueología de la UPV, Juan Antonio Quirós.
A la espera de poder estudiar con detalle los materiales arqueológicos recuperados y realizar algunos análisis de laboratorio, se ha podido constatar que el lugar fue ocupado en la época alto medieval, que ya en plena edad media fue construida una primera torre y otro potente edificio que fueron desmantelados con posterioridad para construir la torre actualmente visible y su aljibe.
Se estima que sobre el año 1.000 se funda un verdadero centro de poder con una gran torre de más de tres metros, «y además aparece una casa señorial muy bien conservada y un poblado», especifica Quirós, al tiempo que relaciona la construcción con una familia probablemente laica vinculada a los condes alaveses más que a la monarquía navarra de la época. A finales del siglo XIII o a inicios del XIV, el poblado se abandona y se produce una transformación de todo el yacimiento, se desmonta la vieja torre y se levanta otra junto a una cisterna. Entrado el siglo XIV se construye el castillo que empieza a funcionar como una estructura de control del paso, hasta que nueve siglos más tarde, en el XIX, la torre fue ocupada durante las guerras carlistas.
En cualquier caso, se sabía que ese paso adquiría relevancia histórica aunque lo único con lo que se contaba era con una torre y los restos de una cisterna. Fue entonces cuando el equipo arqueológico decidió contactar con la Junta de Castilla y León para poder efectuar una intervención valorativa de las ruinas. Se llevaron a cabo una serie de trabajos previos como recorrer el territorio a pie o sobrevolar en varias ocasiones la torre para fotografiar su entorno y comprobar que, efectivamente, estaba dispuesta sobre una plataforma y que había un recinto o muralla relativamente grande.
Tras estas primeras apreciaciones, los arqueólogos emplearon el método LIDAR (Light Detection And Ranging). Técnica que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado; eso da la posibilidad de aclarar el panorama. Gracias al LIDAR se pudo hallar la cisterna, un profundo foso tallado en la roca, dos torres y una serie de irregularidades que corresponden a unos edificios. «A partir de este primer análisis, entendimos que se trataba de una estructura muy compleja y que era algo más grande e importante de lo que pensábamos inicialmente», destaca.
Durante seis semanas y media un total de ocho expertos en la materia efectuaron excavaciones, recogieron muestras y analizaron en unos cinco sectores de las ruinas. Quirós prefiere no hablar de castillo, porque como tal es apenas una parte de lo que se ha encontrado.
Las excavaciones se llevaron a cabo dentro de la torre, en el centro de la plataforma, en una segunda torre que demostró ser más antigua, en el poblado y en otros puntos de valoración más pequeños. «Si esto fuera así no solo se trataría del lugar fortificado más antiguo de todo el territorio de Treviño sino que, hasta el momento, de todo el entorno y no porque no los hubiera antes, puesto que hay registros tanto en municipio como Pancorbo o Lantarón o Miranda, lo que ocurre es que aún no hemos dado con ellas», describe.
Fuente:www.diariodeburgos.es
fotos: http://proyectoarganzon.blogspot.com
viernes, 7 de octubre de 2011
-Bien de Interés Cultural para el monasterio de Fresdelval.
El monasterio de Fresdelval, fundado en el siglo XV, ha recibido la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento, lo que amplía su protección en un radio aproximado de 200 metros según han informado fuentes de la Junta de Castilla y León. La catalogación de Monumento Histórico Artístico de este complejo monacal de titularidad particular databa de 1931 pero no protegía el entorno de la finca. Con esta declaración, aprobada por el Consejo de Gobierno, garantiza «la protección de sus valores, su contemplación, apreciación y estudio».
El Real Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de Fresdelval, que es su nombre completo, ocupa una extensión de 120 hectáreas, toda vez que sus posesiones se extienden más allá de las espectaculares ruinas de esta abadía entre gótica y renacentista.
Sus propietarios se hallan inmersos en la rehabilitación del palacio anejo al monasterio para convertirse en un futuro en una fundación cultural dedicada a los Jerónimos -orden originaria del cenobio- y al emperador Carlos V, quien se alojó en una ocasión allí y que a punto estuvo de elegirlo como destino para sus últimos días, algo que declinó en favor de Yuste por recomendación de sus médicos. La propiedad de todo el complejo está dividida en tres partes pero tienen un mismo y ambicioso objetivo: rehabilitarlo en su totalidad para convertirlo en hotel de lujo. El complejo monacal, a diez kilómetros de Burgos, fue fundado hace poco más de 600 años por Gómez Manrique. En poco tiempo, y gobernado por los jerónimos, ganó en importancia y poder, especialmente en el siglo XVI. Su declive comenzó un siglo más tarde, agravándose totalmente en el XIX, maltratado primero por el brutal expolio de las tropas napoleónicas y posteriormente por los no menos terribles procesos desamortizadores de ese siglo.
Sus ruinas cobijaron a escritores y artistas, cautivados hasta el tuétano por su prestigio melancólico. Entre ellos destacó el pintor romántico Francisco Jover Casanova, que llegó a convertirlo durante en centro de reuniones para todo tipo de artistas. Ya en el siglo XX, personalidades de la talla de Manuel Azaña, presidente del Gobierno durante de la II República, o del universal poeta granadino Federico García Lorca, que llegó a dedicarle uno de sus primeros textos en prosa posteriormente recreados en su primer libro, Impresiones y paisajes.
Fuente: www.diariodeburgos.es
El Real Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de Fresdelval, que es su nombre completo, ocupa una extensión de 120 hectáreas, toda vez que sus posesiones se extienden más allá de las espectaculares ruinas de esta abadía entre gótica y renacentista.
Sus propietarios se hallan inmersos en la rehabilitación del palacio anejo al monasterio para convertirse en un futuro en una fundación cultural dedicada a los Jerónimos -orden originaria del cenobio- y al emperador Carlos V, quien se alojó en una ocasión allí y que a punto estuvo de elegirlo como destino para sus últimos días, algo que declinó en favor de Yuste por recomendación de sus médicos. La propiedad de todo el complejo está dividida en tres partes pero tienen un mismo y ambicioso objetivo: rehabilitarlo en su totalidad para convertirlo en hotel de lujo. El complejo monacal, a diez kilómetros de Burgos, fue fundado hace poco más de 600 años por Gómez Manrique. En poco tiempo, y gobernado por los jerónimos, ganó en importancia y poder, especialmente en el siglo XVI. Su declive comenzó un siglo más tarde, agravándose totalmente en el XIX, maltratado primero por el brutal expolio de las tropas napoleónicas y posteriormente por los no menos terribles procesos desamortizadores de ese siglo.
Sus ruinas cobijaron a escritores y artistas, cautivados hasta el tuétano por su prestigio melancólico. Entre ellos destacó el pintor romántico Francisco Jover Casanova, que llegó a convertirlo durante en centro de reuniones para todo tipo de artistas. Ya en el siglo XX, personalidades de la talla de Manuel Azaña, presidente del Gobierno durante de la II República, o del universal poeta granadino Federico García Lorca, que llegó a dedicarle uno de sus primeros textos en prosa posteriormente recreados en su primer libro, Impresiones y paisajes.
Fuente: www.diariodeburgos.es
lunes, 3 de octubre de 2011
-Nueva especie de dinosaurio en La Revilla-Ahedo.
Un equipo internacional de paleontólogos ha publicado este mes en la
prestigiosa revista científica 'Acta Paleontológica Polonica' un trabajo
donde se describe una nueva especie de dinosaurio, cuyos restos se
encontraron entre 2002 y 2004 en el yacimiento de 'Las Tenadas de los
Vallejos II', ubicado en el término de La Revilla-Ahedo.
Los fósiles de este nuevo espécimen fueron recuperados a lo largo de tres campañas de excavaciones, organizadas por el Colectivo Arqueológico-Paleontológico Salense (CAS) y el Museo de Dinosaurios, y fueron sometidos a un largo y complejo proceso de preparación y consolidación.
El hecho de encontrar caracteres anatómicos diferenciadores de otros dinosaurios ha permitido describir la nueva especie, que ha recibido el nombre de Demandasaurus Darwin (reptil de la [sierra de la] Demanda, de Darwin), dedicado a la Sierra de la Demanda y al autor de la Teoría de la Evolución de las especies, Charles Darwin.
Una parte importante de la investigación sobre este dinosaurio ha girado en torno a problemas paleobiogeográficos, en concreto a las posibles conexiones entre la fauna de África y Europa durante el Cretácico Inferior, entre 130 y 120 millones de años atrás. Y Demandasaurus proporciona una clave que ayuda a esclarecer ese problema científico.
El nuevo dinosaurio, que se suma a los pocos descritos en España, pertenece al grupo de los Diplodocoideos y dentro de éste, a la familia de los Rebaquisáuridos. Hasta el hallazgo de este dinosaurio ibérico, los Rebaquisáuridos se conocían solo en el antiguo supercontinente de Gondwana (que incluía las actuales África, América del Sur, Australia, India y Antártica), por lo que su aparición supuso una noticia relevante para la comunidad paleontológica mundial.
Los rebaquisáuridos son dinosaurios saurópodos que aún guardan enigmas para los paleontólogos.
En las instalaciones museísticas salenses se conserva gran parte del esqueleto del Demandasaurus Darwin, y se podrá contemplar durante la presentación del dinosaurio 'recién nacido'. En la misma, que tendrá lugar el viernes próximo en el Palacio Municipal de Salas de los Infantes, intervendrán tres de los paleontólogos que firman el artículo José Ignacio Canudo (Universidad de Zaragoza), Xavier Pereda (Universidad del País Vasco) y Fidel Torcida (Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes).
http://www.elcorreodeburgos.com
Los fósiles de este nuevo espécimen fueron recuperados a lo largo de tres campañas de excavaciones, organizadas por el Colectivo Arqueológico-Paleontológico Salense (CAS) y el Museo de Dinosaurios, y fueron sometidos a un largo y complejo proceso de preparación y consolidación.
El hecho de encontrar caracteres anatómicos diferenciadores de otros dinosaurios ha permitido describir la nueva especie, que ha recibido el nombre de Demandasaurus Darwin (reptil de la [sierra de la] Demanda, de Darwin), dedicado a la Sierra de la Demanda y al autor de la Teoría de la Evolución de las especies, Charles Darwin.
Una parte importante de la investigación sobre este dinosaurio ha girado en torno a problemas paleobiogeográficos, en concreto a las posibles conexiones entre la fauna de África y Europa durante el Cretácico Inferior, entre 130 y 120 millones de años atrás. Y Demandasaurus proporciona una clave que ayuda a esclarecer ese problema científico.
El nuevo dinosaurio, que se suma a los pocos descritos en España, pertenece al grupo de los Diplodocoideos y dentro de éste, a la familia de los Rebaquisáuridos. Hasta el hallazgo de este dinosaurio ibérico, los Rebaquisáuridos se conocían solo en el antiguo supercontinente de Gondwana (que incluía las actuales África, América del Sur, Australia, India y Antártica), por lo que su aparición supuso una noticia relevante para la comunidad paleontológica mundial.
Los rebaquisáuridos son dinosaurios saurópodos que aún guardan enigmas para los paleontólogos.
En las instalaciones museísticas salenses se conserva gran parte del esqueleto del Demandasaurus Darwin, y se podrá contemplar durante la presentación del dinosaurio 'recién nacido'. En la misma, que tendrá lugar el viernes próximo en el Palacio Municipal de Salas de los Infantes, intervendrán tres de los paleontólogos que firman el artículo José Ignacio Canudo (Universidad de Zaragoza), Xavier Pereda (Universidad del País Vasco) y Fidel Torcida (Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes).
http://www.elcorreodeburgos.com
sábado, 1 de octubre de 2011
-Relato del descubrimiento del brazalete de oro de Atapuerca.
Escrito por Ana Isabel Ortega Martínez
www.grupoedelweiss.com
Era el día 21 de julio y, como en el resto de jornadas, la tarde la dedicábamos a los trabajos relacionados con el nivel de la terraza que se documenta en varios sectores de la Cueva del Silo. Éramos un equipo de 8 personas, los geólogos Eneko Uriarte y Asier Gómez, las palinólogas Miriam Dorado y Ana Valdeolmillos, los espeleólogos Miguel Ángel Martín y Fernando Ausín, la topógrafa Raquel Pérez y yo.
Nos habíamos dividido el trabajo: Raquel y yo estábamos topografiando, Miriam y Ana muestreaban en las arenas que hay sobre las gravas, Eneko y Asier tomaban datos de la columna estratigráfica y Miguel y Fernando hacían las fotografías. Entonces sucedió que, en la parte superior de los sedimentos de la columna estratigráfica, debajo del caos de bloques existente, al iluminar un hueco con el frontal eléctrico, algo brillaba al fondo y brillaba mucho, tanto como la moneda de oro musulmana que había salido el día anterior en la excavación del Portalón.
Eneko y Asier se miraron, sabían lo que era pero no lo creían, no podía ser cierto pero brillaba mucho y estaba ahí al lado, debajo del bloque calizo, aunque parecía inalcanzable debido a lo estrecho del lugar; finalmente tras indagar un poco encontraron un pequeño hueco entre los bloques por el que, tras deslizarse desde arriba, pudieron alcanzarlo. Tomaron el extraño objeto y se lo pasaron a Miriam y Ana, que no podían imaginar ante qué estaban, no comprendían el brillo de los ojos de sus compañeros. Entre tanto llegó Miguel, quien se echó a reír y, asombrado, les inquiría de donde lo habían sacado, que le dijeran la verdad, que ellos lo habían puesto allí, dado que ambos habíamos dibujado y fotografiado esa columna estratigráfica sin haber visto allí nada antes. Sabía lo que tenía entre manos y no se lo podía creer, confirmó lo que Eneko y Asier no se atrevían a aseverar. Una alegría extraña inundó al grupo y decidieron que yo debía conocer lo sucedido de una forma especial.
Asier se acercó hasta el lugar donde Raquel, Fernando y yo estábamos topografiando otro punto de la terraza y me comentó que las palinólogas requerían de mi presencia, ya que tenían dudas sobre donde muestrear. Me dispuse a partir pero Raquel me indicó que faltaban unos pocos puntos, que acabásemos primero. Decidí terminar la topografía, a pesar de la insistencia de Asier. Al cabo de unos 10 minutos nos acercamos al resto del grupo y, una vez allí, empezaron a decirme que tenía que mirar entre los bloques porque encima de la terraza había unos huesos. Yo me emocioné y empecé a hablar de las similitudes entre esta secuencia y la de Cueva Peluda, pero nadie me hacía caso e insistían en que me metiese entre los bloques a ver los huesos; yo hablaba y hablaba de su posible cronología hasta que, dado el empeño de mis compañeros, me escurrí entre dos bloques y pude ver el brillo del oro, el brillo de un brazalete de oro, suavemente depositado sobre la arcilla y debajo de un gran bloque calizo, allí solo, como esperando. En esos instantes imprecisos no supe qué decir, callada y atónita hice un movimiento brusco hacia arriba para ver a los demás pero mi cuerpo chocó con las paredes del bloque y como no podía moverme lo único que quería era que Raquel viera lo que mis atónitos ojos estaban observando, llamaba a Raquel e insistía en que bajara, pero Raquel no bajaba porque no sabía como hacerlo, sólo había un pequeño hueco entre los bloques y estaba ocupado por mi cuerpo. Cuando me dijo que no podía, porque estaba yo, entonces, sólo entonces, cogí el brazalete y se lo enseñé.
Estaba limpio, brillaba como nuevo, comprendí el valor del oro, su eternidad. Una eternidad que embriagaba de alegría aquel rincón oscuro de la Cueva del Silo, en aquel punto donde los cantos rodados del río Arlanzón llegaron hace cientos de miles de años, marcando el paso de unas corrientes que dejaron de fluir como lo harían las culturas que se conservan en estas cavidades y que son capaces de resurgir miles de años después. Nadie esperaba encontrar un hallazgo así, a pesar de estar ante unos yacimientos tan generosos; nadie imaginaba que la Cueva del Silo, hasta hoy una cavidad con escasas evidencias arqueológicas, destrozada y machacada por las numerosas visitas, pudiera representar un lugar especial para las culturas pasadas.
Este hallazgo es tan excepcional, que nadie podía imaginar su presencia, primero por ser un brazalete de oro ya que, como dijo Toni Canals tras el plantón de dos horas que le dimos esa tarde, estos hallazgos son de otra época, son de los que se encontraban los pioneros. En segundo lugar por estar en Cueva del Silo, una cavidad de segundo rango en la Sierra de Atapuerca.
Los diferentes hallazgos del pasado en el karst de la Sierra de Atapuerca deberían hacernos reflexionar sobre lo que representaban las cavidades para los pobladores de la Prehistoria, para quienes de algún modo fueron sagradas, lugares de culto de unas gentes que desaparecieron hace mucho tiempo, perdiéndose con ellos una forma de entender la ocupación del mundo subterráneo.
Quizá, como dijo Nacho Martínez en una de sus visitas, fueron las diosas de la Sierra quienes regalaron este don a los que estudiamos las cavernas y sus recovecos, los espeleólogos, y lo depositaron lejos de las zonas de excavación o de las cavidades famosas, en el rincón del olvido, protegido más de 3.000 años bajo los bloques que una vez cayeron del techo. Pero como suele ocurrir con los regalos inesperados, este se produjo el día del cumpleaños de Olga y Shane, que junto a Mari y José Luis se acercaron también ese día a esperarnos a la entrada de la cavidad, por lo que fue también un regalo para ellos y, por pertenecer al mundo de la Prehistoria reciente, también fue un regalo para la gente que excava en el Portalón y en el Mirador, en suma, un regalo para todo el gran Equipo de Investigaciones de la Sierra de Atapuerca que sigue trabajando en estas Cuevas Sagradas. Y, en última instancia, es un regalo para todos aquellos que están interesados en el mundo de nuestros antepasados.
www.grupoedelweiss.com
Era el día 21 de julio y, como en el resto de jornadas, la tarde la dedicábamos a los trabajos relacionados con el nivel de la terraza que se documenta en varios sectores de la Cueva del Silo. Éramos un equipo de 8 personas, los geólogos Eneko Uriarte y Asier Gómez, las palinólogas Miriam Dorado y Ana Valdeolmillos, los espeleólogos Miguel Ángel Martín y Fernando Ausín, la topógrafa Raquel Pérez y yo.
Nos habíamos dividido el trabajo: Raquel y yo estábamos topografiando, Miriam y Ana muestreaban en las arenas que hay sobre las gravas, Eneko y Asier tomaban datos de la columna estratigráfica y Miguel y Fernando hacían las fotografías. Entonces sucedió que, en la parte superior de los sedimentos de la columna estratigráfica, debajo del caos de bloques existente, al iluminar un hueco con el frontal eléctrico, algo brillaba al fondo y brillaba mucho, tanto como la moneda de oro musulmana que había salido el día anterior en la excavación del Portalón.
Eneko y Asier se miraron, sabían lo que era pero no lo creían, no podía ser cierto pero brillaba mucho y estaba ahí al lado, debajo del bloque calizo, aunque parecía inalcanzable debido a lo estrecho del lugar; finalmente tras indagar un poco encontraron un pequeño hueco entre los bloques por el que, tras deslizarse desde arriba, pudieron alcanzarlo. Tomaron el extraño objeto y se lo pasaron a Miriam y Ana, que no podían imaginar ante qué estaban, no comprendían el brillo de los ojos de sus compañeros. Entre tanto llegó Miguel, quien se echó a reír y, asombrado, les inquiría de donde lo habían sacado, que le dijeran la verdad, que ellos lo habían puesto allí, dado que ambos habíamos dibujado y fotografiado esa columna estratigráfica sin haber visto allí nada antes. Sabía lo que tenía entre manos y no se lo podía creer, confirmó lo que Eneko y Asier no se atrevían a aseverar. Una alegría extraña inundó al grupo y decidieron que yo debía conocer lo sucedido de una forma especial.
Asier se acercó hasta el lugar donde Raquel, Fernando y yo estábamos topografiando otro punto de la terraza y me comentó que las palinólogas requerían de mi presencia, ya que tenían dudas sobre donde muestrear. Me dispuse a partir pero Raquel me indicó que faltaban unos pocos puntos, que acabásemos primero. Decidí terminar la topografía, a pesar de la insistencia de Asier. Al cabo de unos 10 minutos nos acercamos al resto del grupo y, una vez allí, empezaron a decirme que tenía que mirar entre los bloques porque encima de la terraza había unos huesos. Yo me emocioné y empecé a hablar de las similitudes entre esta secuencia y la de Cueva Peluda, pero nadie me hacía caso e insistían en que me metiese entre los bloques a ver los huesos; yo hablaba y hablaba de su posible cronología hasta que, dado el empeño de mis compañeros, me escurrí entre dos bloques y pude ver el brillo del oro, el brillo de un brazalete de oro, suavemente depositado sobre la arcilla y debajo de un gran bloque calizo, allí solo, como esperando. En esos instantes imprecisos no supe qué decir, callada y atónita hice un movimiento brusco hacia arriba para ver a los demás pero mi cuerpo chocó con las paredes del bloque y como no podía moverme lo único que quería era que Raquel viera lo que mis atónitos ojos estaban observando, llamaba a Raquel e insistía en que bajara, pero Raquel no bajaba porque no sabía como hacerlo, sólo había un pequeño hueco entre los bloques y estaba ocupado por mi cuerpo. Cuando me dijo que no podía, porque estaba yo, entonces, sólo entonces, cogí el brazalete y se lo enseñé.
Estaba limpio, brillaba como nuevo, comprendí el valor del oro, su eternidad. Una eternidad que embriagaba de alegría aquel rincón oscuro de la Cueva del Silo, en aquel punto donde los cantos rodados del río Arlanzón llegaron hace cientos de miles de años, marcando el paso de unas corrientes que dejaron de fluir como lo harían las culturas que se conservan en estas cavidades y que son capaces de resurgir miles de años después. Nadie esperaba encontrar un hallazgo así, a pesar de estar ante unos yacimientos tan generosos; nadie imaginaba que la Cueva del Silo, hasta hoy una cavidad con escasas evidencias arqueológicas, destrozada y machacada por las numerosas visitas, pudiera representar un lugar especial para las culturas pasadas.
Este hallazgo es tan excepcional, que nadie podía imaginar su presencia, primero por ser un brazalete de oro ya que, como dijo Toni Canals tras el plantón de dos horas que le dimos esa tarde, estos hallazgos son de otra época, son de los que se encontraban los pioneros. En segundo lugar por estar en Cueva del Silo, una cavidad de segundo rango en la Sierra de Atapuerca.
Los diferentes hallazgos del pasado en el karst de la Sierra de Atapuerca deberían hacernos reflexionar sobre lo que representaban las cavidades para los pobladores de la Prehistoria, para quienes de algún modo fueron sagradas, lugares de culto de unas gentes que desaparecieron hace mucho tiempo, perdiéndose con ellos una forma de entender la ocupación del mundo subterráneo.
Quizá, como dijo Nacho Martínez en una de sus visitas, fueron las diosas de la Sierra quienes regalaron este don a los que estudiamos las cavernas y sus recovecos, los espeleólogos, y lo depositaron lejos de las zonas de excavación o de las cavidades famosas, en el rincón del olvido, protegido más de 3.000 años bajo los bloques que una vez cayeron del techo. Pero como suele ocurrir con los regalos inesperados, este se produjo el día del cumpleaños de Olga y Shane, que junto a Mari y José Luis se acercaron también ese día a esperarnos a la entrada de la cavidad, por lo que fue también un regalo para ellos y, por pertenecer al mundo de la Prehistoria reciente, también fue un regalo para la gente que excava en el Portalón y en el Mirador, en suma, un regalo para todo el gran Equipo de Investigaciones de la Sierra de Atapuerca que sigue trabajando en estas Cuevas Sagradas. Y, en última instancia, es un regalo para todos aquellos que están interesados en el mundo de nuestros antepasados.
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