Una antigua historia, asegura que el nombre de Soncillo viene de la palabra “mesoncillo”, y era debida a un mesón de reducidas dimensiones que existía al final de la calle Del Río, actual calle Rodriguez de Valcarcel.
La fundación de Soncillo se puede datar no más tarde del 816, fecha del documento de donación del conde Gundesindo. El término del Valle de Valdebezana se encuentra en la zona de contacto de las cordilleras Cantábrico e Ibérica. Su relieve forma una serie de pequeñas alineaciones con dirección NO-SE entre las que se abren pequeños valles regados por arroyos que se dirigen al Ebro. Junto a los límites del término, al norte y al sur, se encuentran las mayores alturas: Maza, 1.162 m.; Tureña, 1.170 y Cielma, l.194. Por el interior, las cotas mayores apenas alcanzan los 1.000 m. Soncillo se encuentra a 854 m. de altitud.
La fundación de Soncillo se puede datar no más tarde del 816, fecha del documento de donación del conde Gundesindo. El término del Valle de Valdebezana se encuentra en la zona de contacto de las cordilleras Cantábrico e Ibérica. Su relieve forma una serie de pequeñas alineaciones con dirección NO-SE entre las que se abren pequeños valles regados por arroyos que se dirigen al Ebro. Junto a los límites del término, al norte y al sur, se encuentran las mayores alturas: Maza, 1.162 m.; Tureña, 1.170 y Cielma, l.194. Por el interior, las cotas mayores apenas alcanzan los 1.000 m. Soncillo se encuentra a 854 m. de altitud.
El hecho de estar situado el pueblo de Soncillo en la parte más alta del eje de comunicación de aquella época de Espinosa a Reinosa y Herrera de Pisuerga, hace suponer, fundadamente, que ya hubiera asentamiento de población en esta primera época. Sin olvidar tampoco, que en el siglo II la vía III, que cruzaba la Autrigonia, figura con casi idéntico trazado.
Su situación geográfica le permitió estar al abrigo de las sucesivas campañas. Situación, pues, privilegiada la de Soncillo por encontrarse en zona de altura, de no fácil acceso. Y también, por otro lado, más pobre y, por tanto, de menor interés para el invasor que los fértiles valles de Valdivielso y Tobalina o que las llanadas de Villarcayo y Medina. Todos estos factores fueron posibilitando que aquellos primeros moradores gozaran de una relativa seguridad. Haciendo uso del derecho de presura irán roturando esa tierra, vital para su subsistencia.
La historia de Soncillo esta muy ligada a la del Valle de Valdebezana. En efecto, desde que en 931 Fernán González incluyera a Arreba, Bricia y Soncillo bajo su demarcación con independencia del reino de León, se asiste a un continuo traspaso de dominios. Tanto es así que, cien años después, el titular de esas tierras era el rey navarro Sancho García.
Luego, tras la batalla de Atapuerca (1054), su hijo Don Fernando se hará cargo de ellas. En el año 1171, según relata el cartulario del monasterio de Santa Mária de Rioseco, Arreba y Bezana son gobernadas por el conde Gómez Pérez de Soncillo, quien realiza ventas de todo su patrimonio en San Cibrián y Vil1arcayo al monasterio de Rioseco.
Es una prueba manifiesta de la prosperidad de la que luego será cabeza administrativa del Valle de Valdebezana. Nuevas e importantes transformaciones ocurrieron durante los siglos XIV y XV que afectaron profundamente a todo el Valle de Valdebezana.
La Villa de Soncillo disfruta de la capitalidad del Valle. En ella reside el “gobernador e justicia ordinaria”, pero la vida de los pueblos del Valle discurre por unos cauces de normalidad y de participación de todos los vecinos en los asuntos de la vida diaria.
En el aspecto económico y comercial, Soncillo sigue evolucionando. Al encontrarse en inferiores condiciones con respecto al resto de los pueblos del Valle por tener menos cantidad de terreno de cultivo, por tener una tierra en peores condiciones. Estas circunstancias obligan al pueblo a buscar otras formas de subsistencia.
En el aspecto económico y comercial, Soncillo sigue evolucionando. Al encontrarse en inferiores condiciones con respecto al resto de los pueblos del Valle por tener menos cantidad de terreno de cultivo, por tener una tierra en peores condiciones. Estas circunstancias obligan al pueblo a buscar otras formas de subsistencia.
Pronto llegó a convertirse en el principal lugar de abastecimiento de alimentos, aceite, vino traídos de unas ocho leguas de distancias, de la actual ciudad de Reinosa (Cantabria). Así se fueron formando los primeros mercados ya en el siglo XV y también fueron apareciendo las primeras ferias de ganados: vacas, cerdos, ovejas..., que se celebraban dos veces al año, una en la víspera del Corpus Christi y la otra la víspera de la Ascensión. Los mercados se celebraban todos los miércoles del año, tradición que sigue conservándose actualmente. Se cobraban unas pequeñas alcabalas por cada puesto de mercancías en el mercado y por cada animal vendido.
El pueblo fue evolucionando lentamente y así aparecieron algunos gremios zapateros, herreros, carreteros etc. y personas dedicadas al transporte para la compra-venta de mercancías de las que carecían en el principal centro abastecedor, Reinosa.El mercado y las ferias se incrementaron en gran medida porque por el sur de la actual provincia de Cantabria (Valle del Pas etc.) no existía ningún centro de mercado abastecedor de los productos imprescindibles. Todos los habitantes del Valle acudían los miércoles de cada año, unos con animales, otros con trigo, con cebada para venderlo; y con el dinero obtenido comprar aceite, vino, sal, calzado, etc.
En el año 1670, por falta de permiso real para la celebración de ferias y mercados, éstos son suspendidos en parte. A partir de este año, los mercados, que se celebraban, desde tiempo inmemorial, todos los miércoles del año, sólo se podrán celebrar de San Martín (11 de noviembre) hasta el Miércoles de Ceniza. Mediante una serie de trámites consigue, diez años más tarde, la concesión del permiso real para celebrar ferias y mercados.