Un cofre que contiene, según indican todos los indicios, los restos del médico renacentista burgalés Francisco Valles, conocido como el ‘Divino Valles’, han sido recuperados este jueves en la Capilla de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares, según informó la Comunidad de Madrid. Valles, que atendió al monarca español Felipe II, está considerado el creador de la anatomía patológica moderna.
El cofre contiene una inscripción que reza ‘Restos del Doctor Valles exhumados’ y una fecha de difícil legibilidad. El descubrimiento tuvo lugar el pasado 14 de abril, en el transcurso de las obras de restauración de la capilla, en cuyas paredes se encontraba oculto el cofre tras haber sido depositado en el templo en el siglo XIX.
En el lado de la epístola de la capilla y a una altura de 1,5 metros desde la cota actual del suelo se encuentra la lápida sepulcral de Francisco Valles, detrás de la cual estaba depositado el cofre.
En la mañana de ayer se procedió a la extracción de la caja y a su apertura, saliendo a la luz los restos humanos. Los trabajos arqueológicos, controlados por la Comunidad de Madrid, tenían como objetivo definir las cotas originales del templo y localizar elementos desaparecidos.
En 1862 se produjo el hallazgo de la lápida sepulcral del doctor, en el curso de unas obras de reforma de la capilla, a raíz de las cuales la sepultura iba a ser desmantelada.
Posteriormente, se procedió a exhumar los restos y guardarlos en una caja de plomo. Tras permanecer seis meses y medio custodiado en una habitación de la universidad, la caja fue alojada tras la lápida que actualmente se conserva.
La Comunidad especula que durante las obras de restauración de los años 60 del siglo XX, la caja de plomo fue desplazada de su ubicación original, y que por ello los trabajos arqueológicos recientes no dieron con ella en un primer momento, siendo encontrada ahora en la actual fase de restauración desplazada del lugar previsto, tal y como indicaron desde la Consejería de Cultura.
Según señaló el director general de Patrimonio Histórico de la Administración regional, José Luis Martínez-Almeida, que estuvo presente en el acto de extracción de la urna de plomo, la pieza será restaurada por el Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid, para ser devuelta posteriormente a su capilla.
Francisco Vallés, conocido como el ‘Divino Valles’ (Covarrubias 1524, Burgos 1592) fue el mayor y mejor exponente de la medicina renacentista. Estudió en varias ciudades y conoció a Andrea Vesalio, al cual sustituyó como médico de Felipe II (médico de cámara y protomédico general de los Reinos y Señoríos de Castilla).
Casi toda su vida profesional se desarrolló en Alcalá de Henares, donde enseñó medicina impartiendo dicha disciplina sobre un cadáver, lo cual fue una novedad.
Ha sido considerado el creador de la anatomía patológica moderna. Gran humanista y escritor, desarrolló una gran labor de investigación científica en la botica de El Escorial, en donde se dedicó durante años a la destilación de plantas naturales.
Fuente: www.diariodeburgos.es
Un rincón para conocer la historia, la naturaleza de Burgos y la magia de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
sábado, 30 de abril de 2011
viernes, 29 de abril de 2011
-Jerónimo de Vivar. Historiador burgalés, cronista de la conquista de Chile.
Nacido en Burgos en 1524 o 1525.
El desconocimiento y la contradicción persiguen a cuantos investigadores han tratado de conocer la personalidad de Jerónimo de Vivar. Se ignora, incluso, cuándo se trasladó a las Indias ya que en el Catálogo de Pasajeros a éstas no se consigna ninguna información registrada con dicho nombre. Sí se conoce, recurriendo a sus escritos, de su paso por otras regiones americanas antes de recalar en Perú y Chile y se tiene la certeza de su estancia en Santa Marta donde escuchó la fabulosa historia del viaje del capitán Francisco César, de labios de uno de sus hombres, expedición que diera lugar a la leyenda sobre la mítica ciudad de los Césares o Trapalanda. Con toda seguridad hubo de pasar al Perú con motivo de las revueltas acaecidas en tiempos de Núñez Vela y La Gasca para acompañar a Valdivia en su regreso a Chile. Testigo directo, aunque no partícipe, de la batalla de Andalién en 1550 y del encuentro con el cacique Ainavillo, Vivar formó parte de la armada del capitán Juan Bautista Pastene.
Desde aquí regresó a la Concepción, permaneciendo allí hasta el nuevo retorno de Valdivia, para incorporarse posteriormente a la expedición del capitán Francisco de Ulloa en dirección al estrecho de Magallanes, viaje poco conocido en detalles y muy interesante de leer en Vivar.
La falta absoluta de datos en todos los documentos referidos a la conquista de Chile en torno a la figura de Vivar, puesta de manifiesto ya en un principio por el historiador chileno Barros Arana, y posteriormente por el profesor Demetrio Ramos, llevó al primero de ellos a presuponer que dicha denominación correspondía sencillamente a un seudónimo adoptado por el secretario de Valdivia, Juan de Cardeña o Juan de Cárdenas, según otras lecturas y escritos. Esta tesis, avalada por Antonio de León Pinelo, que se refiere a Vivar como «Secretario del general Pedro de Valdivia», vino a fianzarse y a tomar cuerpo al comprobarse la gran similitud detectada entre las cartas redactadas por Pedro de Valdivia y la crónica de Vivar, en algunos puntos fiel trasunto de aquellas. Pero, según Ángel Barral Gómez, esta hipótesis que defiende una misma identidad para ambos personajes ha perdido en la actualidad toda consistencia a la luz de la narración, puesto que las actuaciones conocidas de uno y de otro no permiten sustentar ninguna coincidencia entre ellos.
Su obra, Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile, que terminará de escribir el burgalés Jerónimo de Vivar en los últimos días de 1558 en los confines de la tierra alcanzada por García Hurtado de Mendoza, es una obra tan desconocida del público lector, y aún de muchos especialistas, como sumamente ilustrativa e interesante.
El relato se encuentra centrado en la figura de Pedro de Valdivia y en los hechos protagonizados por éste y por los españoles que junto a él vivieron las duras jornadas iniciales de la conquista de Chile. Pero a estos hechos, conocidos por la pluma del mismo Valdivia y de otros testigos partícipes directos, se añaden aquí informaciones utilísimas acerca de las características geográficas de los distintos valles chilenos, la flora y la fauna, y, lo que es más importante, sobre los naturales que en el momento del contacto poblaban aquellas regiones.
Fuente: Biblioteca Cervantes Virtual
-¿Origen africano o asiático?
Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) afirmaron hoy en Burgos que el origen de los primeros europeos es asiático y no africano como se pensaba hasta ahora. Se trata de una de las conclusiones que se extraen de las investigaciones que están llevando a cabo durante los últimos años, según explicaron el director del Cenieh, José María Bermúdez de Castro, y la responsable del Grupo de Antropología dental del Cenieh, María Martinón-Torres.
En este sentido, Bermúdez de Castro indicó que se está trabajando en “un nuevo escenario evolutivo para poder entender la evolución humana en Europa”. Así, Martinón-Torres argumentó que “en las investigaciones que estamos llevando a cabo durante los últimos años estamos viendo que las poblaciones de Europa no tienen por qué venir de África”.
“Estamos acostumbrados a tener una visión de la evolución humana y de las especies un poco africocentrista, como que todo lo que está fuera de África es porque ha salido de África”, manifestó, y agregó que “lo que estamos viendo es que probablemente no está en África porque no son africanos, y de hecho, al hacer un estudio más detallado de todos los fósiles, incluyendo también los que hay en Asia, hemos visto que todas estas poblaciones europeas, que todas las poblaciones de TD-6 que estamos viendo, incluso, un poco los pre neandertales se parecen más a las poblaciones que conocemos en Asia a las poblaciones africanas”.
La doctora indicó que “esto nos hace inferir que el parentesco entre europeos y asiáticos, las poblaciones del pleistoceno, es más cercano y que es posible que entre ellos hayan compartido un ancestro común y no con las poblaciones africanas”. Por ello, aseguró que “el origen de los primeros europeos es un origen asiático” y precisó que “eso no quiere decir que hayan tenido que venir desde el extremo oriental de China pero si tenemos que ver que hay una zona, que es el Próximo Oriente, que es un verdadero cruce de caminos y de carreteras, de dispersiones entre todos los continentes, que es realmente un punto caliente de biodiversidad”.
“Ahí se produce cruce de poblaciones una vez que las poblaciones están fuera de África, a no ser que haya una barrera geográfica, climática o de medios se van a ir dispersando hacia un lado y otro del continente”, añadió. Martinón-Torres consideró que “eso creemos que es lo que ha pasado; una vez que las poblaciones han salido ya fuera de África tenemos la evidencia que conocemos hoy más clara con los homínidos serían los de D’manisi, se han expandido a izquierda y a derecha del mapa, a este y oeste, sino ha habido ningún contratiempo”.
En ese sentido, la científica del Cenieh sostuvo que “todas estas poblaciones, los primeros europeos no vienen de África” y además añadió que “no sólo ya África es menos importante en la historia de los europeos sino que creemos que tenemos también una identidad europea”.
Así, explicó que “lo que está sucediendo aquí es algo particular y propiamente europeo, probablemente, independientemente de que sepamos decir si la mandíbula de la Sima del Elefante pertenece o no a la misma población de Homo antecesor de los fósiles de Gran Dolina, si que identificamos algo que es característicamente europeo y que lo hace diferente de los fósiles que se encuentran en África y Asia”. Estas son las líneas en las que están trabajando desde el Cenieh.
Finalmente, Bermúdez de Castro relató que cuando intentaron hace dos años publicar estas conclusiones en las revistas especializadas de la ciencia anglosajona, que es la oficial, ésta “se opuso de forma radical” y apuntó que “pusieron tantas pegas que casi nos obligaron a retirarlo”. “Hay que modificar todo y tenéis que decir lo que decimos nosotros”, les exigían desde la ciencia oficial, según comentó el director del Cenieh.
Por este motivo, Bermúdez de Castro argumentó que están publicando estas ideas en diferentes artículos “de manera que vamos introduciendo en la ciencia oficial las ideas poco a poco para cuando estén convencidos de nuestra forma de pensar” porque según aseguró, “tenemos la suerte” de tener el 95 por ciento de todos los fósiles de Pleistoceno Inferior y Medio en Atapuerca. También destacó que España es el segundo país, detrás de Estados Unidos, en publicar más artículos en la prestigiosa revista ‘Journal of Human Evolution’, por delante de Reino Unido.
Fuente: www.diariodeburgos.es
En este sentido, Bermúdez de Castro indicó que se está trabajando en “un nuevo escenario evolutivo para poder entender la evolución humana en Europa”. Así, Martinón-Torres argumentó que “en las investigaciones que estamos llevando a cabo durante los últimos años estamos viendo que las poblaciones de Europa no tienen por qué venir de África”.
“Estamos acostumbrados a tener una visión de la evolución humana y de las especies un poco africocentrista, como que todo lo que está fuera de África es porque ha salido de África”, manifestó, y agregó que “lo que estamos viendo es que probablemente no está en África porque no son africanos, y de hecho, al hacer un estudio más detallado de todos los fósiles, incluyendo también los que hay en Asia, hemos visto que todas estas poblaciones europeas, que todas las poblaciones de TD-6 que estamos viendo, incluso, un poco los pre neandertales se parecen más a las poblaciones que conocemos en Asia a las poblaciones africanas”.
La doctora indicó que “esto nos hace inferir que el parentesco entre europeos y asiáticos, las poblaciones del pleistoceno, es más cercano y que es posible que entre ellos hayan compartido un ancestro común y no con las poblaciones africanas”. Por ello, aseguró que “el origen de los primeros europeos es un origen asiático” y precisó que “eso no quiere decir que hayan tenido que venir desde el extremo oriental de China pero si tenemos que ver que hay una zona, que es el Próximo Oriente, que es un verdadero cruce de caminos y de carreteras, de dispersiones entre todos los continentes, que es realmente un punto caliente de biodiversidad”.
“Ahí se produce cruce de poblaciones una vez que las poblaciones están fuera de África, a no ser que haya una barrera geográfica, climática o de medios se van a ir dispersando hacia un lado y otro del continente”, añadió. Martinón-Torres consideró que “eso creemos que es lo que ha pasado; una vez que las poblaciones han salido ya fuera de África tenemos la evidencia que conocemos hoy más clara con los homínidos serían los de D’manisi, se han expandido a izquierda y a derecha del mapa, a este y oeste, sino ha habido ningún contratiempo”.
En ese sentido, la científica del Cenieh sostuvo que “todas estas poblaciones, los primeros europeos no vienen de África” y además añadió que “no sólo ya África es menos importante en la historia de los europeos sino que creemos que tenemos también una identidad europea”.
Así, explicó que “lo que está sucediendo aquí es algo particular y propiamente europeo, probablemente, independientemente de que sepamos decir si la mandíbula de la Sima del Elefante pertenece o no a la misma población de Homo antecesor de los fósiles de Gran Dolina, si que identificamos algo que es característicamente europeo y que lo hace diferente de los fósiles que se encuentran en África y Asia”. Estas son las líneas en las que están trabajando desde el Cenieh.
Finalmente, Bermúdez de Castro relató que cuando intentaron hace dos años publicar estas conclusiones en las revistas especializadas de la ciencia anglosajona, que es la oficial, ésta “se opuso de forma radical” y apuntó que “pusieron tantas pegas que casi nos obligaron a retirarlo”. “Hay que modificar todo y tenéis que decir lo que decimos nosotros”, les exigían desde la ciencia oficial, según comentó el director del Cenieh.
Por este motivo, Bermúdez de Castro argumentó que están publicando estas ideas en diferentes artículos “de manera que vamos introduciendo en la ciencia oficial las ideas poco a poco para cuando estén convencidos de nuestra forma de pensar” porque según aseguró, “tenemos la suerte” de tener el 95 por ciento de todos los fósiles de Pleistoceno Inferior y Medio en Atapuerca. También destacó que España es el segundo país, detrás de Estados Unidos, en publicar más artículos en la prestigiosa revista ‘Journal of Human Evolution’, por delante de Reino Unido.
Fuente: www.diariodeburgos.es
jueves, 28 de abril de 2011
miércoles, 27 de abril de 2011
-Una mandíbula con muchas incógnitas.
La mandíbula de 1,3 millones de años hallada en 2007 en la Sima del Elefante plantea nuevas incógnitas. Los últimos estudios realizados a este fósil humano han abierto otras líneas de investigación tras determinarse que los restos podrían no pertenecer a un Homo antecessor, el homínido más antiguo de Europa y catalogado por primera vez en los yacimientos de Atapuerca, sino a otra especie, incluso a una no conocida hasta este momento.
La importancia de este hecho no solo radica en que se ponga en duda que la mandíbula sea de un Homo antecessor sino en que no ha sido posible definir a qué especie concreta corresponde o si, por el contrario, pertenece a una desconocida. Así queda reflejado en un artículo de José María Bermúdez de Castro, uno de los tres codirectores, en la revista ‘Journal of Human Evolution’, tras un estudio morfológico detallado del fósil.
La investigación llevada a cabo en los dos últimos años cuestiona las conclusiones iniciales, en las que el equipo de Atapuerca afirmaba que la mandíbula podría corresponder a un Homo antecessor. Los interrogantes vienen provocados por la inexistencia de más restos identificables, por ejemplo un cráneo, que revelen datos más precisos y completos a fin de extraer más información sobre la especie a la que pertenece este fósil.
«Contamos con poco material para datarlo. No se puede establecer con ninguna especie conocida porque no disponemos de más restos que nos permitan comparar y establecer la definición exacta», afirman fuentes de la investigación.
Los resultados del estudio dirigido por Bermúdez de Castro, titulado ‘Mandíbula humana del Pleistoceno Temprano de la Sima del Elefante: un estudio comparativo morfológico’, serán presentados de forma oficial mañana jueves en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
En la misma publicación científica especializada se ha incluido un segundo artículo dedicado a la misma mandíbula, elaborado por un equipo dirigido por María Martinón-Torres, responsable del Grupo de Antropología dental del CENIEH. En ese estudio paleopatológico se ofrecen las conclusiones de un análisis detallado de las severas patologías dentales sufridas por este individuo del Pleistoceno Inferior, algunas de ellas «muy similares a las que padece hoy el hombre moderno».
Fuente: www.diariodeburgos.es
La importancia de este hecho no solo radica en que se ponga en duda que la mandíbula sea de un Homo antecessor sino en que no ha sido posible definir a qué especie concreta corresponde o si, por el contrario, pertenece a una desconocida. Así queda reflejado en un artículo de José María Bermúdez de Castro, uno de los tres codirectores, en la revista ‘Journal of Human Evolution’, tras un estudio morfológico detallado del fósil.
La investigación llevada a cabo en los dos últimos años cuestiona las conclusiones iniciales, en las que el equipo de Atapuerca afirmaba que la mandíbula podría corresponder a un Homo antecessor. Los interrogantes vienen provocados por la inexistencia de más restos identificables, por ejemplo un cráneo, que revelen datos más precisos y completos a fin de extraer más información sobre la especie a la que pertenece este fósil.
«Contamos con poco material para datarlo. No se puede establecer con ninguna especie conocida porque no disponemos de más restos que nos permitan comparar y establecer la definición exacta», afirman fuentes de la investigación.
Los resultados del estudio dirigido por Bermúdez de Castro, titulado ‘Mandíbula humana del Pleistoceno Temprano de la Sima del Elefante: un estudio comparativo morfológico’, serán presentados de forma oficial mañana jueves en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
En la misma publicación científica especializada se ha incluido un segundo artículo dedicado a la misma mandíbula, elaborado por un equipo dirigido por María Martinón-Torres, responsable del Grupo de Antropología dental del CENIEH. En ese estudio paleopatológico se ofrecen las conclusiones de un análisis detallado de las severas patologías dentales sufridas por este individuo del Pleistoceno Inferior, algunas de ellas «muy similares a las que padece hoy el hombre moderno».
Fuente: www.diariodeburgos.es
lunes, 25 de abril de 2011
-Juan de Ayolas.
Juan de Ayolas nació en Briviesca en el año 1510.
Formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza que partió del puerto de Sanlucar de Barrameda en el año de 1535. Con el título de Mayordomo del Adelantado Don Pedro de Mendoza y alguacil mayor de la armada asistió a la fundación de Nuestra Señora del Buen Ayre (Buenos Aires) en el año de 1536.
Ante la escasez de provisiones y la hostilidad de los indios, que amenazaban la supervivencia de la ciudad, Ayolas emprendió una expedición en la que remontó el curso del Paraná con la intención de establecer una vía de comunicación con el Perú y conseguir víveres.En su marcha fue interceptado por los caciques guaraníes Lambaré y Yanduvazuví Rubichá a los que venció en batalla. A raíz de esta situación se celebró una capitulación el 15 de agosto de 1536 en la que los guaraníes se aliaron a los españoles reconociendo la autoridad de éstos. Ayolas levantó el fuerte de Corpus Christi, adonde se trasladaron Mendoza y el grueso de la guarnición desde la insegura Santa María del Buen Aire.
Incitado por los rumores sobre la existencia de enormes riquezas en las tierras del oeste, Ayolas partió en busca de la mítica sierra de la Plata y exploró el curso del Paraná, en cuyas orillas fundó el fuerte de Candelaria, el 2 de febrero de 1537 (hacia los 19° de latitud sur según algunas fuentes -por lo cual estaría prácticamente donde hoy se halla Corumbá, hacia los 21°S según otras fuentes -por lo cual habría estado en tal caso algo al norte de Fuerte Olimpo, cerca de la desembocadura del río Blanco en el río Paraguay-), donde dejó como lugarteniente a Domingo Martínez de Irala.
Pedro de Mendoza, en virtud de sus facultades, lo designa su sucesor como gobernador del Río de la Plata. El 22 de abril de 1537, Pedro de Mendoza al no estar presente Ayolas para la transmisión del mando, lo delegó provisoriamente en Francisco Ruiz Galán.
Continuando con la búsqueda de una comunicación con el Perú, Ayolas continuó con su empresa hasta llegar a la actual Bolivia y cruzar por primera vez la región del Chaco.
Tras ese periplo regresa al fuerte de la Candelaria que encuentra abandonado. Allí falleció tras un ataque de los indígenas.
Su sucesor como gobernador de Río de la Plata fue Domingo Martínez de Irala.
Juan de Ayolas junto con Alejo Gracía fueron los primeros hombres blancos en tomar contacto con los indios Cararás. De regreso de una de aquellas expediciones sufrieron una emboscada de los indios Payaguas en las orillas del río Paraguay en 1537, muriendoJuan de Ayolas. De aquel viaje solo se salvó un hombre llamado Rodrigo de Cepeda que tras unas largas jornadas a través de la selva llegó a Perú para informar a Pedro de Mendoza del infortunio.
Más información en:
http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=14035
Formó parte de la expedición de Pedro de Mendoza que partió del puerto de Sanlucar de Barrameda en el año de 1535. Con el título de Mayordomo del Adelantado Don Pedro de Mendoza y alguacil mayor de la armada asistió a la fundación de Nuestra Señora del Buen Ayre (Buenos Aires) en el año de 1536.
Ante la escasez de provisiones y la hostilidad de los indios, que amenazaban la supervivencia de la ciudad, Ayolas emprendió una expedición en la que remontó el curso del Paraná con la intención de establecer una vía de comunicación con el Perú y conseguir víveres.En su marcha fue interceptado por los caciques guaraníes Lambaré y Yanduvazuví Rubichá a los que venció en batalla. A raíz de esta situación se celebró una capitulación el 15 de agosto de 1536 en la que los guaraníes se aliaron a los españoles reconociendo la autoridad de éstos. Ayolas levantó el fuerte de Corpus Christi, adonde se trasladaron Mendoza y el grueso de la guarnición desde la insegura Santa María del Buen Aire.
Incitado por los rumores sobre la existencia de enormes riquezas en las tierras del oeste, Ayolas partió en busca de la mítica sierra de la Plata y exploró el curso del Paraná, en cuyas orillas fundó el fuerte de Candelaria, el 2 de febrero de 1537 (hacia los 19° de latitud sur según algunas fuentes -por lo cual estaría prácticamente donde hoy se halla Corumbá, hacia los 21°S según otras fuentes -por lo cual habría estado en tal caso algo al norte de Fuerte Olimpo, cerca de la desembocadura del río Blanco en el río Paraguay-), donde dejó como lugarteniente a Domingo Martínez de Irala.
Pedro de Mendoza, en virtud de sus facultades, lo designa su sucesor como gobernador del Río de la Plata. El 22 de abril de 1537, Pedro de Mendoza al no estar presente Ayolas para la transmisión del mando, lo delegó provisoriamente en Francisco Ruiz Galán.
Continuando con la búsqueda de una comunicación con el Perú, Ayolas continuó con su empresa hasta llegar a la actual Bolivia y cruzar por primera vez la región del Chaco.
Tras ese periplo regresa al fuerte de la Candelaria que encuentra abandonado. Allí falleció tras un ataque de los indígenas.
Su sucesor como gobernador de Río de la Plata fue Domingo Martínez de Irala.
Juan de Ayolas junto con Alejo Gracía fueron los primeros hombres blancos en tomar contacto con los indios Cararás. De regreso de una de aquellas expediciones sufrieron una emboscada de los indios Payaguas en las orillas del río Paraguay en 1537, muriendoJuan de Ayolas. De aquel viaje solo se salvó un hombre llamado Rodrigo de Cepeda que tras unas largas jornadas a través de la selva llegó a Perú para informar a Pedro de Mendoza del infortunio.
Más información en:
http://www.portalguarani.com/obras_autores_detalles.php?id_obras=14035
sábado, 23 de abril de 2011
viernes, 22 de abril de 2011
-Descubierto un templo paleocristiano en Caleruega.
Si en el año 2000 Caleruega ya dio muestras de su interesante y rico patrimonio arqueológico al descubrirse en el despoblado de San Martín de Bañuelos, conocido como Coto de la Quiñonera, una bodega subterránea cuya propiedad se atribuye originariamente a Alfonso VIII, que ya se cita en siglo XII y una de las primeras cavas de la Ribera del Duero, ahora ha vuelto a sorprender con otro atractivo hallazgo: los restos de la que puede ser la ermita paleocristina de mayor antigüedad documentada hasta la fecha en la comarca.
La aparición es fruto de una propuesta de intervención arqueológica promovida por el Ayuntamiento calerogano en colaboración con la firma Aratikos Arqueólogos como paso previo al desarrollo de un proyecto de puesta en valor de los recursos de patrimonio arqueológico del municipio en el marco del programa Leadercal.
«Tenemos una sensibilidad arqueológica más que evidente. La parte histórica y natural de Caleruega es para nosotros uno de los proyectos prioritarios y nos gustaría poner en valor los yacimientos y luego hacer varias actividades, como senderismo arqueológico, y dar un toque de atención sobre el gran patrimonio que tiene la villa de Caleruega, que aveces no lo sabemos reconocer ni nosotros mismos», explica el alcalde, José Ignacio Delgado.
Uno de los cuatro puntos en los que se ha planteado actuar es el yacimiento de La Pudia, enclavado en un espolón calcáreo muy próximo al despoblado de San Martín de Bañuelos del que se tenía constancia del mismo desde 1994, cuando se realizó el inventario arqueológico provincial. En el extremo occidental se evidenciaba una estructura, totalmente colmatada, que inicialmente permitía interpretarlo como un primitivo centro de culto de cronología tardoantigua-altomedieval (siglos VI-X).
La excavación realizada ha permitido constatar, según explica el arqueólogo Ángel Palomino, la estructura de un primitivo edificio religioso que, o bien está muy arrasado o no se llegó a finalizar de construir nunca. Una hipótesis esta última que cobra fuerza ya que no a aparecen derrumbes ni tampoco se han localizado enterramientos en las proximidades, como si ocurre en otros templos similares como el de Valdezate, donde sí aparecen enterramientos del siglo VI, tardorromanos y visigodos.
«Lo que está claro es que se trata de un edificio religioso, probablemente del siglo VII. Se ve una nave muy pequeña -de 3,50 x 2,00 metros- con el acceso perfectamente marcado, con la zona del santuario, del presbiterio, perfectamente marcado, lo que sería un ábside cuadrado -de 1,60 x 2,25 metros- donde se conserva la piedra de apoyo de la mesa del altar», relata pormenorizadamente. Un edificio que se construyó directamente sobre la roca, ya que carecía de suelo o bien lo tuvo simplemente de tierra apisonada y no se ha conservado.
Este modelo de ermita de Caleruega es similar a las de Valdezate y San Nicolás de La Sequera de Haza, que se excavaron hace ya muchos años, pero Palomino se inclina porque «esta es la primera que conocemos arqueológicamente porque creo que es más antigua aunque probablemente tengan el mismo origen».
Según Palomino se trata de un lugar de culto para una comunidad muy pequeña. Los sondeos que han realizado en el resto del cerro han permitido sacar a la luz algunas huellas de ocupación humana, aunque la dificultad estriba en que es una zona muy erosionada donde apenas hay sedimentación. Así se ha localizado un hogar y se han cortado transversalmente los restos de una vivienda. «Por los materiales, cerámica sobre todo, que aparecen estamos en un asentamiento entre el siglo VI y el VIII que es uno de los horizontes cronológicos peor conocidos arqueológicamente y sobre los que no hay documentación histórica», señala.
Asimismo no se descarta que una serie de habitáculos excavados en el cortado calizo del lado meridional del espolón, mirando a la zona soleada, tenga un origen antrópico y formen parte de un complejo de hábitat semi rupestre asociado a la ermita. Un extremo que deberá confirmarse o descartarse con ayuda de especialistas.
Palomino reconoce que está resultando bastante curiosa y problemática la interpretación de lo que pasó con el edificio, situado a escasos metros de la calzada romana que une Clunia con Sasamón, ya que es una época de transformación del territorio, de conflicto, en la que hay un montón de comunidades rurales que se están desarrollando al margen de los poderes establecidos.
«Creo que estamos en un yacimiento que representa ese proceso histórico, que está bastante mal conservado y deteriorado. Pero tiene los restos de la iglesia y de una vivienda que son claros», explica, señalando que puesto que en esa época la vía romana adyacente era una autopista de paso obligado entre Norte y Sur «da la impresión de que en un momento dado del desarrollo de la comunidad instalada aquí y cuando están construyendo la iglesia les afecta algún conflicto o algún problema que hace que esto no se termine y que se tengan que marchar del lugar».
Fuente: www.diariodeburgos.es
La aparición es fruto de una propuesta de intervención arqueológica promovida por el Ayuntamiento calerogano en colaboración con la firma Aratikos Arqueólogos como paso previo al desarrollo de un proyecto de puesta en valor de los recursos de patrimonio arqueológico del municipio en el marco del programa Leadercal.
«Tenemos una sensibilidad arqueológica más que evidente. La parte histórica y natural de Caleruega es para nosotros uno de los proyectos prioritarios y nos gustaría poner en valor los yacimientos y luego hacer varias actividades, como senderismo arqueológico, y dar un toque de atención sobre el gran patrimonio que tiene la villa de Caleruega, que aveces no lo sabemos reconocer ni nosotros mismos», explica el alcalde, José Ignacio Delgado.
Uno de los cuatro puntos en los que se ha planteado actuar es el yacimiento de La Pudia, enclavado en un espolón calcáreo muy próximo al despoblado de San Martín de Bañuelos del que se tenía constancia del mismo desde 1994, cuando se realizó el inventario arqueológico provincial. En el extremo occidental se evidenciaba una estructura, totalmente colmatada, que inicialmente permitía interpretarlo como un primitivo centro de culto de cronología tardoantigua-altomedieval (siglos VI-X).
La excavación realizada ha permitido constatar, según explica el arqueólogo Ángel Palomino, la estructura de un primitivo edificio religioso que, o bien está muy arrasado o no se llegó a finalizar de construir nunca. Una hipótesis esta última que cobra fuerza ya que no a aparecen derrumbes ni tampoco se han localizado enterramientos en las proximidades, como si ocurre en otros templos similares como el de Valdezate, donde sí aparecen enterramientos del siglo VI, tardorromanos y visigodos.
«Lo que está claro es que se trata de un edificio religioso, probablemente del siglo VII. Se ve una nave muy pequeña -de 3,50 x 2,00 metros- con el acceso perfectamente marcado, con la zona del santuario, del presbiterio, perfectamente marcado, lo que sería un ábside cuadrado -de 1,60 x 2,25 metros- donde se conserva la piedra de apoyo de la mesa del altar», relata pormenorizadamente. Un edificio que se construyó directamente sobre la roca, ya que carecía de suelo o bien lo tuvo simplemente de tierra apisonada y no se ha conservado.
Este modelo de ermita de Caleruega es similar a las de Valdezate y San Nicolás de La Sequera de Haza, que se excavaron hace ya muchos años, pero Palomino se inclina porque «esta es la primera que conocemos arqueológicamente porque creo que es más antigua aunque probablemente tengan el mismo origen».
Según Palomino se trata de un lugar de culto para una comunidad muy pequeña. Los sondeos que han realizado en el resto del cerro han permitido sacar a la luz algunas huellas de ocupación humana, aunque la dificultad estriba en que es una zona muy erosionada donde apenas hay sedimentación. Así se ha localizado un hogar y se han cortado transversalmente los restos de una vivienda. «Por los materiales, cerámica sobre todo, que aparecen estamos en un asentamiento entre el siglo VI y el VIII que es uno de los horizontes cronológicos peor conocidos arqueológicamente y sobre los que no hay documentación histórica», señala.
Asimismo no se descarta que una serie de habitáculos excavados en el cortado calizo del lado meridional del espolón, mirando a la zona soleada, tenga un origen antrópico y formen parte de un complejo de hábitat semi rupestre asociado a la ermita. Un extremo que deberá confirmarse o descartarse con ayuda de especialistas.
Palomino reconoce que está resultando bastante curiosa y problemática la interpretación de lo que pasó con el edificio, situado a escasos metros de la calzada romana que une Clunia con Sasamón, ya que es una época de transformación del territorio, de conflicto, en la que hay un montón de comunidades rurales que se están desarrollando al margen de los poderes establecidos.
«Creo que estamos en un yacimiento que representa ese proceso histórico, que está bastante mal conservado y deteriorado. Pero tiene los restos de la iglesia y de una vivienda que son claros», explica, señalando que puesto que en esa época la vía romana adyacente era una autopista de paso obligado entre Norte y Sur «da la impresión de que en un momento dado del desarrollo de la comunidad instalada aquí y cuando están construyendo la iglesia les afecta algún conflicto o algún problema que hace que esto no se termine y que se tengan que marchar del lugar».
Fuente: www.diariodeburgos.es
jueves, 21 de abril de 2011
-Cristóbal de Acuña.
Nació en Burgos, España, en 1597. Ingresó en 1612 en su ciudad natal a la Compañía de Jesús, donde realizó su formación vocacional, tiempo después pasó como Misionero a las Indias y estuvo en la Escuela de Quito. En 1637 se trasladó a Cuenca con los padres Francisco de Figueroa natural de Popayán y Bartolomé Pérez español peninsular y con ellos fundó y fue Rector de esa Escuela, como paso previo para iniciar la entrada al río Marañón o Amazonas a través del río Paute, por la ciudad de Loja, o directamente por Jaén de Bracamoros.
En 1638 era Corregidor de Quito su hermano el General Juan Vásquez de Acuña, Caballero de la Orden de Calatrava, cuando arribó a esa ciudad el General Pedro Texeiras, enviado por el Gobernador del Pará, quien había salido desde el pueblo de Curapá el 17 de Octubre, en cuarenta canoas, con sesenta portugeses y mil doscientos indios remeros, la mayor parte de los cuales se habían quedado en San Antonio de los Encabellados, y tras remontar el Amazonas hasta la boca del Napo, navegaron a las estribaciones de la cordillera y subieron a Quito, abriendo la ruta que había permanecido cerrada casi un siglo desde que el Capitán Francisco de Orellana, en la expedición de Gonzalo Pizarro, descubriera dicho río.
Texeira había examinado prolijamente las distancias, profundidades de los ríos, las poblaciones y alturas por medio de un piloto capacitado y su expedición constituyó un notable acontecimiento de grandes resonancias para Quito, pues venía a romper el aislamiento en que se hallaba desde siempre. La Audiencia vio un futuro de inmediata expansión y la Iglesia un nuevo campo de apostolado misionero. El Presidente Lic. Alonso Pérez de Salazar, considerando la trascendencia del suceso informó inmediatamente al Conde de Chinchón, Virrey del Perú, quien ordenó a Texeira que regresara con sus compañeros al Pará y que la Audiencia de Quito, además de auxiliarle para ese viaje, enviara algunos comisionados con la consigna de apuntar todos los detalles geográficos y etnográficos para informar al Rey sobre tan feliz suceso que uniría Quito y Europa por el gran río, el mayor del mundo; pero como el cumplimiento de esta orden significaba el expendio de dinero en leva de soldados con pertrechos y mantenimiento, se ofreció el Corregidor Vásquez de Acuña a cubrirlo y hasta acompañar a los expedicionarios, mas la Audiencia le negó la licencia por creerlo necesario en el puesto que ocupaba.
Ante esta situación, se encargó esa misión a la Compañía de Jesús, que eligió a los padres Andrés Artieda, lector de Teología en el Colegio de Quito y Cristóbal de Acuña, rector en el Colegio de Cuenca, quienes salieron de Quito con Texeira el 16 de Febrero de 1639 y llegaron al primer puerto del Napo, donde tomaron por el Amazonas hasta su desembocadura, averiguando todo lo concerniente al viaje, observando los detalles y demarcando los puntos principales, de modo que en las prolijas operaciones hubo de gastar Acuña once meses hasta el arribo al Pará el 12 de Diciembre.
Allí se detuvieron hasta hallar una nave que los condujera a España, tiempo que aprovechó en escribir "Nuevo descubrimiento y relación histórico-geográfica del gran río Marañón, el año de 1639, por la Provincia de Quito en los reinos del Perú", que dedicó al poderoso Ministro Gaspar de Guzmán Pimentel, Conde-Duque de Olivares.
Por fin, en Marzo de 1640 ambos religiosos se embarcaron a España portando una recomendación de Texeira sobre todas sus tareas y servicios. En Madrid dieron cuenta al Rey Felipe del viaje y presentaron al Consejo de Indias la Real Provisión de la Audiencia, la susodicha Recomendación y los demás instrumentos relativos al asunto, entre los cuales se hallaba el "Memorial dado al rey pidiendo la conquista y predicación de las tierras del río de las Amazonas" y el Consejo dispuso la impresión de la Relación, que salió en un volumen en 4° en Madrid, el año de 1641.
Mas, la intranquilidad que se vivía entonces en la corte española motivada por la sublevación de Portugal, impidió una acción real y efectiva en las extensas zonas de la Amazonía, para las cuales el diligente padre Acuña anhelaba su resguardo y poblamiento.
De allí en adelante Acuña viajó a Roma como Procurador de su provincia y al retornar a España fue nombrado Calificador de la Inquisición, mientras su compañero Artieda volvía a Quito en 1643 por la vía de Cartagena de Indias y Bogotá.
Acuña seguía esperanzado en recibir auxilios de la corte y como los años pasaban inútilmente decidió venirse a América por Panamá y de allí siguió a Lima, donde vivió hasta 1676, falleciendo a la avanzada edad de 79 años, a causa de grave enfermedad.
Su obra fue estudiada por el geógrafo Sansón, que sacó de ella y delineó el mapa del río Amazonas por primera vez en el mundo, para acompañar su traducción francesa. En 1701 Lisle lo volvió a imprimir y el 7 lo mejoró el padre Samuel Fritz, grabándolo en Quito.
En 1638 era Corregidor de Quito su hermano el General Juan Vásquez de Acuña, Caballero de la Orden de Calatrava, cuando arribó a esa ciudad el General Pedro Texeiras, enviado por el Gobernador del Pará, quien había salido desde el pueblo de Curapá el 17 de Octubre, en cuarenta canoas, con sesenta portugeses y mil doscientos indios remeros, la mayor parte de los cuales se habían quedado en San Antonio de los Encabellados, y tras remontar el Amazonas hasta la boca del Napo, navegaron a las estribaciones de la cordillera y subieron a Quito, abriendo la ruta que había permanecido cerrada casi un siglo desde que el Capitán Francisco de Orellana, en la expedición de Gonzalo Pizarro, descubriera dicho río.
Texeira había examinado prolijamente las distancias, profundidades de los ríos, las poblaciones y alturas por medio de un piloto capacitado y su expedición constituyó un notable acontecimiento de grandes resonancias para Quito, pues venía a romper el aislamiento en que se hallaba desde siempre. La Audiencia vio un futuro de inmediata expansión y la Iglesia un nuevo campo de apostolado misionero. El Presidente Lic. Alonso Pérez de Salazar, considerando la trascendencia del suceso informó inmediatamente al Conde de Chinchón, Virrey del Perú, quien ordenó a Texeira que regresara con sus compañeros al Pará y que la Audiencia de Quito, además de auxiliarle para ese viaje, enviara algunos comisionados con la consigna de apuntar todos los detalles geográficos y etnográficos para informar al Rey sobre tan feliz suceso que uniría Quito y Europa por el gran río, el mayor del mundo; pero como el cumplimiento de esta orden significaba el expendio de dinero en leva de soldados con pertrechos y mantenimiento, se ofreció el Corregidor Vásquez de Acuña a cubrirlo y hasta acompañar a los expedicionarios, mas la Audiencia le negó la licencia por creerlo necesario en el puesto que ocupaba.
Ante esta situación, se encargó esa misión a la Compañía de Jesús, que eligió a los padres Andrés Artieda, lector de Teología en el Colegio de Quito y Cristóbal de Acuña, rector en el Colegio de Cuenca, quienes salieron de Quito con Texeira el 16 de Febrero de 1639 y llegaron al primer puerto del Napo, donde tomaron por el Amazonas hasta su desembocadura, averiguando todo lo concerniente al viaje, observando los detalles y demarcando los puntos principales, de modo que en las prolijas operaciones hubo de gastar Acuña once meses hasta el arribo al Pará el 12 de Diciembre.
Allí se detuvieron hasta hallar una nave que los condujera a España, tiempo que aprovechó en escribir "Nuevo descubrimiento y relación histórico-geográfica del gran río Marañón, el año de 1639, por la Provincia de Quito en los reinos del Perú", que dedicó al poderoso Ministro Gaspar de Guzmán Pimentel, Conde-Duque de Olivares.
Por fin, en Marzo de 1640 ambos religiosos se embarcaron a España portando una recomendación de Texeira sobre todas sus tareas y servicios. En Madrid dieron cuenta al Rey Felipe del viaje y presentaron al Consejo de Indias la Real Provisión de la Audiencia, la susodicha Recomendación y los demás instrumentos relativos al asunto, entre los cuales se hallaba el "Memorial dado al rey pidiendo la conquista y predicación de las tierras del río de las Amazonas" y el Consejo dispuso la impresión de la Relación, que salió en un volumen en 4° en Madrid, el año de 1641.
Mas, la intranquilidad que se vivía entonces en la corte española motivada por la sublevación de Portugal, impidió una acción real y efectiva en las extensas zonas de la Amazonía, para las cuales el diligente padre Acuña anhelaba su resguardo y poblamiento.
De allí en adelante Acuña viajó a Roma como Procurador de su provincia y al retornar a España fue nombrado Calificador de la Inquisición, mientras su compañero Artieda volvía a Quito en 1643 por la vía de Cartagena de Indias y Bogotá.
Acuña seguía esperanzado en recibir auxilios de la corte y como los años pasaban inútilmente decidió venirse a América por Panamá y de allí siguió a Lima, donde vivió hasta 1676, falleciendo a la avanzada edad de 79 años, a causa de grave enfermedad.
Su obra fue estudiada por el geógrafo Sansón, que sacó de ella y delineó el mapa del río Amazonas por primera vez en el mundo, para acompañar su traducción francesa. En 1701 Lisle lo volvió a imprimir y el 7 lo mejoró el padre Samuel Fritz, grabándolo en Quito.
También se conocen otras traducciones de la Relación al inglés y al alemán.
Acuña no fue realmente un descubridor de la ruta del Amazonas pues el honor le correspondió al Capitán Texeiras, Incluso se ha escrito que Acuña quizo arrebatar a la orden franciscana el mérito de la apertura de la vía Quito-Marañón, que fue tanto de Texeira como de los hermanos legos de la Orden, miembros importantes de su expedición; sin embargo, le correspondió el mérito de ser el autor de la Relación del nuevo descubrimiento del Marañón, que se divulgó por el mundo europeo del siglo XVII y proporcionó un cabal conocimiento de la existencia de esas tierras, antes desconocidas.
Fuente: www.diccionariobiograficoecuador.com
martes, 19 de abril de 2011
lunes, 18 de abril de 2011
-Santa Cruz, un soldado burgalés en la conquista de México.
Ninguno de los soldados españoles que en noviembre de 1519 hicieron su entrada en Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, habían visto nunca una ciudad tan enorme erigida en lugar tan inverosímil: aquella mole de casas y edificios que se perdían a la visión del ojo humano se asentaba sobre una gran laguna surcada por decenas de miles de canoas. Cuando Hernán Cortés y sus hombres llegaron al centro de poder del pueblo azteca, éste era un hervidero regido por un orden increíble; medio millón de indígenas habitaban aquella colmena flotante con una organización perfecta, sorprendente para aquellos que se creían superiores en conocimiento, paladines de un progreso tutelado por la fe. El conquistador extremeño y los suyos entraban en son de paz: la diplomacia entre españoles y mexicas (aztecas), aunque con altibajos, había surtido efecto. Eran, pues, huéspedes de honor. Y con galones: Moztezuma, líder de ese pueblo, no sólo trató a los españoles con respeto, sino que permitió que éstos desarrollaran sin problemas sus costumbres e, incluso, que ellos mismos abolieran durante un tiempo las suyas.
El propio Cortés así se lo contó al emperador Carlos V en una de sus cartas de relación. ««El dicho Moztezuma y muchos de los principales de la ciudad dicha, estuvieron conmigo hasta quitar los ídolos y limpiar las capillas y poner las imágenes, y todo con alegre semblante, y les defendí que no matasen criaturas a los ídolos, como acostumbraban, porque, además de ser muy aborrecible a Dios, vuestra sacra majestad por sus leyes lo prohíbe, y manda que el que matare lo maten. Y de ahí en adelante se apartaron de ello, y en todo el tiempo que yo estuve en la dicha ciudad, nunca se vio matar ni sacrificar criatura alguna». Sin embargo, aquella paz se quebraría a los pocos meses. Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, envidioso de los éxitos de Cortés, envió un ejército con Pánfilo Narváez al frente para prenderle. El extremeño tuvo que salir de Tenochtitlán para combatir, dejando a Pedro de Alvarado en la capital del imperio azteca.
En ausencia de Cortés, y con motivo de la celebración de la fiesta de Toxcatl, en que los mexicas sacrificaban a un joven que representaba la encarnación del dios Tezcatiploca, Alvarado tomó medidas drásticas, con asesinatos, arrestos y castigos. Moztezuma, soliviantado, mandó llamar a Cortés. La animadversión generada por la represión de Alvarado hizo inevitable la represión. El conquistador regresó a Tenochtitlán, pero la sublevación ya estaba en marcha. Estalló el 30 de junio de 1520. Fue la llamada Noche Triste.
La insurgencia indígena reclamaba sangre, y se la cobró con creces. Aunque a Cortés y los suyos no les quedó otra opción que huir, la empresa no fue nada fácil. Como escribió el gran conquistador extremeño en su cartas, Tenochtitlán representaba un encerrona en sí misma. «Esta gran ciudad está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Tienen cuatro entradas, todas de calzada hecha a mano, tan ancha como dos lanzas jinetas. Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba».
Así pues, la huida, en la que pretendieron llevarse además todo el oro posible, cuyo pesó resultó fatal para algunos de los soldados, fue complicada. Perecieron 150 soldados españoles, casi 2.000 aliados indígenas tlaxcalas y medio centenar de caballos. Los mexicas se emplearon a fondo: trataron por todos los medios de capturar con vida a los españoles para después sacrificarlos extirpándoles el corazón. La dolorosa derrota no amilanó a Cortés, un fabuloso estratega, que ese mismo día se conjuró para reconquistar la capital del imperio azteca. En la compañía del conquistador había un burgalés a quien Cortés hizo un encargo clave para el futuro éxito de esa empresa: viajar a Veracruz para llevar tierra adentro todos los materiales necesarios para fabricar bergantines con los que intentar el asalto también por agua a la deseada Tenochtitlán.
El soldado Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial de todas las vicisitudes del extremeño y más tarde convertido en cronista de Indias, narra así ese episodio: «Y envió por capitán a la Villa Rica por los aparejos que he dicho, para mandarlo traer, a un Santa Cruz, burgalés, regidor que después fue de México, persona muy buen soldado y diligente; hasta las calderas para hacer brea y todo cuanto de antes habían sacado de los navíos trajo, con más de mil indios que todos los pueblos de aquellas provincias, enemigos de mexicanos (...)». En la biografía de Cortés hecha por José Luis Martínez se dice: «En principio Cortés envió al burgalés Santa Cruz a traer de Veracruz a Tlaxcala, de los barcos desmantelados, anclas, clavazón, estopas, velas, cables y jarcias, así como calderos para hacer la brea (...) El 28 de abril de 1521 los bergantines o fustas estaban listos, enfilados en la zanja y dispuestos para pasar al lago y entrar en acción».
El instinto y las dotes militares de Hernán Cortés le dieron el ansiado triunfo. En un ataque anfibio -por tierra y agua-, Tenochtitlán fue tomado. Los diferentes cronistas no se ponen de acuerdo en cuanto a la duración del asedio, que debió prolongarse durante casi tres meses. Con la conquista de México España iniciaba la construcción de un imperio inigualable e irrepetible.
Fuente: artículo de R. Pérez Barredo en www.diariodeburgos.es
El propio Cortés así se lo contó al emperador Carlos V en una de sus cartas de relación. ««El dicho Moztezuma y muchos de los principales de la ciudad dicha, estuvieron conmigo hasta quitar los ídolos y limpiar las capillas y poner las imágenes, y todo con alegre semblante, y les defendí que no matasen criaturas a los ídolos, como acostumbraban, porque, además de ser muy aborrecible a Dios, vuestra sacra majestad por sus leyes lo prohíbe, y manda que el que matare lo maten. Y de ahí en adelante se apartaron de ello, y en todo el tiempo que yo estuve en la dicha ciudad, nunca se vio matar ni sacrificar criatura alguna». Sin embargo, aquella paz se quebraría a los pocos meses. Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, envidioso de los éxitos de Cortés, envió un ejército con Pánfilo Narváez al frente para prenderle. El extremeño tuvo que salir de Tenochtitlán para combatir, dejando a Pedro de Alvarado en la capital del imperio azteca.
En ausencia de Cortés, y con motivo de la celebración de la fiesta de Toxcatl, en que los mexicas sacrificaban a un joven que representaba la encarnación del dios Tezcatiploca, Alvarado tomó medidas drásticas, con asesinatos, arrestos y castigos. Moztezuma, soliviantado, mandó llamar a Cortés. La animadversión generada por la represión de Alvarado hizo inevitable la represión. El conquistador regresó a Tenochtitlán, pero la sublevación ya estaba en marcha. Estalló el 30 de junio de 1520. Fue la llamada Noche Triste.
La insurgencia indígena reclamaba sangre, y se la cobró con creces. Aunque a Cortés y los suyos no les quedó otra opción que huir, la empresa no fue nada fácil. Como escribió el gran conquistador extremeño en su cartas, Tenochtitlán representaba un encerrona en sí misma. «Esta gran ciudad está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Tienen cuatro entradas, todas de calzada hecha a mano, tan ancha como dos lanzas jinetas. Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba».
Así pues, la huida, en la que pretendieron llevarse además todo el oro posible, cuyo pesó resultó fatal para algunos de los soldados, fue complicada. Perecieron 150 soldados españoles, casi 2.000 aliados indígenas tlaxcalas y medio centenar de caballos. Los mexicas se emplearon a fondo: trataron por todos los medios de capturar con vida a los españoles para después sacrificarlos extirpándoles el corazón. La dolorosa derrota no amilanó a Cortés, un fabuloso estratega, que ese mismo día se conjuró para reconquistar la capital del imperio azteca. En la compañía del conquistador había un burgalés a quien Cortés hizo un encargo clave para el futuro éxito de esa empresa: viajar a Veracruz para llevar tierra adentro todos los materiales necesarios para fabricar bergantines con los que intentar el asalto también por agua a la deseada Tenochtitlán.
El soldado Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial de todas las vicisitudes del extremeño y más tarde convertido en cronista de Indias, narra así ese episodio: «Y envió por capitán a la Villa Rica por los aparejos que he dicho, para mandarlo traer, a un Santa Cruz, burgalés, regidor que después fue de México, persona muy buen soldado y diligente; hasta las calderas para hacer brea y todo cuanto de antes habían sacado de los navíos trajo, con más de mil indios que todos los pueblos de aquellas provincias, enemigos de mexicanos (...)». En la biografía de Cortés hecha por José Luis Martínez se dice: «En principio Cortés envió al burgalés Santa Cruz a traer de Veracruz a Tlaxcala, de los barcos desmantelados, anclas, clavazón, estopas, velas, cables y jarcias, así como calderos para hacer la brea (...) El 28 de abril de 1521 los bergantines o fustas estaban listos, enfilados en la zanja y dispuestos para pasar al lago y entrar en acción».
El instinto y las dotes militares de Hernán Cortés le dieron el ansiado triunfo. En un ataque anfibio -por tierra y agua-, Tenochtitlán fue tomado. Los diferentes cronistas no se ponen de acuerdo en cuanto a la duración del asedio, que debió prolongarse durante casi tres meses. Con la conquista de México España iniciaba la construcción de un imperio inigualable e irrepetible.
Fuente: artículo de R. Pérez Barredo en www.diariodeburgos.es
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