Fuente: https://www.diariodeburgos.es/
El hallazgo se llevó con sigilo, pero también con todas las garantías. Sucedió durante el pasado verano, durante las obras del ramal ferroviario promovido por Kronospan; tanto esta empresa como las involucradas en el proyecto -la consultora MBG, autora del mismo, Coalvi, su ejecutora, y la Junta de Castilla y León, copartícipe, sabían que se trabajaba en terreno sensible: no lejos del trazado ferroviario, ubicado en el término municipal de Cardeñajimeno, se halla la villa tardorromana 'El Millar', donde en los años 70 fue descubierto un conjunto de impresionantes mosaicos, algunos de los cuales se exhiben con toda su grandeza y majestuosidad en el Museo de Burgos. Al topar con restos en apariencia antiguos durante la realización de la citada obra, se hizo necesaria una excavación arqueológica, al frente de la cual se pusieron Gloria Martínez, Fabiola Monzón y Alberto Rodrigo. «Fue un subidón, enseguida nos dimos cuenta de la importancia de aquellos vestigios», explican con entusiasmo ambas arqueólogas, que ya han podido estudiar los vestigios hallados, algunos de los cuales han pasado ya por las sabias manos de Adelaida Rodríguez, responsable del servicio de restauración del Museo de Burgos.
La excavación arqueológica reveló una serie de enterramientos cuya existencia era desconocida pero que los expertos vinculan con la villa tardorromana 'El Millar'. «Son restos que se pueden datar entre los siglos IV y V; están muy bien conservados y son realmente espectaculares.Estamos ante una de las necrópolis más ricas e importantes de la provincia, a la altura de las de Cabriana y Hornillos del Camino», explican Martínez y Monzón. El espacio funerario intervenido ocupaba una superficie aproximada de 25 metros cuadrados. En total se han identificado 16 inhumaciones, todas ellas individuales. Doce de ellas en fosa simple, esto es, en un sencillo hueco abierto directamente en el terreno; una tumba delimitada por ladrillos; una tumba creada con lajas de piedra; y otra en la que se alternan piedras y ladrillo.
Fuente 2: https://www.elcorreodeburgos.com/
La proximidad del yacimiento arqueológico de El Millar a la fábrica de tableros de aglomerado Kronospan era de sobra conocida. Este enclave, de hecho, propiedad de la factoría y emplazado en terreno municipal de Cardeñajimeno, figura en el catálogo de patrimonio de esta localidad en el que se indican los grados de protección de las distintas zonas, integral en el caso de El Millar y preventiva de distintos niveles en las zonas aledañas.
Los responsables de la factoría lo sabían cuando solicitaron el permiso oportuno a la Confederación Hidrográfica del Duero para modificar el curso del arroyo Los Prados que, por fluir en ese área, muy cerca al límite de sus instalaciones, impide cualquier posible ampliación. Sabían por lo tanto que el terreno en el que iban a actuar, por su ubicación, requería -conforme a la exigencia municipal- «la presencia de un técnico que vele por la custodia, documentación y valoración de los elementos y áreas arqueológicas susceptibles de sufrir alteración». Pues bien, la arqueóloga contratada para tal labor, que también elaboró un informe previo a la intervención, ha tenido tarea y en la actualidad cataloga las piezas encontradas al ejecutar la obra.
Aunque prefieren esperar a que el documento -que también deberán trasladar a la sección de Patrimonio de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León- esté finalizado para dar cuenta de los detalles, desde Kronospan sí avanzan que entre los hallazgos hay algún elemento «de valor», como monedas o una vasija de cerámica casi completa, además de varios huesos.
Las mismas fuentes relatan que el ‘botín’ en cuestión se entregará al Museo de Burgos para su conservación y, si fuera oportuno, exhibición al público. Subrayan además que se han tomado todas las precauciones debidas para conciliar el desarrollo de las obras citadas con el respeto a los restos, tal y como requiere la normativa urbanística de Cardeñajimeno.
Cabe señalar que en ella se indica que El Millar, situado detrás de Kronospan, entre sus instalaciones y el trazado de la AP-1, consta de dos yacimientos, uno calcolítico y otro tardorromano con dos núcleos de concentración. La elaboración del Plan Regional del Camino de Santiago en Burgos y del plan regional de Ámbito Territorial del Complejo de Actividades Económicas (CAE) Burgos motivaron prospecciones arqueológicas intensivas en este punto que detectaron «parte de las estructuras de la villae, entre las que destacaron los muros, un fragmento del opus signinum y otro fragmento de pavimento musivo».