domingo, 14 de julio de 2024

-Destrozos en el castro prerromano de La Nuez de Abajo.

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 Parece que no ha importado que el yacimiento arqueológico Páramo Ciudad de La Nuez de Abajo, que acoge los restos de un importantísimo castro prerromano con vestigios de la II Edad del Hierro, fuese reconocido por la Junta de Castilla y León como de alto interés, promoviendo una especial protección: los desmanes que, con cierta frecuencia, comete la maquinaria agrícola en este espacio que ocupa 84 hectáreas entre tierras de labor, lo están poniendo en serio riesgo. Así lo asegura el arqueólogo Eduardo Carmona, uno de los responsables del denominado Proyecto Bravum, como se dio en llamar este asentamiento en referencia a la ciudad que en este lugar ocuparon hace 2.000 años los turmogos, etnia que las fuentes clásicas sitúan en la zona central de la provincia.

 

«Hemos advertido en numerosas ocasiones que hay movimientos de tierra incontrolados y alteración de las paredes de las fincas en Páramo Ciudad. Hemos dado traslado tanto a la Junta de Castilla yLeón como al Ayuntamiento de La Nuez de Abajo para que intermedien y adviertan a las personas que están realizando estos movimientos, cuyos efectos pueden ser terribles. Hablamos de una zona de alto valor arqueológico, que tiene la máxima protección. Está excluida de la concentración parcelaria por dos razones: la presencia del castro de la II Edad del Hierro, que es Bien de Interés Cultural, y su conservado paisaje, que está heredado desde entonces».

Señala Carmona que han recogido en diversos informes esta situación que esperan se ataje cuanto antes. «Hay fortificaciones y construcciones de esa II Edad del Hierro que están mezcladas con las paredes de las fincas y que hace difícil identificar qué partes corresponden a unas y a otras. Esos movimientos afectan al patrimonio arqueológico y cultural. Estas acciones suponen un menoscabo a los valores que han permitido que se proteja el yacimiento; y se están realizando sin solicitar autorización alguna, que sería obligatorio, máxime tratándose de un espacio tan valioso. Aunque se encuentre en una propiedad privada, no podría moverse una sola piedra sin permiso. Hay una normativa que debe tenerse en cuenta y que no se está respetando», apostilla.

Imagen de uno de los muros destrozados por la maquinaria.Imagen de uno de los muros destrozados por la maquinaria. - Foto: Proyecto Bravum

Para este arqueólogo, codirector del yacimiento, esos movimientos afectan directamente al patrimonio. «Estamos hablando de daños que pueden ser constitutivos de delito. Y daños que pueden ser muy graves. Valoraremos, especialmente con la fotografía aérea, cómo han afectado esos últimos movimientos. Lo veremos después de que cosechen las fincas, ya que ahora el cereal está muy alto y es difícil apreciar el impacto. Y no queremos pisarle el sembrado a nadie. Cuando excavamos, tratamos de hacerlo sin menoscabar los derechos de otras personas», apunta. 

Recuerda Carmona que Páramo Ciudad es uno de los yacimientos, desde el punto de vista de su extensión, más grande de la II Edad del Hierro de cuantos existen en la provincia. Comenzaron a trabajar allí en el año 2017. «Y hemos acreditado la presencia de una importante secuencia estatigráfica con restos conservados de cabañas con origen en el siglo V a.C. y otras posteriores. Tiene un potente recinto defensivo fechado en la mitad del siglo I a.C., cuando aparece por estas tierras el Imperio Romano. Hemos intervenido en un pequeño espacio de esas 84 hectáreas, pero gracias a las últimas investigaciones realizadas en el laboratorio, sabemos que hay miles de estructuras arqueológicas subterráneas, cerca de 3.000. Es un yacimiento con un potencial enorme para estudiar el impacto de la llegada de los romanos a estas tierras». 

No habrá trabajo de campo este verano en el yacimiento. «Pero vamos a seguir haciendo investigaciones de laboratorio. Lo que sí haremos será alguna prospección a partir de las imágenes aéreas, donde hemos detectado algún yacimiento inédito y muy prometedor que se puede relacionar con éste», añade.

La ciudad de Bravum. Desde el siglo XVIII, distintos investigadores e historiadores han localizado en este cerro del Valle de Santibáñez la ciudad de Bravum, que ocuparon los turmogos. «Tal relación se establece en base a los hallazgos, todos realizados sin concurso de metodología científica, de piezas presuntamente procedentes de este lugar: cerámicas a mano, torneadas, de pastas anaranjadas y, decoradas en ocasiones con motivos geométricos pintados, terra sigillata, fíbulas y algunas monedas, entre las que se mencionan algunas del emperador Tiberio». 

Los resultados obtenidos en las campañas de 2017 y 2018 fueron espléndidos. «Han permitido mejorar considerablemente la cantidad y, sobre todo, la calidad de la información relacionada con este lugar. El buen estado de conservación de la evidencia arqueológica detectada y el gran potencial informativo del yacimiento han redundado en la obtención de una información muy prometedora. Por esta razón el proyecto pretende dar continuidad a las actuaciones. Entre otras cosas porque, si bien buena parte de la problemática que justificaba la necesidad de investigar en Páramo Ciudad se ha resuelto, aún permanecen preguntas sin respuesta a las que se han sumado, como suele ser habitual, algunas cuestiones nuevas», explican los arqueólogos en el proyecto.

Así, se sabe que la muralla que circundó la ciudad se halla en buen estado, conservando su porte íntegro, así como la práctica totalidad de su morfología, sobre todo hacia el exterior. «Se puede afirmar que Páramo Ciudad es un cerro fortificado en la segunda Edad del Hierro: está defendido por un gran recinto de origen antrópico, monumental. Es posible que este recinto fortificado sea más complejo que lo conocido hasta el momento, puesto que sospechamos que, al menos una parte de los taludes de las laderas pudieron conformar, junto a las defensas superiores, un sistema multivallado. El trabajo que actualmente tenemos en marcha trata de determinar si esto es así y, además, establecer la cronología del mismo, por cuanto se conocen dos momentos de delimitación del espacio con defensas monumentales. En todo caso, tanto por tamaño, como por los elementos arqueológicos documentados hasta el momento, no cabe duda de que Páramo Ciudad se puede considerar sin ambages un oppidum indígena. Si se corresponde con Bravum o no, es una cuestión que queda pendiente de momento», subrayan en su informe.


-La presencia neandertal en Atapuerca.

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 Con el final de la campaña de excavación cada vez más cerca los hallazgos en los yacimientos de Atapuerca siguen dando pistas acerca de la actividad que se llevó a cabo en el ahora suelo burgalés. En concreto, en el sector de Cueva Fantasma se ha descubierto un resto «dudoso» que «podría pertenecer -a falta de confirmación por los especialistas- a un humano de la época neandertal». Asimismo en Estatuas Exterior los investigadores esperan «poder encontrar los sedimentos más antiguos de la sierra», superando a los de la Trinchera del Ferrocarril.

 

El yacimiento de Estatuas se divide en uno interior y otro exterior. Ignacio Martínez es el responsable de este segundo, donde tras haber tenido un «intenso trabajo» el año pasado con la aparición de miles de esquirlas de sílex, en esta campaña han dado con industria de tipo neandertal. «Todavía no tenemos datación pero el tipo de industria son bifaces y estos instrumentos se estuvieron usando hasta hace 200.000 años. Aquí tenemos seguramente una ocupación de preneandertales y otra de neandertales», apuntaba Martínez. Al bajar en el nivel en esta ocasión han aparecido a su vez mejores piezas y restos de fauna. 

En la zona de Cueva Fantasma se está trabajando en dos espacios. Una es Sala Fantasma, donde se está estudiando un cubil de hienas. Estos animales se llevaban caballos u otras especies y los comían dejando los huesos. En la otra parcela es donde se ha registrado una «actividad puntual» de los neandertales. «Se está excavando más cerca de la entrada que es donde se produce la acción humana, los neandertales están ocupando la zona más próxima a la entrada porque no hemos documentado pruebas de fuego y se necesita un espacio donde entre la luz solar», matizaba Marcos Terradillos, responsable de esta excavación.

En este lugar próximo a la entrada es donde han examinado una acumulación de unos instrumentos «muy característicos» de esta especie como son las raederas. Hechas de sílex con un frente convexo se utilizaban para limpiar pieles o separar pedazos de carne.

El yacimiento del Portalón es el más reciente junto con el del Mirador, y allí se está trabajando para «ver cómo ha evolucionado la domesticación tanto de plantas como de animales y cómo los humanos han ido progresando tecnológicamente», como señalaba ayer su responsable José Miguel Carretero. 

«Este año hemos puesto esfuerzo en muestrear todos los niveles con mucho detalle para obtener polen y poder recuperar los primeros cereales. Y lo mismo estamos haciendo con los animales, con análisis de ADN de los distintos seres para comprender y ver cómo los humanos han ido seleccionando determinadas características de producción de carne, leche... Y cómo ha evolucionado también la domesticación», añadía Carretero.

Con respecto al suelo de arcilla y cocidos que se halló el año pasado, no descartan que «puedan aparecer nuevos restos más antiguos» puesto que la población iba saneando el pavimento para «eliminar parásitos».

 

- Pronostican la aparición de restos de cráneo de Homo antecessor en Atapuerca .

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El codirector de las excavaciones de Atapuerca, Eudald Carbonell, ha augurado en el Museo de la Evolución Humana (MEH), en la capital burgalesa, la aparición de restos de cráneo de Homo antecessor que permitirán «dar respuesta a su capacidad craneal», uno de los interrogantes que aún no tiene respuesta para conocer esta especie humana.

 Excavaciones.

«Aparecerán restos de cráneo que permitirán dar respuesta a la capacidad craneal, aparecerán restos postcraneales, que nos darán también respuesta al funcionamiento, a la biomecánica», ha declarado Carbonell durante la presentación de la nueva exposición temporal 'Homo antecessor: el descubrimiento de una nueva especie', que muestra cómo se gestó el nacimiento de Homo antecessor y las nuevas técnicas de investigación aplicadas al estudio de sus fósiles.

Asimismo, Carbonell ha avanzado que el resultado de la campaña de excavaciones de este verano, que culmina a finales de julio, «habrá respuestas» y que «las respuestas son muy positivas». Así, ha aventurado que «habrá un festival de fósiles, como habíamos anunciado el año pasado». «Se está excavando un nivel de hienas con prólitos, y debajo, que es el TD 6 habrá asegurado un festival de fósiles», ha señalado.

 El también vicepresidente de la Fundación Atapuerca ha indicado que «no sabemos cuántos fósiles» pero aseguró que «está todo cubierto de fósiles humanos». «O sea, que será una cosecha igual de buena que la cosecha de cereales que ha habido, que es la mejor en 80 años», ha declarado. «Habrá muchas sorpresas este año».

Por su parte, otro de los codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, ha señalado que «si hay una conmemoración que no es nostálgica, es esta, del descubrimiento del antecesor porque ahora se va a producir el redescubrimiento, 30 años después se vuelve a los niveles, se van a excavar los niveles en los que se produjeron estos hallazgos». «Lo que se va a hacer es producir nuevos descubrimientos», ha añadido.

Arsuaga ha indicado que se trata de «una conmemoración pero que mira al futuro» y ha relatado que «los fósiles, en todo este tiempo, han sido estudiados, publicados y finalmente expuestos en este museo, que es un poco el destino de los hallazgos, y esperamos que haya más en este año y en las próximas generaciones, que cada vez conozcamos más de esta especie, de la que tenemos hasta ahora solo unos indicios de cómo era y que sigue siendo en parte desconocida».

 

En este sentido, ha reconocido que «a la hora de reconstruir a la especie, todavía se tienen problemas porque nos faltan muchos datos». «Sabemos que tiene que saber cuál es la anchura de sus caderas, que es un dato muy importante para la evolución humana, sus tendas corporales, eso todavía no lo sabemos. Y luego del esqueleto del cráneo, también nos falta su capacidad craneal», ha manifestado.

«Tenemos muchas preguntas, y eso es lo mejor que le puede ocurrir a un científico, tener preguntas», ha declarado. «Sabemos cosas, sabemos también muchas cosas de su acumulación, pero de cómo eran ellos, cuando se quiere reconstruir, cuando uno se da cuenta de lo que le falta, sus propiedades corporales, cómo eran... En fin, de todo eso, sabremos más», ha manifestado, al tiempo que se preguntó que «particularmente, quiero saber más del cráneo, quiero saber más del cerebro, y quiero saber más de la pelvis. Así que sí, hay mucho interés por estos descubrimientos en todo el mundo».

Por su parte, el también codirector del proyecto Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, se ha mostrado «muy contento y muy satisfecho» de que se haya hecho esta exposición, si bien apeló a que «ahora queda el futuro». «Y el futuro, como muy bien han dicho mis compañeros, es un futuro muy brillante. Habrá muchas más cosas. Falta información, falta información sobre esta especie, faltan cosas que decir, faltan cosas que contar, y la especie se irá completando, se irá completando con nuevos restos, con nuevos hallazgos, con nuevos descubrimientos, cuestiones que, a lo mejor, ni siquiera nos imaginamos en este momento, y que yo creo que en los próximos 15 o 20 años van a ser muy interesantes», ha explicado.

Los 30 años de antecessor, especie descubierta en 1994, se celebrarán con la nueva exposición 'Homo antecessor. El descubrimiento de una especie', que explicará cómo las nuevas técnicas de investigación aplicadas al estudio de estos fósiles nos están permitiendo conocer otros muchos aspectos sobre esta especie. La muestra se podrá ver en la planta 2 del Museo a partir del mes de julio.

-Una piedra con pigmento vaticina que El Mirador, de Atapuerca, estuvo pintado.

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Los últimos días de excavación en El Mirador han puesto un poco de color a la campaña. Rojo, exactamente, el tono del óxido de hierro o hematite. A punto de concluir el trabajo de este año en la cueva ha aparecido una piedra recubierta de pigmento y con alguna figura de arte esquemático difícil de definir por su estado de conservación. Junto a la  roca exenta de unos 40x30x20 centímetros que podría tener más de una cara pintada -lo sabrán cuando la extraigan-, se ha hallado un núcleo de sílex con marcas de dedos y restos de colorante, y un trozo de pared caído que igualmente mantiene pigmentos.

 

 

La sorpresa de los investigadores no es solo por el hallazgo de pintura rupestre en Atapuerca -la galería del Sílex tiene más de 400 grabados de hace 4.000 años-, sino también porque puede ser de las más antiguas. La roca con pigmento quedó oculta con sedimento y medio borrada por el uso del yacimiento como redil y como hábitat, es decir, por la  convivencia de animales y personas, hace 6.500 años.Las ovejas al frotarse contra las paredes emborronaron los dibujos, pero ese hecho indica sobre todo que ya estaban ahí cuando el rebaño los «tapó» en el Neolítico antiguo, y que probablemente datan de cuando la cueva tuvo otros usos.  

«Lo que está claro es que se taparon en el Neolítico antiguo porque está saliendo una cerámica muy característica con una decoración que se llama de Boquique, la más antigua que se conoce en la meseta», precisó Josep María Vergès, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y uno de los coordinadores del yacimiento de El Mirador. «Y habitualmente no se pintaban los lugares de hábitat. Normalmente se pintan santuarios o lugares especiales», añadió, aludiendo a que lo pudo ser en épocas anteriores. Por otro lado, aclaró también que los lugares de culto o santuarios tenían ese uso durante miles de años.

Cultura magdaleniense. Por lo tanto, lo que sostiene el Equipo de Atapuerca es que podríamos estar hablando del Mesolítico o del Paleolítico Superior -la época de la cultura magdaleniense de hace 11.500 años-, porque ya apareció ese nivel en el sondeo realizado hace unos años y porque esos individuos pintaban -de hecho son los autores de las pinturas más famosas del arte paleolítico-. 

Acercarse a esa datación concreta es otro de los aspectos interesantes del hallazgo, según los investigadores. Porque los restos con pigmentos generalmente son muy difíciles de datar, «sobre todo las que están hechos con óxidos de hierro o de manganeso. A veces se intenta, si está recubierta con una película de calcita o hay una capa de microorganismos, pero es complicado. Lo bueno de El Mirador es que las pinturas que estamos encontrando están recubiertas por niveles que podemos datar». 

Un aspecto menos positivo es que «están un poco alteradas por la acción de los animales a posteriori», pero todo parece indicar que, si excavan hacia el interior, encontrarán más: «En los sectores que hemos abierto -y estamos hablando de apenas dos metros cuadrados de excavación- hay pinturas. Esto apunta a que si abriéramos toda la cueva, una locura por otra parte porque es bastante grande, seguramente esté pintada entera», detalló Vergés. 

Galerías internas. Las pinturas han aparecido en la parte izquierda del yacimiento, pero a la vez trabajan en el otro extremo. Ambos están datados en el Neolítico: antiguo el de las pinturas y medio el de la derecha. Los dos tenían, eso sí, un mismo uso como cueva redil. «Convivían, como hemos dicho, animales e individuos. En la parte interior se guardaban los rebaños y se generaba un depósito muy característico a base de estiércol que lo iban quemando periódicamente para eliminar residuos. Este proceso forma los denominados depósitos de fumier, siendo El Mirador uno de los más amplios y mejor conservados. Luego, en la parte externa, estaría la zona de hábitat. Ocurre que el corral actúa de basurero y todo lo que se les rompe -cacharros, utensilios que ya no sirven...-, van a parar dentro. De ahí que nos salga gran cantidad de material, muchísimas cerámicas, industrias líticas, etc.».

Trabajan en ambos extremos a la vez porque el objetivo es «intentar encontrar las galerías que suponemos que hay en esta cueva». «Esto sería la boca de un gran sistema kárstico que podría ser similar al de Cueva Mayor, pero que está totalmente taponado. El objetivo de estos últimos años ha sido excavar para intentar llegar a esas galerías. Pero en el camino vamos encontrando muchísimo material».
En anteriores campañas descubrieron que la cueva fue usada en épocas más recientes, en el Calcolítico, para enterrar a los muertos.

-30 años de antecessor. Así fue el día que lo cambio todo en Atapuerca.

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 No daban crédito. Sentados en un saliente de roca en la Trinchera del Ferrocarril en los yacimientos de Atapuerca Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro comentaban la última reunión de las jornadas científicas organizadas en Lumley. Era 1993. Will Roebroeks y Thijs van Kolfschten denominaban geofactos a las industrias líticas europeas más antiguas a 500.000 años. Estas se habían localizado en Orce (Granada), en yacimientos franceses como Le Vallonet, Soleslhac, Carrière Carpentier, en Koroevo en Ucrania o en el Monte Poggiolo de Italia. Y lo que más les preocupaba. En Gran Dolina

El equipo de Gran Dolina posa con los primeros restos hallados hace 30 años.

Para los popes europeos de la ciencia no eran restos hechos por el hombre sino cantos rodados de río, rotos de forma natural (geofactos). Su prueba irrefutable para constatar que no había presencia humana en Europa antes de los 500.000 años era que no había fósiles humanos de más antigüedad. 

En la Trinchera del Ferrocarril llevaban trabajando muy duro desde la época de Emiliano Aguirre. Pero si en la Sima los cráneos ya habían asegurado todo, Dolina se mostraba esquiva. Era un yacimiento difícil de comprender en la forma en la que se había creado. Abajo había presencia humana pero no humanos. 

En 1992 se ideó un sondeo vertical para comprender la formación del yacimiento pero también para saber si era viable abrir todo un espacio de excavación de 100 metros cuadrados con los esfuerzos que para todo el equipo eso suponía.

Nueve individuos

La superficie de TD-6 se ha excavado, en pequeñas superficies hasta esta campaña de 2024 en la que se abordan 20 metros cuadrados. El trabajo se ha realizado en dos épocas. El sondeo de 1993 que dio con los primeros restos de 1994 y en 2003. La colección está formada por un total de 180 restos fósiles de, al menos, nueve individuos.
La mayoría son niños y jóvenes. El Chico de la Gran Dolina, el rostro que ayudó a lanzar la nueva especie, tendría poco más de diez años. A ello hay que sumar unas 300 piezas de industria lítica. Los fósiles están muy fragmentados porque fueron canibalizados. En TD-6 calculan que las piezas humanas de este festín caníbal pueden alcanzar el millar. Se excavará antes de diez años.

Era el segundo año del sondeo, los niveles de conflicto en la ciencia europea se habían sobrepasado. «Dolina dará resultados, hay potencial, hay fósiles, estoy seguro», zanjó enérgicamente Eudald con la aprobación de José María. Ambos estaban seguros que un yacimiento que había generado tanto trabajo y esfuerzo, tenía que dar ese resultado que todos exigían, el fósil humano.

 

Había pasado un año más desde la reunión de Tautavel. Los primeros datos de arqueomagnetismo de Josep María Parés estaban en la mesa de los codirectores encargados de la Trinchera de Atapuerca. El sondeo suponía un duro trabajo para los integrantes del equipo (Aurora Martín, Xosé Pedro Rodríguez, Josep María Vergés, Marina Mosquera, Jordi Rosell, Montserrat Esteban y María Elena Nicolás). Habían alcanzado ya niveles por debajo de los primeros datos de cronología de TD-7 que coincidían con la inversión del polo magnético Matuyama/Brunhes. 780.000 años. «Ya estamos por debajo, tiene que aparecer algo» reflexiona José María Bermúdez de Castro en uno de sus habituales paseos matutinos por Ibeas.

Apasionado de la fotografía, el paisaje de la sierra a primeros de julio le parecía que las primeras horas de la mañana, dotaban al azul del cielo de un tono inmejorable.

 

En la Trinchera, era el turno de Aurora Martín. Se excavaba con cuidado pero sin pausa. La emoción era patente en todo el equipo, todo lo que apareciera era mucho más antiguo de los 500.000. «Vamos a batir la tibia de Boxgrove», ya veréis», se decían entre ellos porque los ánimos eran necesarios para el trabajo en apenas seis metros cuadrados de espacio.

Inglaterra acababa de sacar a la luz el fósil más antiguo de Europa. Los 500.000 años volvían a imponerse. La línea anglosajona convencía con todos los medios y décadas de experiencia. Y el proyecto de Atapuerca no había estado nunca boyante pero había que ganarse la posición ante las administraciones para garantizar su continuidad sin sobresaltos.

Brocha y espátula en mano, Aurora empezó a perfilar una pequeña pieza. «Parece un diente», pensó sin decir nada a nadie. Era pequeño para ser de animal pero prefirió no pensar y terminar de extraer la pieza. Conforme limpiaba la zona aparecieron otros dos. Miraba a su compañero. Él la miraba a ella. Sabían qué podía ser, pero ninguno quería decir nada. Ninguno se atrevía a decir nada. 

Llegó Eudald. 

«¿Será?» se preguntó. Emoción contenida entre el equipo que no decía ni mú. El trabajo en la trinchera de Atapuerca debía seguir con normalidad. Eudald salía al andamio cada poco para ver si llegaba José María, especialista en dentición. A penas fueron tres minutos. Cada segundo contaba como una eternidad para todos.

Con tranquilidad se acercaba José María al yacimiento de Gran Dolina y vio sorprendido a Eudald llamándole a gritos. «José María ven, vamos sube». «¿Qué ha pasado?», preguntó él asustado pensando que alguien podía haber sufrido algún percance.

En cuanto tuvo la pequeña bolsa de plástico con los tres dientes en sus manos se puso blanco. La mano de Eudald temblaba. Cuando los abrió no había ninguna duda. «¡Son humanos!», gritó. La alegría contenida estalló. El resto de los integrantes de la excavación se volvieron hacia Dolina para ver que pasaba. 

Aquello se convirtió en una alegría colectiva. Tirados en el suelo celebrando un hallazgo único. Atapuerca había encontrado aquello que Roebroeks y Kolfschten exigían para pensar en ocupaciones europeas antes de 500.000 años. Fósiles humanos que desde aquel verano dejaban en mera anécdota a la tibia de Boxgrove e impulsaron el trabajo científico en Atapuerca al primer nivel de la ciencia. Eran lo restos más antiguos de Europa. Más de 800.000 años. 

A esos primeros restos, el sondeo aporto nuevas evidencias el canibalismo, una acumulación inédita de restos humanos que se volverían a comprobar en el retranque de una parte de dolina que avanza el trabajo en superficie. 30 años después afrontan una nueva excavación en extensión del nivel que lo cambió todo en las ocupaciones más antiguas del continente europeo. 

Recreación realizada a partir de entrevistas con los protagonistas del descubrimiento de Homo antecessor y sus referencias en libros como 'Perdidos en la colina' y 'Homo antecessor. El nacimiento de una especie'.

 

-Atapuerca aflora fósiles de fauna y espera los de Antecessor.

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Con una decena de yacimientos arqueológicos abiertos y el trabajo constante de un centenar de investigadores cada quince días (pasarán 300 a lo largo de toda la campaña) peinando cuidadosamente con brocha destornillador y paletín cada milímetro de sedimento no es de extrañar que se prevea «una cascada de descubrimientos» de todas las especies que pasaron por Atapuerca desde hace 1,5 millones de años, como reconocía ayer el codirector de Atapuerca, Eudald Carbonell. «Será un año muy importante», auguró cuando restan tres semanas de excavación.

Ya han aparecido los primeros restos de fauna en algunos de los yacimientos, pero el foco está puesto en el nivel TD6 de Gran Dolina, ubicado en la trinchera del ferrocarril, donde el 8 de julio de 1994 aparecieron, en un sondeo, 180 restos de nueve individuos de Homo antecessor, la especie de 850.000 años de antigüedad que revolucionó la presencia humana en el continente europeo. Ahora 30 años después un equipo de investigación capitaneado por Palmira Saladie y Andreu Ollé afronta nuevos retos «muy interesantes». Confían en que la excavación en extensión sirva a para dar respuestas a algunas preguntas sobre los primeros pobladores europeos. «Son muchas las preguntas que podremos contestar o discutir sobre esta población desconocida y confiamos en ampliar la colección de Homo antecessor. Nos pilla en un momento que como equipo estamos más maduros y vamos a poder contestar mejor a algunas preguntas», indicó Saladie, al tiempo que insistió en que se trata del nivel de excavación de esta cronología más importante en Europa. 

¿Por qué eran caníbales?, ¿cuál era su comportamiento tecnológico? o ¿cómo era su organización social? Son algunas de esas preguntas que se esperan responder cuando se encuentren nuevos fósiles.
Su compañero Andreu Ollé apuntó que durante estos 30 años se han estudiado los fósiles en los laboratorios, lo que ha permitido saber más de esta especie, pero esta campaña será determinante al abrirse el doble de superficie hasta alcanzar los 40 metros cuadrados. «Este registro es único y ahora tenemos más conocimientos y herramientas para su estudio». 

El yacimiento Penal afronta su segunda campaña. 

El yacimiento Penal afronta su segunda campaña.

La campaña anterior concluyó en el techo de este nivel, donde se encontraron tres fósiles humanos, junto a coprolitos de hiena, lo que hace pensar a los investigadores que en la zona que se excavará ahora habrá nuevos restos hallazgos al llegar al nivel «más fructífero» como el Estrato Aurora, donde se produjo el hallazgo de 19994. «Hay mucha responsabilidad y ganas porque sabemos que es un nivel crucial para Atapuerca sino para el conocimiento del primer poblamiento en Europa». 

También en este yacimiento se trabaja en el nivel TD4, donde ya han aparecido restos de rinocerontes, caballos y oso de un millón de años de antigüedad, lo que pone de manifiesto la «gran biodiversidad» que había en ese momento, según apuntó su directora, Elena Santos. «Nos dan datos sobre las condiciones de humedad o temperatura, a sí como también la evolución. Por ejemplo, los osos y los humanos han evolucionado de manera paralela. De momento, no hemos encontrado homínidos pero sabemos que existieron y pasaron por aquí».

Yacimiento Penal. Al otro lado de la trinchera del ferrocarril, otro equipo trabaja en la que es la segunda campaña del yacimiento Penal. Ya se ha encontrado industria lítica, unas diez herramientas de sílex, arenisca, cuarzo y cuarcita que ahora debe datarse aunque se baraja que sean del Pleistoceno inferior, al haberse encontrado restos de mimomys savini, lo que hace intuir que estén dentro del paquete de TD4, TD5 y TD6. «Cuando se construye la trinchera del ferrocarril se separan los rellenos de la Gran Dolina y a este lado encontraríamos la entrada de la cueva. La hipótesis con la que nos ilusiona trabajar es que quizás estemos trabajando con niveles que se corresponden con TD6, donde se encontró Homo antecessor», indicó su directora, María Martinón. 

También en la trinchera se excava el yacimiento de Galería con antigüedades de entre 200.000 y 400.000 años. La cueva funcionó como una trampa natural para los animales que merodeaban por la Sierra de Atapuerca por ello abundan los restos de fauna (caballo y ciervo) e industria lítica con la que descuartizaban a los animales para su transporte. «Es un yacimiento muy rico arqueológicamente hablando y nos aportará mucha información», indicó Isabel Cáceres.

-Carbonell: "Será el año más importante de Atapuerca".

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El codirector de las excavaciones de Atapuerca, Eudald Carbonell, afirmó hoy que "seguramente será el año más importante de Atapuerca por la cantidad de fósiles que se van a encontrar en los distintos yacimientos". Así lo aseveró a los pies de los yacimientos arqueológicos de la sierra burgalesa en declaraciones a los medios de comunicación al inicio de la primera de las tres visitas organizadas por la Fundación Atapuerca.

 

"Va a ser un año muy importante", exclamó. "Seguramente vamos a entrar en la secuencia principal, como en los años 90, que salieron fósiles en todos los yacimientos", añadió. El también vicepresidente de la Fundación Atapuerca declaró: "Es muy probable; la intuición me dice que sacaremos muchos, no solo en TD6, sino en todos los yacimientos", según recoge Ical.

Así, Carbonell respondió a lo que significa "la secuencia principal" que quiere decir que "significa que dejaremos esto tirando cohetes". "Ha sido producto de estrategia, de estar once años buscando, y 45 años han bastado para tener un peritaje enorme", apostilló. "Será un año muy importante, un año trascendente, un año que los periodistas que estéis aquí vais a vivir intensamente porque va a ser una cascada de descubrimientos importantes de todas las especies que hay en Atapuerca", enfatizó.

La campaña de excavaciones número 46 en la sierra de Atapuerca se inició el pasado 18 de junio, y contará con más de 300 participantes, repartidos en tres quincenas. Durante esta segunda quincena de junio, un grupo de alrededor de cien investigadores participó en la excavación de Sima del Elefante, Nivel TD4 de la Gran Dolina, Penal y Cueva Fantasma- todos ellos ubicados en la Trinchera del Ferrocarril-, así como en la Cueva del Mirador.

El pasado 1 de julio comenzó la excavación en el resto de yacimientos, que incluye los ubicados en la Cueva Mayor: Portalón, Sima de los Huesos y Galería de las Estatuas interior y exterior, así como el nivel TD6 de la Gran Dolina, Galería, ambos en la Trinchera, y el asentamiento al aire libre Castrillo Base Aymerich.

La visita organizada hoy para los medios de comunicación se centró en tres yacimientos: Penal, Gran Dolina y Galería. La persona responsable del yacimiento de Penal, María Martinón-Torres, explicó la actualidad del yacimiento. Así, recordó que la excavación sistemática de este yacimiento se abrió el año pasado. Esta localidad se descubrió en los años 90, tras la excavación de un sondeo en el que se hallaron unos pocos registros de fauna y herramientas, potencialmente relacionados con los niveles estratigráficos inferiores del yacimiento de la Gran Dolina.

Durante la campaña de 2023, se limpiaron y recuperaron las catas antiguas, se analizó y estableció una nueva estratigrafía provisional y se comenzó la excavación in situ de los llamados sectores 'Titanic', más próximo a la Trinchera de Ferrocarril y más fértil, y el sector 'Ladera', más erosionado y pobre en registros.

En la campaña de este año 2024, se retoma la excavación en ambos sectores, con un énfasis particular en el sector 'Titanic', en el que se estima que se conservan los niveles estratigráficos más antiguos. La hipótesis de trabajo, atendiendo a los registros hallados hasta el momento y el análisis geomorfológico, es que podría corresponderse con los niveles TD4-TD6 de la Gran Dolina. Se espera avanzar en la comprensión de su estratigrafía, su correlación con el yacimiento de la Gran Dolina y encontrar más registros arqueológicos y paleontológicos que nos permitan documentar la identidad y escenario evolutivo de las primeras poblaciones humanas de Europa.

Martinón-Torres desveló hoy que "afortunadamente este año es un yacimiento que empieza a dar ya frutos" y que "es un periodo muy emocionante porque ya hemos llegado a una serie de niveles donde estamos empezando a encontrar industria lítica". Así, en esta primera quincena de trabajo, en el turno que realizado en junio, adelantó que "ya hemos encontrado unas diez herramientas de diferentes materias primas".

"Tenemos sílex, arenisca, cuarzo, cuarcitas, es decir, una gran variedad y es emocionante porque estamos llegando a un nivel en el que sabemos que estaban los homínidos que habitaron la sierra en este momento, que es parte de nuestra investigación también". "Podría corresponder a industrias típicas del Pleistoceno inferior", dijo.

Gran Dolina 

Las personas responsables explicaron la actualidad de los dos niveles del yacimiento, uno de los principales de la Trinchera del Ferrocarril. Tiene una potencia estratigráfica de 25 metros, en la que se han localizado varias unidades con evidencias de ocupación humana. La más antigua es TD4, y contiene herramientas líticas y restos de fauna de una edad cercana al millón de años. Y la más moderna es TD10, que cuenta con diversos niveles excepcionalmente ricos, datados entre los 400 000 y los 250 000 años. Por tanto, en Gran Dolina hay presencia humana durante el Pleistoceno inferior final y durante una buena parte del Pleistoceno medio.

En el tramo medio de la secuencia, se encuentra TD6, con una antigüedad de 850 000 años. En ella se han localizado restos humanos correspondientes a la especie Homo antecessor, industria lítica encuadrada en el Modo 1 evolucionado, y restos de animales, principalmente ungulados, que fueron cazados y acumulados en la cueva por los homininos. Además, los fósiles humanos presentan modificaciones que señalan la existencia de eventos de canibalismo.

De 2020 a 2023 se estuvo trabajando en las unidades TD8 y TD7. En estas, junto a un registro paleontológico extremadamente rico, aparecieron evidencias puntuales de presencia humana en forma de herramientas de piedra. Este hecho las hace particularmente interesantes, no solamente porque rellenan huecos de información sobre la secuencia de Atapuerca, sino porque se corresponden con un período (entre los 800 000 y los 500 000 años) sobre el que tenemos muy pocos datos en toda Europa occidental.

En la campaña de 2023 se llegó al esperado techo de la unidad TD6, en una superficie de unos 40 metros cuadrados. El principal objetivo de esta campaña, pues, es retomar la excavación de este nivel, donde se puso ya al descubierto una densa concentración de coprolitos de hiena, acompañados de instrumentos líticos, de restos faunísticos, y de los primeros fósiles de Homo antecessor.

Es de esperar, por lo tanto, que, coincidiendo con el 30 aniversario del descubrimiento de dicho homínido, la campaña que iniciará el próximo 1 de julio signifique un emocionante reencuentro con un registro arqueológico y unos fósiles humanos que tanto han aportado al conocimiento del primer poblamiento de Europa.

Nivel inferior, TD4

El nivel TD4 es el primer nivel fértil de la secuencia del yacimiento de la Gran Dolina. En este nivel se encuentran los restos de grandes animales que vivieron junto a los humanos en Europa hace casi un millón de años, como fueron los osos, caballos, bisontes, rinocerontes, varios tipos de cérvidos, algunos con grandes cornamentas, así como pequeños mamíferos que son indicadores de condiciones ambientales más secas que los niveles superiores contiguos. Además, en este nivel también se ha encontrado alguna evidencia de la presencia de humanos en la Sierra durante este periodo, en forma de marcas de corte y presencia de industria lítica.

En esta campaña los esfuerzos se centrarán en los sectores central y oeste, donde los paquetes de grandes arcillas prismáticas preservan una abundante acumulación de fósiles de mediano y gran tamaño. Se continuará también la excavación y análisis espacial de los grandes bloques, estalagmitas, espeleotemas y fragmentos de pared desprendidos que podrían estar marcando un evento catastrófico de hundimiento y derrumbe hace más de 900 mil años.

Galería

Las personas responsables explican la actualidad del yacimiento. Galería presenta una secuencia arqueológica con cinco unidades con una antigüedad de 200 000 a 400 000 años. Esta cueva funcionó como una trampa natural para los animales que merodeaban por la sierra de Atapuerca. Los humanos y carnívoros accedían a los animales caídos para aprovechar sus nutrientes, por lo que Galería es considerado un lugar de obtención de recursos animales.

El objetivo principal de la campaña de 2024 es iniciar la excavación de la Unidad GIIb en todo el yacimiento. Este tramo de la secuencia es uno de los más ricos arqueológicamente hablando, por lo que se espera recuperar más herramientas líticas, como bifaces y hendedores, junto con los restos de los animales que cayeron en la cavidad, sobre todo caballos y ciervos. Para ello contarán con una decena de excavadores, tanto miembros del equipo como estudiantes procedentes de universidades y centros de investigación nacionales e internacionales.

miércoles, 19 de junio de 2024

-Desvelan el hallazgo de los sepulcros de los Quintanadueñas en las laderas del castillo de Burgos.

 Fuente: https://www.diariodeburgos.es

El yacimiento sigue vallado y cubierto por plásticos en la ladera de la carretera que sube al Castillo. Se han cumplido ya tres años desde que se realizara la última campaña de excavaciones en San Román, iglesia que volaron los franceses durante el asedio a la fortaleza que dirigió con éxito el duque en Wellington en 1812 y que constituyó la huida de las tropas napoleónicas de la Cabeza de Castilla. Desde que sus restos fueran hallados en 2015 por la arqueóloga Fabiola Monzón, este templo no ha dejado de arrojar restos que delatan la importancia que tuvo en la historia de la ciudad. «Se resiste a desaparecer de nuevo como lo hiciera con anterioridad». La última revelación, que se ha mantenido en secreto desde 2021, no deja lugar a dudas acerca de la trascendencia de San Román.En la llamada capilla de San Andrés, identificada al norte de esta iglesia y donde no se ha conservado el pavimento, hallaron varios enterramientos con lauda de pizarra y alabastro «y descubrimos la entrada a una cripta cuya existencia era por completo desconocida».

 

Uno de los sepulcros que han podido ser identificados pertenece al mercader burgalés Gómez de Quintanadueñas, «ilustre personaje hijodalgo del siglo XVI descendiente de una de las estirpes mercantiles más representativas del comercio entre España y Flandes. En el año1510, Gómez de Quintanadueñas alcanzó el título de cónsul de España en Brujas, y fue uno de los principales representantes de la Universidad de Mercaderes de Burgos; fue asimismo miembro del Consulado del Mar con sede en la Llana, donde Gómez también poseía casas y su residencia», explica Monzón.Este rico mercader, exponente de aquel Burgos florenciente, murió el 22 de noviembre de 1553. «En su testamento señaló su deseo de ser enterrado en la iglesia de San Román junto a sus dos esposas, y en el panteón familiar. A esta iglesia contribuyó generosamente para la reconstrucción de la torre y el remate de chapitel. Precisamente, la esbeltez y altura de esta torre es la que sobresale en el dibujo de Wyngaerde», apostilla la arqueóloga en referencia al famoso grabado que de la ciudad el dibujante y paisajista flamenco Anton van den Wyngaerde, que recorrió España a mediados del XVI.

En diciembre 2021 finalizó la última campaña de excavaciones en San Román, que se centró en las naves, consiguiéndose documentar las fachadas norte y sur de la iglesia, así como varios pilares que permitieron recomponer en cierto modo su planta, ya que aún queda pendiente de localizar su cabecera y la fachada occidental. «Tras la retirada del terraplén generado con las tropas napoleónicas tras su voladura en octubre de 1812 salieron a la luz las numerosas sepulturas que ocupan la mayor parte del suelo en consonancia con la costumbre de utilizar las iglesias como cementerios». Sin embargo, la ausencia de Planes de Empleo desde la citada fecha ha provocado que los trabajos estén paralizados sin que se conozca el futuro de las excavaciones ni de los restos que actualmente languidecen bajo una enmarañada manta geotextil mientras empiezan a ser devorados por la vegetación. 

Fabiola Monzón, que dio cuenta de estos hallazgos el pasado martes en el marco de las Jornadas Europeas de Arqueología que se han celebrado en el MEH, recuerda la importancia histórica de Burgos y de los numerosos hallazgos realizados que aún siguen en proceso de investigación «y que, sin duda, nos seguirán sorprendiendo con aspectos totalmente desconocidos». A este respecto, la arqueóloga burgalesa -que también ha dirigido los trabajos de excavación en el Solar del Cid y en Las Llanas, entre otros muchos-, recuerda que la última campaña enSan Román se contró en las naves, «consiguiendo documentar las fachadas norte y sur de la iglesia, así como varios pilares que permiten recomponer en cierto modo su planta, ya que aún queda pendiente de localizar su cabecera y la fachada occidental».

Respecto de esa capilla de San Andrés donde se descubrieron los sepulcros y esa misteriosa cripta, que aún no se sabe lo que esconde, explica Monzón que se trata de un espacio de unos cinco metros y medio de longitud. «De su profundidad identificamos unos cuatro metros, pero continúa más allá del talud preservado. Seguramente alcance los ocho metros si tenemos en cuenta la división de los muros en relación a la arquería. En la pared derecha se identifican dos tramos con remate superior semicircular, flanqueados por pilastras estriadas, decoradas con motivos vegetales, y asentadas sobre fustes moldurados. En ellas se asentaban los nervios de la bóveda que, por los restos hallados, era de crucería. También se han recuperado fragmentos de claves menores policromadas. Gracias a ello podemos saber que la capilla se ornamentó con imágenes del tetramorfo o de los cuatro evangelistas. A falta de mayor estudio se intuyen reformas en la capilla, tal y como señalan las fuentes históricas, y soportes calizos en los extremos para colocar una reja que individualizaba la capilla del resto del templo, a tenor nuevamente de los textos», indica. 

El riguroso trabajo científico que se ha llevado a cabo enSan Román no debería quedarse en dique seco no sólo por el dinero público ya invertido, sino por la importancia histórica del sitio y la siempre necesaria divulgación del patrimonio.Expertos consultados por este periódico señalan que para continuar la excavación de la capilla de los Quintanadueñas sería necesario mover el vallado y continuar retirando los potentes sedimentos vertidos sobre la iglesia a mediados del siglo XIX para hacerla desaparecer. «Sólo así se podrá seguir sacando a la luz los sepulcros que actualmente permanecen tapados y protegidos para garantizar su protección y evitar actos vandálicos. Estos sepulcros son de gran interés por sus características, ya que responden a un modelo de lauda con escudo familiar y cuyo estudio va a permitir conocer la heráldica familiar de estos mercaderes de gran renombre en el siglo XVI. La presencia de diferentes lápidas posibilitará, además, conocer sus relaciones genealógicas. Los numerosos vestigios hallados darán pie a recomponer la decoración de la capilla», subraya Fabiola Monzón. Asimismo, sería importante que se retomaran los trabajos enSan Román ahora que el Castillo se halla inmerso en su rehabilitación para salir fortalecido como hito turístico.El discurso expositivo de San Román quedaría integrado y vinculado con el nuevo proyecto de la fortaleza, 'Castillos en el aire'.

-Arranca la campaña de Atapuerca con el foco en Gran Dolina.

 Fuente: https://www.diariodeburgos.es/

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca vuelven a ser foco en la provincia de Burgos dado que hoy, martes 18 de junio, dio inicio la campaña de excavaciones de 2024, la última que tendrá a sus tres codirectores José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan Luis Arsuaga al frente. Tras esta campaña, Carbonell y Bermúdez de Castro dejarán la dirección del proyecto, en el que permanecerá, al menos un poco más, Arsuaga.

 

Dos de las patas del triunvirato se despedirán así de esta aventura que codirigen desde 1991 y que a lo largo de más de tres décadas ha dado muchas alegrías a sus investigadores. Inician así una nueva campaña de excavaciones que continúa lo iniciado en la campaña de 2023. De esta forma, desde hoy y hasta el próximo 26 de julio, fecha en la que, según confirman fuentes de la Fundación Atapuerca, se prevé que finalice la campaña, se excavará en los mismos yacimientos que ya se trabajó el pasado año. 

Sin embargo, todas las miradas este año están puestas en Gran Dolina, especialmente en su nivel TD6, donde ya en 1994 se encontraron los primeros restos de Homo Antecessor. Uno de los grandes objetivos de la campaña de 2024 es precisamente este nivel, y sus codirectores confían en encontrar "muchas más restos de la especie Homo Antecessor". En palabras del propio Bermúdez de Castro, en 2023, mientras los investigadores limpiaban el yacimiento, ya se encontraron "un par de restos pequeños", por lo que esperan recuperar "bastantes" más restos de esta especie.

"Es muy probable que en la zona donde se va a excavar estos próximos años, aparezcan un par de cientos o más fósiles, que van a completar un poco lo que conocemos de esta especie", afirmó en declaraciones a Ical el paleoantropólogo. El propio Carbonell incluso prevé la salida de "veinte o cuarenta fósiles cada año". 

Cabe recordar que en la presentación de los resultados de la campaña de 2023, los codirectores ya avisaron acerca de la importante etapa que estaba por venir, e incluso hablaban de un "festival de fósiles humanos" a partir de 2024 en el nivel TD6 de Gran Dolina. A día de hoy, se mantienen en esta opinión, e incluso señalan que la "densidad de restos humanos aumenta según te vas hacia el interior del yacimiento". Las excavaciones de este nivel se llevarán a cabo durante el mes de julio y a lo largo de junio y julio participarán unos 250 investigadores. 

El próximo viernes 21 de junio, los tres codirectores, acompañados del consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León presentarán en rueda de prensa los principales objetivos de esta campaña de excavaciones. Será en un encuentro con los medios de comunicación, que tendrá lugar a las 12 horas en los propios yacimientos de la sierra de Atapuerca.

-Atapuerca, el hogar del homínido europeo más antiguo que se conoce.

 Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es

 -En 1895, una compañía británica inició la construcción de una línea ferroviaria para transportar hierro y carbón desde las minas del norte de Burgos hasta las fábricas de Vizcaya. En un momento dado, el director de la empresa, un ingeniero llamado Richard Preece, modificó el proyecto inicial para que pasara por un lugar rico en piedra caliza, en las estribaciones de la sierra de Atapuerca.

Preece derribó montañas, trinchó lomas, arrasó árboles y encajó rieles para que circulase el tren minero, y así, sin proponérselo, dejó al descubierto el conjunto de yacimientos paleontológicos más importante de Europa. Hoy el lugar se conoce como la Trinchera del Ferrocarril, un surco de un kilómetro de longitud al que se abren varias cuevas trufadas de restos óseos humanos y animales: Sima del Elefante, Galería y Gran Dolina, hoy visitables por el público, y Cueva Mayor, compuesta por Portalón, Sima de los Huesos y Galería del Sílex, y Mirador, la más alejada; a éstas sólo pueden acceder los investigadores. 

Mapa de situación de los yacimientos de la sierra de Atapuerca.

Los precursores.

La empresa de Preece fue un fracaso, pero cuando el ferrocarril se cerró, en 1911, pronto emergieron, entre un paisaje fantasma de puentes, taludes y túneles abandonados, numerosos restos fósiles que atrajeron a ilustres prehistoriadores como Hugo Obermaier y Henry Breuil. Sin embargo, ese interés se fue disipando y en la década de 1950 la Trinchera del Ferrocarril fue transformada en cantera.

Pasados unos años, en 1964, fue cuando el profesor Francisco Jordá emprendió las primeras excavaciones arqueológicas en la Trinchera de Ferrocarril, labor que continuó en los años setenta y ochenta el prestigioso paleontólogo Emiliano Aguirre, todo un referente en la crónica atapuerquense.

 Con Aguirre se sentaron las bases de la investigación en Atapuerca y con él echó a andar el primer proyecto. Pero la era dorada de Atapuerca llegó en los años noventa, cuando Emiliano Aguirre entregó el testigo a un equipo liderado por Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro.

 

El paraíso de los huesos.

El nuevo equipo de Atapuerca elevó los yacimientos de la sierra burgalesa a categoría mundial. Siempre a golpe de descubrimiento. Fue en el año 1992 cuando los responsables de Atapuerca dejaron de ser anónimos.

En aquel verano de buenos presagios –con los focos de medio mundo apuntando a los Juegos Olímpicos de Barcelona– una de las cuevas de Atapuerca, la Sima de los Huesos, devolvió un rompecabezas óseo que acabó dando forma a dos cráneos de aspecto arcaico. Para los científicos eran el "cráneo número 4" y el "cráneo número 5"; popularmente serían conocidos como Agamenón y Miguelón, en homenaje al segundo tour de Miguel Indurain.

 A partir de Miguelón pudo reconstruirse el cuerpo de un homínido (Homo heidelbergensis) relativamente parecido a nosotros, de 300.000 años de antigüedad. Atapuerca volvió a ser primicia en 1994, cuando una pelvis masculina fósil fue recuperada de las entrañas de la Sima de los Huesos en pleno verano.

Elvis, como fue bautizada para hacerla más familiar al público, pertenece también a un Homo heidelbergensis, como Miguelón y Agamenón. El memorial de hallazgos de la Sima de los Huesos se completó en el año 1998 con Excalibur, un hacha de mano excepcional, en cuarcita, que representa el utillaje de los humanos que habitaron la sierra en el Paleolítico.

 

Un nuevo humano

Otra de las joyas de Atapuerca es la Gran Dolina, uno de los tres yacimientos revelados tras el fiasco ferroviario de Richard Preece. Comprende veinte metros de rellenos sedimentarios del Pleistoceno (etapa geológica que acabó en el 10.000 a.C.) con las claves paleontológicas esenciales para comprender la evolución humana.

Su excavación comenzó en 1981, pero el día grabado con letras de oro en la Gran Dolina es el 8 de julio de 1994. En esa fecha vieron la luz restos humanos con 800.000 años de antigüedad en el bautizado como "estrato Aurora": otro guiño a la complicidad divulgativa.

 El citado estrato se ha revelado como un verdadero filón. Miles de años se compactaron aquí hasta acumular cientos de herramientas de piedra, fósiles humanos y restos óseos de vertebrados, entre los que destaca una nueva especie de oso bautizada como Ursus dolinensis.

Tres años después, tras una exhaustiva revisión de los restos extraídos del "estrato Aurora", la especie humana contaba con un nuevo miembro en su árbol genealógico: el Homo antececessor. Aquellos huesos enterrados en la arena son hoy en día uno de los mayores reclamos de Atapuerca por lo que representan: el homínido europeo más antiguo que se conoce.

 Otros fósiles de interés aparecieron en la Sima del Elefante, donde en 2008 se descubrieron restos de una especie todavía por definir, además de las herramientas de piedra más antiguas de toda la sierra. Entre los hallazgos más recientes cabe citar una mandíbula humana descubierta en el nivel 9 de la Sima del Elefante, en el año 2011.

 Aunque todavía está en proceso de estudio, todo hace indicar que pertenece al género Homo sapiens. Las noticias sobre Atapuerca no cesan. La trascendencia de los hallazgos justifica la gran repercusión mediática que acompaña cada descubrimiento. Desde el año 2000, Atapuerca es Patrimonio de la Humanidad. Sin duda, es la cuna de la prehistoria europea, todo un "parque temático" de la ciencia prehistórica sin parangón al otro lado de los Pirineos.