domingo, 22 de diciembre de 2024

-Poza de la Sal y su diapiro.

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 El diapiro de Poza de la Sal es el mas grande Europa

Poza de la Sal se encuentra entre esos pueblos de Burgos que son únicos en nuestra geografía. Desde la cascada más alta de España, a la cueva más profunda o la cavidad sumergida más larga, pasando por el monumento más grande o el bosque más bello. En el caso de Poza, el gran protagonismo se lo lleva la sal. Sus salinas y el espectacular diapiro, que es el mayor de Europa. Pero Poza no es conocida solamente por el espectacular domo salino, sino que también es cuna de Félix Rodríguez de la Fuente.

Es uno de esos pueblos que tienen todo para una escapada de fin de semana: historia, paisajes increíbles y un montón de cosas por descubrir. Sin embargo, sigue siendo un lugar bastante desconocido, algo sorprendente si se piensa que aquí nació Félix Rodríguez de la Fuente, el famoso naturalista que marcó a toda una generación. Quizá sea ese aire tranquilo y poco explotado lo que lo hace tan especial, ideal para perderse unos días y disfrutar de su encanto único.

Es, además, uno de los muchos pueblos de Burgos que destacan en Castilla y León y en España por ser únicos. En este caso por un capricho geológico de récord, uno de los muchos que abundan en esta provincia tan rica en paisajes, costumbres, gastronomía y monumentos, tanto naturales como históricos y artísticos.

 Ubicado en la comarca de La Bureba, Poza de la Sal está a tan solo 43 kilómetros de Burgos capital, lo que lo convierte en una opción accesible para una excursión o una estancia de fin de semana. La localidad está rodeada por un entorno natural espectacular y marcado por su historia salinera, que le dio fama y prosperidad durante siglos.

 Los almendros ya están en flor en Poza de la Sal y en el Valle de las Caderechas los cerezos alcanzarán su máximo esplendor hacia finales de abril.  E. RIVERO / DIPUTACIÓN DE BURGOS

Aunque la producción de sal ya no es el motor económico del pueblo, el legado de las salinas sigue presente en su paisaje y en la memoria de sus habitantes. Hoy, Poza de la Sal combina su tradición histórica con un enfoque turístico que invita a explorar no solo su casco antiguo y sus salinas, sino también la riqueza geológica de su diapiro y la belleza de las rutas naturales que lo rodean.

Poza de la Sal ha desarrollado una interesante oferta de senderismo que permite a los visitantes conocer mejor tanto el pueblo como su entorno. Estas rutas varían en longitud y dificultad, adaptándose a diferentes públicos, desde caminantes ocasionales hasta amantes de la bicicleta de montaña.

 Entre las opciones más destacadas está la Ruta del Diapiro, un recorrido de unos seis kilómetros que es ideal para los amantes de la geología y los paisajes impresionantes. Esta ruta permite admirar de cerca el diapiro, un fenómeno geológico único en Europa que parece un cráter perfecto. Durante el camino, también se pueden disfrutar vistas del Castillo de Poza, el Altotero y el Castellar, además de las salinas.

 Otra ruta muy recomendada es la que conecta Poza de la Sal con el cercano pueblo de Castil de Lences, un lugar que sorprende a sus visitantes por su tranquilidad y encanto. Este pequeño pueblo, que incluso ha recibido la visita de los Reyes de España, guarda joyas como el monasterio de las Clarisas, un lugar lleno de historia y serenidad.

Para los más aventureros, la ruta conocida como ‘Infierno Pozano’ ofrece una experiencia desafiante en bicicleta de montaña. Este recorrido de 45 kilómetros es un reto popular entre los aficionados a la BTT, que cada mes de julio acuden a competir en una carrera que pone a prueba tanto su resistencia como su habilidad técnica.

 Si hay un momento mágico para visitar Poza de la Sal, es la primavera, cuando los almendros que rodean el pueblo florecen y tiñen el paisaje de blanco y rosa. La Ruta de los Almendros en Flor es una de las más populares entre los visitantes, con un recorrido de unos tres kilómetros que atraviesa las faldas del pueblo.

 Imagen de recogida de la sal.

Además de disfrutar de este espectáculo natural, los visitantes pueden optar por realizar la ruta acompañados por un guía, que comparte datos interesantes sobre los almendros, su floración y la relación de estos árboles con la cultura local.

“La Ruta de los Almendros es una forma de despertar la sensibilidad de los burgaleses y atraer ese turismo de naturaleza, familias. Por su sencillez y cercanía”, explica Padrones, gerente de la Oficina de Turismo de Poza de la Sal. Esta iniciativa ha ganado popularidad en los últimos cinco años, atrayendo a visitantes de toda España e incluso del extranjero, especialmente del País Vasco.

El diapiro de Poza de la Sal es, sin duda, uno de los grandes atractivos del pueblo. Con un diámetro de 2,5 kilómetros, esta formación es el domo salino más grande de Europa y uno de los más espectaculares del mundo. Su origen se remonta a millones de años atrás, cuando el agua salada quedó atrapada y se evaporó, dejando depósitos que los movimientos tectónicos moldearon en una estructura circular casi perfecta.

Este lugar no solo es impresionante desde un punto de vista visual, sino también por su importancia científica. Fue declarado Punto de Interés Geológico en 1983 y atrae a geólogos y curiosos por igual, que buscan entender cómo la naturaleza ha creado algo tan singular.

La historia de Poza de la Sal no se puede contar sin hablar de sus salinas, que durante siglos fueron el corazón económico de la villa. Desde la época romana hasta el siglo XVIII, cuando alcanzaron su apogeo, las salinas llegaron a producir más de 100.000 kilos de sal al día. Este "oro blanco" no solo enriqueció al pueblo, sino que también dejó un legado cultural que sigue vivo.

Hoy, las salinas son un importante reclamo turístico gracias al Centro de Interpretación de las Salinas, ubicado en la antigua Casa de Administración de las Reales Salinas. Este espacio permite a los visitantes descubrir cómo se extraía la sal en el pasado, con técnicas tradicionales que incluían la perforación de cañas, la introducción de agua dulce y la evaporación en eras.

 El Ayuntamiento de Poza de la Sal también está llevando a cabo un proyecto para rehabilitar las Salinas de Rusalado, con el objetivo de preservar este patrimonio y fomentar su valor turístico. Según María Negrero, arqueóloga encargada del proyecto, estas iniciativas se basan en estudios históricos que documentan el esfuerzo y las técnicas de los antiguos salineros.

Poza de la Sal es mucho más que un pueblo con historia. Es un lugar que combina naturaleza, tradición y actividades para todos los gustos. Desde explorar las rutas de senderismo y admirar el diapiro hasta perderse por su casco antiguo o descubrir los secretos de sus salinas, este rincón de Burgos tiene algo especial para cada visitante.Como el Festival de Charangas que ya acumula una década de éxito de público.

 Espectacular panorámica del diapiro de Poza de la Sal. © DARÍO GONZALO

Hay algo mágico en ellas. Ya sea al aire libre o bajo techo, las charangas tienen ese poder único de invitar a cantar y bailar, incluso cuando parece que no apetece. Su energía contagiosa es imparable y, casi sin darse cuenta, quienes las escuchan acaban sumándose a la fiesta. Esa capacidad de encender el ánimo es lo que mantiene vivo, año tras año, el Festival Nacional de Charangas de Poza de la Sal. Un evento que no para de ganar reconocimiento, creciendo en popularidad con cada edición. Detrás de esa aparente improvisación y desenfreno hay horas y horas de ensayo, además de una organización impecable. Todo para ofrecer alegría en estado puro para las cerca de 10.000 personas que acuden a este pueblo burgalés, a veces desconocido, pero que está cargado de sorpresas.

 

-Hortigüela, clave en la prehistoria y en el nacimiento de Castilla.

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Existe un pequeño pueblo en Burgos con poco más de un centenar de habitantes a día de hoy que ha sido clave en el desarrollo de la prehistoria en la península Ibérica. Y no es el pueblo que estás pensando. No es Atapuerca. Hablamos de un cruce de caminos desde hace más de 500.000 años, con una tecnología propia realizada entre sus cuevas y que, tiempo después, fue testigo del nacimiento de un reino que dominaría el mundo, Castilla. 

 La Cueva de San Millan, ubicada en Hortigüela, retrasa el inicio del Paleolítico Superior e instaura una nueva cultura de talla por primera vez en España: el Arlanziense.

Hablamos del pequeño pueblo de Hortigüela La localidad bebe del Valle del Arlanza. Ubicada entre sabinares, en las estribaciones de la Sierra de Mamblas, fue testigo de la llegada de los primeros pobladores de la península. Su rastro lo ha seguido la Fundación Atapuerca y Eudald Carbonell en la zona de Valparaíso. Otro equipo, liderado por Policarpo Sánchez de la Universidad de Valladolid, ha localizado en la cueva Millán un nuevo modo tecnológico que como el musteriense o el olduvayense, tiene nombre vinculado al territorio: el arlanziense.

Son unas pequeñas puntas de 1,5 y 5 centímetros que se fabricaban de manera estandarizada. Se han encontrado en este punto 2.200 restos de su talla y piezas confeccionadas y utilizadas. Son únicas y clave porque podrían marcar el inicio del Paleolítico Superior en la península ibérica. Queda por saber si fueron hechas por neandertales, sapiens o ambos convivieron en este rincón de parajes verdes únicos que bien valen una ruta por la Fuente de las Mozas.  

Un lugar donde pueden practicar natación, trampolín, escalada amateur o incluso espeleología pero que, también, está marcado por la historia. La leyenda del nacimiento del reino de Castilla se relata desde este lugar donde se ubica el famoso Monasterio de San Pedro de Arlanza. Cuenta la leyenda que en la Fuente Azul, un pozo natural del que se conocen 65 metros de profundidad, era donde los cristianos entregaban 100 doncellas como tributo a los temibles musulmanes. Un impuesto al que Fernán González puso fin con una treta: disfrazó a cien guerreros de mozas que acabaron con el enemigo y el sometimiento de la zona a los árabes. 

Verdad o leyenda es lo mismo que envuelve al monasterio de San Pedro de Arlanza que se ha erigido como el germen del Condado de Castilla que, después, se convirtió en reino y cuya corona llego allende los mares. Los documentos fundacionales de Gonzalo Téllez y Fernán González han dado a lo largo de la historia este apelativo. Aunque hay estudiosos que rastrean los legajos históricos descubriendo verdades a medias o auténticas mentiras

La tradición dice que el monasterio, fundado en el año 912 por Gonzalo Fernández, padre de Fernán González, fue el gran centro monástico de la zona cristiana del siglo X al XII. Tuvo actividad hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. Desde entonces fue expoliado y sus restos descansan en diferentes puntos del mundo. Por ejemplo, la portada fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1895, el sepulcro de los Condes de Castilla se trasladó a la Catedral de Burgos y valiosos frescos pueden verse en el Museo Metropolitano de Nueva York o en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. 

Tras el abandono y el expolio, en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico y se ha sometido a obras de conservación que permiten que esté preparado para las visitas (hasta el 30 de abril de miércoles a domingo de 10.15 a 16.45, cerrado el primer fin de semana de cada mes). 

En el propio pueblo también se puede disfrutar de la Iglesia de la Asunción de la Virgen. Si el monasterio es la gran referencia del Románico tardío, la iglesia de la villa es un ejemplo del gótico pero con un toque singular. Es conocida como 'La Manca' puesto que solo tiene una nave lateral en su crucero. Llama la atención su torre, del siglo XVI, su escalera de caracol y una pila bautismal del siglo XII. 

En la localidad se conservan eremitorios como el de San Roque o San Millán que hablan de la potencialidad de un rincón único. Sus fiestas mayores son en verano, con Nuestra Señora y San Roque. La romería a la ermita de San Millán se celebra cada mes de agosto. 

Hortigüela es un lugar histórico y un enclave único marcado por las Hoces del Río Arlanza y encantos naturales donde el buitre leonado domina los cielos por donde puede conocer el Pinsapo del Arlanza, el roble grande en el camino a la ladera de las Mamblas o realizar rutas a pie o en bici hasta llegar al área de recreo El Torcón donde disfrutar de la esencia de este lugar, cruce de caminos desde los tiempos ya perdidos en la memoria de la especie humana.

Aljibes romanos en Poza de la Sal.

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Los últimos avances en la actual campaña de excavación de la ciudad romana de Flavia Augusta, centrada en una segunda construcción situada en la zona alta del yacimiento, sacan a la luz una edificación que conserva dos aljibes depósitos en los que se almacenaba agua- que conservan en buen estado las escaleras 2.000 años después de su construcción. El importante hallazgo aclara que desde el inmueble en el que actualmente trabaja el equipo de arqueólogos liderado por Esperanza Martín se «abastecía de este bien tan preciado a la población», expone a este periódico la experta.

Las prospecciones realizadas anteriormente en un pequeño área incluido en las «más de diez hectáreas de terreno» que la directora calcula que ocupó el asentamiento durante siglos desvelaron que se trataba de un lugar que podía resolver ciertos misterios, y aunque por el momento desconocen si concuerda con una vivienda de uso particular o un edificio público, a pesar de que las «características correspondan más a uno de utilidad popular», según Martín, ese dato se confirmará en el caso de que las dimensiones de la excavación se incrementen en dirección oeste en futuras campañas. «Si comprobamos que pasaba una calle cerca queda claro que los habitantes acudían aquí a recoger agua», sostiene Martín.

En las últimas semanas de labor han dado con un edificio «bastante complejo» con una zona de muro doble que sustenta una «estructura de grandísimas dimensiones», aclara la arqueóloga. Se ha alcanzado el nivel freático -el superior de una capa freática o de un acuífero general- en todo el sondeo a más de dos metros de profundidad y las columnas talladas localizadas entre los restos indican que los constructores las «cogieron de otros edificios más antiguos».

jueves, 3 de octubre de 2024

-Descubren en el Valle del Arlanza una nueva cultura que redefine la Prehistoria en España.

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El equipo de investigación liderado por el profesor del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid Policarpo Sánchez Yustos ha descubierto en el Valle del Arlanza una nueva tradición cultural denominada 'Arlanziense', que marca el inicio del Paleolítico Superior en la Península Ibérica «mil años antes» de los que los científicos pensaban hasta este momento. 

 

Estos recientes descubrimientos en Cueva Millán, localizada en la localidad burgalesa de Hortigüela, redefinen el origen del Paleolítico Superior en la Península Ibérica y salen publicados hoy en la prestigiosa revista 'Scientific Reports', del grupo 'Nature'.

Los resultados del estudio fueron presentados hoy en la Diputación de Burgos por parte de los codirectores del proyecto: Policarpo Sánchez, arqueólogo y profesor de la Universidad de Valladolid (UVa); Manuel Rojo, catedrático de Prehistoria de la Uva; el director general de Patrimonio de la Junta, Juan Carlos Prieto; y el presidente de la institución provincial, Borja Suárez.

Se trata de una investigación interdisciplinar en la que han colaborado diecisiete investigadores liderados por Policarpo Sánchez, que pertenecen a catorce instituciones, tres de ellas de Castilla y León, que son la UVa, la Universidad de Burgos (UBU) y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).

Así, según desveló Policarpo Sánchez, se han encontrado alrededor de 2.500 piezas de industria lítica en solo 2 metros cuadrados excavados que ayudará a explicar el tránsito del Paleolítico Medio al Superior, fechada entre hace 50.000 y 40.000 años, considerado un periodo clave en la evolución biológica y cultural del ser humano. Y que marcan, subrayó, «un punto de inflexión» en la investigación prehistórica de la Península Ibérica.

 

El profesor de la UVa resumió la contribución de esta publicación a los estudios prehistóricos de la Península Ibérica en «dos hechos de gran relevancia». El primero, dijo, «se ha descubierto una nueva tradición cultural a la que hemos denominado 'Arlanziense' en clara referencia al Valle del Arlanza, donde se encuentra el yacimiento Cueva Millán, que es el protagonista de esta publicación».

El segundo hecho relevante, subrayó Sánchez, es que «esta cultura, además de ser nueva, inédita, marca el inicio, el origen del paleolítico superior en la Península Ibérica». Por lo tanto, incidió en que el descubrimiento de 'Arlanziense' «no solo añade una nueva página a la prehistoria peninsular», sino que también «cambia el punto de partida del periodo, el punto de partida del paleolítico superior» y precisó que «se retrasa el reloj, por lo menos, mil años».

«Definir una nueva tradición cultural es un hecho realmente, excepcional y real», aseguró, ya que según expuso «la última vez que se definió una tradición cultural vinculada a este periodo fue hace 20 años». «Para un prehistoriador, descubrir una nueva cultura es como para un paleoantropólogo descubrir una nueva especie», apuntó.

El trabajo presentado por el equipo liderado por el doctor Sánchez representa un avance significativo en la comprensión de uno de los capítulos «más importantes» de la evolución biológica y cultural del ser humano. Al mismo tiempo, sitúa al Valle del Arlanza como un «territorio clave» para entender el reemplazo biológico y cultural que caracteriza la transición del Paleolítico Medio al Superior.

Sustituye al 'Auriñaciense' y al 'Châtelperroniense'

Los resultados de las investigaciones realizadas en la Cueva Millán desde 2017 han redefinido el origen del Paleolítico Superior en la Península Ibérica. Así, el 'Arlanziense' sustituye al 'Auriñaciense' y al 'Châtelperroniense' como los primeros testimonios de este periodo, y el interior peninsular pasa a ser la región con la evidencia más antigua del Paleolítico Superior, en lugar de la franja norte peninsular.

El 'Arlanziense' presenta sugerentes paralelos cronológicos y tecnológicos con las primeras culturas asociadas a la llegada del Homo sapiens a Europa, las cuales marcan el origen del Paleolítico Superior en las regiones donde aparecen, pero que nunca antes se habían encontrado en la Península Ibérica.

Tras el descubrimiento del 'Arlanziense', los investigadores están centrados en responder a preguntas como: ¿quiénes fueron los autores del 'Arlanziense'? ¿Fueron los últimos neandertales o los primeros Homo sapiens? ¿Cuál es el origen de esta cultura? ¿Es el resultado de un fenómeno migratorio, de la interacción entre grupos o de una evolución local independiente? «Lo que es seguro es que los grupos arlanzienses coexistieron con neandertales cercanos que mantenían tradiciones del paleolítico medio», precisaron.

Años de estudio

La primera excavación en la Cueva Millán se realizó en la década de los años 80 y se retomó en 2017, con el apoyo del Ayuntamiento de Hortigüela, la Diputación provincial de Burgos y la Junta de Castilla y León.

Las entidades que han hecho posible esta investigación a través de su financiación son la Diputación de Burgos, el Ayuntamiento de Hortigüela y la Junta de Castilla y León, así como el Consejo Europeo de Investigación, mediante los proyectos Multipaleoiberia y Subsilience y el Consejo Australiano de Investigación.

El trabajo está firmado por 17 investigadores adscritos a 14 instituciones de diez nacionales (Universidad de Valladolid, Universidad de Alcalá, Universidad de Cantabria, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Universidad de Burgos, Universidad de Zaragoza, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Instituto de Evolución en África, Centro Nacional de Investigación Sobre la Evolución Humana, y el IES Martín Vázquez de Arce, Sigüenza) y 4 extranjeras (University of Adelaide, Australia; University of Koblenz, Alemania; University of Manchester, Inglaterra; Université de Montpellier, Francia).

sábado, 31 de agosto de 2024

- El dolmen de Villafría guarda un relevante enterramiento del Neolítico.

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Situado en el páramo de Villafría de Sargentes de la Lora, apenas perceptible en el entorno, con una acumulación de piedras y tierra que alcanza los 13 metros de diámetro, se encuentra el dolmen. Es la segunda campaña de excavación que embarca a un equipo de 10 investigadores dirigido por arqueóloga y antropóloga Angélica Santa Cruz del Barrio junto a Rodrigo Villalobos. En este verano continúan abriendo las entrañas de la tierra para desentrañar sus tesoros.

 La segunda campaña de excavación está arrojando buenos resultados.

De momento, los resultados son prometedores. En los primeros cinco días de trabajo de campo han conseguido ahondar en la excavación. El pasado verano se dedicó a la limpieza y acondicionamiento para conocer mejor el potencial del lugar. Parecía que lo tenía. Y no se han decepcionado. «Nos ha sorprendido. Aunque el año pasado ya vimos en superficie, salían huesos y dientes. Pero ahora ya bajando está saliendo restos de bastantes individuos, junto a material arqueológico como láminas de sílex», explica Angélica Santa Cruz. Se sitúa en una cronología entre el 3.800 antes de Cristo y el 3.000.

El equipo formado este año por los dos directores junto a Miguel Moreno, Germán Delibes acompañados de estudiantes de la universidad de Burgos y de Salamanca. El equipo principal lleva trabajando en la zona durante años y han podido analizar otros lugares donde se han producido saqueos en diferentes épocas de la historia. Por ese motivo, el poder abrir un lugar donde se conserven los cuerpos, es especial.

 

«En otros lugares no se encontraban tanto hueso y menos en posición primaria, huesos que están conectados anatómicamente, aquí hemos recuperado dos», explica la directora de la excavación. Un descubrimiento que indica que el yacimiento no fue saqueado, «Nos dice que está intacto y es una buena noticia para nosotros».

Las investigaciones posteriores aclararán más sobre estos dos esqueletos, pero se sabe que pertenecían a un «un individuo infantil», no se puede determinar si era un niño o niña, junto a un adulto. «Creemos estos enterramientos intactos, que nos son propios del Megalítico, probablemente sean posteriores. Porque los dólmenes se reutilizaban. Posiblemente, sean del Calcolítico, de la Edad del Cobre», aclara la directora de la excavación.

 En este tipo de excavaciones situadas al aire libre en el páramo, los investigadores suele recuperar los restos entre las raíces. La naturaleza ha continuado su camino y suele «borrar» algunas señales.

También están encontrando otra circunstancia poco habitual, ya que hasta el momento se han encontrado pocos restos de animales. «Se ha hallado algún hueso que pudiera ser  de cabra o ciervo, Pero pocos», apunta Angélica.

Poco a poco se va conociendo también algo mejor su estructura. El trabajo de campo va determinando que es más pequeño que el Dolmen de La Cabaña de Sargentes de la Lora, uno de los más conocidos, que queda como referencia en la zona.

Por el momento, parece que el de Villfaría es simple, carece de corredor. «Solo tiene una cámara cerrada. Hay una acumulación que hay que estudiar en zona sureste por fuera, pero todo indica que no es un corredor, no es un pasillo».

 

Los elementos que conforman los dólmenes repiten su disposición. Este parece que reproduce el modelo de una cámara, un espacio central, generalmente con forma de círculo. Cerrado por grandes losas ancladas en la tierra, ortoestratos, el lugar funerario principal.

Seguramente el trabajo de campo se prolongue por lo menos una campaña más, «para intentar determinar la potencia de la cámara, se tiene que ir poco a poco registrando», apunta la directora de la excavación.

Los estudios posteriores de estas investigaciones determinarán muchos datos de estas comunidades, el número de individuos que estaban enterrados y la edad y el sexo de cada uno de ellos. Y es que los huesos hablan. Aportan información de su salud, de lo que comían, de los movimientos repetitivos que realizaban, de sus edades. Pero por las investigaciones anteriores se puede realizar ya una fotografía de los habitantes de las parameras.

No eran muy altos ni demasiado robustos. «Por lo que he estudiado, los huesos son más pequeños», indica la antropóloga y arqueóloga Angélica Santa Cruz. «Con una estatura media que para los hombres se situaba en torno al 1,60 para los hombres y 1,45, 1,50 para mujeres». Pudiera ser por la nutrición, ya que  vivían a expensas de la naturaleza y los cultivos. Una población que no era del todo sedentaria, con una actividad que seguía los pasos del pastoreo. No se han hallado restos de habitaciones, de casas, o bien porque no los hubo o porque no se han conservado.

 

Los huesos recuperados muestran artrosis. Pero no es significativa, ya que muchos morían jóvenes. Con una esperanza de vida en torno a los 30 años, lo que no quiere decir «que algunos no llegaran a ancianos, en general morían muchos niños con tasas del 200 o 300 por mil».

 Quedan en los huesos también las huellas de infecciones que padecieron. «Es algo muy común a partir del Neolítico, por la domesticación del ganado y del sedentarismo»

Curiosamente, no han encontrado muchas caries «menos de lo  esperado, por lo que los cultivos no eran su dieta principal». Sí que han documentado un desgaste dental, seguramente debido a que molían trigo, y las partículas de arenisca de las piedras de moler, se posaba en el alimento y ellas rayaban los  dientes. 

Datos que poco a poco van uniendo una visión de estas gentes que vieron en las parameras de la Lora un lugar para vivir, de manera continua o estacional, pero sobre todo para reposar después de la muerte, ya que el dolmen es un sepulcro. Tumbas prehistóricas, colectivas. Posiblemente relacionadas con el territorio, como si fueran un hito, unas zonas de referencia. «Hay una veneración de los ancestros, seguramente implicaciones simbólicas, los corredores orientados a la salida del sol».

En algunos casos  se utilizaban en periodos de entre los 800 y 1.000 años, «sobre todo los sepulcros más grandes. Los de menor tamaño tenían un clico de utilización más corta».

-Poza de la Sal también fue una gran ciudad romana.

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 Las últimas prospecciones y excavaciones realizadas en la ciudad romana de Flavia Augusta, en Poza de la Sal, aclaran que sus imponentes dimensiones superaron las diez hectáreas de terreno, y confirman con las pinturas murales y la gran base de una columna hallada en otra construcción que sus habitantes poseían un elevado nivel adquisitivo. En una ubicación privilegiada, entre los límites de Cerro Milagro y la Torca Salada del Río Homino, actualmente rodeada de fincas de girasol, se estableció hace dos mil años un gran asentamiento del que actualmente rescatan infinidad de restos.

 

El equipo de arqueólogos dirigido por Esperanza Martín ha comenzado a desenterrar del pasado fragmentos de piezas que decoraban una segunda vivienda de «unos 500 metros cuadrados», situada en una zona elevada al otro lado de la carretera que une a la villa salinera con Oña. Eligieron dicho espacio porque las investigaciones previas desvelaron que se trataba de un lugar que podía resolver ciertos misterios aunque por el momento desconocen si se trata de una vivienda de uso particular o un edificio público. El descubrimiento en el yacimiento de la primera columna hace pensar a los profesionales que, o bien «pertenecía a una familia muy rica porque ese tipo de decoración no era habitual en viviendas normales, o que realmente fuera una construcción oficial», comenta la directora del proyecto.

El estado actual del suelo, completamente «compacto y duro como el cemento», ralentiza el día a día de los arqueólogos. Los esquemas localizados son de una «riqueza superior a los del año pasado hallados en la Casa de las Flores, pero su deterioro es bastante mayor precisamente porque no se conservaron en una habitación. «Los fragmentos de pintura son pequeños porque en el momento del derrumbe, que sabemos que ocurrió a partir del año 337 después de Cristo porque han aparecido monedas de ese año, arrastró todo ladera abajo», esclarecen lo expertos.


domingo, 28 de julio de 2024

-Hallan en el castro de Brizuela restos de hace 2.000 años.

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El equipo de arqueólogos que desde el lunes ha vuelto a investigar en el castro de la Edad del Hierro de Brizuela, uno de los mejor conservados de Burgos, quiere «una foto de la ocupación humana» que hubo en esta privilegiada atalaya de 24 hectáreas y con hasta seis líneas de murallas o terrazas para sostener el terreno. Encontrar los lugares donde habitaron aquellos hombres y mujeres que ya han descubierto que criaban animales domésticos allí entre los siglos IV y II antes de Cristo es otro de los principales objetivos. No han dado con una cabaña completa, pero sí con un pequeño resto, un pedazo de «manteado» o revoco de barro de la fachada de una vivienda que conserva la impronta de las varas de madera que se recubrían con barro para formar las paredes.

 

El arqueólogo Eduardo Sainz-Maza, coodirector de la excavación junto con Adrián García Rojo, del CSIC, y Eduardo Carmona, doctor en Arqueología de la Universidad de Burgos, está convencido de la identificación del hallazgo, que si no fuera por la impronta que dejó una vara circular de madera, pasaría totalmente inadvertido. Las cabañas de la época se levantaban sobre un zócalo de piedra de 20 a 30 centímetros de altura sobre el que se construían las paredes con madera revestida de barro. Dar con alguna de ellas sería un gran logro para el equipo que ha constatado la presencia de animales domésticos, ovejas y cabras, cuyos restos datados con carbono 14 dan una antigüedad de 2.350 años, en un caso, y de 2.100, en el otro.

En el 1011, el documento fundacional del monasterio de San Salvador de Oña contaba que seguía haciéndose un uso agrícola y ganadero de las terrazas del castro de Brizuela, una atalaya extraordinaria para vigilar los pasos de la Cordillera Cantábrica, la zona de Villarcayo o los castros de Dulla y La Maza. Pero se desconoce  durante cuanto tiempo fue habitado más allá del siglo II A.C. Los romanos llegaron a conquistar a ese territorio entre el año 29 y 19 antes de Cristo, según los estudios que maneja Sainz Maza, pero el pasado año y esta semana no han localizado ni un solo resto romano, por lo que puede que la ocupación humana se acabara antes de su llegada. 

Restos de cerámicas de la época o la fíbula anular, con forma de anillo, del siglo II A.C., hallada el pasado verano y con la que se ataban las capas en la época, evidencian la presencia humana en la Edad del Hierro. Pero aún queda mucho por investigar, una tarea en la que los arqueólogos cuentan con el apoyo de los vecinos de Brizuela. Manolo, propietario de parte de los terrenos donde trabajan, peina ya muchas canas, pero se acercó esta semana a saludar al equipo y mostrarles «el interés que siempre ha tenido por descubrir que hay en este lugar».

Asimismo, la charla ofrecida el pasado sábado para explicar los hallazgos de la campaña de 2023 también contó con una importante presencia de vecinos y la junta vecinal de Brizuela, que cofinancia con la Diputación Provincial los 12.330 euros que cuesta el trabajo actual, también se está volcando con esta investigación. Mañana, a las 10 de la mañana, quienes lo deseen podrán subir al castro desde la plaza de Brizuela para conocer los avances de esta semana antes de tapar la zanja de 8 metros que se pretende excavar hasta llegar al sustrato rocoso de la montaña. La muralla estudiada el pasado verano tiene 3 metros de ancho y 2 metros de altura. La segunda terraza  contigua donde trabajan ahora esperan descubrirla en toda su profundidad.

Desde Italia. El equipo de once arqueólogos que trabaja en Brizuela se nutre de estudiantes de la Universidad de Burgos, que aunque proceden de La Rioja, Vizcaya o Galicia han apostado por un yacimiento burgalés. Entre ellos también hay presencia internacional con el italiano Alessandro Di Maio, estudiante del Grado de Historia y Patrimonio on line de la UBU. Periodista y estudiante de Arqueología «ante un posible cambio profesional en los próximos años», Di Maio, que antes ha excavado en Israel o Menorca, ha elegido este yacimiento de la Edad del Hierro, «porque es mucho más difícil e interesante encontrar e identificar hallazgos en esta etapa».

-La arqueología vuelve a Sasamón un verano más.

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 Es el octavo año de campañas arqueológicas en Sasamón y Olmillos de Sasamón, iniciadas en 2017. Se retoman las excavaciones en el corazón de Sasamón, a los pies de la Colegiata de Santa María La Real (Sasamón) con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre la ciudad romana de Segisamo y sus posteriores fases medieval y moderna. La campaña arqueológica tendrá lugar entre los días 14 y 27 de julio.

Continuarán las prospecciones geofísicas en Santa Olalla (Olmillos de Sasamón), donde se localizó un gran complejo vilicario y los restos de una posible iglesia.

 

El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC-Junta de Extremadura) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) retoma la investigación arqueológica en la comarca segisamonense. Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos, el ayuntamiento de Sasamón y la Junta Vecinal de Olmillos de Sasamón, tiene como objetivo estudiar el poblamiento romano en la zona desde sus inicios en el siglo I a.C. hasta época tardoantigua (siglos IV-VII d.C.). Como ocurrió en 2023, la campaña desarrollará en dos espacios prioritarios: las inmediaciones de la colegiata de Santa María la Real (Sasamón) y el yacimiento de Santa Olalla (Olmillos de Sasamón).

 Desde que en 1970 José Antonio Abásolo excavase en el corazón de la antigua Segisamo, no se habían vuelto a plantear intervenciones arqueológicas proyecto con una finalidad netamente investigadora. En 2023, la apertura de dos sondeos en LaErapermitió volver a estudiar de primera mano la compleja historia de Sasamón mediante el análisis de los restos todavía existentes en el subsuelo de la localidad.

Las excavaciones arqueológicas en espacios urbanos son siempre difíciles, ya que aquí se acumulan las evidencias de quienes poblaron estos lugares desde tiempos remotos hasta nuestros días. Los arqueólogos deben identificar, documentar y estudiar minuciosamente las distintas fases de esplendor, declive, abandono, expolio y reocupación para poder recomponer el complejo rompecabezas de quienes nos antecedieron.

La campaña de 2023 permitió registrar el uso de este espacio como era para la trilla en tiempos recientes y como camposanto de la iglesia algo antes, entre los siglos XVIII y XIX. Bajo estos niveles se atestiguó la existencia de estructuras de época medieval y romana, aunque muy afectadas por el continuado uso de las ruinas como cantera. Los numerosos fragmentos de cerámicas, metales, vidrios o huesos evidencian el carácter cosmopolita de la ciudad antigua, aunque algunas piezas son resultado de la tradición turmoga preexistente.

Las excavaciones arqueológicas ampliarán el área de actuación durante la campaña de 2024 con el cometido de definir con precisión el momento de fundación de la ciudad romana. Se iniciarán los trabajos además en un nuevo sector para calibrar los resultados previamente obtenidos mediante georradar.

Hallazgos excepcionales gracias a las nuevas tecnologías

Precisamente, el equipo de arqueólogos ha hecho uso de distintas técnicas innovadoras durante los últimos años con el objetivo de identificar y estudiar restos arqueológicos sin necesidad de excavarlos. La detección remota desde el aire –mediante drones– o la prospección geofísica –en particular, el georradar, gracias a la colaboración del Laboratorio de Arqueología de Mínima Invasión del IAM-CSIC– permiten obtener planimetrías precisas de las ruinas todavía existentes en el subsuelo de la comarca. De este modo, es posible reconocer las trazas del antiguo callejero o las plantas de algunas edificaciones romanas sin necesidad de excavarlas.

En el lugar de Santa Olalla, en Olmillos de Sasamón, la fotografía aérea había permitido documentar las estructuras de un gran complejo que parece corresponderse con una gran villa de época tardorromana (siglos III-V d.C.). En el marco de su trabajo, investigadores del Instituto de Arqueología, Mérida (IAM-CSIC) lograron realizar en 2023 un hallazgo excepcional: un posible edificio de culto o iglesia de época tardoantigua (Ss. V-VII d.C.).

Durante la campaña de este año continuará la documentación del gran complejo, del que se conocen ya al menos 13 edificios. Entre estos destaca una mansio, edificio destinado al reposo, alimentación y cambio de caballos en relación con la vía que comunicaba Segisamo con Clunia (Coruña del Conde, Burgos). También se han podido diferenciar estructuras destinadas al almacenamiento en conexión con un gran complejo residencial construido en torno a un gran peristilo o patio de 1200 m2.

Una consolidada iniciativa de divulgación

El colectivo de investigación romanarmy.eu reúne a un conjunto de arqueólogos profesionales e investigadores de diversas instituciones (Universidades de Salamanca, Oviedo, Exeter y Minho; institutos de investigación como el Incipit-CSIC o el IAM) que estudian las transformaciones que provocó la llegada de Roma en estos territorios. En los últimos años, el colectivo ha descubierto y estudiado numerosos yacimientos arqueológicos, lo que le ha permitido ofrecer visiones innovadoras sobre este proceso.

A través de una iniciativa centralizada en la web romanarmy.eu y en las redes sociales vinculadas, se lleva a cabo una tarea de difusión y visibilización de los nuevos hallazgos y análisis sobre estas evidencias arqueológicas. A diario, los arqueólogos darán cuenta de las novedades de la campaña a través de los canales de comunicación del colectivo investigador Romanarmy.eu en Facebook, X (antiguo Twitter) e Instagram.

Se organizarán visitas a las zonas de excavación y charlas con el fin de dar a conocer a la población local los resultados obtenidos y concienciarla de la necesidad de su conservación para generaciones futuras. Ante el auge del detectorismo ilegal y el expolio de yacimientos arqueológicos en la zona, los arqueólogos advierten de que los restos materiales solo tienen valor y permiten reconstruir los eventos del pasado por el contexto donde aparecen. Cualquier extracción no profesional supone la destrucción irreversible de estos depósitos y de la información que contienen.

Durante esta campaña se presentará asimismo el estudio de los restos óseos de varios individuos exhumados en pasadas intervenciones en el castro de Cerro de Castarreño. El estudio de estos individuos, fechados en los siglos VIII-VII a.C., permitirá comprender mejor a las primeras poblaciones que ocuparon los castros la comarca Odra-Pisuerga. El trabajo de investigación ha sido elaborado junto al laboratorio Evoadapta de la Univerdad de Cantabria, dirigido por Ana Belén Marín Arroyo.

 

 

-Resultados de la campaña de excavaciones 2024 en Atapuerca.

 Enlace: https://www.burgosconecta.es

 

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Ricardo Ordóñez / Ical 

 

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca 

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca 

  Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

-Aparecen nuevos fósiles de Homo antecessor en Atapuerca.

 Enlace: https://www.eladelantado.com

 La campaña de excavaciones número 46 en la sierra de Atapuerca logra reencontrarse con la especie Homo antecessor, treinta años después de su primera excavación. Era uno de los grandes anhelos de sus tres codirectores y se ha cumplido con el hallazgo de varios fragmentos humanos correspondientes a esta especie, así como el hallazgo de una pieza dental de un nuevo individuo, que según las primeras observaciones pertenecía a una fémina de unos 25 años.

 Resultados de la campaña de excavaciones 2024 en los yacimientos de Atapuerca

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca acogieron este miércoles la presentación de los resultados de la campaña de excavaciones que se inició el pasado 18 de junio, y en la que han participado más de 300 investigadores e investigadores de todo el mundo. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, acompañado de los tres codirectores del proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, presentaron los resultados de esta campaña de excavaciones, la última con los tres investigadores al frente.

“Atapuerca ha entrado otra vez, como en los años 90, en la secuencia principal. Hemos encontrado homínidos de todas las especies: antecessor, preneandertal y neandertal”, con estas palabras inició su intervención ante los medios el codirector de Atapuerca, Eudald Carbonell.

El nivel TD6 de Gran Dolina protagoniza los hallazgos de esta campaña, en la que han aparecido los primeros restos de Homo antecessor treinta años después. Destacan varios fragmentos de cráneo, un fragmento de maxilar , dos fragmentos de mandíbula, un diente incisivo, fragmentos de costilla y de vértebra, así como un huesecillo de la muñeca. Restos que según indicó Carbonell aparecen “muy fragmentados” y con restos o marcas de cortes, “consecuencia del canibalismo”.

Bermúdez de Castro destacó que en la parte superior de TD6 han aparecido restos de coprolitos (cacas fosilizadas de hiena), que permiten saber que este yacimiento de TD6, en la parte donde encontrarán humanos, “está intacto”. Estos resultados confirman la “buena conservación” de la unidad TD6 de Gran Dolina y auguran “excelentes campañas” en los próximos años.

Durante esta campaña se avanzó en la excavación del que se creía el nivel TD4 de la Gran Dolina y, que posteriormente se descubrió que en realidad era el TD3, un nivel descrito en los años 80 y 90 y se había descartado por creer que tenía poca entidad y que había sido agotada en las excavaciones antiguas.

En él se han recuperado, principalmente, restos de los grandes mamíferos que vivieron en la sierra de Atapuerca hace casi un millón de años, y que reflejan la gran biodiversidad que había en ese momento. Se han encontrado caballos, rinocerontes, bisontes y varios tipos de cérvidos, así como restos de carnívoros, como pequeños félidos, cánidos, y osos.

En la Cueva Fantasma los trabajos de excavación se han desarrollado en dos sectores diferenciados, el sector de entrada de Cueva Fantasma en donde se documentan los niveles de ocupación de los neandertales, y la parte interna o Sala Fantasma, en donde se localizan los niveles de actividad de las hienas.

En El Mirador destaca el descubrimiento de arte rupestre, tanto en las paredes de la cueva, donde se conservan restos de pinturas, como entre los sedimentos del neolítico antiguo. En estos se ha hallado un bloque de 40x30x20 centímetros recubierto de pigmento rojo, junto al que se encontraba, entre otros elementos, un núcleo de sílex con una digitación roja, y la base de un recipiente decorado con un soliforme (representación con forma de sol), también con restos de pigmento rojo.