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Con una decena de yacimientos arqueológicos abiertos y el trabajo constante de un centenar de investigadores cada quince días (pasarán 300 a lo largo de toda la campaña) peinando cuidadosamente con brocha destornillador y paletín cada milímetro de sedimento no es de extrañar que se prevea «una cascada de descubrimientos» de todas las especies que pasaron por Atapuerca desde hace 1,5 millones de años, como reconocía ayer el codirector de Atapuerca, Eudald Carbonell. «Será un año muy importante», auguró cuando restan tres semanas de excavación.
Ya han aparecido los primeros restos de fauna en algunos de los yacimientos, pero el foco está puesto en el nivel TD6 de Gran Dolina, ubicado en la trinchera del ferrocarril, donde el 8 de julio de 1994 aparecieron, en un sondeo, 180 restos de nueve individuos de Homo antecessor, la especie de 850.000 años de antigüedad que revolucionó la presencia humana en el continente europeo. Ahora 30 años después un equipo de investigación capitaneado por Palmira Saladie y Andreu Ollé afronta nuevos retos «muy interesantes». Confían en que la excavación en extensión sirva a para dar respuestas a algunas preguntas sobre los primeros pobladores europeos. «Son muchas las preguntas que podremos contestar o discutir sobre esta población desconocida y confiamos en ampliar la colección de Homo antecessor. Nos pilla en un momento que como equipo estamos más maduros y vamos a poder contestar mejor a algunas preguntas», indicó Saladie, al tiempo que insistió en que se trata del nivel de excavación de esta cronología más importante en Europa.
¿Por qué eran caníbales?, ¿cuál era su
comportamiento tecnológico? o ¿cómo era su organización social? Son
algunas de esas preguntas que se esperan responder cuando se encuentren
nuevos fósiles.
Su compañero Andreu Ollé apuntó que durante estos 30
años se han estudiado los fósiles en los laboratorios, lo que ha
permitido saber más de esta especie, pero esta campaña será determinante
al abrirse el doble de superficie hasta alcanzar los 40 metros
cuadrados. «Este registro es único y ahora tenemos más conocimientos y
herramientas para su estudio».
El yacimiento Penal afronta su segunda campaña.
La campaña anterior concluyó en el techo de este nivel, donde se encontraron tres fósiles humanos, junto a coprolitos de hiena, lo que hace pensar a los investigadores que en la zona que se excavará ahora habrá nuevos restos hallazgos al llegar al nivel «más fructífero» como el Estrato Aurora, donde se produjo el hallazgo de 19994. «Hay mucha responsabilidad y ganas porque sabemos que es un nivel crucial para Atapuerca sino para el conocimiento del primer poblamiento en Europa».
También en este yacimiento se trabaja en el nivel TD4, donde ya han aparecido restos de rinocerontes, caballos y oso de un millón de años de antigüedad, lo que pone de manifiesto la «gran biodiversidad» que había en ese momento, según apuntó su directora, Elena Santos. «Nos dan datos sobre las condiciones de humedad o temperatura, a sí como también la evolución. Por ejemplo, los osos y los humanos han evolucionado de manera paralela. De momento, no hemos encontrado homínidos pero sabemos que existieron y pasaron por aquí».
Yacimiento Penal. Al otro lado de la trinchera del ferrocarril, otro equipo trabaja en la que es la segunda campaña del yacimiento Penal. Ya se ha encontrado industria lítica, unas diez herramientas de sílex, arenisca, cuarzo y cuarcita que ahora debe datarse aunque se baraja que sean del Pleistoceno inferior, al haberse encontrado restos de mimomys savini, lo que hace intuir que estén dentro del paquete de TD4, TD5 y TD6. «Cuando se construye la trinchera del ferrocarril se separan los rellenos de la Gran Dolina y a este lado encontraríamos la entrada de la cueva. La hipótesis con la que nos ilusiona trabajar es que quizás estemos trabajando con niveles que se corresponden con TD6, donde se encontró Homo antecessor», indicó su directora, María Martinón.
También
en la trinchera se excava el yacimiento de Galería con antigüedades de
entre 200.000 y 400.000 años. La cueva funcionó como una trampa natural
para los animales que merodeaban por la Sierra de Atapuerca por ello
abundan los restos de fauna (caballo y ciervo) e industria lítica con la
que descuartizaban a los animales para su transporte. «Es un yacimiento
muy rico arqueológicamente hablando y nos aportará mucha información»,
indicó Isabel Cáceres.
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