Fuente: www.lavanguardia.com
Castrillo Mota de Judíos (Burgos) retomará
esta semana las excavaciones en el yacimiento arqueológico La Mota,
antiguo asentamiento judío de los siglos XI al XIV que dio nombre al
municipio burgalés y en el que se han encontrado importantes restos de
artesanía, edificios domésticos y espacios públicos.
Las excavaciones arrancarán en el sector seis, de unos 180 metros
cuadrados de extensión, en el que ya se trabajó el pasado 2016, pues se
trata de la zona con evidencias domésticas más significativas.
El objetivo es completar la documentación asociada a los restos de
las construcciones halladas, en especial un edificio que flanquea la
calle empedrada, que sería la vía central del asentamiento.
Se ha planteado como hipótesis que pudiese ser la sinagoga, dado que
se han encontrado objetos religiosos, pero "faltan datos para poder
confirmar el supuesto".
Así lo ha explicado a Efe Ángel Palomino, uno de los arqueólogos
implicados en el proyecto, quien ha recordado que el yacimiento de La
Mota cuenta con una extensión de siete hectáreas.
Se trata del antiguo asentamiento judío medieval que dio nombre a
Castrillo Mota de Judíos, conocido por los vecinos, que siempre lo han
recordado como el lugar "en el que vivieron los judíos".
El asentamiento se creó en 1035, cuando la comunidad judía fue
desplazada del vecino Castrojeriz tras el cierre de la aljama, a raíz de
un enfrentamiento con el rey Fernando I de Castilla.
Los judíos ocuparon el cerro de La Mota y allí desarrollaron un
asentamiento perfectamente estructurado, que estuvo ocupado hasta el
siglo XIV, puesto que en 1311 se les permitió volver a Castrojeriz.
El proyecto arqueológico se inició en 2014, cuando el municipio cambió su apellido 'Matajudíos' por el original Mota de Judíos.
El arqueólogo ha recordado que el asentamiento medieval tenía por
nombre Castrello, que evolucionó a Castriello, y cuando los judíos lo
abandonaron se creó el pueblo actual, que conservó el nombre.
Eso sí, en el siglo XVI sufrió una transformación y de Castrillo de
Judíos pasó a Castrillo Matajudíos, de ahí el último cambio para
recuperar en cierta medida el original.
La primera fase de la intervención consistió en realizar sondeos para
determinar el potencial del yacimiento, mientras que en la fase de 2016
ya se comenzó a trabajar en el sector seis.
En ese espacio de 180 metros cuadros se identificaron evidencias
domésticas significativas, como la calle empedrada en torno a la cual se
organizaría el resto del entramado urbana.
También edificios en adobe, tapia y yeso, zonas de almacenamiento y
numeroso material de uso doméstico en cerámica común, pero también de
estilo mudéjar y esmaltado, típico de la época histórica.
Las excavaciones se retomarán esta semana en ese sector seis, a fin
de ampliar la documentación sobre uno de los edificios hallados junto a
la calle empedrada.
Es una construcción compleja, con numerosos compartimentos y que
cuenta incluso con un silo de almacenamiento de grano, así que se le
presupone cierta entidad en el conjunto urbano.
Ángel Palomino destaca entre los materiales cerámicos recuperados los
retos de un candil múltiple o Hanukiyá, pieza religiosa asociada a la
celebración del Hanuká judío.
El arqueólogo ha asegurado que, si bien queda mucho trabajo por
hacer, las excavaciones realizadas hasta el momento permiten saber que
el asentamiento estaba perfectamente estructurado.
Se organizaría en forma de terrazas, aprovechando de este modo el
cerro, y se ha detectado un área residencial con edificios de dos
alturas, además de espacios públicos y sistemas de construcción.
La nueva intervención contará con un presupuesto de 60.000 euros,
aportado por la Junta de Castilla y León (30.000), la Diputación de
Burgos (20.000) y el Ayuntamiento (10.000).
El objetivo último es recuperar el asentamiento judío y ponerlo en
valor, como un recurso cultural y turístico dentro del proyecto de
Castrillo Mota de Judíos de recuperar su pasado hebreo.
Un rincón para conocer la historia, la naturaleza de Burgos y la magia de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
lunes, 28 de agosto de 2017
-Resultados de la investigación de los restos romanos de Sasamón.
Fuente: http://burgosconecta.es
Satisfacción entre los arqueólogos que han trabajado durante quince días en un enclave entre Sasamón y Olmillos que tuvo un papel protagonista en las Guerras Cántabras. Ya había constancia de que la zona del Correcastro pudo albergar fortificaciones militares utilizadas en el proceso de conquista y control de los territorios situados en la Meseta Norte y Cantabria. Sin embargo, los trabajos han ahondado en esa idea y han permitido concentrarse en una de estas fortificaciones, que presenta una planta en forma de naipe y alcanza casi las 8 hectáreas de extensión, pudiendo acoger a un contingente expedicionario del tamaño de entre 3.500 y 4.500 soldados.
Las estructuras, que habían sido dadas a conocer hace algunos años en varias publicaciones científicas, han sido ahora investigadas por un equipo arqueológico internacional formado por trece profesionales de diferentes universidades y centros de investigación de Reino Unido, Holanda, Alemania y España. Todos ellos coinciden que el recinto de Carrecastro habría sido una fortificación de tipo temporal, en la que vivirían durante un breve período de tiempo -entre un día y varias semanas-, cuando se encontraban en campaña. Para conocer más de este área, el equipo ha usado tecnologías innovadoras de análisis y reconocimiento para su estudio. Todo ello necesario, debido a los efectos sobre el terreno de la mecanización de las actividades agrícolas.
Por otro lado, en la zona del Arroyo del Puerco, han podido documentarse una serie de estructuras lineales que, de forma paralela, se extendían por espacio de varios cientos de metros. Su finalidad última aún no ha podido confirmarse. Asimismo, la prospección superficial de los terrenos ha logrado recuperar un buen número de evidencias materiales, que no solo se remitirían al periodo romano, sino que permiten reconstruir una completa secuencia de ocupación en la zona entre la Edad del Hierro y el presente. Los fragmentos de cerámica y restos de metales (clavos, tachuelas, apliques…) identificados han sido a continuación restaurados y estudiados por los arqueólogos.
No obstante, la localización de las estructuras de Carrecastro permite avanzar que la comarca de Odra-Pisuerga gozó de un gran protagonismo durante la conquista y dominación romana de los territorios norteños. Además, la presencia militar en la zona no solo se concentraría en el momento de las Guerras Cántabras (29-19 a. C.), sino que se han recuperado evidencias que permiten alargarla hasta la época de la dinastía julio-claudia (14-63 d. C.), fundada por el propio Augusto.
Todo estos descubrimientos han sido accesibles a todos los vecinos que se han interesado en visitar los yacimientos, hablar con los arqueólogos y compartir sus inquietudes con ellos. Además, para exponer los resultados de la investigación, los codirectores del proyecto ofrecieron una charla en el Centro Cultural de Sasamón. La cita despertó un gran interés y permitió que los propios vecinos y autoridades expresasen sus propias ideas y dudas sobre el potencial arqueológico de la comarca.
Por último, cabe recordar que la campaña ha contado con la financiación de la Leverhulme Foundation del Reino Unido con la participación y apoyo del Ayuntamiento de Sasamón, Adeco-Camino y la Diputación.
Satisfacción entre los arqueólogos que han trabajado durante quince días en un enclave entre Sasamón y Olmillos que tuvo un papel protagonista en las Guerras Cántabras. Ya había constancia de que la zona del Correcastro pudo albergar fortificaciones militares utilizadas en el proceso de conquista y control de los territorios situados en la Meseta Norte y Cantabria. Sin embargo, los trabajos han ahondado en esa idea y han permitido concentrarse en una de estas fortificaciones, que presenta una planta en forma de naipe y alcanza casi las 8 hectáreas de extensión, pudiendo acoger a un contingente expedicionario del tamaño de entre 3.500 y 4.500 soldados.
Las estructuras, que habían sido dadas a conocer hace algunos años en varias publicaciones científicas, han sido ahora investigadas por un equipo arqueológico internacional formado por trece profesionales de diferentes universidades y centros de investigación de Reino Unido, Holanda, Alemania y España. Todos ellos coinciden que el recinto de Carrecastro habría sido una fortificación de tipo temporal, en la que vivirían durante un breve período de tiempo -entre un día y varias semanas-, cuando se encontraban en campaña. Para conocer más de este área, el equipo ha usado tecnologías innovadoras de análisis y reconocimiento para su estudio. Todo ello necesario, debido a los efectos sobre el terreno de la mecanización de las actividades agrícolas.
Por otro lado, en la zona del Arroyo del Puerco, han podido documentarse una serie de estructuras lineales que, de forma paralela, se extendían por espacio de varios cientos de metros. Su finalidad última aún no ha podido confirmarse. Asimismo, la prospección superficial de los terrenos ha logrado recuperar un buen número de evidencias materiales, que no solo se remitirían al periodo romano, sino que permiten reconstruir una completa secuencia de ocupación en la zona entre la Edad del Hierro y el presente. Los fragmentos de cerámica y restos de metales (clavos, tachuelas, apliques…) identificados han sido a continuación restaurados y estudiados por los arqueólogos.
Por otro lado, para determinar el momento preciso de ocupación de las estructuras de Carrecastro es necesario realizar nuevas intervenciones arqueológicas sobre el terreno. No obstante, los arqueólogos barajan diversas interpretaciones que permiten relacionarlas, bien con la última fase de conquista romana de la península Ibérica hace 2.000 años, bien con el momento posterior de puesta en explotación de estos territorios por los romanos.
No obstante, la localización de las estructuras de Carrecastro permite avanzar que la comarca de Odra-Pisuerga gozó de un gran protagonismo durante la conquista y dominación romana de los territorios norteños. Además, la presencia militar en la zona no solo se concentraría en el momento de las Guerras Cántabras (29-19 a. C.), sino que se han recuperado evidencias que permiten alargarla hasta la época de la dinastía julio-claudia (14-63 d. C.), fundada por el propio Augusto.
Todo estos descubrimientos han sido accesibles a todos los vecinos que se han interesado en visitar los yacimientos, hablar con los arqueólogos y compartir sus inquietudes con ellos. Además, para exponer los resultados de la investigación, los codirectores del proyecto ofrecieron una charla en el Centro Cultural de Sasamón. La cita despertó un gran interés y permitió que los propios vecinos y autoridades expresasen sus propias ideas y dudas sobre el potencial arqueológico de la comarca.
Por último, cabe recordar que la campaña ha contado con la financiación de la Leverhulme Foundation del Reino Unido con la participación y apoyo del Ayuntamiento de Sasamón, Adeco-Camino y la Diputación.
-Investigan la huella romana de Sasamón.
Fuente: www.elcorreodeburgos.com
Se sabía de su existencia gracias al trabajo previo de investigadores como José Antonio Abásolo o François Didierjean, pero lo cierto es que las antiguas estructuras romanas de la zona de Carrecastro, próxima a Sasamón y Olmillos de Sasamón, estaban «dejadas de la mano de Dios». Por fortuna, un equipo internacional de arqueólogos procedentes de seis países fijó hace tiempo su mirada en el entorno de Carrecastro y el lunes, por fin, se instalaron en el territorio para iniciar una serie de prospecciones con el fin de corroborar que la comarca Odra-Pisuerga tiene «muchísimo potencial».
José Manuel Costa, miembro activo del equipo Roman Army, está convencido de ello. Lo que más fascina por ahora a los arqueólogos es el hallazgo -sin investigar hasta la fecha- de una fortificación militar con forma de naipe que abarca unas ocho hectáreas de terreno, lo que viene a ser 10 campos de fútbol aproximadamente. En este caso, no les cabe duda de la utilidad de este campamento, que pudiera haber servido de refugio temporal para un ejército de entre 3.500 y 4.500 soldados durante las guerras cántabras.
Las primeras hipótesis de Roman Army apuntan a que el segundo asentamiento también fue concebido con fines militares, mientras que el tercero aún está por definir. En cualquier caso, explica que el principal objetivo del proyecto pasa por analizar dichas superficies para concretar su razón de ser, la fecha en la que diseñaron o «si después de la conquista eran campos de cultivo». De esta forma, los investigadores confían en «rellenar lagunas» y «empezar a construir un poco mejor la historia de esta comarca, que es muy interesante y muy rica».
Para demostrar que las fortificaciones están relacionadas con la última fase de la conquista romana de la península ibérica, los arqueólogos están realizando prospecciones con tecnología puntera. Por el momento no se ha puesto en marcha una excavación porque supondría «más trabajo, más mano de obra» y, obviamente, un mayor presupuesto, que por ahora ronda los 8.000 euros.
Precisamente, el apartado económico y las apretadas agendas de los investigadores impidieron que los trabajos arrancasen antes. A la decena de arqueólogos que ya operan sobre el terreno se suman hoy tres más. Del alojamiento se hacen cargo el Ayuntamiento y el Grupo de Acción Local Adeco Camino, sabedores de que los previsibles hallazgos en Carrecastro constituyen un «motor para el turismo».
Aparte de la financiación de distintas instituciones, Costa precisa que la propuesta que tanto él como sus colegas tenían en mente pudo materializarse gracias a la generosidad de Manuel Fernández-Götz, profesor de Arqueología en la Universidad de Edimburgo. Y es que el docente español se convirtió en mecenas de la campaña gracias a un premio que incluía una dotación económica para prospecciones.
La primera fase se prolongará hasta el sábado 26 y su continuidad es una incógnita. Los integrantes de Roman Army estarían «encantados» de volver siempre y cuando dispongan de tiempo y presupuesto. Porque en este mundillo ya se sabe, «a veces no te da la vida para todo lo que quieres hacer». Sea como fuere, resulta muy probable que esta toma de contacto arroje importantes hallazgos -por ejemplo, objetos de diferentes épocas-, lo que garantizaría una segunda campaña.
El tiempo apremia en una fase «corta» que obliga a trabajar «intensivamente» desde el principio. Pero la investigación no finaliza en el entorno de Sasamón y Olmillos, ya que un día sobre el terreno equivale a «cuatro o cinco procesando datos». En lo que respecta a la rutina habitual en Carrecastro, las prospecciones se llevan a cabo desde las 7 y media de la mañana hasta las 15 horas. Por la tarde, después de comer, los coordinadores se encargan del inventario, los informes y la divulgación del proyecto a través de las redes sociales y de los medios de comunicación. Entretanto, el resto del equipo se dedica a «clasificar los materiales, limpiarlos e ir dejando todo listo para facilitar la entrega de los mismos a las autoridades».
La continuidad del proyecto no solo permitiría «exportar el potencial arqueológico de la península ibérica», sino que además ayudaría a esclarecer y contrastar los testimonios escritos que se conservan de aquella época. Por ejemplo, los de autores grecolatinos como Floro u Osorio, que en su día relataron cómo el emperador Augusto asentaba su base militar en el año 26 o 25 antes de Cristo con la intención de atacar a los cántabros. De hecho, los arqueólogos creen que la zona de Segisama-Sasamón a la que hacían referencia en sus textos correspondería al cerro Castarreño, donde se tiene la certeza de que existió un poblado prerromano.
Los promotores de Roman Army quieren conectar con la gente y fomentar el interés por la arqueología. Y qué mejor manera de hacerlo que las redes sociales, la vía de comunicación más inmediata y eficaz para transmitir y generar una «retroalimentación» a escala mundial. Después de comprobar que «otras experiencias por el estilo» han tenido «muy buena acogida en campañas anteriores», José Manuel Costa detallaba ayer que la página de Facebook del proyecto ya había alcanzado las 2.000 visitas en el día antes de acabar la mañana.
El arqueólogo Jesús García tuvo buena parte de culpa al protagonizar un vídeo en directo, grabado por Costa, en el que explicaba las claves de la zona sobre la que se está investigando. Su presencia resultará muy esclarecedora, ya que su tesis doctoral versaba precisamente sobre el proceso de transición de la Edad del Hierro a la época romana en el noroeste de Burgos.
Cierto es que cada vez que hay campaña se registra un «repunte» de visitas y de la interacción entre los internautas. Aún con todo, Costa asegura que «las estadísticas son bastante halagüeñas» por norma general, de ahí la importancia de dedicar parte del trabajo a la gestión de plataformas en la red de redes.
Pero no solo se pretende «crear público» a través de la pantalla. También se busca el acercamiento del ciudadano de a pie a los yacimientos arqueológicos para conocer in situ el trabajo que desarrollan los profesionales de la investigación histórica. Y parece que el efecto llamada funciona, ya que las visitas guiadas suelen acoger a «miles de personas», hasta el punto de que en alguna ocasión el aforo se ha visto sobrepasado por la expectación que generan.
Se sabía de su existencia gracias al trabajo previo de investigadores como José Antonio Abásolo o François Didierjean, pero lo cierto es que las antiguas estructuras romanas de la zona de Carrecastro, próxima a Sasamón y Olmillos de Sasamón, estaban «dejadas de la mano de Dios». Por fortuna, un equipo internacional de arqueólogos procedentes de seis países fijó hace tiempo su mirada en el entorno de Carrecastro y el lunes, por fin, se instalaron en el territorio para iniciar una serie de prospecciones con el fin de corroborar que la comarca Odra-Pisuerga tiene «muchísimo potencial».
José Manuel Costa, miembro activo del equipo Roman Army, está convencido de ello. Lo que más fascina por ahora a los arqueólogos es el hallazgo -sin investigar hasta la fecha- de una fortificación militar con forma de naipe que abarca unas ocho hectáreas de terreno, lo que viene a ser 10 campos de fútbol aproximadamente. En este caso, no les cabe duda de la utilidad de este campamento, que pudiera haber servido de refugio temporal para un ejército de entre 3.500 y 4.500 soldados durante las guerras cántabras.
Las primeras hipótesis de Roman Army apuntan a que el segundo asentamiento también fue concebido con fines militares, mientras que el tercero aún está por definir. En cualquier caso, explica que el principal objetivo del proyecto pasa por analizar dichas superficies para concretar su razón de ser, la fecha en la que diseñaron o «si después de la conquista eran campos de cultivo». De esta forma, los investigadores confían en «rellenar lagunas» y «empezar a construir un poco mejor la historia de esta comarca, que es muy interesante y muy rica».
Para demostrar que las fortificaciones están relacionadas con la última fase de la conquista romana de la península ibérica, los arqueólogos están realizando prospecciones con tecnología puntera. Por el momento no se ha puesto en marcha una excavación porque supondría «más trabajo, más mano de obra» y, obviamente, un mayor presupuesto, que por ahora ronda los 8.000 euros.
Precisamente, el apartado económico y las apretadas agendas de los investigadores impidieron que los trabajos arrancasen antes. A la decena de arqueólogos que ya operan sobre el terreno se suman hoy tres más. Del alojamiento se hacen cargo el Ayuntamiento y el Grupo de Acción Local Adeco Camino, sabedores de que los previsibles hallazgos en Carrecastro constituyen un «motor para el turismo».
Aparte de la financiación de distintas instituciones, Costa precisa que la propuesta que tanto él como sus colegas tenían en mente pudo materializarse gracias a la generosidad de Manuel Fernández-Götz, profesor de Arqueología en la Universidad de Edimburgo. Y es que el docente español se convirtió en mecenas de la campaña gracias a un premio que incluía una dotación económica para prospecciones.
La primera fase se prolongará hasta el sábado 26 y su continuidad es una incógnita. Los integrantes de Roman Army estarían «encantados» de volver siempre y cuando dispongan de tiempo y presupuesto. Porque en este mundillo ya se sabe, «a veces no te da la vida para todo lo que quieres hacer». Sea como fuere, resulta muy probable que esta toma de contacto arroje importantes hallazgos -por ejemplo, objetos de diferentes épocas-, lo que garantizaría una segunda campaña.
El tiempo apremia en una fase «corta» que obliga a trabajar «intensivamente» desde el principio. Pero la investigación no finaliza en el entorno de Sasamón y Olmillos, ya que un día sobre el terreno equivale a «cuatro o cinco procesando datos». En lo que respecta a la rutina habitual en Carrecastro, las prospecciones se llevan a cabo desde las 7 y media de la mañana hasta las 15 horas. Por la tarde, después de comer, los coordinadores se encargan del inventario, los informes y la divulgación del proyecto a través de las redes sociales y de los medios de comunicación. Entretanto, el resto del equipo se dedica a «clasificar los materiales, limpiarlos e ir dejando todo listo para facilitar la entrega de los mismos a las autoridades».
La continuidad del proyecto no solo permitiría «exportar el potencial arqueológico de la península ibérica», sino que además ayudaría a esclarecer y contrastar los testimonios escritos que se conservan de aquella época. Por ejemplo, los de autores grecolatinos como Floro u Osorio, que en su día relataron cómo el emperador Augusto asentaba su base militar en el año 26 o 25 antes de Cristo con la intención de atacar a los cántabros. De hecho, los arqueólogos creen que la zona de Segisama-Sasamón a la que hacían referencia en sus textos correspondería al cerro Castarreño, donde se tiene la certeza de que existió un poblado prerromano.
Los promotores de Roman Army quieren conectar con la gente y fomentar el interés por la arqueología. Y qué mejor manera de hacerlo que las redes sociales, la vía de comunicación más inmediata y eficaz para transmitir y generar una «retroalimentación» a escala mundial. Después de comprobar que «otras experiencias por el estilo» han tenido «muy buena acogida en campañas anteriores», José Manuel Costa detallaba ayer que la página de Facebook del proyecto ya había alcanzado las 2.000 visitas en el día antes de acabar la mañana.
El arqueólogo Jesús García tuvo buena parte de culpa al protagonizar un vídeo en directo, grabado por Costa, en el que explicaba las claves de la zona sobre la que se está investigando. Su presencia resultará muy esclarecedora, ya que su tesis doctoral versaba precisamente sobre el proceso de transición de la Edad del Hierro a la época romana en el noroeste de Burgos.
Cierto es que cada vez que hay campaña se registra un «repunte» de visitas y de la interacción entre los internautas. Aún con todo, Costa asegura que «las estadísticas son bastante halagüeñas» por norma general, de ahí la importancia de dedicar parte del trabajo a la gestión de plataformas en la red de redes.
Pero no solo se pretende «crear público» a través de la pantalla. También se busca el acercamiento del ciudadano de a pie a los yacimientos arqueológicos para conocer in situ el trabajo que desarrollan los profesionales de la investigación histórica. Y parece que el efecto llamada funciona, ya que las visitas guiadas suelen acoger a «miles de personas», hasta el punto de que en alguna ocasión el aforo se ha visto sobrepasado por la expectación que generan.
viernes, 25 de agosto de 2017
-Valdivielso. Labor arqueológica en las Cabañas de los Moros.
Fuente: http://www.elcorreodeburgos.com/
Conocer la verdadera historia que esconde el paraje de las Cabañas de
los Moros -sito en la localidad de Arroyo de Valdivielso en el seno del
valle de idéntico nombre-, es uno de los objetivos con los que se ideó
el proyecto de excavaciones de dicho paraje, impulsado por el
Ayuntamiento de Merindad de Valdivielso. Propuesta que inicia hoy su
segunda fase, tras una primera acabada en julio de identificación de la
zona de trabajo, y de limpieza y acondicionamiento del camino al reponer
elementos erosionados del viejo acceso.
Así, desde hoy y hasta el día 20 se realizarán en el yacimiento labores de excavación, con el fin de concretar qué son las estructuras que se conservan en el interior de los huecos en la roca, y que se sospechan fueran más casetas de almacenado que viviendas, todo ello parte de un eremitorio altomedieval de los siglos VIII-IX.
Trabajos que correrán a cargo de un reducido equipo de tres arqueólogos y seis voluntarios, «ya que se quiso abrir la puerta a la participación de los lugareños, al ser éste un paraje muy conocido desde siempre por muchos de ellos», explica Enrique Díes, uno de los tres arqueólogos encargados del proyecto. Una vez concluidas las excavaciones «se analizará el material hallado y si es necesario se realizarán pruebas de carbono 14», para proceder después con su consolidación.
«Proceso posterior tan importante como la propia excavación, pues nosotros retiraremos la poca o mucha protección que aún tenga este enclave después de 1.200 años», remarca el arqueólogo.
Conocedor de la zona, donde acude cada verano desde hace más de una década, Díes confiesa su satisfacción por la puesta en marcha de este proyecto, nacido del interés del Ayuntamiento en recuperar con rigor algunos de sus elementos patrimoniales.
Desde éste se consultó a Díes sobre qué enclave de los varios existentes en la zona podría ser objeto de un primer proyecto arqueológico. «Y creímos que éste era perfecto al estar en terreno municipal -evitaba así la lenta burocracia de los permisos-; no era demasiado costoso y era accesible a todos, además de la belleza de las vistas de todo el valle y su posibilidad, en un futuro, de vincularlo a los senderos que ya hay cerca», afirma el experto.
De ahí nació un proyecto que el Consistorio presentó a la línea de ayudas provinciales para enclaves arqueológicos, recibiendo 9.400 euros. Con un coste total de 20.000 euros -el Ayuntamiento aportará el resto-, la mayoría se destina a la mejora previa del acceso y la posterior consolidación del lugar.
Pero también a su difusión entre la población, remarcando así el carácter abierto con que nació el proyecto. De hecho, el día 16 la excavación será el escenario de una de las citas del programa de agosto para jóvenes de la comarca ‘Échale cuento’, que la Asociación Radio Valdivielso lleva a cabo desde hace 10 años.
Así, desde hoy y hasta el día 20 se realizarán en el yacimiento labores de excavación, con el fin de concretar qué son las estructuras que se conservan en el interior de los huecos en la roca, y que se sospechan fueran más casetas de almacenado que viviendas, todo ello parte de un eremitorio altomedieval de los siglos VIII-IX.
Trabajos que correrán a cargo de un reducido equipo de tres arqueólogos y seis voluntarios, «ya que se quiso abrir la puerta a la participación de los lugareños, al ser éste un paraje muy conocido desde siempre por muchos de ellos», explica Enrique Díes, uno de los tres arqueólogos encargados del proyecto. Una vez concluidas las excavaciones «se analizará el material hallado y si es necesario se realizarán pruebas de carbono 14», para proceder después con su consolidación.
«Proceso posterior tan importante como la propia excavación, pues nosotros retiraremos la poca o mucha protección que aún tenga este enclave después de 1.200 años», remarca el arqueólogo.
Conocedor de la zona, donde acude cada verano desde hace más de una década, Díes confiesa su satisfacción por la puesta en marcha de este proyecto, nacido del interés del Ayuntamiento en recuperar con rigor algunos de sus elementos patrimoniales.
Desde éste se consultó a Díes sobre qué enclave de los varios existentes en la zona podría ser objeto de un primer proyecto arqueológico. «Y creímos que éste era perfecto al estar en terreno municipal -evitaba así la lenta burocracia de los permisos-; no era demasiado costoso y era accesible a todos, además de la belleza de las vistas de todo el valle y su posibilidad, en un futuro, de vincularlo a los senderos que ya hay cerca», afirma el experto.
De ahí nació un proyecto que el Consistorio presentó a la línea de ayudas provinciales para enclaves arqueológicos, recibiendo 9.400 euros. Con un coste total de 20.000 euros -el Ayuntamiento aportará el resto-, la mayoría se destina a la mejora previa del acceso y la posterior consolidación del lugar.
Pero también a su difusión entre la población, remarcando así el carácter abierto con que nació el proyecto. De hecho, el día 16 la excavación será el escenario de una de las citas del programa de agosto para jóvenes de la comarca ‘Échale cuento’, que la Asociación Radio Valdivielso lleva a cabo desde hace 10 años.
-Descubren 60 huesos de dinosaurio en las excavaciones de Torrelara.
Fuente: www.elcorreodeburgos.com/
En tan solo una semana, el equipo de voluntarios y los investigadores del Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS) han localizado 60 restos fósiles de dinosaurio en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal. Lo que se sabe hasta el momento es que se trata de un saurópodo -«herbívoro, de gran tamaño, de cuello y cola largos»- y que seguramente sea un titanosauriforme. Sin embargo, el director de las excavaciones, Fidel Torcida, precisaba ayer que ahora mismo resulta imposible determinar «con más exactitud el DNI del animal», de ahí la necesidad de «recoger más material de otras partes del cuerpo».
En esta semana de intenso trabajo en Torrelara, Torcida destacaba que «lo más interesante» que se han encontrado los investigadores es la presencia de «seis vértebras caudales con algunos huesos asociados a ellas y costillas». No obstante, la identificación del saurópodo a partir de los elementos hallados es una misión imposible porque «las vértebras de la cola que estamos encontrando no son muy diferentes entre dinosaurios de este tipo». Por lo tanto, se mostraba esperanzado en localizar restos pertenecientes a la cadera, hombros o extremidades. Y cómo no, el cráneo para despejar dudas con total seguridad, pero es consciente de que resulta bastante improbable.
Por otra parte, el CAS prevé exponer más superficie del yacimiento en los próximos días con la intención de averiguar otros datos de importancia como las circunstancias que propiciaron el depósito del cadáver. Al mismo tiempo, Torcida explica que también sería interesante determinar con la mayor precisión posible la datación del yacimiento. Por ahora, sostiene que se encuentra en un periodo de transición entre el Jurásico y el Cretácico, por lo que concretar la edad del dinosaurio se antoja difícil porque hay millones de años de diferencia. Sea como fuere, el equipo está recogiendo muestras de material orgánico carbonizado «que podría contener restos de polen», de gran utilidad para «determinar que plantas han existido en ese periodo». En caso de tener esa «suerte», sería viable «delimitar la edad con bastante precisión».
En cualquier caso, su dilatada experiencia le permite asegurar que «excavas porque sabes que vas a encontrar algo (...), pero hasta que no abres no sabes lo que va a pasar». El CAS tenía constancia desde hace años de que en la zona había restos de dinosaurio, pero en vista de los resultados obtenidos en tan poco tiempo el equipo se afanará, de aquí al próximo sábado, en descubrir el mayor número de elementos fósiles y determinar hasta «dónde se podría llegar». A continuación, el colectivo salense realizará un balance de la intervención para valorar «si merece la pena» impulsar una segunda excavación.
No en vano, el principal objetivo de los trabajos que se están llevando a cabo en Torrelara es ofrecer una «visión más completa de la anatomía del animal». Para ello, el CAS debe coordinar en primer lugar la limpieza y preparación del material para su posterior estudio. Torcida describe este paso inicial como un proceso «delicado» y «lento» que deberá sufragarse con los recursos del Museo de los Dinosaurios de Salas de los Infantes. Lo ideal sería contar con un restaurador que se dedicase en exclusiva a limpiar las piezas localizadas, de tal manera que dicho cometido se podría realizar en un plazo aproximado de un año. Finalmente, cuando sea posible, los elementos fósiles se someterán a estudio comparándolos con hallazgos similares que se exponen en otros museos.
Las excavaciones han generado «bastante interés en la comarca», hasta el punto de que el Ayuntamiento de Torrelara está organizando visitas en grupo para conocer de primera mano los trabajos del CAS in situ. En esta semana, alrededor de 150 personas han recorrido el yacimiento para conocer in situ el proceso. Y es que tal y como admite Torcida, «la sociedad nos pregunta».
jueves, 24 de agosto de 2017
-Hallado un fósil de neandertal en Atapuerca.
Fuente: http://burgosconecta.es
Ya no hay dudas. Los neandertales también ocuparon la sierra de Atapuerca. Lo que hasta ayer era una hipótesis -muy bien fundada- ha sido corroborada hoy mismo gracias a un hallazgo de última hora. Uno de esos que alegran el día. Según ha confirmado la Fundación Atapuerca, hoy, último día de la campaña estival de excavaciones, se ha identificado una falange de un pie que corresponde a un neandertal.
La pieza ha sido localizada durante la limpieza de los sedimentos de la excavación de la Galería de las Estatuas, un yacimiento en el que se confiaba en localizar restos neandertales desde hace mucho tiempo. No en vano, en los últimos años han sido recuperados centenares de restos de animales e industria lítica Musteriense, propia de esa especie. En este sentido, la robustez y los rasgos anatómicos han permitido al equipo investigador identificar el origen del fósil sin género de dudas.
Con este hallazgo, Atapuerca completa al fin la secuencia de ocupación sistemática de todas las especies de humanos que poblaron Europa en la prehistoria, abarcando un arco temporal de más de un millón de años. Hasta ahora, sólo faltaban por aparecer restos de neandertales y, tras mucho tiempo, al fin han llegado, lo que convierte la sierra de Atapuerca en un lugar “único” en el mundo.
Eso sí, el equipo investigador confía en que no sea el único fósil de este especie en Atapuerca, ni muchísimo menos. De hecho, las falanges son extremadamente frágiles y su conservación es infrecuente, por lo que es razonable esperar que en la Galería de las Estatuas se hayan conservado también otros huesos más resistentes del esqueleto, lo que permite abrigar la esperanza de realizar nuevos hallazgos de restos neandertales más completos en las futuras campañas de excavación.
También en Cueva Fantasma se confía en encontrar en las próximas campañas nuevos restos de neandertal. Es más, según aseguraron ayer los codirectores del proyecto científico durante la presentación de los resultados de la campaña -visto lo visto, quizá debieran haber presentado los resultados hoy-, todo hace indicar que el parietal localizado el verano pasado en los niveles superficiales de Cueva Fantasma corresponde a otro individuo neandertal.
Ya no hay dudas. Los neandertales también ocuparon la sierra de Atapuerca. Lo que hasta ayer era una hipótesis -muy bien fundada- ha sido corroborada hoy mismo gracias a un hallazgo de última hora. Uno de esos que alegran el día. Según ha confirmado la Fundación Atapuerca, hoy, último día de la campaña estival de excavaciones, se ha identificado una falange de un pie que corresponde a un neandertal.
La pieza ha sido localizada durante la limpieza de los sedimentos de la excavación de la Galería de las Estatuas, un yacimiento en el que se confiaba en localizar restos neandertales desde hace mucho tiempo. No en vano, en los últimos años han sido recuperados centenares de restos de animales e industria lítica Musteriense, propia de esa especie. En este sentido, la robustez y los rasgos anatómicos han permitido al equipo investigador identificar el origen del fósil sin género de dudas.
Con este hallazgo, Atapuerca completa al fin la secuencia de ocupación sistemática de todas las especies de humanos que poblaron Europa en la prehistoria, abarcando un arco temporal de más de un millón de años. Hasta ahora, sólo faltaban por aparecer restos de neandertales y, tras mucho tiempo, al fin han llegado, lo que convierte la sierra de Atapuerca en un lugar “único” en el mundo.
Eso sí, el equipo investigador confía en que no sea el único fósil de este especie en Atapuerca, ni muchísimo menos. De hecho, las falanges son extremadamente frágiles y su conservación es infrecuente, por lo que es razonable esperar que en la Galería de las Estatuas se hayan conservado también otros huesos más resistentes del esqueleto, lo que permite abrigar la esperanza de realizar nuevos hallazgos de restos neandertales más completos en las futuras campañas de excavación.
También en Cueva Fantasma se confía en encontrar en las próximas campañas nuevos restos de neandertal. Es más, según aseguraron ayer los codirectores del proyecto científico durante la presentación de los resultados de la campaña -visto lo visto, quizá debieran haber presentado los resultados hoy-, todo hace indicar que el parietal localizado el verano pasado en los niveles superficiales de Cueva Fantasma corresponde a otro individuo neandertal.
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