viernes, 7 de septiembre de 2007

-Ermita de San Pedro de Tejada



Si Burgos es el verdadero museo románico de Castilla, San Pedro de Tejada es la obra cumbre del románico burgalés.
En el bello y fértil valle de Valdivielso, situado en el norte de Burgos, se levanta la vetusta iglesia de San Pedro de Tejada, antigua abadía convertida desde el año 1101 en priorato dependiente del monasterio de Oña y hoy reducida a la humilde categoría de ermita de la localidad de Puente Arenas. Presenta, sin embargo, uno de los más ricos repertorios iconográficos del románico burgalés e, incluso, peninsular.

San Pedro fue un importante cenobio creado en el año 850 aproximadamente y fue un importante motor repoblador de la zona, llegó a ser sede episcopal durante largo tiempo lo que motivo que su radio de acción se extendiera incluso fuera del valle. Fue el monasterio más importante de la naciente Castilla hasta la Reconquista. De él han quedado leyendas y algunos capiteles y sillares, probablemente visigóticos, conservados en el colegio de Quintana.

En el año 1.011 los condes de Castilla Don Sancho García y Doña Urraca deciden crear el Monasterio Benedictino de San Salvador de Oña, con lo cuál San Pedro deja de ser abadía para convertirse en priorato de Oña. En el año 1.070 el Abad don Ovidio de Oña decidió levantar el templo que hoy podemos contemplar, motivo por el cual se convirtió San Pedro en el receptor de los diezmos de pan y cebada de la zona.
San Pedro de Tejada vivió sus días de mayor esplendor en el año 1.180 y siguientes gracias a su Prior Don Rodrigo que llevó una política de compras durante sus treinta años de mandato que enriqueció el priorato.


En el más puro estilo románico burgalés, la estructura de la ermita es sólida y armónica, con una sola nave, ábside semicircular y torre sobre la cúpula. Su portada, ventanas y capiteles se encuentran revestidos de abundantes grabados. Entre ellos destacan los relieves de la Ascensión y de la Última Cena. También los canecillos que sustentan las cornisas del ábside y las fachadas poseen un variado repertorio iconográfico, en el que sobresalen los temas lúdicos y eróticos.
Tiene una torre de dos cuerpos sobre el crucero y el interior es de una sola nave con bóveda de cañón y arcos fajones. Presenta una cúpula semiesférica sobre trompas y ábside con siete arcos ciegos. En el coro, del siglo XIV, se exhiben las armas de los Velasco.
Su antigüedad y emplazamiento han dado lugar a una serie de leyendas y tradiciones como aquella en que, durante una epidemia de peste, el último monje superviviente preparó su propia fosa y esperó la muerte tendido en ella. San Pedro de Tejada posee una reliquia del lignum Crucis -actualmente en Quintana- que se colocaba siempre en la torre, iluminada por lámparas de aceite.

Tras la desamortización de Mendizabal el cenobio paso a manos privadas, en este caso a la familia Huidobro, que hasta la fecha siguen siendo los propietarios.
Declarado Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural, fue restaurado en los años 1.950 y 1.952.

1 comentario:

  1. Las líneas de esta ermita son puras, estilizadas y cumplen con la armonicidad austera del románico castellano. Es para mí un monumento de los más significativos de Castilla.

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