Burgos. 25 de septiembre de 1506. Las campanas de la Catedral tañen a
muerto. El rey de Castilla, Felipe el Hermoso, ha fallecido. Su esposa,
Juana I de Castilla, llora desconsoladamente junto al cadáver, aún
caliente, de su marido. Desde la Casa del Cordón-residencia de los
Condestables de Castilla- se inician los preparativos del funeral del
monarca y el traslado del cuerpo yacente hasta la Cartuja de Miraflores.
Todo el mundo detiene su mirada en Burgos, capital en la que se para,
para siempre, la vida de la que después será conocida como ‘Juana la
Loca’.
Más de cinco siglos después de aquel episodio histórico ligado
a la la Corona de Castilla y al devenir de las tierras de Castilla y
León, la provincia de Burgos sigue marcada por aquel acontecimiento. La
muerte de Felipe I de Habsburgo (Brujas, Flandes, 22 de julio de 1478 –
Burgos, Castilla; 25 de septiembre de 1506) sumió en un profundo
invierno a la ciudad- capital de la Corte en aquel momento- y propició
un viaje hacia la locura que llevó a Juana a recorrer parte de las
provincias de Burgos y Palencia con el cuerpo inerte de su esposo.
La Casa del Cordón, actual sede de la delegación de Caixa Bank en
Castilla y León, fue testigo del repentino fallecimiento del marido de
la hija de los Reyes Católicos. Según rezan las crónicas, el monarca se
sumió en unas terribles fiebres después de beber agua fría tras disputar
un partido de pelota junto a otros nobles para celebrar que Don Juan
Manuel había tomado posesión del castillo de Burgos. Tras semanas de
fiebres y delirios, ‘El Hermoso’ falleció a finales de septiembre de
1506 depositando en Juana todo el peso de la Corona de Castilla.
Fuente: www.elcorreodeburgos.com
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