Una de las doce puertas de entrada de la ciudad. Abierta a los caminos procedentes del Norte, tiene dos torres cuadradas y sobre el arco de herradura corre un paso de ronda en el que se abren seis arquillos de medio punto.
Esta es una de las puertas mejor defendibles de la ciudad. Está situada frente al arrabal del mismo nombre, al exterior de las murallas y da paso al interior, por la calle de San Esteban, al norte del barrio cristiano.
Quizá lo que más impresiona de esta puerta es su excelente estado de conservación, manteniendo aun intacta parte de la muralla colindante, lo cual nos presenta una imagen real de lo que era en tiempos. Fue construido en el siglo XII y ampliado en el siglo XV adornándolo con estilo mudéjar obra del maestro alarife Mohamed.
Está compuesta por un doble arco de herradura, interior y exterior, con espacio entre ellos
para el rastrillo o peine. Dos esbeltas torres de planta cuadrada custodian el arco, separadas por una galería de seis arcos de medio punto, donde se abre una pequeña terraza. Las torres están
coronadas por cinco ventanas de medio punto. La construcción combina mampostería y ladrillo, este último utilizado fundamentalmente en arcos, en ventanas, en los ángulos de las torres, para separar las hiladas de piedra, y en la bóveda interior, de cuya techumbre sobresalen otros dos arcos de herradura.
De los tramos de muralla que se unían al arco, tan solo se ha conservado, en buenas
condiciones, el ascendente que conduce hasta la zona de la fortaleza y que ha sido restaurado
recientemente. El lienzo descendente, que conduce hasta la iglesia de San Gil, se ha conservado parcialmente. Una escalera metálica de nueva construcción, adosada a la muralla, permite acceder
por el adarve al interior del arco, atravesando la puertecilla de medio punto abierta en el paramento lateral de la torre Norte. Además, también puede subirse por una escalera interior estrecha y de peldaños desiguales, que conserva arcos formados por aproximación de hiladas de ladrillos.
para el rastrillo o peine. Dos esbeltas torres de planta cuadrada custodian el arco, separadas por una galería de seis arcos de medio punto, donde se abre una pequeña terraza. Las torres están
coronadas por cinco ventanas de medio punto. La construcción combina mampostería y ladrillo, este último utilizado fundamentalmente en arcos, en ventanas, en los ángulos de las torres, para separar las hiladas de piedra, y en la bóveda interior, de cuya techumbre sobresalen otros dos arcos de herradura.
De los tramos de muralla que se unían al arco, tan solo se ha conservado, en buenas
condiciones, el ascendente que conduce hasta la zona de la fortaleza y que ha sido restaurado
recientemente. El lienzo descendente, que conduce hasta la iglesia de San Gil, se ha conservado parcialmente. Una escalera metálica de nueva construcción, adosada a la muralla, permite acceder
por el adarve al interior del arco, atravesando la puertecilla de medio punto abierta en el paramento lateral de la torre Norte. Además, también puede subirse por una escalera interior estrecha y de peldaños desiguales, que conserva arcos formados por aproximación de hiladas de ladrillos.
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