El alargado y estrecho desfiladero de Pancorbo es el único paso de entrada a la Castilla
meseteña. De gran interés geomorfológico, como modelo de incisión fluvial sobre materiales
calcáreos, el Desfiladero es un estrecho paso natural por el que se desliza el río Oroncillo en su
camino hacia el Ebro. Los cordales montañosos ibéricos que separan las dos grandes unidades
geográficas de la Meseta, antecedida por la Bureba, y la Depresión del Ebro, se rompen momentáneamente en Pancorbo para abrir un pequeño pasillo. Esta sombría y angosta garganta fue lugar de paso para todos los pueblos desde tiempos inmemoriales. Celtas, romanos, suevos, vándalos, alanos, visigodos, bereberes, árabes, castellanos, navarros, soldados napoleónicos y carlistas utilizaron el desfiladero para refugiarse o emprender sus campañas.
Los restos de algunas de sus fortificaciones dan testimonio de su paso y estancia en el desfiladero. Desde el pueblo parte una empinada senda que permite ir ganando altura y alcanzar el mirador de la Peña del Mazo. También se puede acceder a lo alto del desfiladero desde otro sendero que nace en la ermita del Santo Cristo del Barrio, situada en pleno corazón de la garganta. Esta senda señalizada continúa paralela al río Oroncillo y permite recorrer el sector más espectacular del estrecho y alargado cañón. Desde lo alto se obtiene una hermosa perspectiva de la llanada de La Bureba y de los Montes Obarenes.
En amplias zonas aparecen formaciones de coníferas, como los pinos. En las laderas
umbrías y en las zonas más elevadas se dan las condiciones propicias para la aparición de manchas aisladas de hayas. Junto a éstas aparecen robles, avellanos y fresnos. En las laderas orientadas al sur crecen grandes extensiones de matorral de encina y coscoja, acompañadas casi siempre por abundantes ejemplares de quejigo. El sotobosque de encinares está formado por numerosos arbustos como madroños, jaras y romeros.
El entorno ecológico del desfiladero de Pancorbo es un enclave excepcional para las aves.
Una variada comunidad de rapaces anidan en los numerosos cortados rocosos. Entre ellas destacan el buitre leonado, el alimoche, el águila real, el halcón peregrino, el águila perdicera y el búho real.
En sus riscos anidaron también, hasta la década de los sesenta del siglo XX, los últimos quebrantahuesos burgaleses.
La fauna de este hermoso paraje se completa con mamíferos como la jineta, el turón, el jabalí, el corzo y el lobo. Los reptiles más significativos son el lagarto verde, el lagarto ocelado, la
lagartija colilarga y la culebra bastarda.
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