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La campaña arqueológica realizada entre los días 8 y 25 de agosto en Olmillos de Sasamón ha culminado con el descubrimiento de una iglesia visigoda inédita.
Es el séptimo año de campañas arqueológicas en Sasamón, Olmillos de Sasamón y Villasandino y en esta ocasión las prospecciones geofísicas en Santa Olalla, en Olmillos de Sasamón, han identificado la planta del gran complejo suburbano dentro del que se encuentra la mencionada iglesia.
Los trabajos también se han centrado en la excavación de varios sondeos arqueológicos en el entorno de la colegiata de Santa María La Real, en Sasamón, con el objetivo de obtener información de primera mano sobre la ciudad romana de Segisamo.
El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC-Junta de Extremadura) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) concluyó, el pasado día 25, su séptima campaña de investigaciones en la comarca segisamonense.
Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos y los ayuntamientos de Sasamón y Olmillos de Sasamón, ha tenido como objetivo prioritario estudiar el poblamiento romano en la zona desde sus inicios en el siglo I a.C. hasta época tardoantigua (siglos IV-VII d.C.). La campaña se ha centrado en dos espacios: las inmediaciones de la colegiata de Santa María la Real (Sasamón) y el yacimiento de Santa Olalla (Olmillos de Sasamón).
En los últimos años, el equipo de arqueólogos ha hecho uso de distintas técnicas de teledetección –incluyendo drones– y de prospección geofísica –en particular, georradar– con el objetivo de obtener planimetrías precisas de las ruinas todavía existentes en el subsuelo de la comarca. La prospección geofísica con georradar y magnetómetro es un método en auge, pues permite obtener imágenes tridimensionales del subsuelo e identificar estructuras soterradas. De este modo, es posible reconocer las trazas del antiguo callejero o las plantas de algunas edificaciones romanas sin necesidad de excavarlas.
En el lugar de Santa Olalla, en Olmillos de Sasamón, la fotografía aérea había permitido documentar las estructuras de un gran complejo edilicio corresponda con una gran villa o asentamiento suburbano de época tardorromana (siglos III-V d.C.), a juzgar por los materiales hallados hasta la fecha. Durante la campaña de 2023, los investigadores y técnicos del Instituto de Arqueología, Mérida (IAM-CSIC) Carlos Cáceres, Stefano De Nisi y Jesús García han continuado la prospección geofísica del yacimiento en su conjunto, que ha derivado en un hallazgo excepcional.
Los investigadores contaban con indicios de un edificio rectangular rematado en ábside visible en las fotografías aéreas realizada con dron desde 2018 por José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca). Sin embargo, el empleo de un georradar de alta resolución ha permitido documentar la planta completa de un posible edificio de culto paleocristiano.
La iglesia tiene unas dimensiones de 8 por 14 metros y tiene una orientación ONO-ESE. Esta variación depende de la advocación de la iglesia siguiendo la salida del sol en el día del santoral, una liturgia introducida en el cristianismo en el siglo IV d.C. El cuerpo central está rematado por un ábside semicircular de 4,5 metros de luz en su lado sureste. Cuenta con dos espacios anexos con unas dimensiones de 4 por 5 metros: al norte, el posible baptisterio; al oeste, un nártex.
Las primeras hipótesis apuntan a una iglesia visigoda de los siglos VI-VII d.C. similar a la burgalesa Santa María de Mijangos (Merindad de Cuesta Urria), consagrada por Asterio (obispo de Oca) en el año 601. También se encuentran paralelos en otros lugares de culto cristianos como la villa de Fortunatus (Fraga, Huesca) o la iglesia exenta en Torre de Palma (Monforte, Portugal).
El hallazgo de esta iglesia permite conocer una nueva fase de ocupación del territorio de la ciudad de Segisamo tras el abandono de las grandes villas tardorromanas en el siglo V d.C. además de contribuir al estudio de la implantación del cristianismo en la Meseta y el papel que los aristócratas y obispos visigodos jugaron en la difusión del nuevo culto en el medio rural.
La iglesia se localiza en un amplísimo conjunto monumental de época romana que reúne al menos 13 edificios, muchos de ellos inéditos. Entre estos destaca una mansio, edificio destinado al reposo, alimentación y cambio de caballos en relación con la vía que comunicaba Segisamo con Clunia (Coruña del Conde, Burgos). También se han podido diferenciar estructuras destinadas al almacenamiento en conexión con un gran complejo residencial construido en torno a un gran peristilo o patio de 1200 metros cuadrados.
En las proximidades de la Colegiata de Santa María La Real de Sasamón, los investigadores han iniciado ya la siguiente fase de estudios arqueológicos una vez evaluados los resultados de las prospecciones desarrolladas en campañas anteriroes.
Mediante la apertura de dos sondeos se ha procedido a estudiar primera mano los restos de la ciudad romana de Segisamo todavía existentes en el subsuelo de la localidad con el fin de determinar en qué momento fueron construidos y cuáles fueron las vicisitudes que vivieron hasta nuestros días.
Las excavaciones arqueológicas en contextos urbanos son siempre dificultosas, puesto que estos espacios han sido constantemente ocupados, con distintas fases de esplendor, declive, abandono, expolio y reocupación. Solo su estudio minucioso mediante el método arqueológico -que contempla la detallada documentación de las estructuras y la recuperación sistemática de cualquier material superviviente (cerámicas, vidrio, metales, restos óseos, etc.)- permite recomponer este complejo rompecabezas.
De este modo, sabemos ahora que este espacio se encontraba dentro de los límites del camposanto de la iglesia antes de que sirviese como era para la trilla. Los arqueólogos han identificado los restos de al menos siete personas enterradas en sencillas fosas con orientación E-O, según el rito cristiano. Los pobres ajuares dificultan la labor de datar los restos, pero todo parece indicar que habrían sido enterrados antes de mediados del siglo XIX.
Bajo estos niveles se atestigua la existencia de estructuras de época medieval y romana, si bien prácticamente expoliadas por el continuado uso de las ruinas como cantera para otras empresas constructivas. El volumen de material arqueológico recuperado de época romana ha sido muy voluminoso, evidenciando el carácter cosmopolita de la ciudad antigua. Así, al tiempo que se identifican vajillas finas, vidrios, pinturas sobre estuco y otros productos importados que permiten establecer conexiones con otros puntos de la península ibérica y el mundo mediterráneo, también se han recuperado cerámicas pintadas de tradición indígena que siguen los modelos de época turmoga.
Las excavaciones arqueológicas continuarán en 2024 con la intención de seguir ahondando en el conocimiento de las primeras fases de ocupación de la antigua Segisamo.
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