El equipo de investigación de Atapuerca, en Burgos, se centra ahora en completar la secuencia de la evolución humana, desde hace 1,4 millones de años, en un complejo en el que en esta campaña trabajan unos 200 investigadores en nueve yacimientos, solo una parte de los que hay en la zona, según informa la Agencia EFE.
Durante una visita organizada para periodistas prácticamente en el ecuador de la campaña de excavaciones, uno de los responsables del trabajo en Gran Dolina, Andreu Oguet, ha explicado que en esta parte emblemática de los yacimientos, donde se localizaron restos de una nueva especie, catalogada como Homo Antecessor, esperan llegar en cuatro o cinco campañas al nivel TD-6, donde aparecieron esos restos.
También ha insistido en la importancia del yacimiento, situado en la Trinchera del Ferrocarril, para intentar completar la secuencia que va desde los 250.000 a los 450.000 años, una época de la que hay muy pocos restos, y por tanto poca información, en Europa.
Otro equipo de investigadores trabaja por debajo de ese estrato, en niveles más antiguos, en el denominado TD-4.
Una de sus responsables, María Martinón-Torres, directora también del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, ha explicado que en ese nivel hay restos de más de 850.000 años de antigüedad, por lo que sus objetivos son determinar si esa presencia de homínidos, más escasa que en el TD-6, guarda alguna relación con los niveles superiores o con otra parte emblemática de los yacimientos, la Sima del Elefante.
Allí trabaja otro equipo, liderado por Rosa Huguet, que ha conseguido unir, bajo el nivel del suelo, las dos partes en las que se trabajaba en la zona más antigua del yacimiento, con entre 1,3 y 1,4 millones de años de antigüedad, justo debajo de donde se localizó hace unos años un resto de homínido de, al menos 1,1 millón de años.
A su juicio, tendrán trabajo para entre cuatro y cinco años en una zona en la que esperan encontrar vestigios de los primeros pobladores de Atapuerca y de Europa Occidental.
De momento, han encontrado en esta campaña huesos fracturados en fresco, aunque tendrá que esperar al trabajo de laboratorio para determinar si esas fracturas fueron ocasionadas por animales carnívoros o por homínidos.
Sin embargo, donde este año se están concentrando buena parte de los esfuerzos de los investigadores es en Cueva Fantasma, donde en 2016 apareció en una cata un parietal que, aunque todavía no está plenamente documentado, ningún miembro del equipo duda de que se trata de parte de un Neandertal.
Una de las responsables del yacimiento, Ana Isabel Ortega, ha explicado que se trata de un yacimiento en el que se trabaja con dos equipos, uno para abarcar los trabajos en extensión y otro volcado en una cata para conocer mejor la secuencia de lo que en su día fue una cueva con más de una entrada, hoy completamente cubierta de materiales.
La mayor complejidad está provocada por su gran superficie, de unos 300 metros cuadrados, lo que hace que el trabajo vaya muy lento y solo hayan podido profundizar hasta ahora unos diez centímetros.
«Trabajamos en el nivel donde apareció el parietal y lo hacemos con mucha emoción; hace unos días llegamos a pensar que habíamos encontrado otro fragmento de cráneo, que finalmente resultó ser de un oso«, ha apuntado Ana Isabel Ortega.
Precisamente la gran acumulación de restos de osos es un problema en otra parte de los yacimientos, en la Sima de los Huesos, la parte más antigua de Cueva Mayor, con una antigüedad que supera los 400.000 años.
Hay restos de unos doscientos osos que cubren prácticamente los de 28 individuos que deben estar casi completos, aunque solo se ha podido sacar una parte mínima.
El director de esta parte de los yacimientos y codirector de todo el complejo, Juan Luis Arsuaga, ha insistido en que su catalogación como Homo Heidelbergensis no es del todo precisa, dado que solo indica que son anteriores a los neandertales; cree que su calificación de preneandertales es demasiado imprecisa y que «deberían merecer un nombre propio».
Los esfuerzos del equipo de este yacimiento y el de Galería de las Estatuas, también en Cueva Mayor, que es un yacimiento con restos algo más reciente pero «extraordinariamente preservados, al estar el yacimiento prácticamente sellado». Arsuaga ha recordado que ya secuenciaron ADN de la Sima de los Huesos, aunque solo una parte mínima de un individuo, un 0,01%.
Aunque seguirán trabajando con ese objetivo, sobre todo para estudiar posibles relaciones entre los individuos que están en la sima, lo que ayudaría a comprobar si es cierta la teoría de Arsuaga, que apunta a una acumulación de restos intencionada, seguramente en una especie de rito funerario.
«El problema es la conservación del ADN, pero también que se trata de estudios muy caros, en ocasiones de cientos de miles e incluso millones de euros«, ha explicado.
Arsuaga ha insistido también en la importancia de la parte más reciente del yacimiento, la denominada Portalón, en la que se trabaja en niveles de hace unos 7.000 años, cuando llegaron a la zona los primeros agricultores y ganaderos, probablemente de la estepa ucraniana, y se mezclaron con la población local.
«Si escribiera una novela sobre Atapuerca, seguramente me inclinaría por esa época, porque es muy atractivo el momento en que se generan las bases de la que hoy es nuestra cultura«, ha afirmado Arsuaga. De hecho, ha insistido en que parte de los terrenos de cultivo que se ven para acceder a los yacimientos de Atapuerca comenzaron a cultivarse seguramente en ese momento.
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