Estrabón, 63 a.C.-21 d.C.
“Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen
en el suelo y dejan que el cabello les llegue muy abajo, como mujeres.
pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente
chivos, y sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos.
Hacen también hecatombes de cada especie al modo griego, como dice
Píndaro: de todo sacrificar cien. Realizan también competiciones
gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación.
Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas
de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y
fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo, Conocen también
la cerveza. El vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo
consumen pronto en festines con los parientes. Usan mantequilla en vez
de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo,
y a la hora de la bebida, danzan en corro al son de flauta y trompeta,
pero también dando saltos y agachándose.
Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría, con los que se
acuestan también sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual
que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados. En vez
de moneda, los que viven muy al interior se sirven del trueque de
mercancías, o cortan una lasca de plata y la dan (…). Para las subidas
del mar y los pantanos usaban, hasta la época de Bruto, embarcaciones de
cuero, pero hoy día incluso las talladas a partir de un solo tronco son
ya raras. Su sal es púrpura, pero blanca una vez molida.
Éste, como he expuesto, es el género de vida de los montañeses, y me
refiero a los que jalonan el flanco norte de Iberia: galaicos, astures y
cántabros hasta llegar a los vascones y el Pirene; pues el modo de vida
de todos ellos es semejante”.
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