jueves, 8 de enero de 2009

-La desaparecida iglesia de San Llorente.


La iglesia de San Llorente, también conocida como de San Lorenzo el Viejo, se remonta en sus orígenes al siglo X. Reconstruida a finales del siglo XII, principios del siglo XIII (de estilo tardo romano- protogótico), se mantuvo en pié hasta el siglo XVIII, momento en el que fue derruida definitivamente. Estaba ubicada en la actual plaza de los Castaños.

«Aprovechando la expulsión de los Jesuitas de todo el territorio nacional en el 1767, los parroquianos del barrio de San Lorenzo pidieron al obispo que les cediera la que fuera iglesia de esta congregación (la del Salvador), debido al mal estado de conservación en el que se encontraba San Llorente», señala René Payo, profesor de Historia del Arte en la Universidad de Burgos.
Payo, en su obra ‘Historia de las Casas Consistoriales de Burgos’, hace mención a la antigua iglesia relatando que «las zonas más altas de la ciudad, aunque no desaparecieron, fueron perdiendo protagonismo en favor del ámbito de la ladera del Castillo más cercana a la hoy calle Fernán González, donde pronto nació una importante parroquia: la de San Llorente».

Así surgiría la actual parroquia de San Lorenzo, cuya torre se construyó con las piedras que sustentaban la derribada iglesia de San Llorente, que antes de desaparecer se extendía hasta las proximidades de la Casa del Cubo (ahora albergue de peregrinos). Junto a la antigua parroquia han aparecido parte de los muros que podrían ser el primitivo palacio de San Lorenzo o de La Llana.

El portavoz del equipo de Gobierno, Javier Lacalle, informó de la aparición de restos del muro de San Llorente, basílica que data del siglo X, durante los trabajos de urbanización de la calle Fernán González y que la intención municipal es plasmar ese hallazgo de la historia de Burgos en el pavimento de la calle. “La mejor forma de conservarlo es tapándolo, y lo que haremos es marcar la alineación histórica de la calle y del muro de la abadía en el pavimento”, indicó Lacalle.
La iglesia de San Llorente el Viejo se localizaba, hasta el siglo XVIII, en la plaza de los Castallos y en la calle Fernán González, que en la época era la mitad de estrecha que en la actualidad. También se sabe que en esta zona intramuros de la ciudad y próxima a la Catedral había palacios e inmuebles nobles de la época final de la Edad Media y comienzos del Renacimiento.

En los años 80. Durante las obras de remodelación y pavimentación de la plaza de los Castaños llevadas a cabo en el año 1985, ya se descubrieron varios pilares de estilo protogótico y alguno tardoromano.
En ese momento, quedó constancia del hallazgo en la documentación del Plan Especial del Casco Histórico (PECH), bajo el que se enmarcaban las obras de la plaza, pero no se profundizó más en el asunto.

A través de las crónicas de los historiadores de la época, como es el caso del Padre Palacios, cuyo manuscrito se guarda en el Ayuntamiento de Burgos, se sabe que en el interior de la parroquia de San Llorente «existían unos trípticos flamencos así como una zona de enterramientos de mercaderes, de los cuales uno habría logrado salvarse del derribo y ser trasladado a la Catedral.

Fuente: diariodeburgos.es

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