La próxima vez que visiten
la sala capitular del monasterio de Las Huelgas fíjense en el color
rojo de sus vidrieras. Ahí está el quid de la cuestión. En la Antigüedad
y a lo largo de la Edad Media, fabricar vidrios o esmaltes rojos de
cobre era para los artesanos vidrieros uno de los problemas más
difíciles, de resultados inciertos y a veces irrealizables. Solo lo
conseguían los verdaderos expertos. Se obtenía colocando sobre un
soporte traslúcido o de tonalidades verdosas diferentes capas de rojo
que le daban una transparencia única -pero también complicaban su
elaboración y el precio-.
Esa tonalidad y el modo de elaborarlo era propia de finales del siglo
XIIy principios del XIV, lo que ha permitido confirmar la datación de
las vidrieras de Las Huelgas, las más antiguas de España. Pero no solo
eso. La composición del vidrio indica también su procedencia, y sitúa a
sus creadores fuera de la Península, previsiblemente en Francia. «En
aquella época en nuestro país no había tradición vidriera. Había
artesanos que trabajaban el vidrio pero no talleres ni material
adecuado. Para crear las del monasterio , Alfonso VIIIprobablemente tuvo
que contratar a artesanos franceses porque en ese momento era un arte
de importación», sostiene la profesora de la Universidad de Burgos,
Pilar Alonso Abad.
El origen francés de las vidrieras de Las Huelgas se ha confirmado con
el análisis de la composición química, que indica altos niveles de
potasio. Eso supone, según los expertos, que se utilizó ceniza de
madera, un material que se utilizaban en la fabricación del vidrio en el
periodo medieval y en la región centroeuropea.
La historiadora de la UBU forma parte del equipo del
Instituto de Cerámica y Vidrio del Centro Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC)que ha participado en la investigación sobre las
vidrieras más antiguas de España. Utilizando técnicas innovadoras a base
de rayos X y microscopía electrónica y de luz reflejada, los
científicos han llegado a estas conclusiones analizando un pequeño
trozo de la vidriera de sanPedro, una de las 4 de esa época que se
conservan junto a San Juan, San Pablo y una Virgen con Niño. Las de los 3
apóstoles están colocadas en la sala capitular del monasterio aunque
fueron creadas para la iglesia. La de la Virgen se conserva en el
oratorio, que tampoco es su lugar original.
El estudio histórico artístico elaborado por Alonso indica que
existieron vidrieras para cada uno de los apóstoles, pero la llegada de
nuevas modas las retiró de los ventanales del templo de oración y eso
hizo que la mayoría se perdieran. «No se sabe en qué fecha se retiran de
la iglesia. Lo que es cierto es que era un lugar poco habitual para un
monasterio cisterciense. Para ellos Dios es la luz y la luz es claridad,
por eso no eran necesarias las vidrieras. Además llaman a sus iglesias
talleres de oración, y allí no pegan este tipo de vidrios que tiñen el
interior de colorines».
En 1964, Santos Cuadrado reinstala las vidrieras conservadas en la sala
capitular incorporando dos paneles más en la parte inferior para
adecuarlas al tamaño de la nueva ventana. Al santo, en posición frontal
con la cabeza ladeada y la cartela colocada por detrás -como los de las
catedrales de Chartres y Reims-, le añade el escudo de Castilla y León.
En 2007 Patrimonio Nacional encarga al taller de los Hermanos Barrio su
restauración. Desmontan vidrio por vidrio y plomo por plomo para tratar
sus patologías: corrosión, suciedad adherida, deterioro... Y se
selecciona el trozo de vidriera de San Pedro que suministrará toda esta
información.
Fuente: www.diariodeburgos.es
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