Para los que contemplen la
bella Sierra de Araico actualmente, en el Condado de Treviño, es
complicado imaginarse que allí hace miles de años se localizaba una de
las más importantes canteras prehistóricas de la Península Ibérica,
cuyos materiales viajaban cientos de kilómetros para surtir a los
pobladores de zonas como Asturias o el sur de Francia de una preciada
piedra, el sílex, con el que fabricaban infinidad de utensilios vitales
para su supervivencia.
Pero así era, y así lo ha atestiguado un grupo de investigadores en una
campaña de excavaciones cuyos resultados son tremendamente importantes y
sitúan a este yacimiento de Araico como uno de los dos únicos
localizados en el país (el otro está en Madrid). Y es que las piedras de
sílex que de Araico se extrajeron fueron empleadas, por ejemplo, en
asentamientos prehistóricos como los de Altamira (Cantabria), por citar
uno de los más famosos, aunque se ha testimoniado la presencia de sílex
‘treviñeses’ en muchos otros emplazamientos de la cornisa cantábrica y
el norte y el sur de los Pirineros.
La primera pista de lo que allí había la dio el arqueólogo de la zona,
Deogracias Estavillo, que a mediados del siglo pasado localizó
abundantes restos, intuyendo entonces que la zona había jugado un
notable papel como lugar de extracción de piedra. Pero fue en la década
de los 80 cuando un grupo de investigadores se volvió a interesar por la
zona, y el geólogo Antonio Tarriño, que entre 1997 y 2001 realizaba su
tesis doctoral sobre el aprovisionamiento de materias primas en la
prehistoria para confeccionar herramientas en las poblaciones
prehistóricas, profundizó en el conocimiento de la zona.
Pero los avances más notables se han dado en los tres últimos años con
sendas campañas de excavaciones que han permitido configurar un estudio
complejo de lo que Araico conserva. Y es un yacimiento grande, con
abundante material y aún con mucho potencial para ser investigado. «En
toda la sierra, que tiene 7 por 2,5 kilómetros de extensión, hay
evidencias de minería prehistórica, hay miles de restos de sílex, de
útiles, de percutores…, medio centenar de mazos de ofita de cantera»,
detalla Tarriño.
La investigación del grupo (CENIEH y UPV) ha permitido emplear modelos
digitales del terreno eliminando la vegetación, con lo que se pudieron
identificar numerosas horadaciones a lo largo de toda la sierra, con
zanjas, escombreras… «Hemos encontrado muchos restos arqueológico, entre
ellos un asta de ciervo que interpretamos que es un fragmento de un
pico minero, una herramienta prehistórica para la extracción; una maza
de ofita y también algunos carbones de roble a más de dos metros de
profundidad», expone como ejemplos de lo hallado.
El avance en los trabajos dio más frutos, permitiendo situar la
actividad del yacimiento en el Neolítico (6.000-5.600 BP -antes del
presente-), cuando comienzan a surgir las primeras actividades mineras
en la zona y en toda Europa. «Hemos excavado 4 metros cuadrados hasta
tocar la roca del sustrato, y allí hay improntas de los nódulos que las
gentes prehistóricas estaban extrayendo, nódulos de sílex de entre 20 y
40 centímetros».
Un material que se concentraba en la zona y que era de gran calidad,
por lo que no es de extrañar que los pobladores de la época trabajaran
duro para extraerlo. «Es un sílex excepcional para la talla, les merecía
la pena realizar todos los trabajos para poderlos conseguir», afirma el
investigador. Y a ello se sumaba la singularidad del yacimiento, que no
tenía ‘competencia’ en un amplio entorno.
Así lo ha comprobado Tarriño a lo largo de sus investigaciones en otra
zona identificando estos sílex de Treviño en yacimientos arqueológicos
de Asturias, Cantabria, el País Vasco, Navarra y el sur de Francia,
incluyendo, como ya se ha dicho, el famosísimo de Altamira. «Los hombre
prehistóricos de Altamira utilizaban el sílex de Treviño», dice,
recordando que con este material se confeccionaba todo tipo de
herramientas para la vida diaria.
«En gran medida de estas herramientas dependía su supervivencia.
Hablamos de puntas de flecha para la caza, cuchillos para cortar madera,
la carne, las pieles de los animales con las que confeccionaban ropa…
es una piedra muy resistente y más dura que el acero», detalla Tarriño.
Una ingente cantidad de material que requirió una labor extractiva
también ingente, de la cual se han identificado zanjas de más de 300
metros de longitud y escombreras de hasta 7 metros de altura, hoy casi
inidentificables para los ojos profanos ya que después de más de 6.000
años están muy integradas en el paisaje.
Y en el entorno, y fruto de esos trabajos mineros de extracción del
sílex, hay indicios de hasta una docena de poblados y talleres
prehistóricos desde el Neolítico hasta el Calcolitico, algunos de ellos
catalogados y otros por descubrir.
Así que es que queda mucho trabajo por delante en materia de
investigación, conservación y puesta en valor, aunque hay algunas
amenazas sobre este yacimiento que pueden suponer un grave daño. Por un
lado, el patrimonial, ya que en la sierra hay dos proyectos de parques
eólicos. Son doce aerogeneradores (Castilletes I y Castilletes II) sobre
la misma roca en la que se asienta el prehistórico complejo minero.
«Hay una amenaza cierta contra la que se han presentado alegaciones,
porque estos aerogeneradores se van construir encima del yacimiento y lo
destruirían, desde el punto de vista material, pero también desde el
paisajístico, porque esta sierra tiene un valor paisajístico enorme»,
defiende Tarriño. De hecho en la Junta se tramita el expediente para la
declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural, lo que podría
frenar la posible agresión que supondrían los parques eólicos.
El otro problema al que se enfrenta el yacimiento es el abandono en
cuanto a la investigación, ya que los recortes en la materia aplicados
por el Gobierno han dejado a Tarriño, su principal investigador e
impulsor, en una complicada situación en la que su puesto no está
consolidado como investigador a pesar de haber completado exitosamente
los cinco años del programa Ramón y Cajal.
Y eso que el yacimiento guarda un enorme potencial investigador y es
uno de los dos descubiertos en España. Así que, de momento, confían en
mantener el apoyo de la UPV para, al menos, en la próxima campaña
estival poder hacer labores de mantenimiento y limpieza para delimitar
una de las canteras encontradas a la espera de que las administraciones
apoyen este importante proyecto. De hecho, tampoco tienen garantía de
poder ir a Rumanía, donde este año se celebra un congreso internacional
(The Fifth International Symposium on Chert and Other Knappable
Materials) en el que presentarían los resultados de la campaña para
darlos a conocer a nivel mundial.
Fuente:www.diariodeburgos.es
no entiendo por q cuando se descubre un yacimiento arqueologico siempre hay un proyecto de obra , y si no lo hay lo quieren tapar. no me estraña q el arqueologo sea tan celoso de sus descubrimientos, como para no decir a nadie donde buscar material de silex para la talla litica, ya q por lo q parece hay bastante gente interesada como yo en encontrar material de buena calidad y poder realizar un sueño.
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