Jane Goodall conserva el
halo de una belleza serena. Tiene un aire jovial, y cuando sonríe y sus
ojos se entrecierran levemente, compone un gesto tierno, de sincera
simpatía, con el que es difícil no empatizar. Seguro que esa fue una de
las armas con las que hace medio siglo logró ganarse la confianza de los
chimpancés de Tanzania para convertirse en un símbolo planetario, en
uno de los iconos en la lucha por la protección de la naturaleza y la
conservación de la vida salvaje. Camina con agilidad; a pesar de que
tiene casi ochenta años, sus piernas están acostumbradas a la selva. Y a
recorrer el mundo.Tarea a la que dedica 300 días al año, llevando a
todos los rincones su mensaje universal. El Museo de la Evolución Humana
fue ayer la parada de la primatóloga británica, una de las científicas
más importantes del mundo, que hoy verá in situ los yacimientos de
Atapuerca.
Durante su encuentro con los periodistas, esta heroica defensora de la
sostenibilidad reclamó «corazón y cabeza» para que el ser más
inteligente de cuantos habitan la tierra sepa conservarla. Con un
discurso sencillo pero profundo, Goodall hizo hincapié en esa perentoria
necesidad recurriendo a la mayor enseñanza que en su vida le han
procurado los chimpancés: «Nosotros no somos los únicos seres que
tenemos mente, personalidad e ilusiones. Podemos preguntarnos: ¿qué nos
hace diferentes? El explosivo desarrollo de nuestro intelecto. Pero no
podemos imaginar lo que pueden hacer ellos: manejar ordenadores, i-pads,
hacer operaciones matemáticas o aprender la lengua de signos. Pero no
tiene sentido comparar su cerebro con el nuestro, que ha puesto al
hombre en la luna. Por eso la pregunta ha de ser ¿cómo el ser más
inteligente de este planeta está ahora destruyendo su único hogar? Creo
que la respuesta a esta pregunta es una gran desconexión entre nuestra
mente racional y el corazón».
A este respecto, Goodall depositó sus esperanzas en los niños y en los
jóvenes en la consecución de ese futuro mejor. «Esta lucha no tendría
sentido si no nos preocupáramos de que las próximas generaciones sean
mejores con la naturaleza de lo que lo hemos sido nosotros». Esta es una
de las razones por las que en los años 90 dentro del instituto que
lleva su nombre, creara un programa destinado a los jóvenes que se
extiende ya por 132 países llamado ‘Raíces y Brotes’. «El mensaje
principal es que cada uno de nosotros marca una diferencia cada día; y
tenemos la opción de elegir el tipo de impacto que vamos a tener.
Tenemos miembros desde el Jardín de Infancia hasta la Universidad que
pueden escoger entre tres tipo de proyectos: para ayudar a la gente, a
los animales y al medio ambiente (en España hay 40 grupos).Este es el
espíritu que tenemos».
El Instituto Jane Goodall trabaja desde los años 70 en esa y en otras
muchas direcciones. Así, también lo hace en el rescate y decomiso de las
crías de chimpancés que se venden en el mercado negro en África o
contra la salvaje deforestación del continente negro, contra la
violencia étnica y contra la pobreza.
Durante su intervención, que una deliciosa conferencia, Goodall habló
de sus inicios, de su aventura en África, y, claro, de los chimpancés,
de los que destacó sus enormes similitudes con los humanos.Dijo la
primatóloga que su comunicación gestual es muy similar a la nuestra -los
besos, los abrazos, las palmadas en la espalda; que la relación entre
madres y crías es muy fuerte, así como entre hermanos y hermanas; que
los machos compiten entre ellos por llegar a la cabeza de la jerarquía
desplegando habilidades políticas para establecer alianza; y que de la
misma forma que pueden ser violentos, son capaces de mostrar amor,
compasión y altruismo verdadero».
Jane Goodall,Premio Príncipe de Asturias, fue recibida y presentada en
el MEH por la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León,
Alicia García, quien consideró «un gran honor» la visita de la
científica. Una mujer que, dijo, «es un símbolo, un icono de la
naturaleza y esperanza por un mundo más sostenible y justo. Su proyecto
ha trascendido la investigación para ser un movimiento social por todo
el planeta al que se dedica en cuerpo y alma.Para Castilla y León y para
Burgos es de máxima importancia que conociera Atapuerca», subrayó.
Fuente: www.diariodeburgos.es
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