martes, 29 de diciembre de 2009

-Los Cartularios de Valpuesta contienen las palabras más antiguas escritas en español.

Un estudio que acaba de culminar el Instituto de la Lengua de Castilla y León (ILCYL) confirma que los Cartularios de Valpuesta contienen las palabras más antiguas escritas en español, más de un siglo anteriores a las registradas en las Glosas Silenses o Emilianenses.

El director del ILCYL, Gonzalo Santonja, ha explicado que mientras las glosas registradas en los monasterios de Santo Domingo de Silos (silenses) y San Millán de la Cogolla (emilianenses) son del siglo XI, los cartularios de Valpuesta contienen palabras en español escritas en el siglo IX. Santonja ha insistido en la complejidad del estudio que será publicado en los próximos meses, "aunque la preocupación -ha dicho- es más por evitar erratas que por sacar la publicación antes". El director del ILCYL se ha mostrado "muy satisfecho" por el resultado del estudio dada la dificultad de analizar este compendio de documentos que fueron agrupados por un clérigo del santuario de Valpuesta, en el norte de la provincia de Burgos, en el siglo XII.

Aunque habitualmente se utiliza la denominación de cartulario para un documento escrito por dos o tres personas a lo largo del tiempo, en este caso se trata de un compendio de documentos que el clérigo realizó con todo lo que iba encontrando en el santuario.De hecho, la complejidad del estudio se encuentra en que se trata de escritos realizados en diferentes momentos por más de una treintena de personas, lo que ha hecho "muy difícil" identificar "la mano" que elaboró cada uno de estos textos.

Santonja ha señalado que no se trata del origen del español, sino del registro escrito más antiguo que se conoce hasta ahora "porque el español nació en la calle, no en un monasterio ni debajo de ninguna piedra". En este sentido, ha criticado los "localismos" que pretenden vincular el nacimiento del idioma a un monasterio concreto, lo que ha calificado de "patochada".

Para Santonja las lenguas "son del pueblo" y es "paradójico que haya señores que digan que todas las lenguas nacen en la calle y luego afirmen que el español nació en tal o cual monasterio".
El director del ILCYL ha destacado el esfuerzo de estudio del origen del español que está realizando este organismo creado hace nueve años, aunque realmente sólo lleva trabajando de forma efectiva siete, los dos últimos en la sede del Palacio de la Isla, en la capital burgalesa.


lunes, 21 de diciembre de 2009

-Espías en Burgos durante la Segunda Guerra Mundial.

Artículo de R. Pérez Barredo publicado en Diario de Burgos.



Como ‘Capital de la Cruzada’, Burgos fue un hervidero de gentes durante los tres años que duró la contienda civil. A los militares que llegaron de toda la España sublevada les siguieron corresponsales de prensa, intelectuales, artistas y una muy diversa fauna; personajes algunos que acabarían protagonizando algunos de los capítulos más destacados de aquellos años bélicos, los más convulsos del siglo XX. Mención especial merece el capítulo de lo espías, actores singulares cuyo papel suele determinar el devenir de una guerra. Este periódico ya contó el caso de Kim Philby, británico de nacimiento pero agente al servicio de Stalin que cubrió la guerra como corresponsal del periódico The Times con dos misiones, informar de los planes bélicos de los rebeldes y asesinar en Burgos al caudillo. Philby es considerado el mayor espía del siglo XX, ya que su acción como agente doble se prolongó durante toda la guerra fría.
Ahora un documental rescata la memoria de otro de los espías más importantes de la época: el español Juan Pujol García, conocido con el alias de ‘Garbo’, a quien se le atribuye la confusión de Hitler para que prosperara con éxito el desembarco aliado en las costas Normandía, maniobra militar clave en la derrota posterior del III Reich durante la Segunda Guerra Mundial. La cinta recupera la memoria de ‘Garbo’ y de alguien más: su mujer, Araceli González Carballo, colaboradora esencial del primero en su rol de agente doble para derrocar al fascismo y a quien la historia no había atribuido con justicia su enorme contribución a este fin. La película se llama Hitler, Garbo... y Araceli, ha sido realizada por Lugopress y se estrenará el próximo mes de enero.
Juan Pujol nació en Barcelona en 1912. Tras el golpe militar de julio de 1936 fue llamado a filas por el ejército republicano, al que dio calabazas escondiéndose durante más de un año en casa de unos amigos; cuando fue descubierto corrió a alistarse pero con un único objetivo: pasarse a las filas de los sublevados. Cuando lo consiguió fue reclutado y enviado a Burgos, donde pasó varios meses. El joven oficial franquista se enamoró en la capital castellana de una joven empleada del nuevo Banco de España. Se llamaba Araceli González Carballo. Había nacido en Lugo en 1914, en el seno de una familia acomodada. Tras el estallido de la contienda trabajó en un hospital de sangre de su ciudad natal. Sin embargo, sintió la necesidad de salir de allí y gracias a las gestiones de su padre consiguió un trabajo como secretaria en la sede del Banco de España que los rebeldes habían abierto en Burgos. José de Cora, director del documental, señala que la familia de Araceli mantenía un relación de amistad con Antonio Goicoechea, director del banco, y que fue gracias a éste por el que fue contratada en la entidad. «Fue en Burgos donde nació no sólo la relación entre Araceli y Juan, sino que posiblemente allí, tras conocerse y enamorarse, planearan su futuro».

En este sentido, destaca De Cora la importancia del Hotel Condestable (el edificio de la calle Vitoria cuyos bajos ocupa hoy Zara), hervidero de todo tipo de personajes y que ellos frecuentaban. «Sabemos que ellos se movieron mucho en ese ambiente, por eso vimos clara la necesidad de aparecieran tomas de ese lugar», apunta el director de Hitler, Garbo... y Araceli. De hecho, en el documental se han recreado varias escenas de interior (aunque incluye imágenes reales del edificio tal y como estaba entonces), en una de las cuales -y que ilustra este reportaje- se puede ver a un hombre leyendo Diario de Burgos. La persona que sostiene el ejemplar ficticio del periódico burgalés no es otro que Kim Philby, el gran espía británico.

Empieza la aventura. Desencantados del triunfo de Franco, quizás sospechando lo que se le avecinaba a España y posiblemente a Europa con el auge del fascismo en Italia y Alemania (lo que confirmaron sólo meses después, cuando Hitler invadió Polonia), el matrimonio se instaló en Madrid. Allí, y según De Cora impulsados por Araceli «que era la chispa», acudieron a la embajada británica con la oferta de ponerse a su servicio. Ésta declinó la sugerencia aunque les invitó a colaborar económicamente con la causa. Fue entonces cuando Araceli sugirió a su marido hacer el mismo ofrecimiento en la embajada alemana, con el argumento de que si conseguían entrar en el nido del águila serían vistos como elementos útiles por los aliados. Los alemanes se tragaron su proposición aunque les pusieron a prueba: debían conseguir un visado para poder entrar en Inglaterra.

Así que el matrimonio se puso manos a la obra: viajaron a Lisboa, donde Juan consiguió su propósito y obtuvo la falsificación perfecta de un salvoconducto, lo que convenció a los germanos. Juan Pujol se convirtió en un agente de la Abwehr, los servicios secretos del III Reich. Lo hizo con el apodo de ‘Arabel’, en referencia a la belleza de Araceli, que siempre acompañaba a su marido. Durante meses, hicieron creer a los alemanes que habían tejido una red de espionaje en Gran Bretaña, cuando en realidad seguían en Portugal, e informaban de sucesos que si bien no eran demasiado sustanciosos sí eran suficientes para mantener engañados a los nazis.
Gracias a un golpe de fortuna, Juan se enteró de la salida de una flota de barcos aliados del puerto de Liverpool e informó a sus superiores, que quedaron todavía más convencidos de su lealtad y de su utilidad. En ese punto, es Araceli la que creyó llegado el momento de contactar con los británicos y volver a ofrecerse. Fue precisamente ella la que consiguió hacer llegar esa proposición, que esa vez fue aceptada. Así, y ya bautizado con el sobrenombre de ‘Garbo’ (posiblemente por tratarse de alguien con tantas dotes para la interpretación como la famosa actriz sueca), Pujol se convirtió en agente doble del MI-5, el servicio secreto británico. Instalado en Londres, el matrimonio Pujol González desarrolló una intensa y peligrosísima labor de espionaje y contraespionaje que llegó a su momento álgido en el año 1944.



El desembarco aliado

‘Garbo’ y Araceli formaron parte de la llamada ‘Operación Fortitude’, que consistió en convencer a los nazis de que la invasión aliada que se iniciaría en Francia se produciría en Calais, a más de 200 kilómetros de Normandía, donde en realidad iba a producirse a comienzos del mes de junio. Hitler y sus colaboradores le tenían tanta fe a ‘Garbo’ que tardaron varios días en creerse que la de Normandía era la verdadera invasión. No en vano, sus jefes de la Abwehr habían recibido el siguiente mensaje del agente doble español: «Está perfectamente claro que el actual ataque es una operación a gran escala pero con carácter de divergencia…».
El documental Hitler, Garbo... y Araceli se proyectarán en los primeros días de enero en la televisión gallega. Su productora, Lugopress, tiene previsto vender la versión castellana, por lo que es muy posible que en breves fechas pueda pasarse por otros canales.  

viernes, 18 de diciembre de 2009

-Cuevas del Piscarciano


A pocos kilómetros de Soncillo, ya en término de Hoz de Arreba, se localiza el Complejo Kárstico de Piscarciano, una de las mayores cavidades de la provincia de Burgos. La carretera que enlaza ambas localidades realiza una curva muy acusada para librar el barranco de Vallengua, en el que se localiza la Hoya de Piscarciano que, en momentos puntuales, después de intensas precipitaciones o desnieves, llega a inundarse de agua, deparándonos una bella imagen del lugar bastante desconocida.


Con sus 14.300 metros de longitud, es el tercer complejo kárstico más largo de la provincia de Burgos.Está compuesto por tres cuevas: Las Arenas, Las Vacas y la propiamente denominada del Piscarciano, cuyo nombre le viene de un famoso bandolero que,  a principios de siglo XX, se escondía en estas cuevas.


Un sendero que discurre entre enormes bloques rocosos, a lo largo del río Trifón, conduce al enorme portalón de 28 metros de anchura de la cueva de Las Vacas. En las épocas de lluvias afloran en esta cueva resurgencias del río. Las Vacas tiene 422 metros de galerías, que comunican con el resto de las cuevas.
Cerca de aquí se ha localizado un pequeño yacimiento paleolítico del periodo musteriense. Desde la cueva de Las Vacas se puede acceder a la profunda hoya del Piscarciano, que en épocas de lluvias o deshielo se inunda casi por completo.


La gran humedad de este espacio ha favorecido la existencia de amplios y frondosos bosques de hayas.

jueves, 17 de diciembre de 2009

-Monasterio de Rioseco

En pleno corazón de la primitiva Castilla, junto al río Ebro, en el recóndito Valle de Manzanedo, las ruinas del que fuera el monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco nos hablan con elocuencia de un pasado que no debemos dejar enterrado entre sus piedras caídas y que estamos obligados a rescatar para la memoria.

El primitivo monasterio de Rioseco, Rioseco el "Viejo", estuvo hasta comienzos del siglo XIII un poco más al norte del lugar en el que se construyó el nuevo monasterio a partir del siglo XIII. La iglesia conventual del antiguo monasterio, que aparece en la documentación como Santa María de Suso y de la que todavía quedan algunas ruinas, quedó dentro de la heredad del nuevo monasterio en donde éste tenía sus parrales, por lo que andando el tiempo fue conocida como la iglesia de Nuestra Señora de Parrales.

Hasta el año 1171 no hay noticias del monasterio de Rioseco, pero existe un documento de esta fecha según el cual el monasterio de "Sancta Maria de Riuo Sicco", monasterio de propiedad particular o "proprium monasterium" perteneciente a los hijos de un tal Martino Martini de Uizozes, fue donado a la comunidad cisterciense de Quintana Suuar (Quintanajuar). Esta comunidad cisterciense se trasladó a finales del siglo XII a San Cipriano de Montes de Oca, en La Rioja, pero pocos años después, al parecer en el año 1204 y de una forma bastante irregular, en contra de la voluntad del monarca castellano Alfonso VIII y sin permiso del Capítulo General de la orden cisterciense, se establecieron en el antiguo monasterio de Rioseco que habían recibido como donación en 1171. A partir de su instalación en Rioseco, la comunidad cisterciense dirige todas sus operaciones de compras e intercambios de tierras a la formación de un coto redondo en torno al monasterio hasta conseguir un amplio dominio territorial.

Hay noticia de una importante inundación en el año 1216 que debió de ocasionar graves destrozos en el monasterio de Rioseco. Este hecho indujo a la comunidad cisterciense a la búsqueda de un nuevo emplazamiento en un pequeño altozano muy próximo al viejo monasterio, comprando a los Velasco un extenso solar e iniciando la nueva construcción inmediatamente para trasladarse, esta vez con permiso del Capítulo General, al nuevo monasterio hacia el año 1236.

En el siglo XIV,  Rioseco formaría uno de los más potentes patrimonios económicos  de los cistercienses castellanos. El término del monasterio  se limitaba al Norte por las granjas de Casaval y Fuente Humorera, al este por la de San Cristóbal y por el sur, al otro lado del río, por las de Retuerto, Robledo y Helechosa. Todo ello intercomunicado por un puente de madera sobre las aguas del Ebro.

En el catastro de Ensenada, se detalla que los monjes mantenían en el término redondo del monasterio 200 carneros, 16 vacas, 70 cabras, 31 chivos y 12 cerdos. En el s. XVI tenían 43 colmenas y una decena de molinos, además de un batan (máquina movida por agua compuesta de grandes mazos, que sirve para golpear, desengrasar y dar cuerpo a los tejidos de lana). El mas importante y rentable de todos los que poseía estuvo en el Ebro, junto a la senda que sube al monasterio. En 1775 seria totalmente reconstruido tras una riada que se llevo dicho molino y sus casas adyacentes. Su alto valor lo muestra el que, todavía en 1821, el gobierno liberal lo vendía por 90.000 rs.También consta en el cartulario del citado monasterio, que en la segunda mitad del s. XV, el monasterio poseía un molino en Cueva de Manzanedo. En 1775, existía una anguilera en el Ebro. Cierto criado se ocupaba exclusivamente de pescar, con el fin de abastecer a la comunidad.Poseían además, los monasterios de Hoz de Arreba, San Martín de Cornezuelo y San Vicente de Lon (Cantabria).

Dentro del recinto del monasterio existía además del templo, una hospedería, bajo la cual aun puede verse los establos para las mulas. En 1610 se hace un juego de bolos, y en 1666 una librería nueva. La gran campana de la espadaña es de 1598. Esta y otras mas pequeñas que tenia el monasterio, estan hoy en el lugar de Munilla.

Desde 1808 a 1809 los franceses, que se encontraban en Medina de Pomar, embargaron buena parte de los granos almacenados y desde este ultimo año hasta el 29 de Junio de 1814 tuvieron que exclaustrarse. Aunque volvieron a él, no duraron mucho ya que  el 29 de octubre de 1820, "los comisarios del gobierno revolucionario tomaron posesion de este monasterio". En publica subasta celebrada en Villarcayo, serían vendidos buena parte de sus bienes. Posiblemente  por su alto coste y la inutilidad del edificio, el monasterio quedaba sin vender. El edificio, abandonado, fue en parte aprovechado por la gente del lugar como almacén, parroquia y cementerio.
En 1855, a falta de licitantes, Francisco Arquiaga, comisario provincial de la subasta, cargó con aquella belleza inútil y desolada. Arquiaga desde el principio cedió el templo para el culto magnificamente equipado: retablos, cuadros, órgano, pila bautismal, etc... hasta que su nieta Margarita Arquiaga lo cedió a la Archidiócesis y comenzó su expolio, saqueo y degradación. Sirva el dato de que algunas de las estatuas de santos de la orden que coronaban una de las paredes sirvieron hace años de relleno de la cercana presa del Ebro.El monasterio fué un importante centro de riqueza con tierras repartidas principalmente en el Valle de Manzanedo, pero también poseían otras por el resto de la provincia provenientes éstas de sus anteriores localizaciones. Además, el monasterio intercambia solares con otros monasterios, por ejemplo el de San Martín de Elines.

En fin, un maravilloso Monasterio del que hoy sólamente podemos adivinar algo de lo que en su tiempo debió de ser este centro de riqueza en el norte burgalés.

Fuentes:
www.cidaddeebro.es
www.santamariaderioseco.es