jueves, 17 de diciembre de 2009

-Monasterio de Rioseco

En pleno corazón de la primitiva Castilla, junto al río Ebro, en el recóndito Valle de Manzanedo, las ruinas del que fuera el monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco nos hablan con elocuencia de un pasado que no debemos dejar enterrado entre sus piedras caídas y que estamos obligados a rescatar para la memoria.

El primitivo monasterio de Rioseco, Rioseco el "Viejo", estuvo hasta comienzos del siglo XIII un poco más al norte del lugar en el que se construyó el nuevo monasterio a partir del siglo XIII. La iglesia conventual del antiguo monasterio, que aparece en la documentación como Santa María de Suso y de la que todavía quedan algunas ruinas, quedó dentro de la heredad del nuevo monasterio en donde éste tenía sus parrales, por lo que andando el tiempo fue conocida como la iglesia de Nuestra Señora de Parrales.

Hasta el año 1171 no hay noticias del monasterio de Rioseco, pero existe un documento de esta fecha según el cual el monasterio de "Sancta Maria de Riuo Sicco", monasterio de propiedad particular o "proprium monasterium" perteneciente a los hijos de un tal Martino Martini de Uizozes, fue donado a la comunidad cisterciense de Quintana Suuar (Quintanajuar). Esta comunidad cisterciense se trasladó a finales del siglo XII a San Cipriano de Montes de Oca, en La Rioja, pero pocos años después, al parecer en el año 1204 y de una forma bastante irregular, en contra de la voluntad del monarca castellano Alfonso VIII y sin permiso del Capítulo General de la orden cisterciense, se establecieron en el antiguo monasterio de Rioseco que habían recibido como donación en 1171. A partir de su instalación en Rioseco, la comunidad cisterciense dirige todas sus operaciones de compras e intercambios de tierras a la formación de un coto redondo en torno al monasterio hasta conseguir un amplio dominio territorial.

Hay noticia de una importante inundación en el año 1216 que debió de ocasionar graves destrozos en el monasterio de Rioseco. Este hecho indujo a la comunidad cisterciense a la búsqueda de un nuevo emplazamiento en un pequeño altozano muy próximo al viejo monasterio, comprando a los Velasco un extenso solar e iniciando la nueva construcción inmediatamente para trasladarse, esta vez con permiso del Capítulo General, al nuevo monasterio hacia el año 1236.

En el siglo XIV,  Rioseco formaría uno de los más potentes patrimonios económicos  de los cistercienses castellanos. El término del monasterio  se limitaba al Norte por las granjas de Casaval y Fuente Humorera, al este por la de San Cristóbal y por el sur, al otro lado del río, por las de Retuerto, Robledo y Helechosa. Todo ello intercomunicado por un puente de madera sobre las aguas del Ebro.

En el catastro de Ensenada, se detalla que los monjes mantenían en el término redondo del monasterio 200 carneros, 16 vacas, 70 cabras, 31 chivos y 12 cerdos. En el s. XVI tenían 43 colmenas y una decena de molinos, además de un batan (máquina movida por agua compuesta de grandes mazos, que sirve para golpear, desengrasar y dar cuerpo a los tejidos de lana). El mas importante y rentable de todos los que poseía estuvo en el Ebro, junto a la senda que sube al monasterio. En 1775 seria totalmente reconstruido tras una riada que se llevo dicho molino y sus casas adyacentes. Su alto valor lo muestra el que, todavía en 1821, el gobierno liberal lo vendía por 90.000 rs.También consta en el cartulario del citado monasterio, que en la segunda mitad del s. XV, el monasterio poseía un molino en Cueva de Manzanedo. En 1775, existía una anguilera en el Ebro. Cierto criado se ocupaba exclusivamente de pescar, con el fin de abastecer a la comunidad.Poseían además, los monasterios de Hoz de Arreba, San Martín de Cornezuelo y San Vicente de Lon (Cantabria).

Dentro del recinto del monasterio existía además del templo, una hospedería, bajo la cual aun puede verse los establos para las mulas. En 1610 se hace un juego de bolos, y en 1666 una librería nueva. La gran campana de la espadaña es de 1598. Esta y otras mas pequeñas que tenia el monasterio, estan hoy en el lugar de Munilla.

Desde 1808 a 1809 los franceses, que se encontraban en Medina de Pomar, embargaron buena parte de los granos almacenados y desde este ultimo año hasta el 29 de Junio de 1814 tuvieron que exclaustrarse. Aunque volvieron a él, no duraron mucho ya que  el 29 de octubre de 1820, "los comisarios del gobierno revolucionario tomaron posesion de este monasterio". En publica subasta celebrada en Villarcayo, serían vendidos buena parte de sus bienes. Posiblemente  por su alto coste y la inutilidad del edificio, el monasterio quedaba sin vender. El edificio, abandonado, fue en parte aprovechado por la gente del lugar como almacén, parroquia y cementerio.
En 1855, a falta de licitantes, Francisco Arquiaga, comisario provincial de la subasta, cargó con aquella belleza inútil y desolada. Arquiaga desde el principio cedió el templo para el culto magnificamente equipado: retablos, cuadros, órgano, pila bautismal, etc... hasta que su nieta Margarita Arquiaga lo cedió a la Archidiócesis y comenzó su expolio, saqueo y degradación. Sirva el dato de que algunas de las estatuas de santos de la orden que coronaban una de las paredes sirvieron hace años de relleno de la cercana presa del Ebro.El monasterio fué un importante centro de riqueza con tierras repartidas principalmente en el Valle de Manzanedo, pero también poseían otras por el resto de la provincia provenientes éstas de sus anteriores localizaciones. Además, el monasterio intercambia solares con otros monasterios, por ejemplo el de San Martín de Elines.

En fin, un maravilloso Monasterio del que hoy sólamente podemos adivinar algo de lo que en su tiempo debió de ser este centro de riqueza en el norte burgalés.

Fuentes:
www.cidaddeebro.es
www.santamariaderioseco.es

1 comentario:

  1. es vergonzoso, pero realmente vergonzoso ke tengamos en este pais maravillas tan dejadas de la mano de dios no, si no de gobernantes con tanto grado de ignorancia. nunca me pude imaginar ke en lugar tan perdido como esta rioseco hubiera una maravilla tan grande como este monasterio, realmente penoso su estado. animaria a visitarlo antes de ke la naturaleza se lo coma por completo. agradecer a los vecinos de arges pueblecito cercano ke a parte de acogernos muy bien nos guiaron a visitarlo. y nos indicaron la senda para ir al eremitorio de arges, precioso tambien, pero con un acceso vergonzoso, ke casi habia ke escalar. y por iniciativa vecinal en arges estan levantando la iglesia en ruinas. yo aki dejo no mi keja, si no mi pena ...... sake buenas fotos de todo, para ke no sea tan solo mi recuerdo lo ke retenga la maravilla de nuestro pasado ..........

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