Las hoces del Sobrón, están dentro del perímetro protegido de los Montes Obarenes. Se localizan en el extremo oriental del Valle de Tobalina, pero se adentran también en territorio alavés. De hecho, pertenece a Álava el pueblo de Sobrón, que da nombre al paraje y al embalse que aprovecha la estrecha cerrada natural de esta garganta. Río y embalse sirven de frontera provincial a partir del pequeño núcleo burgalés de Tobalinilla.
Una carretera estrecha y sinuosa, tallada en la pared rocosa de la margen izquierda, permite el paso por la angosta hoz. El propio embalse, constreñido entre las paredes rocosas que el río taja, adopta la forma estrecha y alargada del curso fluvial, contribuyendo a elevar el nivel de las aguas y por ello a restar espectacularidad al relieve de las hoces. Aún así, el poderoso perfil de las paredes y los notables desniveles que se establecen entre cumbres y lámina de agua, a lo largo de más de siete kilómetros, proporcionan un paisaje de gran belleza. La alternancia de materiales de distinta dureza y comportamiento erosivo, calizas y margas fundamentalmente, da lugar a vertientes escalonadas de cantiles calizos y taludes tendidos, donde la vegetación o la ausencia de ella otorgan una extraordinaria variedad al paisaje.
A medio camino entre el dominio mediterráneo y el atlántico, este espacio acoge gran variedad de especies arbóreas y arbustivas. La vegetación, exuberante, conforma bosques mixtos de hayas, quejigos, encinas, madroños, avellanos, etc. En esta zona privilegiada crece, además, una flor endémica de los Montes Obarenes, el Narcissus jacetanus vasconicus.
Mamíferos salvajes como el corzo, el jabalí o el gato montés, encuentran refugio en la espesura de estas masas boscosas. En los nichos e inaccesibles salientes de estas paredes verticales habitan numerosas especies de aves rapaces, entre las que destacan águilas perdiceras, alimoches, halcones peregrinos y búhos reales.
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