Enlace: https://www.burgosconecta.es/provincia
En 1994, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald
Carbonell hacían historia: durante una excavación en Atapuerca
descubrieron los restos de Homo antecessor, una especie de hace 900.000
años que solo se ha encontrado en este yacimiento burgalés y que pudo
ser el antepasado común de los neandertales, los denisovanos y el Homo
sapiens.
Desde entonces, el debate sobre la relación entre Homo
antecessor y esas tres especies del Pleistoceno Medio ha sido una
constante de la paleontología y, aunque algunos estudios han encontrado
que antecessor y neandertales comparten varios caracteres, ninguno ha
sido concluyente.
Hoy,
un estudio publicado en Nature, liderado por la Universidad de
Copenhague (Dinamarca) y realizado por José María Bermúdez de Castro y
María Martinón-Torres, del Centro Nacional de Investigación sobre la
Evolución Humana (Cenieh), presenta evidencias científicas que
demuestran que Homo antecessor perteneció a un grupo 'hermano'
que precedió a los neandertales, sapiens y denisovanos, lo que confirma
que puede ser su ancestro común.
La
investigación, en la que han participado destacados científicos del
Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, del
Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y del Institut Català de
Paleoecología Humana y Evolució Social (Iphes), ha utilizado la
paleoproteómica, un nuevo método que permite recuperar moléculas de
fósiles muy antiguos y reconstruir con precisión etapas de la evolución
humana a las que hasta ahora no se tenía acceso.
La
técnica, denominada espectrometría de masas, consiste en secuenciar
proteínas antiguas del esmalte de los dientes y compararlas con antiguas
secuencias de proteínas de otros homínidos, lo que permite determinar
con exactitud cómo esas especies están genéticamente relacionadas.
Y es que hasta ahora, todo lo que se sabe de evolución humana se ha averiguado con análisis de ADN antiguo
y observaciones de los fósiles pero, debido a la degradación química
del ADN con el paso del tiempo, el material más antiguo recuperado hasta
la fecha no supera los 400 000 años, un límite temporal que la
paleoproteómica puede rebasar sin problemas.
De hecho, en este trabajo, los científicos han
estudiado un molar inferior de Homo antecessor de 800.000 años de
antigüedad hallado en 1994 en el nivel estratigráfico TD6 del yacimiento
de Gran Dolina, en Atapuerca.
«Así, de la misma forma
que se hicieron los descubrimientos de Atapuerca a través del ADN
mitocondrial y del ADN nuclear, ahora se ha hecho con las proteínas que
están contenidas en el esmalte del diente, que suponen un 3% de la
materia orgánica que puede mantener el esmalte. Ese esmalte está formado
por hidroxiapatita, un mineral orgánico que se ha conservado hasta hoy
que hemos podido analizar», explica a EFE Eudald Carbonell.
El
estudio de las proteínas permite saber de forma muy específica si son
similares a las de los denisovanos, neandertales y hombres modernos y
revela que todos ellos están relacionados y que antecessor puede ser
perfectamente un ancestro.
«Estas conclusiones son interesantes
porque las proteínas exclusivas de Homo antecessor nos indican que al
ser semejantes con los homínidos del Pleistoceno Medio (denisovanos,
sapiens y neandertales), probablemente fue el antecesor común de
una rama que a lo mejor emergió en algún lugar de Asia y que luego se
expansionó por todo Eurasia«, una teoría que »siempre ha
defendido José María Bermúdez de Castro y que en un momento determinado
también apoyó el paleontólogo Emiliano Aguirre«, pionero de las
excavaciones de Atapuerca, apunta Carbonell.
Este estudio ha
realizado, por primera vez, el análisis proteómico más antiguo que se
conoce y ha aportado una valiosa información inicial que cuando se pueda
contrastar con proteínas de Homo erectus y otras especies anteriores o
coetáneas a estas especies, «permitirá trazar un perfil muy fino de nuestra filogenia», destaca el paleontólogo catalán.
«En
1997, los investigadores de Atapuerca abrieron un debate científico
enorme sobre el papel de Homo antecessor y ahora lo hemos cerrado desde
donde no se podía soñar en aquella época, desde la paleoproteómica.
Esperamos que la misma técnica cierre muchos más debates en el futuro»,
concluye Carles Lalueza-Fox, investigador del IBE y coautor del
artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario