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Adentrarse estos días en la
sala de exposiciones del Fórum es como zambullirse en una novela de
Stevenson o de Salgari, o hacerlo directamente en una de las más
fabulosas aventuras, la de la propia Historia, a través de uno de sus
capítulos más fascinantes, que se escribió -como tantos- con ‘letra’
burgalesa. La epopeya de circunnavegar el globo terráqueo, gesta de la
que se están cumpliendo quinientos años, es honrada en una exposición
espléndida que tiene el mejor reclamo posible: de la fantástica proa que
ha creado el totémico Cristino para la ocasión no se puede salir
indemne. Ese hallazgo de acero, además de un acierto absoluto que rebosa
talento, es un símbolo poderoso: vestigio marítimo varado en el corazón
de Castilla, recuerda que esta fue la ciudad desde la que se dirigieron
numerosas singladuras transoceánicas.
Y, desde luego, la
ciudad sin la que no podría comprenderse aquella hazaña sin parangón.
Por eso la exposición organizada por la Fundación VIII Centenario de la
Catedral es pertinente: Burgos no podía quedar al margen de los actos y
celebraciones que llevan meses desarrollándose aquí y allá, obviando
injustamente a la metrópoli que impulsó y facilitó la primera vuelta al
mundo de la historia. La exposición, muy bien estructurada, comienza por
el origen, concretamente por un personaje sin el que no podría
comprenderse cuanto vino después: Isabel la Católica. El espléndido
retrato que le hizo Juan de Flandes y que perteneció a la Cartuja abre
la muestra. Con ella empezó todo: bajo su reinado, se impulsó el viaje
de Cristóbal Colón que le habría de llevar a descubrir el Nuevo Mundo.
Junto al retrato de la Católica puede contemplarse la espada y el
testamento de ésta, así como el bellísimo oratorio portátil de los
Condestables de Castilla, con el escudo de Portugal, otra reino clave en
la epopeya transoceánica.
Al cabo nos adentramos en el
floreciente Burgos del siglo XVI, esa urbe cosmopolita y deslumbrante en
la que coinciden los mejores artistas, los mejores comerciantes y los
más poderosos hombres de finanzas. Destacan en la exposición los
espléndidos relieves de Hernando de Castro y Juana García de Castro
procedentes de San Gil, así como legajos del Consulado del Mar y de la
Universidad de Cónsules; una caja de caudales, una Vara de Castilla o
Vara de Burgos, letras de cambio, libros de contabilidad, balanzas y un
fantástico mapa de las costas y el mar de Castilla, firmado por Pedro de
Teixeira, muestran al visitante la pujanza que explica por qué buena
parte de los dineros con que se finació el proyecto de Magallanes salió
de Burgos.
Así, junto a valiosas piezas artística de la época
-como una navata de plata o un copón de Nuremberg procedentes de la
Catedral de Burgos, una Virgen con Niño y San Juanito, espectacular
pieza esculpida en mármol de Carrara o un San Sebastián de Siloe, se
exhibe el busto orante de uno de los principales protagonistas de la
historia de la primera circunnavegación del globo terráqueo: Cristóbal
de Haro, el comerciante que financió buena parte de expedición
encabezada por el navegante portugués Magallanes. También, en el mismo
espacio expositivo, pueden contemplarse piezas pertenecientes a otro
personaje esencial de este episodio histórico: el obispo Fonseca. Su
cáliz y su libro de horas muestran el poder y la influencia que tuvo el
prelado, sin cuyas dotes de persuasión jamás hubiese emprendido el
emperador Carlos aquella aventura insólita.
Héroes de la
epopeya. Retratos de Colón o los Pinzón, cartas y el testamento del
almirante genovés, un mapa de la Especiería y de Juan de la Cosa, una
reproducción de la nao Victoria (la que dio la vuelta al mundo con
Elcano al frente), un cuadrante, un astrolabio, un globo terrestre y
otro celeste remiten a la estirpe marina de la epopeya, que se completa
con todos los aparejos y las armas sin los que jamás se hubiese podido
emprender tamaña empresa. El remate de la muestra, amén del vídeo
ilustrativo, que puede verse cual si se estuviera en la bodega de uno de
aquellos barcos, es la referencia a todos los burgaleses que
participaron en la expedición: Gonzalo Gómez de Espinosa, natural de
Espinosa de los Monteros, alguacil mayor de la Armada, capitán de la nao
Trinidad a la muerte de Magallanes; Francisco de Espinosa, natural de
Brizuela, muerto junto a Magallanes en combate con los indios de Mactán
en 1521; Pedro Gómez, criado de Gonzalo Gómez de Espinosa, natural de
Hornilla y asesinado también en Mactán; Juan de Cartagena, capitán y
veedor general de Armada, natural de Burgos, capitán de la nao San
Antonio y líder del motín contra Magallanes; Gerónimo Guerra, natural de
Burgos, enrolado en la Nao San Antonio; Alonso del Río, natural de
Burgos, criado de Juan de Cartagena; Pedro de Valpuesta, natural de
Burgos, enrolado en la nao San Antonio; Juan de Sagredo, merino natural
de Revenga, muerto en Malaca en 1525; y Juan Gómez de Espinosa, criado
del contador Antonio de Coca, natural de Espinosa.
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