Como una atalaya de 1.400 metros de altura se erige Peña Amaya. Este
rincón en cuyo suelo brota la historia en cada piedra o peñasco es el
elegido por el escritor Pedro Santamaría para recordar uno de los
episodios que configuran la historia de Cantabria. Peña Amaya interesó
al artista por un episodio del que hay pocas referencias históricas. La
lucha de los pueblos cántabros contra el asedio de los visigodos en el
año 572. Una novela para la que se ha valido de escasas referencias
bibliográficas. Las referencias de Braulio de Zaragoza sobre la vida de
San Millán. En ella se cuenta como el santo acude al Senado cántabro de
Amaya para relatar su visión: la ciudad será tomada y para salvar sus
almas deben convertirse al cristianismo. También acude a otras
referencias escritas como la crónica de Juan de Biclaro que cuenta que
con la conquista de Peña Amaya, Leovigildo toma Cantabria.
A
partir de la conquista de los godos, Amaya será la capital, después con
la reconquista el cerro será repoblado, con incursiones árabes. Llegó a
tener poblado medieval pero de aquel rico pasado apenas quedan vestigios
observables a primera vista. «Es un rincón abandonado en lo que al
estudio arqueológico se refiere. Lo único que he podido tomar para
documentar la novela han sido referencias históricas... Creo que con
poco dinero se podrían hacer trabajos muy interesantes porque incluso
cuando caminas ves trozos de cerámica, hay restos de los castros...»,
reivindica el autor.
Santamaría es licenciado en Derecho, fue
profesor de inglés y castellano en Taiwan pero es un apasionado de la
Historia y por tanto de novelar determinados hechos. «Es una forma
excelente de acercarse al pasado siempre me gustó la Historia como una
forma de entender el presente pero también, quizás, por que es cierto
eso que dicen que no hay mejor novela que los hechos pasados»,
reflexiona. Por otro lado, ve en este género la posibilidad de realizar
«divulgación, de rescatar periodos poco conocidos o lugares un poco
olvidados como sucede con este capítulo de la historia cántabra y Peña
Amaya», señala.
En Peña Amaya, editado por Pamies, Santamaría
retoma el duro enfrentamiento bélico entre el poderoso rey visigodo
Leovigildo con las fieras tribus cántabras atrincheradas en esta atalaya
donde habían dispuesto un sistema de autogobierno. La parte visigoda
está relatada por un joven cronista de forma aséptica y burocrática.
Estos escritos están presentes al final de cada capítulo y son «como un
contraste ante la crueldad de la guerra». En el lado de los cántabros el
relato es en tercera persona y se basa en dos hermanos. Necón, el
guerrero, y Tomás, el monje, conocido como Urbico antes de convertirse
al cristinanismo. Ambos «encarnan una lucha entre la espada y la
palabra». Una historia apasionante que rescata del olvido un rincón
singular de Burgos.
Fuente: http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/2014-07-01/la-historia-que-esconden-las-piedras
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