domingo, 29 de junio de 2008

-Monasterio de Santa María de Obarenes.



Según el famoso diccionario escrito por Pascual Madoz y publicado en el año 1847, la villa de Obarenes pertenecía al partido judicial de Miranda de Ebro. Tuvo casa capitular, escuela, un molino harinero movido por un riachuelo que nace en su jurisdicción, y una iglesia parroquial dedicada a Santa María. En la zona se conserva parte de la calzada romana de la vía Astúrica-Tarraconense. Esta zona fue un centro muy importante en la vida religiosa de los primeros momentos de la repoblación; destaca el Monasterio de Santa María la Real de Obarenes, de estilo gótico, y que tuvo diferentes nombres a través de la historia.

Desde Encío se puede llegar, a través de una calzada de época napoleónica, a este monasterio, que se halla escondido entre una espesa vegetación. Hunde sus raíces en los tiempos altomedievales. Desde el siglo IX, los eremitas poblaron los Montes Obarenes, entre Pancorbo y el Ebro. Es muy probable que, en el lugar en el que hoy se encuentra el monasterio, hubiera, en la época condal, alguna primitiva comunidad de religiosos. Hay testimonios que mencionan que, en el año 867, existía en la zona un conjunto eremítico bajo la advocación de San Mamés. De esta posible primera fundación aún se conservan algunos restos, constituidos por una necrópolis y varias cuevas excavadas. El monasterio llevó en sus orígenes los nombres de San Lázaro, San Mamés, Santos Justo y Pastor y San Caprasio, pero desde mediados del siglo XII, después de ser restaurado por Alfonso VII, se le llamó definitivamente Nuestra Señora de Obarenes.

A mediados del siglo XII, Alfonso VII refundó esta abadía, otorgándola el título de “Imperial”.
El rey proporcionó a los monjes benedictinos numerosas tierras que permitieron su desarrollo material y artístico. Cada uno de los siglos ha ido dejando huella en el conjunto, desde el siglo XIII, en que se construyera la amplia iglesia gótica, hasta el siglo XVIII en que se levantara el refectorio. Un incendio en 1781 destruyó casi todo el conjunto. Pero tan solo unos días más tarde comenzó la restauración, promovida por la congregación benedictina de Valladolid. En cuatro años el daño quedó reparado, pero la Exclaustración y la Desamortización acabaron de golpe con su larga trayectoria histórica y su riqueza patrimonial.

Hoy, el abandono es total y los restos arquitectónicos difícilmente se perciben tras la
vegetación. Entre sus ruinas aún se vislumbran restos de su amplia iglesia. En la entrada hay un gran arco ojival abocinado. El interior es monumental. Consta de tres naves, terminadas en ábsides poligonales, cubiertas por bóvedas de crucería. La nave central se prolonga hacia la entrada, por donde se accedía al coro.

1 comentario:

  1. Sabe alguien como visitar las ruinas de este monasterio privado?

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