viernes, 7 de diciembre de 2007

-La Virgen de Covadonga más antigua en Cillaperlata.


Encajado entre el río Ebro, que da origen a un pequeño embalse a los pies del pueblo, y los montes de la Sierra la Llana, este pequeño municipio burgalés de apenas 70 habitantes alberga en su modesta iglesia parroquial la imagen más antigua de la Virgen de Covadonga, para algunos
incluso la original y auténtica talla que tanto se quiere en Asturias.

En las afueras de Cillaperlata, una senda lleva a través de la maleza hasta las ruinas de un antiguo monasterio benedictino, en advocación a San Juan de la Hoz y cuya existencia está asegurada documentalmente desde el siglo VIII, si bien hay indicios de que pudo ser fundado varias centurias antes.
Ahora, apenas quedan unas cuantas piedras en pie y la extensión del antiguo cenobio está cubierta por una espesa vegetación que, sin embargo, deja ver algunos enterramientos hallados recientemente. Parte del monasterio, destruido durante la Guerra de la Independencia, se trasladó para construir una ermita y otra gran parte fue expoliada.
Allí fue donde los monjes benedictinos veneraban a la Virgen que hoy preside el retablo de la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, una talla románica sedente, con el Niño Jesús sobre la rodilla izquierda y ambos con la mano derecha en actitud de bendición. De ella se hizo una réplica para fundar el santuario asturiano de Covadonga (Cova Domina, Cueva de la Señora), donde se convirtió en la Santina, patrona del Principado, que ayer celebró su día grande. Dicha imagen no es la que actualmente se encuentra en el santuario asturiano, puesto que fue pasto de las llamas en un terrible incendio que sucedió en 1777 y la actual data del siglo XVII.
Lo que puede ponerse en duda es si la destinada a Asturias fue la réplica o la original, ya que, perdida una de ellas en el fuego, es imposible la comparación.

Durante los años de la Reconquista y los primeros de la consolidación castellana, Cillaperlata fue un foco de culto religioso. Alfonso I (739-757), hijo del Duque Don Pedro de Cantabria y valedor del trono de Asturias y León, llevó de Cillaperlata a Asturias unos cuantos monjes benedictinos para que fundaran allí el primer templo de Covadonga. Esos monjes, o se llevaron a Asturias la imagen de la virgen que veneraban en su celda apartada, o hicieron en Covadonga una copia de
la talla de Cillaperlata. Cuentan, que a finales del siglo VIII había dos vírgenes de Covadonga.

La imagen de Asturias se quemó en el incendio de 1777 y fue restituida por otra más moderna. La que se exhibe en Cillaperlata como titular de la iglesia podría ser la talla auténtica de la santa de la Covadonga.
Hay además en la basílica asturiana un libro que dice lo siguiente: “La única imagen de Nuestra Señora de Covadonga que hay en España está en un pueblecito de Burgos llamado Cillaperlata".

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