jueves, 3 de enero de 2008

-Arboles fósiles de Hacinas.


Hace 120 millones de años el lugar donde se ubica la localidad burgalesa de Hacinas, cercana a Salas de los Infantes, era una llanura fluvial surcada por varios ríos que confluían, a través de un gran delta, en un cercano mar Cretácico. El caluroso y húmedo clima tropical que reinaba en la zona favoreció el desarrollo de una espesa selva en la que crecían unos árboles enormes.
Entre los de mayor tamaño se encontraba una ancestral variedad de conífera de la familia de la podocarpáceas.

Es probable que el fuerte viento desatado por una tormenta tropical derribase unos cuantos ejemplares de estas coníferas que podían alcanzar una altura superior a los 80 metros.
Sus troncos quedarían cubiertos por una gran capa de lodo y sedimentos arrastrados por la corriente de un río. Aquí comienza la fosilización o petrificación de los árboles fósiles. El agua se mueve entre los depósitos arenosos, que cubren los troncos enterrados y con ausencia de oxígeno, evita la pudrición. Las sales silíceas disueltas en el agua, favorecidas por una gran presión, se infiltraría en las células de la madera impregnando los tejidos vegetales.

Unas especiales condiciones diagenéticas favorecieron la sustitución del material celulósico de los árboles por ópalo. Tras muchos millones de años soportando las altas presiones producidas por un enterramiento progresivo, el ópalo original se transformó en cuarzo. Este lento proceso de fosilización ha preservado con nitidez la microestructura celular de la planta.
Sucesivos fenómenos geológicos y, sobre todo, la erosión hace que afloren a la superficie algunos de ellos.

Clasificados en el periodo Cretácico Inferior de la Era Secundaria, tienen aproximadamente 130 millones de años y puede considerarse el yacimiento de árboles fósiles más importante de la Península Ibérica y, muy probablemente, de Europa Occidental.
Gracias al análisis de la estructura de la madera fosilizada encontrada en este valle se han podido formular hipótesis sobre el clima en la Península Ibérica durante el Periodo Cretácico Inferior.
Era húmedo y cálido y sus bosques verdaderas selvas tropicales donde crecían laureles, magnolios, coníferas y gigantescos helechos, y donde vivirian los dinosaurios.

Los primeros restos aparecieron en los años cuarenta del siglo pasado. El primer árbol fósil se trasladó a la localidad en el año 1976 y quedó expuesto al público. Más tarde se trasladaron otros restos y, en la actualidad, se exponen en Hacinas tres árboles fósiles.

El más grande procede del término de Las Trisineras y está puesto en pie a unos pasos de la picota del pueblo. Tiene una altura superior a los tres metros y a su lado descansan, en tres fragmentos, otros seis metros de su mismo tronco. En la subida a la iglesia aparecen tumbados los cinco metros de un ejemplar extraído en el Vallejo la Zarza. El tercero, a la entrada del pueblo, está formado por trozos recogidosen lugares próximos.
A estos troncos visibles hay que unir los huecos dejados por los árboles en las rocas areniscas.
Son los llamados moldes. Uno de ellos, quizá el más espectacular, se sitúa en la misma roca del Castillo y es una oquedad conocida como la Cueva de los Moros cuya longitud es de ocho metros.

También han aparecido en Castrillo de la Reina (uno transportado al museo de la calle Miranda de Burgos y otro al museo de Ciencias Naturales de Madrid), Salas de los Infantes, Cabezón de la Sierra, Contreras… En Palacios de la Sierra hay colocados dos trozos de un metro a la puerta de sendas viviendas. En Quintanar de la Sierra se hallaron trozos de unos veinte centímetros en el entorno de la Virgen de la Guía.

1 comentario:

  1. Para conocer más información sobre el Centro de Visitantes del Árbol Fósil se puede visitar su página web http://arbolfosilhacinas.es/index.html

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