jueves, 3 de octubre de 2024

-Descubren en el Valle del Arlanza una nueva cultura que redefine la Prehistoria en España.

 Enlace: https://www.burgosconecta.es

El equipo de investigación liderado por el profesor del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Valladolid Policarpo Sánchez Yustos ha descubierto en el Valle del Arlanza una nueva tradición cultural denominada 'Arlanziense', que marca el inicio del Paleolítico Superior en la Península Ibérica «mil años antes» de los que los científicos pensaban hasta este momento. 

 

Estos recientes descubrimientos en Cueva Millán, localizada en la localidad burgalesa de Hortigüela, redefinen el origen del Paleolítico Superior en la Península Ibérica y salen publicados hoy en la prestigiosa revista 'Scientific Reports', del grupo 'Nature'.

Los resultados del estudio fueron presentados hoy en la Diputación de Burgos por parte de los codirectores del proyecto: Policarpo Sánchez, arqueólogo y profesor de la Universidad de Valladolid (UVa); Manuel Rojo, catedrático de Prehistoria de la Uva; el director general de Patrimonio de la Junta, Juan Carlos Prieto; y el presidente de la institución provincial, Borja Suárez.

Se trata de una investigación interdisciplinar en la que han colaborado diecisiete investigadores liderados por Policarpo Sánchez, que pertenecen a catorce instituciones, tres de ellas de Castilla y León, que son la UVa, la Universidad de Burgos (UBU) y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh).

Así, según desveló Policarpo Sánchez, se han encontrado alrededor de 2.500 piezas de industria lítica en solo 2 metros cuadrados excavados que ayudará a explicar el tránsito del Paleolítico Medio al Superior, fechada entre hace 50.000 y 40.000 años, considerado un periodo clave en la evolución biológica y cultural del ser humano. Y que marcan, subrayó, «un punto de inflexión» en la investigación prehistórica de la Península Ibérica.

 

El profesor de la UVa resumió la contribución de esta publicación a los estudios prehistóricos de la Península Ibérica en «dos hechos de gran relevancia». El primero, dijo, «se ha descubierto una nueva tradición cultural a la que hemos denominado 'Arlanziense' en clara referencia al Valle del Arlanza, donde se encuentra el yacimiento Cueva Millán, que es el protagonista de esta publicación».

El segundo hecho relevante, subrayó Sánchez, es que «esta cultura, además de ser nueva, inédita, marca el inicio, el origen del paleolítico superior en la Península Ibérica». Por lo tanto, incidió en que el descubrimiento de 'Arlanziense' «no solo añade una nueva página a la prehistoria peninsular», sino que también «cambia el punto de partida del periodo, el punto de partida del paleolítico superior» y precisó que «se retrasa el reloj, por lo menos, mil años».

«Definir una nueva tradición cultural es un hecho realmente, excepcional y real», aseguró, ya que según expuso «la última vez que se definió una tradición cultural vinculada a este periodo fue hace 20 años». «Para un prehistoriador, descubrir una nueva cultura es como para un paleoantropólogo descubrir una nueva especie», apuntó.

El trabajo presentado por el equipo liderado por el doctor Sánchez representa un avance significativo en la comprensión de uno de los capítulos «más importantes» de la evolución biológica y cultural del ser humano. Al mismo tiempo, sitúa al Valle del Arlanza como un «territorio clave» para entender el reemplazo biológico y cultural que caracteriza la transición del Paleolítico Medio al Superior.

Sustituye al 'Auriñaciense' y al 'Châtelperroniense'

Los resultados de las investigaciones realizadas en la Cueva Millán desde 2017 han redefinido el origen del Paleolítico Superior en la Península Ibérica. Así, el 'Arlanziense' sustituye al 'Auriñaciense' y al 'Châtelperroniense' como los primeros testimonios de este periodo, y el interior peninsular pasa a ser la región con la evidencia más antigua del Paleolítico Superior, en lugar de la franja norte peninsular.

El 'Arlanziense' presenta sugerentes paralelos cronológicos y tecnológicos con las primeras culturas asociadas a la llegada del Homo sapiens a Europa, las cuales marcan el origen del Paleolítico Superior en las regiones donde aparecen, pero que nunca antes se habían encontrado en la Península Ibérica.

Tras el descubrimiento del 'Arlanziense', los investigadores están centrados en responder a preguntas como: ¿quiénes fueron los autores del 'Arlanziense'? ¿Fueron los últimos neandertales o los primeros Homo sapiens? ¿Cuál es el origen de esta cultura? ¿Es el resultado de un fenómeno migratorio, de la interacción entre grupos o de una evolución local independiente? «Lo que es seguro es que los grupos arlanzienses coexistieron con neandertales cercanos que mantenían tradiciones del paleolítico medio», precisaron.

Años de estudio

La primera excavación en la Cueva Millán se realizó en la década de los años 80 y se retomó en 2017, con el apoyo del Ayuntamiento de Hortigüela, la Diputación provincial de Burgos y la Junta de Castilla y León.

Las entidades que han hecho posible esta investigación a través de su financiación son la Diputación de Burgos, el Ayuntamiento de Hortigüela y la Junta de Castilla y León, así como el Consejo Europeo de Investigación, mediante los proyectos Multipaleoiberia y Subsilience y el Consejo Australiano de Investigación.

El trabajo está firmado por 17 investigadores adscritos a 14 instituciones de diez nacionales (Universidad de Valladolid, Universidad de Alcalá, Universidad de Cantabria, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Universidad de Burgos, Universidad de Zaragoza, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Instituto de Evolución en África, Centro Nacional de Investigación Sobre la Evolución Humana, y el IES Martín Vázquez de Arce, Sigüenza) y 4 extranjeras (University of Adelaide, Australia; University of Koblenz, Alemania; University of Manchester, Inglaterra; Université de Montpellier, Francia).

sábado, 31 de agosto de 2024

- El dolmen de Villafría guarda un relevante enterramiento del Neolítico.

 Enlace: https://www.elcorreodeburgos.com

 

Situado en el páramo de Villafría de Sargentes de la Lora, apenas perceptible en el entorno, con una acumulación de piedras y tierra que alcanza los 13 metros de diámetro, se encuentra el dolmen. Es la segunda campaña de excavación que embarca a un equipo de 10 investigadores dirigido por arqueóloga y antropóloga Angélica Santa Cruz del Barrio junto a Rodrigo Villalobos. En este verano continúan abriendo las entrañas de la tierra para desentrañar sus tesoros.

 La segunda campaña de excavación está arrojando buenos resultados.

De momento, los resultados son prometedores. En los primeros cinco días de trabajo de campo han conseguido ahondar en la excavación. El pasado verano se dedicó a la limpieza y acondicionamiento para conocer mejor el potencial del lugar. Parecía que lo tenía. Y no se han decepcionado. «Nos ha sorprendido. Aunque el año pasado ya vimos en superficie, salían huesos y dientes. Pero ahora ya bajando está saliendo restos de bastantes individuos, junto a material arqueológico como láminas de sílex», explica Angélica Santa Cruz. Se sitúa en una cronología entre el 3.800 antes de Cristo y el 3.000.

El equipo formado este año por los dos directores junto a Miguel Moreno, Germán Delibes acompañados de estudiantes de la universidad de Burgos y de Salamanca. El equipo principal lleva trabajando en la zona durante años y han podido analizar otros lugares donde se han producido saqueos en diferentes épocas de la historia. Por ese motivo, el poder abrir un lugar donde se conserven los cuerpos, es especial.

 

«En otros lugares no se encontraban tanto hueso y menos en posición primaria, huesos que están conectados anatómicamente, aquí hemos recuperado dos», explica la directora de la excavación. Un descubrimiento que indica que el yacimiento no fue saqueado, «Nos dice que está intacto y es una buena noticia para nosotros».

Las investigaciones posteriores aclararán más sobre estos dos esqueletos, pero se sabe que pertenecían a un «un individuo infantil», no se puede determinar si era un niño o niña, junto a un adulto. «Creemos estos enterramientos intactos, que nos son propios del Megalítico, probablemente sean posteriores. Porque los dólmenes se reutilizaban. Posiblemente, sean del Calcolítico, de la Edad del Cobre», aclara la directora de la excavación.

 En este tipo de excavaciones situadas al aire libre en el páramo, los investigadores suele recuperar los restos entre las raíces. La naturaleza ha continuado su camino y suele «borrar» algunas señales.

También están encontrando otra circunstancia poco habitual, ya que hasta el momento se han encontrado pocos restos de animales. «Se ha hallado algún hueso que pudiera ser  de cabra o ciervo, Pero pocos», apunta Angélica.

Poco a poco se va conociendo también algo mejor su estructura. El trabajo de campo va determinando que es más pequeño que el Dolmen de La Cabaña de Sargentes de la Lora, uno de los más conocidos, que queda como referencia en la zona.

Por el momento, parece que el de Villfaría es simple, carece de corredor. «Solo tiene una cámara cerrada. Hay una acumulación que hay que estudiar en zona sureste por fuera, pero todo indica que no es un corredor, no es un pasillo».

 

Los elementos que conforman los dólmenes repiten su disposición. Este parece que reproduce el modelo de una cámara, un espacio central, generalmente con forma de círculo. Cerrado por grandes losas ancladas en la tierra, ortoestratos, el lugar funerario principal.

Seguramente el trabajo de campo se prolongue por lo menos una campaña más, «para intentar determinar la potencia de la cámara, se tiene que ir poco a poco registrando», apunta la directora de la excavación.

Los estudios posteriores de estas investigaciones determinarán muchos datos de estas comunidades, el número de individuos que estaban enterrados y la edad y el sexo de cada uno de ellos. Y es que los huesos hablan. Aportan información de su salud, de lo que comían, de los movimientos repetitivos que realizaban, de sus edades. Pero por las investigaciones anteriores se puede realizar ya una fotografía de los habitantes de las parameras.

No eran muy altos ni demasiado robustos. «Por lo que he estudiado, los huesos son más pequeños», indica la antropóloga y arqueóloga Angélica Santa Cruz. «Con una estatura media que para los hombres se situaba en torno al 1,60 para los hombres y 1,45, 1,50 para mujeres». Pudiera ser por la nutrición, ya que  vivían a expensas de la naturaleza y los cultivos. Una población que no era del todo sedentaria, con una actividad que seguía los pasos del pastoreo. No se han hallado restos de habitaciones, de casas, o bien porque no los hubo o porque no se han conservado.

 

Los huesos recuperados muestran artrosis. Pero no es significativa, ya que muchos morían jóvenes. Con una esperanza de vida en torno a los 30 años, lo que no quiere decir «que algunos no llegaran a ancianos, en general morían muchos niños con tasas del 200 o 300 por mil».

 Quedan en los huesos también las huellas de infecciones que padecieron. «Es algo muy común a partir del Neolítico, por la domesticación del ganado y del sedentarismo»

Curiosamente, no han encontrado muchas caries «menos de lo  esperado, por lo que los cultivos no eran su dieta principal». Sí que han documentado un desgaste dental, seguramente debido a que molían trigo, y las partículas de arenisca de las piedras de moler, se posaba en el alimento y ellas rayaban los  dientes. 

Datos que poco a poco van uniendo una visión de estas gentes que vieron en las parameras de la Lora un lugar para vivir, de manera continua o estacional, pero sobre todo para reposar después de la muerte, ya que el dolmen es un sepulcro. Tumbas prehistóricas, colectivas. Posiblemente relacionadas con el territorio, como si fueran un hito, unas zonas de referencia. «Hay una veneración de los ancestros, seguramente implicaciones simbólicas, los corredores orientados a la salida del sol».

En algunos casos  se utilizaban en periodos de entre los 800 y 1.000 años, «sobre todo los sepulcros más grandes. Los de menor tamaño tenían un clico de utilización más corta».

-Poza de la Sal también fue una gran ciudad romana.

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 Las últimas prospecciones y excavaciones realizadas en la ciudad romana de Flavia Augusta, en Poza de la Sal, aclaran que sus imponentes dimensiones superaron las diez hectáreas de terreno, y confirman con las pinturas murales y la gran base de una columna hallada en otra construcción que sus habitantes poseían un elevado nivel adquisitivo. En una ubicación privilegiada, entre los límites de Cerro Milagro y la Torca Salada del Río Homino, actualmente rodeada de fincas de girasol, se estableció hace dos mil años un gran asentamiento del que actualmente rescatan infinidad de restos.

 

El equipo de arqueólogos dirigido por Esperanza Martín ha comenzado a desenterrar del pasado fragmentos de piezas que decoraban una segunda vivienda de «unos 500 metros cuadrados», situada en una zona elevada al otro lado de la carretera que une a la villa salinera con Oña. Eligieron dicho espacio porque las investigaciones previas desvelaron que se trataba de un lugar que podía resolver ciertos misterios aunque por el momento desconocen si se trata de una vivienda de uso particular o un edificio público. El descubrimiento en el yacimiento de la primera columna hace pensar a los profesionales que, o bien «pertenecía a una familia muy rica porque ese tipo de decoración no era habitual en viviendas normales, o que realmente fuera una construcción oficial», comenta la directora del proyecto.

El estado actual del suelo, completamente «compacto y duro como el cemento», ralentiza el día a día de los arqueólogos. Los esquemas localizados son de una «riqueza superior a los del año pasado hallados en la Casa de las Flores, pero su deterioro es bastante mayor precisamente porque no se conservaron en una habitación. «Los fragmentos de pintura son pequeños porque en el momento del derrumbe, que sabemos que ocurrió a partir del año 337 después de Cristo porque han aparecido monedas de ese año, arrastró todo ladera abajo», esclarecen lo expertos.


domingo, 28 de julio de 2024

-Hallan en el castro de Brizuela restos de hace 2.000 años.

 Enlace: www.diariodeburgos.es

El equipo de arqueólogos que desde el lunes ha vuelto a investigar en el castro de la Edad del Hierro de Brizuela, uno de los mejor conservados de Burgos, quiere «una foto de la ocupación humana» que hubo en esta privilegiada atalaya de 24 hectáreas y con hasta seis líneas de murallas o terrazas para sostener el terreno. Encontrar los lugares donde habitaron aquellos hombres y mujeres que ya han descubierto que criaban animales domésticos allí entre los siglos IV y II antes de Cristo es otro de los principales objetivos. No han dado con una cabaña completa, pero sí con un pequeño resto, un pedazo de «manteado» o revoco de barro de la fachada de una vivienda que conserva la impronta de las varas de madera que se recubrían con barro para formar las paredes.

 

El arqueólogo Eduardo Sainz-Maza, coodirector de la excavación junto con Adrián García Rojo, del CSIC, y Eduardo Carmona, doctor en Arqueología de la Universidad de Burgos, está convencido de la identificación del hallazgo, que si no fuera por la impronta que dejó una vara circular de madera, pasaría totalmente inadvertido. Las cabañas de la época se levantaban sobre un zócalo de piedra de 20 a 30 centímetros de altura sobre el que se construían las paredes con madera revestida de barro. Dar con alguna de ellas sería un gran logro para el equipo que ha constatado la presencia de animales domésticos, ovejas y cabras, cuyos restos datados con carbono 14 dan una antigüedad de 2.350 años, en un caso, y de 2.100, en el otro.

En el 1011, el documento fundacional del monasterio de San Salvador de Oña contaba que seguía haciéndose un uso agrícola y ganadero de las terrazas del castro de Brizuela, una atalaya extraordinaria para vigilar los pasos de la Cordillera Cantábrica, la zona de Villarcayo o los castros de Dulla y La Maza. Pero se desconoce  durante cuanto tiempo fue habitado más allá del siglo II A.C. Los romanos llegaron a conquistar a ese territorio entre el año 29 y 19 antes de Cristo, según los estudios que maneja Sainz Maza, pero el pasado año y esta semana no han localizado ni un solo resto romano, por lo que puede que la ocupación humana se acabara antes de su llegada. 

Restos de cerámicas de la época o la fíbula anular, con forma de anillo, del siglo II A.C., hallada el pasado verano y con la que se ataban las capas en la época, evidencian la presencia humana en la Edad del Hierro. Pero aún queda mucho por investigar, una tarea en la que los arqueólogos cuentan con el apoyo de los vecinos de Brizuela. Manolo, propietario de parte de los terrenos donde trabajan, peina ya muchas canas, pero se acercó esta semana a saludar al equipo y mostrarles «el interés que siempre ha tenido por descubrir que hay en este lugar».

Asimismo, la charla ofrecida el pasado sábado para explicar los hallazgos de la campaña de 2023 también contó con una importante presencia de vecinos y la junta vecinal de Brizuela, que cofinancia con la Diputación Provincial los 12.330 euros que cuesta el trabajo actual, también se está volcando con esta investigación. Mañana, a las 10 de la mañana, quienes lo deseen podrán subir al castro desde la plaza de Brizuela para conocer los avances de esta semana antes de tapar la zanja de 8 metros que se pretende excavar hasta llegar al sustrato rocoso de la montaña. La muralla estudiada el pasado verano tiene 3 metros de ancho y 2 metros de altura. La segunda terraza  contigua donde trabajan ahora esperan descubrirla en toda su profundidad.

Desde Italia. El equipo de once arqueólogos que trabaja en Brizuela se nutre de estudiantes de la Universidad de Burgos, que aunque proceden de La Rioja, Vizcaya o Galicia han apostado por un yacimiento burgalés. Entre ellos también hay presencia internacional con el italiano Alessandro Di Maio, estudiante del Grado de Historia y Patrimonio on line de la UBU. Periodista y estudiante de Arqueología «ante un posible cambio profesional en los próximos años», Di Maio, que antes ha excavado en Israel o Menorca, ha elegido este yacimiento de la Edad del Hierro, «porque es mucho más difícil e interesante encontrar e identificar hallazgos en esta etapa».

-La arqueología vuelve a Sasamón un verano más.

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 Es el octavo año de campañas arqueológicas en Sasamón y Olmillos de Sasamón, iniciadas en 2017. Se retoman las excavaciones en el corazón de Sasamón, a los pies de la Colegiata de Santa María La Real (Sasamón) con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre la ciudad romana de Segisamo y sus posteriores fases medieval y moderna. La campaña arqueológica tendrá lugar entre los días 14 y 27 de julio.

Continuarán las prospecciones geofísicas en Santa Olalla (Olmillos de Sasamón), donde se localizó un gran complejo vilicario y los restos de una posible iglesia.

 

El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC-Junta de Extremadura) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) retoma la investigación arqueológica en la comarca segisamonense. Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos, el ayuntamiento de Sasamón y la Junta Vecinal de Olmillos de Sasamón, tiene como objetivo estudiar el poblamiento romano en la zona desde sus inicios en el siglo I a.C. hasta época tardoantigua (siglos IV-VII d.C.). Como ocurrió en 2023, la campaña desarrollará en dos espacios prioritarios: las inmediaciones de la colegiata de Santa María la Real (Sasamón) y el yacimiento de Santa Olalla (Olmillos de Sasamón).

 Desde que en 1970 José Antonio Abásolo excavase en el corazón de la antigua Segisamo, no se habían vuelto a plantear intervenciones arqueológicas proyecto con una finalidad netamente investigadora. En 2023, la apertura de dos sondeos en LaErapermitió volver a estudiar de primera mano la compleja historia de Sasamón mediante el análisis de los restos todavía existentes en el subsuelo de la localidad.

Las excavaciones arqueológicas en espacios urbanos son siempre difíciles, ya que aquí se acumulan las evidencias de quienes poblaron estos lugares desde tiempos remotos hasta nuestros días. Los arqueólogos deben identificar, documentar y estudiar minuciosamente las distintas fases de esplendor, declive, abandono, expolio y reocupación para poder recomponer el complejo rompecabezas de quienes nos antecedieron.

La campaña de 2023 permitió registrar el uso de este espacio como era para la trilla en tiempos recientes y como camposanto de la iglesia algo antes, entre los siglos XVIII y XIX. Bajo estos niveles se atestiguó la existencia de estructuras de época medieval y romana, aunque muy afectadas por el continuado uso de las ruinas como cantera. Los numerosos fragmentos de cerámicas, metales, vidrios o huesos evidencian el carácter cosmopolita de la ciudad antigua, aunque algunas piezas son resultado de la tradición turmoga preexistente.

Las excavaciones arqueológicas ampliarán el área de actuación durante la campaña de 2024 con el cometido de definir con precisión el momento de fundación de la ciudad romana. Se iniciarán los trabajos además en un nuevo sector para calibrar los resultados previamente obtenidos mediante georradar.

Hallazgos excepcionales gracias a las nuevas tecnologías

Precisamente, el equipo de arqueólogos ha hecho uso de distintas técnicas innovadoras durante los últimos años con el objetivo de identificar y estudiar restos arqueológicos sin necesidad de excavarlos. La detección remota desde el aire –mediante drones– o la prospección geofísica –en particular, el georradar, gracias a la colaboración del Laboratorio de Arqueología de Mínima Invasión del IAM-CSIC– permiten obtener planimetrías precisas de las ruinas todavía existentes en el subsuelo de la comarca. De este modo, es posible reconocer las trazas del antiguo callejero o las plantas de algunas edificaciones romanas sin necesidad de excavarlas.

En el lugar de Santa Olalla, en Olmillos de Sasamón, la fotografía aérea había permitido documentar las estructuras de un gran complejo que parece corresponderse con una gran villa de época tardorromana (siglos III-V d.C.). En el marco de su trabajo, investigadores del Instituto de Arqueología, Mérida (IAM-CSIC) lograron realizar en 2023 un hallazgo excepcional: un posible edificio de culto o iglesia de época tardoantigua (Ss. V-VII d.C.).

Durante la campaña de este año continuará la documentación del gran complejo, del que se conocen ya al menos 13 edificios. Entre estos destaca una mansio, edificio destinado al reposo, alimentación y cambio de caballos en relación con la vía que comunicaba Segisamo con Clunia (Coruña del Conde, Burgos). También se han podido diferenciar estructuras destinadas al almacenamiento en conexión con un gran complejo residencial construido en torno a un gran peristilo o patio de 1200 m2.

Una consolidada iniciativa de divulgación

El colectivo de investigación romanarmy.eu reúne a un conjunto de arqueólogos profesionales e investigadores de diversas instituciones (Universidades de Salamanca, Oviedo, Exeter y Minho; institutos de investigación como el Incipit-CSIC o el IAM) que estudian las transformaciones que provocó la llegada de Roma en estos territorios. En los últimos años, el colectivo ha descubierto y estudiado numerosos yacimientos arqueológicos, lo que le ha permitido ofrecer visiones innovadoras sobre este proceso.

A través de una iniciativa centralizada en la web romanarmy.eu y en las redes sociales vinculadas, se lleva a cabo una tarea de difusión y visibilización de los nuevos hallazgos y análisis sobre estas evidencias arqueológicas. A diario, los arqueólogos darán cuenta de las novedades de la campaña a través de los canales de comunicación del colectivo investigador Romanarmy.eu en Facebook, X (antiguo Twitter) e Instagram.

Se organizarán visitas a las zonas de excavación y charlas con el fin de dar a conocer a la población local los resultados obtenidos y concienciarla de la necesidad de su conservación para generaciones futuras. Ante el auge del detectorismo ilegal y el expolio de yacimientos arqueológicos en la zona, los arqueólogos advierten de que los restos materiales solo tienen valor y permiten reconstruir los eventos del pasado por el contexto donde aparecen. Cualquier extracción no profesional supone la destrucción irreversible de estos depósitos y de la información que contienen.

Durante esta campaña se presentará asimismo el estudio de los restos óseos de varios individuos exhumados en pasadas intervenciones en el castro de Cerro de Castarreño. El estudio de estos individuos, fechados en los siglos VIII-VII a.C., permitirá comprender mejor a las primeras poblaciones que ocuparon los castros la comarca Odra-Pisuerga. El trabajo de investigación ha sido elaborado junto al laboratorio Evoadapta de la Univerdad de Cantabria, dirigido por Ana Belén Marín Arroyo.

 

 

-Resultados de la campaña de excavaciones 2024 en Atapuerca.

 Enlace: https://www.burgosconecta.es

 

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Ricardo Ordóñez / Ical 

 

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca 

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Susana Santamaría / Fundación Atapuerca 

  Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

 Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

-Aparecen nuevos fósiles de Homo antecessor en Atapuerca.

 Enlace: https://www.eladelantado.com

 La campaña de excavaciones número 46 en la sierra de Atapuerca logra reencontrarse con la especie Homo antecessor, treinta años después de su primera excavación. Era uno de los grandes anhelos de sus tres codirectores y se ha cumplido con el hallazgo de varios fragmentos humanos correspondientes a esta especie, así como el hallazgo de una pieza dental de un nuevo individuo, que según las primeras observaciones pertenecía a una fémina de unos 25 años.

 Resultados de la campaña de excavaciones 2024 en los yacimientos de Atapuerca

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca acogieron este miércoles la presentación de los resultados de la campaña de excavaciones que se inició el pasado 18 de junio, y en la que han participado más de 300 investigadores e investigadores de todo el mundo. El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, acompañado de los tres codirectores del proyecto Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, presentaron los resultados de esta campaña de excavaciones, la última con los tres investigadores al frente.

“Atapuerca ha entrado otra vez, como en los años 90, en la secuencia principal. Hemos encontrado homínidos de todas las especies: antecessor, preneandertal y neandertal”, con estas palabras inició su intervención ante los medios el codirector de Atapuerca, Eudald Carbonell.

El nivel TD6 de Gran Dolina protagoniza los hallazgos de esta campaña, en la que han aparecido los primeros restos de Homo antecessor treinta años después. Destacan varios fragmentos de cráneo, un fragmento de maxilar , dos fragmentos de mandíbula, un diente incisivo, fragmentos de costilla y de vértebra, así como un huesecillo de la muñeca. Restos que según indicó Carbonell aparecen “muy fragmentados” y con restos o marcas de cortes, “consecuencia del canibalismo”.

Bermúdez de Castro destacó que en la parte superior de TD6 han aparecido restos de coprolitos (cacas fosilizadas de hiena), que permiten saber que este yacimiento de TD6, en la parte donde encontrarán humanos, “está intacto”. Estos resultados confirman la “buena conservación” de la unidad TD6 de Gran Dolina y auguran “excelentes campañas” en los próximos años.

Durante esta campaña se avanzó en la excavación del que se creía el nivel TD4 de la Gran Dolina y, que posteriormente se descubrió que en realidad era el TD3, un nivel descrito en los años 80 y 90 y se había descartado por creer que tenía poca entidad y que había sido agotada en las excavaciones antiguas.

En él se han recuperado, principalmente, restos de los grandes mamíferos que vivieron en la sierra de Atapuerca hace casi un millón de años, y que reflejan la gran biodiversidad que había en ese momento. Se han encontrado caballos, rinocerontes, bisontes y varios tipos de cérvidos, así como restos de carnívoros, como pequeños félidos, cánidos, y osos.

En la Cueva Fantasma los trabajos de excavación se han desarrollado en dos sectores diferenciados, el sector de entrada de Cueva Fantasma en donde se documentan los niveles de ocupación de los neandertales, y la parte interna o Sala Fantasma, en donde se localizan los niveles de actividad de las hienas.

En El Mirador destaca el descubrimiento de arte rupestre, tanto en las paredes de la cueva, donde se conservan restos de pinturas, como entre los sedimentos del neolítico antiguo. En estos se ha hallado un bloque de 40x30x20 centímetros recubierto de pigmento rojo, junto al que se encontraba, entre otros elementos, un núcleo de sílex con una digitación roja, y la base de un recipiente decorado con un soliforme (representación con forma de sol), también con restos de pigmento rojo.

 

domingo, 14 de julio de 2024

-Destrozos en el castro prerromano de La Nuez de Abajo.

 Enlace: https://www.diariodeburgos.es/

 Parece que no ha importado que el yacimiento arqueológico Páramo Ciudad de La Nuez de Abajo, que acoge los restos de un importantísimo castro prerromano con vestigios de la II Edad del Hierro, fuese reconocido por la Junta de Castilla y León como de alto interés, promoviendo una especial protección: los desmanes que, con cierta frecuencia, comete la maquinaria agrícola en este espacio que ocupa 84 hectáreas entre tierras de labor, lo están poniendo en serio riesgo. Así lo asegura el arqueólogo Eduardo Carmona, uno de los responsables del denominado Proyecto Bravum, como se dio en llamar este asentamiento en referencia a la ciudad que en este lugar ocuparon hace 2.000 años los turmogos, etnia que las fuentes clásicas sitúan en la zona central de la provincia.

 

«Hemos advertido en numerosas ocasiones que hay movimientos de tierra incontrolados y alteración de las paredes de las fincas en Páramo Ciudad. Hemos dado traslado tanto a la Junta de Castilla yLeón como al Ayuntamiento de La Nuez de Abajo para que intermedien y adviertan a las personas que están realizando estos movimientos, cuyos efectos pueden ser terribles. Hablamos de una zona de alto valor arqueológico, que tiene la máxima protección. Está excluida de la concentración parcelaria por dos razones: la presencia del castro de la II Edad del Hierro, que es Bien de Interés Cultural, y su conservado paisaje, que está heredado desde entonces».

Señala Carmona que han recogido en diversos informes esta situación que esperan se ataje cuanto antes. «Hay fortificaciones y construcciones de esa II Edad del Hierro que están mezcladas con las paredes de las fincas y que hace difícil identificar qué partes corresponden a unas y a otras. Esos movimientos afectan al patrimonio arqueológico y cultural. Estas acciones suponen un menoscabo a los valores que han permitido que se proteja el yacimiento; y se están realizando sin solicitar autorización alguna, que sería obligatorio, máxime tratándose de un espacio tan valioso. Aunque se encuentre en una propiedad privada, no podría moverse una sola piedra sin permiso. Hay una normativa que debe tenerse en cuenta y que no se está respetando», apostilla.

Imagen de uno de los muros destrozados por la maquinaria.Imagen de uno de los muros destrozados por la maquinaria. - Foto: Proyecto Bravum

Para este arqueólogo, codirector del yacimiento, esos movimientos afectan directamente al patrimonio. «Estamos hablando de daños que pueden ser constitutivos de delito. Y daños que pueden ser muy graves. Valoraremos, especialmente con la fotografía aérea, cómo han afectado esos últimos movimientos. Lo veremos después de que cosechen las fincas, ya que ahora el cereal está muy alto y es difícil apreciar el impacto. Y no queremos pisarle el sembrado a nadie. Cuando excavamos, tratamos de hacerlo sin menoscabar los derechos de otras personas», apunta. 

Recuerda Carmona que Páramo Ciudad es uno de los yacimientos, desde el punto de vista de su extensión, más grande de la II Edad del Hierro de cuantos existen en la provincia. Comenzaron a trabajar allí en el año 2017. «Y hemos acreditado la presencia de una importante secuencia estatigráfica con restos conservados de cabañas con origen en el siglo V a.C. y otras posteriores. Tiene un potente recinto defensivo fechado en la mitad del siglo I a.C., cuando aparece por estas tierras el Imperio Romano. Hemos intervenido en un pequeño espacio de esas 84 hectáreas, pero gracias a las últimas investigaciones realizadas en el laboratorio, sabemos que hay miles de estructuras arqueológicas subterráneas, cerca de 3.000. Es un yacimiento con un potencial enorme para estudiar el impacto de la llegada de los romanos a estas tierras». 

No habrá trabajo de campo este verano en el yacimiento. «Pero vamos a seguir haciendo investigaciones de laboratorio. Lo que sí haremos será alguna prospección a partir de las imágenes aéreas, donde hemos detectado algún yacimiento inédito y muy prometedor que se puede relacionar con éste», añade.

La ciudad de Bravum. Desde el siglo XVIII, distintos investigadores e historiadores han localizado en este cerro del Valle de Santibáñez la ciudad de Bravum, que ocuparon los turmogos. «Tal relación se establece en base a los hallazgos, todos realizados sin concurso de metodología científica, de piezas presuntamente procedentes de este lugar: cerámicas a mano, torneadas, de pastas anaranjadas y, decoradas en ocasiones con motivos geométricos pintados, terra sigillata, fíbulas y algunas monedas, entre las que se mencionan algunas del emperador Tiberio». 

Los resultados obtenidos en las campañas de 2017 y 2018 fueron espléndidos. «Han permitido mejorar considerablemente la cantidad y, sobre todo, la calidad de la información relacionada con este lugar. El buen estado de conservación de la evidencia arqueológica detectada y el gran potencial informativo del yacimiento han redundado en la obtención de una información muy prometedora. Por esta razón el proyecto pretende dar continuidad a las actuaciones. Entre otras cosas porque, si bien buena parte de la problemática que justificaba la necesidad de investigar en Páramo Ciudad se ha resuelto, aún permanecen preguntas sin respuesta a las que se han sumado, como suele ser habitual, algunas cuestiones nuevas», explican los arqueólogos en el proyecto.

Así, se sabe que la muralla que circundó la ciudad se halla en buen estado, conservando su porte íntegro, así como la práctica totalidad de su morfología, sobre todo hacia el exterior. «Se puede afirmar que Páramo Ciudad es un cerro fortificado en la segunda Edad del Hierro: está defendido por un gran recinto de origen antrópico, monumental. Es posible que este recinto fortificado sea más complejo que lo conocido hasta el momento, puesto que sospechamos que, al menos una parte de los taludes de las laderas pudieron conformar, junto a las defensas superiores, un sistema multivallado. El trabajo que actualmente tenemos en marcha trata de determinar si esto es así y, además, establecer la cronología del mismo, por cuanto se conocen dos momentos de delimitación del espacio con defensas monumentales. En todo caso, tanto por tamaño, como por los elementos arqueológicos documentados hasta el momento, no cabe duda de que Páramo Ciudad se puede considerar sin ambages un oppidum indígena. Si se corresponde con Bravum o no, es una cuestión que queda pendiente de momento», subrayan en su informe.


-La presencia neandertal en Atapuerca.

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 Con el final de la campaña de excavación cada vez más cerca los hallazgos en los yacimientos de Atapuerca siguen dando pistas acerca de la actividad que se llevó a cabo en el ahora suelo burgalés. En concreto, en el sector de Cueva Fantasma se ha descubierto un resto «dudoso» que «podría pertenecer -a falta de confirmación por los especialistas- a un humano de la época neandertal». Asimismo en Estatuas Exterior los investigadores esperan «poder encontrar los sedimentos más antiguos de la sierra», superando a los de la Trinchera del Ferrocarril.

 

El yacimiento de Estatuas se divide en uno interior y otro exterior. Ignacio Martínez es el responsable de este segundo, donde tras haber tenido un «intenso trabajo» el año pasado con la aparición de miles de esquirlas de sílex, en esta campaña han dado con industria de tipo neandertal. «Todavía no tenemos datación pero el tipo de industria son bifaces y estos instrumentos se estuvieron usando hasta hace 200.000 años. Aquí tenemos seguramente una ocupación de preneandertales y otra de neandertales», apuntaba Martínez. Al bajar en el nivel en esta ocasión han aparecido a su vez mejores piezas y restos de fauna. 

En la zona de Cueva Fantasma se está trabajando en dos espacios. Una es Sala Fantasma, donde se está estudiando un cubil de hienas. Estos animales se llevaban caballos u otras especies y los comían dejando los huesos. En la otra parcela es donde se ha registrado una «actividad puntual» de los neandertales. «Se está excavando más cerca de la entrada que es donde se produce la acción humana, los neandertales están ocupando la zona más próxima a la entrada porque no hemos documentado pruebas de fuego y se necesita un espacio donde entre la luz solar», matizaba Marcos Terradillos, responsable de esta excavación.

En este lugar próximo a la entrada es donde han examinado una acumulación de unos instrumentos «muy característicos» de esta especie como son las raederas. Hechas de sílex con un frente convexo se utilizaban para limpiar pieles o separar pedazos de carne.

El yacimiento del Portalón es el más reciente junto con el del Mirador, y allí se está trabajando para «ver cómo ha evolucionado la domesticación tanto de plantas como de animales y cómo los humanos han ido progresando tecnológicamente», como señalaba ayer su responsable José Miguel Carretero. 

«Este año hemos puesto esfuerzo en muestrear todos los niveles con mucho detalle para obtener polen y poder recuperar los primeros cereales. Y lo mismo estamos haciendo con los animales, con análisis de ADN de los distintos seres para comprender y ver cómo los humanos han ido seleccionando determinadas características de producción de carne, leche... Y cómo ha evolucionado también la domesticación», añadía Carretero.

Con respecto al suelo de arcilla y cocidos que se halló el año pasado, no descartan que «puedan aparecer nuevos restos más antiguos» puesto que la población iba saneando el pavimento para «eliminar parásitos».

 

- Pronostican la aparición de restos de cráneo de Homo antecessor en Atapuerca .

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El codirector de las excavaciones de Atapuerca, Eudald Carbonell, ha augurado en el Museo de la Evolución Humana (MEH), en la capital burgalesa, la aparición de restos de cráneo de Homo antecessor que permitirán «dar respuesta a su capacidad craneal», uno de los interrogantes que aún no tiene respuesta para conocer esta especie humana.

 Excavaciones.

«Aparecerán restos de cráneo que permitirán dar respuesta a la capacidad craneal, aparecerán restos postcraneales, que nos darán también respuesta al funcionamiento, a la biomecánica», ha declarado Carbonell durante la presentación de la nueva exposición temporal 'Homo antecessor: el descubrimiento de una nueva especie', que muestra cómo se gestó el nacimiento de Homo antecessor y las nuevas técnicas de investigación aplicadas al estudio de sus fósiles.

Asimismo, Carbonell ha avanzado que el resultado de la campaña de excavaciones de este verano, que culmina a finales de julio, «habrá respuestas» y que «las respuestas son muy positivas». Así, ha aventurado que «habrá un festival de fósiles, como habíamos anunciado el año pasado». «Se está excavando un nivel de hienas con prólitos, y debajo, que es el TD 6 habrá asegurado un festival de fósiles», ha señalado.

 El también vicepresidente de la Fundación Atapuerca ha indicado que «no sabemos cuántos fósiles» pero aseguró que «está todo cubierto de fósiles humanos». «O sea, que será una cosecha igual de buena que la cosecha de cereales que ha habido, que es la mejor en 80 años», ha declarado. «Habrá muchas sorpresas este año».

Por su parte, otro de los codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, ha señalado que «si hay una conmemoración que no es nostálgica, es esta, del descubrimiento del antecesor porque ahora se va a producir el redescubrimiento, 30 años después se vuelve a los niveles, se van a excavar los niveles en los que se produjeron estos hallazgos». «Lo que se va a hacer es producir nuevos descubrimientos», ha añadido.

Arsuaga ha indicado que se trata de «una conmemoración pero que mira al futuro» y ha relatado que «los fósiles, en todo este tiempo, han sido estudiados, publicados y finalmente expuestos en este museo, que es un poco el destino de los hallazgos, y esperamos que haya más en este año y en las próximas generaciones, que cada vez conozcamos más de esta especie, de la que tenemos hasta ahora solo unos indicios de cómo era y que sigue siendo en parte desconocida».

 

En este sentido, ha reconocido que «a la hora de reconstruir a la especie, todavía se tienen problemas porque nos faltan muchos datos». «Sabemos que tiene que saber cuál es la anchura de sus caderas, que es un dato muy importante para la evolución humana, sus tendas corporales, eso todavía no lo sabemos. Y luego del esqueleto del cráneo, también nos falta su capacidad craneal», ha manifestado.

«Tenemos muchas preguntas, y eso es lo mejor que le puede ocurrir a un científico, tener preguntas», ha declarado. «Sabemos cosas, sabemos también muchas cosas de su acumulación, pero de cómo eran ellos, cuando se quiere reconstruir, cuando uno se da cuenta de lo que le falta, sus propiedades corporales, cómo eran... En fin, de todo eso, sabremos más», ha manifestado, al tiempo que se preguntó que «particularmente, quiero saber más del cráneo, quiero saber más del cerebro, y quiero saber más de la pelvis. Así que sí, hay mucho interés por estos descubrimientos en todo el mundo».

Por su parte, el también codirector del proyecto Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, se ha mostrado «muy contento y muy satisfecho» de que se haya hecho esta exposición, si bien apeló a que «ahora queda el futuro». «Y el futuro, como muy bien han dicho mis compañeros, es un futuro muy brillante. Habrá muchas más cosas. Falta información, falta información sobre esta especie, faltan cosas que decir, faltan cosas que contar, y la especie se irá completando, se irá completando con nuevos restos, con nuevos hallazgos, con nuevos descubrimientos, cuestiones que, a lo mejor, ni siquiera nos imaginamos en este momento, y que yo creo que en los próximos 15 o 20 años van a ser muy interesantes», ha explicado.

Los 30 años de antecessor, especie descubierta en 1994, se celebrarán con la nueva exposición 'Homo antecessor. El descubrimiento de una especie', que explicará cómo las nuevas técnicas de investigación aplicadas al estudio de estos fósiles nos están permitiendo conocer otros muchos aspectos sobre esta especie. La muestra se podrá ver en la planta 2 del Museo a partir del mes de julio.