Boinas, niños harapientos, mujeres de luto y con pañuelo al cuello, sotanas, tricornios, calles de tierra y burros en lugar de coches... Así era la capital del Arlanzón hace justo un siglo tal y como quedó reflejado en una película muda titulada Burgos Voyage.
En esta ocasión internet, que vale para casi todo, ha ayudado a rescatar y difundir esta maravilla audiovisual que firma Segundo de Chomón, cineasta turolense nacido en 1871 y considerado como uno de los grandes pioneros, al nivel de los mejores, en los primeros años del séptimo arte.
Hace tiempo que el documental fue descubierto y en junio de 2004 ya fue proyectado en el Teatro Principal con música de Jordi Sabatés, pero en las últimas semanas distintos blogs y correos electrónicos han difundido entre los burgaleses un documental que está a punto de cumplir un siglo si es que no lo ha hecho ya, pues los expertos discuten sobre si fecharlo en 1910 o 1911. Fue rodado en blanco y negro y coloreado luego en Pathécolor, una técnica que por aquel entonces fue revolucionaria y que ahora, gracias a las nuevas tecnologías, aparece como nueva y al alcance de cualquiera que disponga de un ordenador.
Para quien quiera paladearlo, basta con entrar al portal de vídeos Youtube y buscar ‘Burgos 1911, Segundo de Chomón’. Ahí encontrarán una ciudad que parece de otro mundo, aunque en realidad no es tan lejano. Es la que vivieron nuestros bisabuelos y la que, en buena medida, persistió a lo largo de la primera mitad del siglo XX. Los fotogramas, como la realidad de entonces, recogen escenas contradictorias que son reflejo de los fuertes contrastes sociales y económicos. Los personajes y ambientes aldeanos contrastan con la majestuosidad de la Catedral y la Casa del Cordón y con los toques burgueses del Paseo de la Isla.
El corto dura 4 minutos y 14 segundos y está custodiado en los archivos del Centro Nacional de Cinematografía de la localidad francesa de Bois D’Arcy, cerca de París. Entre las imágenes se intercalan carteles al estilo del cine mudo de la época que explican lo que se verá inmediatamente después y sitúan al espectador.
Tras presentar Burgos como «una de las ciudades más importantes de España por los monumentos que encierra», lo primero que enseña son los alrededores de la Iglesia de San Esteban y el arco del mismo nombre. Son imágenes casi costumbristas, las más simpáticas y más naturales del documental pero también las que dejan entrever una mayor miseria, con niños y jóvenes persiguiendo a una acémila, campesinos entrando en la ciudad y las fuerzas vivas de entonces a la cabeza de una improvisada procesión que circula delante de la cámara.
Un plano fijo de Las Huelgas y otro de la plaza de la Libertad anteceden a una imagen del Arco de Fernán González que conduce al patio interior de la Casa del Cordón, obviamente antes de su última restauración y cuando todavía estaba descubierto.
La Catedral, «una de las maravillas de España» se contempla desde lo alto de la plaza de Felipe de Abajo con un equino sobrecargado esforzándose por ascender la cuesta con lo que parecen haces de leña.
Otro plano fijo, en este caso de la puerta del Sarmental, sirve de transición hacia el Arco de Santa María, «puerta adornada con las estatuas de los grandes hombres de Castilla». De ahí la magia del cine nos lleva hasta una Plaza Mayor arbolada y todo acaba en el paseo de la Isla.
Las características de jardín romántico que tanto defienden en nuestros días los que se oponen a su remodelación quedan fielmente retratadas en la película; una fuente idílica a la que se asoma un varón y un paseo que atraviesa la figura de una niñera arrastrando un cochecito de capota y a la que se acercan dos jóvenes en actitud amistosa. La puesta de sol rodada desde un lugar indeterminado sirve para cerrar el corto y dejan al espectador con la sensación de que Segundo de Chomón debió de quedar prendado por la ciudad.
Para Jesús Manuel Payno, presidente del Encuentro Internacional de Cine (Eninci), se trata de «una joya más que demuestra la importancia de Burgos en los inicios del cine, pues aquí se vivieron algunas de las primeras sesiones cinematográficas de la mano de los hermanos Lumière, además de que un burgalés de Belorado, Manuel Vitores, produjo la primera película sonora del cine español».
figura internacional. Burgos voyage fue solo una de las numerosísimas películas que firmó el turolense, considerado a escala internacional como una de las grandes figuras del primer cine europeo. Forma parte de un paquete de documentales de ciudades filmado durante un breve lapso de tiempo en el que regresó a España y viajó por buena parte de su geografía.
Segundo de Chomón trabajó para varias productoras en nuestro país, pero sobre todo en Francia y en menor medida en Italia. Su obra más reconocida es El hotel eléctrico, rodada en 1908, y en la que se recrea un mundo del futuro en el que todo está automatizado, desde los electrodomésticos a los zapatos que se atan solos los cordones. Cien años después, no todo ha progresado como él se imaginaba.
Publicado en www.diariodeburgos.es
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