Hombre popular y polémico, Félix Rodríguez de la Fuente ha sido criticado por ciertos sectores radicalizados de la ecología española, pero incondicionalmente apoyado por otros, admirado simplemente por los más... ¿Quién es verdaderamente el televisivo doctor? «En una breve síntesis de introspección, yo diría que soy un hombre enamorado de lo que hago, de mi trabajo y un apasionado de mi propia vida», afirma.
Nació en un bello pueblo de la provincia de Burgos, Poza de la Sal en 1928. Pasa parte de su infancia en esta localidad. A lo nueve años se va a un internado a Vitoria. Cinco años más tarde vuelve a su tierra, a los Maristas de Burgos, donde acaba el Bachillerato. La Universidad vallisoletana va a ser durante los próximos siete años el hogar el joven Félix Rodríguez de la Fuente. Acaba la carrera de Medicina, especialidad de Odontología -de ahí el apelativo de doctor- y vuelve a la capital de su provincia natal para hacer el servicio militar en la Milicia Aérea Universitaria. Y por último -nos dice- «a los 25 años me vine a Madrid, donde he estado hasta ahora». Así termina el recorrido que hemos hecho sobre este burgalés y afamado zoólogo.
Zoólogo por vocación, Félix Rodríguez de la Fuente ha tratado siempre de poner su granito de arena -su amplio trabajo de investigación y de divulgación así lo atestiguan- en lo que ha sido su máxima ilusión: el desconocido e interesante mundo de los animales. «He hecho más de doscientas películas de media hora; tengo casi todos los premios nacionales de TVE y he participado en seis premios internacionales de los que gané cinco. En este momento mis series las ven alrededor del 700 millones de personas han sido exportadas a EEUU, Canadá, Japón, Alemania URSS, Australia...- y pronto las podrán ver ochocientos millones más puesto que vamos a ir a la República Popular China». Y es más, sus libros, enciclopedias y fascículos ha sido traducidos a veinte idiomas y vendidos en más de 35 países.
Es presidente de la Asociación Adena y consejero de Icona (Instituto para la Conservación de la Naturaleza). En su estudio de Madrid, rodeado de arcos, flechas, lanzas y fotos de sus estancias en muchos países de África, América y Asia y por los múltiples y variopintos diplomas, premios nacionales e internacionales por su dedicación plena y auténtica a los animales, habló así para Diario de Burgos.
-¿De alguna forma haber nacido en un pueblecito burgalés como Poza de la Sal influyó en su vocación por la zoología?
-Estoy totalmente convencido de esto y lo he dicho muchas veces. Mi infancia y parte de mi juventud en mi querida tierra burgalesa, y, concretamente, mi pueblo marcó y propició mi auténtica y verdadera vocación. Por aquellos años la fauna era relativamente rica. Mirabas al cielo y todavía podías ver águilas, buitres... Se podían seguir en la nieve las huellas del lobo...
-¿Qué contactos mantiene con su pueblo natal, Poza?
-No he dejado de ir nunca a Poza de la Sal. Todo lo que soy y todo lo que tengo se lo debo a haber nacido y vivido en este pueblecito. Además, la absoluta y abrumadora amabilidad -nunca se lo agradeceré bastante- de poner mi nombre al grupo escolar comarcal. Cuando no estoy fuera de España por mi trabajo voy todos los años a Poza a entregar todos los años mi libros a los mejores alumnos en el estudio y en el deporte. Además mantengo muchísimas amistades de mi niñez. No ha habido ninguna desvinculación con mis orígenes.
-Representa algo Castilla, su tierras y valores en su vida, en su trabajo...?
-Indudablemente. En el fondo de mi creación, de mi vida viajera, tiene gran importancia Castilla y lo castellano. Sé que si hoy puedo hacer lo que hago, si puedo trabajar como trabajo en medios agrestes y si puedo esforzarme como me esfuerzo es por el carácter que imprimió Castilla en mi. Por ejemplo, en el páramo de Masa, donde yo subía ya a los nueve años, no hace menos frío que en Alaska, donde estoy trabajando ahora. Quien haya nacido en esas tierras ásperas, duras -por ello no menos hermosas- castellanas y quien se haya nutrido de la esencia de una familia castellana, nunca lo podrá olvidar.
-¿Desde el punto de vista de su profesión cree que es posible hacer algo -parques, zoos, etc.- en Castilla, en Burgos?
-Efectivamente se puede hacer bastante, pero primero pienso que hay que enmendar problemas tan dramáticos como por ejemplo la muerte de los hermosos ríos, la muerte de ese hermoso Arlanzón, la tala de esos importante bosques de encina y roble...
Segundo, sería necesaria una catalogación, científica y bien documentada, sobre los lugares, de interés ecológico que tiene Burgos. Si hay -y creo que es verdad- una de las últimas parejas de quebrantahuesos en Burgos, si en alguno de sus bosques -que los hay- se pudiera reintroducir el corzo, el venado... a partir de esas premisas se podría llevar a cabo una labor efectiva.
-¿Cuál sería esta labor efectiva, parques zoológicos, por ejemplo...?
-No. No soy partidario de los parques zoológicos si no están un poco en la línea de ‘safari-park’, donde los animales se pueden mover y reproducir con cierta libertad. Pienso, eso sí, que todas las capitales de provincia con una cierta alcurnia -Burgos, por ejemplo- debieran un gran parque con la fauna autóctona. Un parque donde los niños no tuvieran que apostarse sobre lomas durante días para ver un corzo, un gamo o un águila. Primero, fauna autóctona; después la que un día existió pero que ha desparecido y, por último, la de toda la Península. Esto sería muy positivo a la vez que rentable. Sin embargo es necesaria la ayuda de la Administración, de la colectividad y de la iniciativa privada.
-Está a punto de finalizar la última serie televisiva, El hombre y la Tierra. Todos conocemos sus trabajos, primero en la ‘televisión escolar’, con sus programas de ciencias naturales: El planeta azul, Fauna ibérica... cortos fílmicos de zoología en dibujos animados... ¿Qué ha pretendido hacer desde la pequeña pantalla?
-En primer lugar, los programas ha sido una forma de realización personal. Al mismo tiempo he tratado de concienciar a la gente del grave problema que supondría para las generaciones venideras, sobre todo, quedarnos sin naturaleza. Desde hace dieciocho años he tratado de clamar a través de la televisión por la protección de las especies en franco peligro de extinción, por esa conservación de los bosques que se queman o se talan indiscriminadamente o de esos ríos que se contaminan. Hoy se puede decir que la concienciación popular ha aumentado, pero paralelamente y de forma más rápida han aumentado las posibilidades del hombre para contaminar el medio ambiente. Y, por último, he llegado al campo de la investigación. Mis filmaciones puede servir para estudiar especies extinguidas completamente.
-El pasado está ahí, se puede ver. ¿El futuro? ¿Seguirá trabajando en TVE?
-Por ahora me quedan cuatro capítulos de El hombre y la Tierra para finalizar esta serie, pero estoy trabajando ya en Canadá para hacer otros 13 o quizás otros 26 capítulos en aquel extensísimo país. No obstante, seguiré filmando en España porque no he dado por terminada la serie Fauna ibérica. Al margen de estos trabajos acabo de terminar la tercera parte de una serie nueva que se llamará Los perros del mundo y en julio también empieza una nueva serie africana. Todo esto puede transformarse en cuatro series de 26 capítulos para tres o cuatro años.
-Curiosamente sus ‘cortos’ de dibujos animados están tendiendo audiencia entre el público aficionado al cine. ¿Qué opinión le merece este hecho?
-Me ha sorprendido pues trabaje en estos ‘cortos’ hace ya ocho años. Un grupo de dibujantes estaban medio parados, no sabían que hacer... Tenían una posibilidad de trabajar para los antiguos Estudios Castilla y me pidieron ideas y así surgieron estos dibujos animados. Yo me encargué de las líneas argumentales y de los comentarios.
-El aspecto económico de su actual dedicación es el que más críticas le han valido. ¿Doctor, verdaderamente vive de los animales?
-Efectivamente que vivo, pero no me he hecho multimillonario como mis detractores afirman. Es una total, infundada y burda calumnia. Si yo hago series para televisión que se ven de una forma masiva, si escribo libros y enciclopedias que se traducen a varios idiomas como cualquier hijo de vecino tengo derecho a mi pequeña parcela económica. Sería multimillonario, tendrían mi avión y mi yate si el trabajo que realizo en España lo hiciera en Estados Unidos o en Japón. Estaría al mismo nivel que Walt Disney o Cousteau. Además este último tiene muchos menos telespectadores que yo. Si realmente yo hubiera querido hacerme multimillonario no tenía más que haberse dedicado a lo que profesionalmente soy, un médico odontólogo que acaba la carrera con notas brillantes. Probablemente estaría ahora en una magnífica clínica de una calle de Madrid, ganando mucho dinero, probablemente mucho más que ahora.
-El tema nuclear está de rabiosa actualidad en el mundo. Hace escasos días hubo un escape de gas en la central de Harrisburg ¿Cuál es su opinión como perito en materia de medio ambiente?
-Mi postura es muy clara. Abogo porque en España se instalen el menor número de estas centrales y porque estas mínimas plantas con el máximo de seguridad, a la vez, aporten el máximo de información de lo que en ellas ocurra de cara al público y porque estas centrales estén ubicadas en zonas geográficas que ecológicamente sean menos perniciosas, al lado de grandes cuencas fluviales, con gran caudal para que no esté tan concentrada una contaminación térmica que termine con la riqueza ictiológica.
-¿A qué cree que se debe la actual radicalización del tema?
-A los grupos de presión. La radicalización por la derecha, el gran capital, al que le mueve intereses puramente económicos; y, por la extrema izquierda, para esconder los intereses propiciados por las potencias del Este, para que Europa no tenga fuentes de energía. La única postura objetiva es la intermedia, ni la total permisividad ni la total oposición. Dadas las circunstancias actuales en materia energética, personalmente pienso que la energía nuclear es necesaria siempre y cuando se tengan las características que he expuesto anteriormente.
-Cambiando de tercio, en un breve panorama ¿cuál es la situación en España de las reservas cinegéticas y zoológicas?
-La situación caótica de los últimos años ha remitido totalmente. Icona, organismo oficial competente en la materia, está trabajando muy bien. Algunos hechos están ahí como la conversión de Doñana -60.000 hectáreas- en parque nacional o el estatuto de las Tablas de Daimiel, por ejemplo. No obstante hay que seguir luchando porque las declaraciones administrativas del Gobierno sean llevadas al campo práctico, porque zonas de gran interés hay muchas en España y todas deben ser declaradas naturales. Y hay que trabajar por un pragmatismo en la relaciones ciudadano-naturaleza mediante una concienciación para que no se contaminen los ríos y no se talen los montes, ni se exterminen las especies protegidas...
Comentario
Juan Ángel Gozalo / Periodista
Mi primera y última entrevista con Félix
Tuve la suerte de entrevistar a Félix Rodríguez de la Fuente poco antes de su viaje a Alaska, que a la postre sería el último por esos mundos de Dios que a él tanto le gustaban. Fueron sus últimas declaraciones en tierras españolas. Aún conservo la cinta del viejo casette en la que las grabé. Era entonces estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense y a pesar de estar todavía aprendiendo este oficio de juntar letras ya hacía mis pinitos en Diario de Burgos. Entre clase y clase sacaba tiempo para hacer mis entrevistas para una sección que se llamaba Burgaleses en la diáspora y que me dio la oportunidad de conocer y hablar con insignes burgaleses que vivían en Madrid como eran el mismo Félix Rodríguez de la Fuente, el también televisivo Luis López del Pecho (Luis Pancorbo), Luis Ángel de la Viuda, Félix Pérez y Pérez o el dibujante Máximo San Juan, entre otros muchos.
Conseguí, después de llamar a un montón de personas de su círculo, el teléfono privado de Félix Rodríguez de la Fuente y le llamé. Me presenté como colaborador de Diario de Burgos y le expliqué que quería entrevistarle. Amable, como era él, accedió. Albricias, había conseguido una cita con el más grande de los naturalistas de este país y un ‘monstruo mediático’. Era todo un reto y me preparé el cuestionario. Eran tiempos en los que no había internet, no teníamos google ni la wikipedia. Un compañero de la residencia estudiantil, que trabajaba en el archivo del desparecido Ya, me facilitó decenas de recortes sobre la vida, obra y milagros de este pozano universal. Así que en una vieja máquina Lettera redacté las preguntas. No fue nada fácil porque había mil temas y un millón de vivencias. No llegué, ni mucho menos, a hacerle todas porque Félix Rodríguez de la Fuente era un hombre de verbo fácil, pero extenso y también muy ocupado. Me recibió en su estudio. Vivía en un piso enorme, decorado al mejor estilo ‘aventurero’. Me presentó a su esposa, Marcelle Parmentier, y a sus dos hijas, entonces unas niñas que correteaban entre las mesas y sillas del comedor. Hoy Odile, la niña de sus ojos y ahora toda una mujer, preside la fundación que lleva su nombre.
Más de una hora de charla dio para mucho. Había escuchado su singular y modulada voz en mil programas de televisión y radio, pero en vivo sonaba mucho mejor. Encandilaba como ninguno. Acabó la entrevista y le deseé buen viaje. Nadie sospechaba que sería su última aventura. El 14 de marzo de 1980, el día de su muerte confieso que lloré. Era mi nuevo ‘amigo’ Félix el que se había ido. Un compañero de la residencia, que oía la radio hasta en la ducha y que hacía sus pinitos periodísticos en el medio y que sabía de mi entrevista, me dio la mala nueva. «Félix Rodríguez de la Fuente ha muerto en un accidente aéreo en Alaska», dijo. No me lo creía. A penas unos días antes había estrechado su mano. Enseguida, por deformación profesional, me acordé de la entrevista y que en mi último fin de semana en Burgos había entregado los cuatro folios a Andrés Ruiz Valderrama, entonces director del periódico. Le llamé enseguida para recordárselo. La entrevista se publicó el día 20 de marzo, pasada la vorágine informativa que suscitó el fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, no solo en Diario de Burgos sino en otros medios regionales, sindicados entonces en Colpisa. Recuerdo que la vi publicada en la última página de El Heraldo de Aragón y en El Correo Español. Seguramente no sea una ‘perla’ periodística, pero fue el trabajo ilusionado de un estudiante de Periodismo. Así fue y así se lo cuento, que diría el maestro Ernesto Sáenz de Buruaga. Treinta años después, Félix sigue vivo en mi memoria y en la de miles de personas más.
Fuente: diariodeburgos.es
Hola, todo lo relacionado con Felix, es apasionante, hasta el punto de que quiero dedicarle un programa de Radio (Huellas en el tiempo en Radio Espinosa-Merindades) para divulgar en las Merindades su figura.
ResponderEliminarUn saludo.
http://espinosamontanasdeburgos.blogspot.com/
Nadie describió la naturaleza como Don Felix Rodriguez de la Fuente...
ResponderEliminarEl día 14 hace treinta años de su desaparición física, pero su legado vive y sino que se lo pregunten al
Lobo, zorro, águila real e imperial, halcón peregrino, milano real y negro, corzos, rebecos y muflones, lagartija ibérica y lagarto ocelado, liebre y conejo, lechuzas y búhos y todo ser vivo de la Península Ibérica.
Los viernes por la noche, cuando sonaba su característica banda sonora, toda España se ponía la televisor...Su voz impresionaba y sus silencios dejando a los animales como protagonistas más... Impresionante Don Felix Rodriguez....