Con palas, carretillas y escobones se afanan en medio de la necrópolis. Bajo ellos, 26 tumbas excavadas en las rocas. Son 28 voluntarios con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años que vienen de lugares como Sevilla, Alicante, Valencia o Pontevedra. Trabajan implicados en unas tareas que se enmarcan dentro del programa de la Junta de Castilla y León de voluntariado ambiental en el monumento natural de Ojo Guareña.
Rebeca García, monitora de la Fundación Oxígeno, entidad coordinadora de las actividades, explica cómo es el día a día. «Como son tantos, los dividimos en dos grupos. Por turnos, unos vienen a la necrópolis y otros se dedican a hacer encuestas etnográficas a la población de la zona y a los visitantes, o a restaurar elementos tradicionales, como un potro en Cornejo o los pupitres de la escuela», cuenta. A todo esto se le añaden también las labores de conservación ambiental «mientras reciben charlas formativas».
Junto a todos ellos se encuentra Mª José Morales, de Aratikos Arqueólogos. «Se supone por los restos que hay y por la tradición oral que aún conserva la gente de la zona que aquí había un pueblo y lo que vemos ahora es la necrópolis que, generalmente, es lo que mejor se conserva». Además, añade que en lo que ahora también están centrados es en descubrir restos de la iglesia que «creemos que se ubicaba al lado». Cuando llegue el siguiente turno de voluntarios sondearán la zona del poblado situada a trescientos metros.Morales puntualiza que, «a pesar de que no salen muchos restos materiales para datar en condiciones, se piensa que el poblado es del siglo X. Así lo atestigua la cerámica que descubrimos en junio».
La arqueóloga hace hincapié en cuáles son los objetivos principales de estos voluntariados. «Se pretende ver cuánto da de sí el yacimiento, qué interés puede tener para recuperarlo y revalorizarlo y conseguir tener un reclamo cultural en la zona, incluirlo dentro de las rutas de senderismo y que se pueda visitar. Incluso de esta forma se crearía la necesidad de puestos de trabajo para mantener todo esto».TumbasLas tumbas son perfectamente visibles y es realmente llamativo el buen estado en el que se conservan. El hueco de la cabeza está claramente marcado; se ensancha a la altura de los hombros para, progresivamente, ir estrechándose hasta los pies. 24 son de adultos y dos infantiles.
Precisamente una de las pequeñas ha sido el recién hallazgo de Deganta, Carlos y Noemí. Estos jóvenes de León, Huelva y Palencia respectivamente, muestran orgullosos a su Decano. «Cuando haces un descubrimiento se suele bautizar con un nombre que diga algo de ti para darle un toque personal, así que nosotros hemos escogido Decano por ser la unión de las primeras sílabas de cada uno de nosotros», cuenta Noemí.Ella es monitora de tiempo libre, le gusta todo lo que tenga que ver con el medio ambiente y quiere seguir formándose en este sentido. Su colega Carlos, a pesar de haber realizado más voluntariados de este tipo, también se muestra encantado con la experiencia de estos días. Por su parte, Deganta revela su atracción por la naturaleza y el senderismo.
Ellos y el resto de sus compañeros se apuntaron a estas jornadas claramente con el objetivo de contribuir a descubrir la parte de la Historia que queda bajo tierra para que, en algún momento, pueda conocerse por todos los que se quieran acercar hasta allí y para luchar por la protección medioambiental.El programa pretende crear nuevas fórmulas de participación en acciones que contribuyan al conocimiento, disfrute y puesta en valor del patrimonio natural, generando vínculos emocionales y posibilitando actitudes y comportamientos proambientales.El programa de este año no sólo incluye a Ojo Guareña entre sus proyectos. Así, las provincias de Ávila, León, Palencia, Salamanca y Zamora también se han visto involucradas en estas acciones. Los chicos que llegan la próxima a Villabáscones continuarán con una labor que, con su dedicación, quedará para la posteridad.
Fuente: Estíbaliz López
Diariodeburgos.es
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