lunes, 9 de diciembre de 2019

-Bugedo, a la sombra de los Montes Obarenes.

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Monasterio de Santa María de Bugedo. - J. RIOJAA la entrada de los múltiples desfiladeros que conectan el Valle de Miranda con La Rioja, en la provincia de Burgos, se encuentra Bugedo, también llamado Bujedo de Candepajares, que debe su nombre a la abundancia de boj, un tipo de árbol o arbusto pequeño. Situado al este de la provincia, a ochenta kilómetros de la capital burgalesa y a 534 metros de altitud sobre el nivel del mar, este pueblo cuenta con una población de aproximadamente doscientos habitantes en sus apenas diez kilómetros cuadrados.

Por su situación privilegiada al abrigo de los Montes Obarenes y con diversos ríos a sus alrededores, hace pensar que esta zona debió de estar habitada desde hace muchos siglos puesto que relativamente cerca se encuentra un yacimiento prehistórico como el de Atapuerca. En cuanto a sus construcciones arquitectónicas destaca el monasterio. Este antiguo cenobio premostratense fue fundado en 1162, a los pies de la importante calzada romana que discurría por la cercana hoz de Foncea y en lo que fue, durante buena parte de la Edad Media, uno de los más conflictivos confines entre los reinos de Castilla y Navarra, se levantó, entre otras cosas, para marcar la frontera.

Su fundación se debe a Doña Sancha Díaz de Frías, quien lo puso bajo la potestad del abad del monasterio de San Cristóbal de Ibeas de Juarros. También llegó a contar con la directa protección de Alfonso VIII, lo que supuso un rápido enriquecimiento y la adquisición de numerosas posesiones por tierras de Burgos, Álava y La Rioja. Esta prosperidad se vio reflejada en el magnífico templo románico que se construyó en sus primeros años de existencia. Fue considerado como uno de los mayores de todo el románico burgalés.

La planta del templo es de cruz latina con tres naves y un crucero poco marcado. En las cubiertas se entremezclan las bóvedas de cañón apuntado con las de crucería simple y las más modernas de terceletes. Si a los pies del monasterio se alza un elegante coro, resultado de una reforma del siglo XVI, la cabecera aparece rematada por tres ábsides semicirculares que constituyen la parte más meritoria del conjunto.

Fechados a finales del siglo XII y principios de la siguiente centuria, el que se corresponde con la nave central está mucho más desarrollado y, al exterior se divide en cinco paños separados por columnas.
En cada lienzo de este ábside central se abre un esbelta y elegante ventana abocinada. Como corresponde a la tardía época de su construcción, la escultura monumental del templo está reducida casi exclusivamente a la decoración de los capitales, mostrando claras influencias del arte cisterciense y su iconografía se limita a los clásicos elementos vegetales como hojas de acanto, piñas, palmetas y cestillos. El resto de las edificaciones del monasterio, presididas por una maciza torre de fábrica románica, fueron reformadas a lo largo de los posteriores siglos.

Por otra parte, la iglesia de Santa María, situada en el centro del pueblo, parece que data de finales del siglo XV y principios del siglo XVI por el tipo de construcción. De planta rectangular toda ella en piedra, cabe destacar la torre cuadrada coronada por un campanario compuesto de arcos de media punta dónde se encuentran alojadas las campanas. En una de las caras de la torre hay un reloj y una inscripción encima de dos pequeñas ventanas que aunque está fechada en 1.236, no se consigue distinguir lo que pone.

Para los amantes de la naturaleza hay una serie de rutas que parten de esta localidad burgalesa y según las ganas de cada uno, pueden tomar dos direcciones: Cellorigo o Pancorbo. Quien se decante por esta última opción, llegará a una de las escuelas de escalada más importantes de la zona pues cuenta con más de cien vías en todos los niveles.

En lo que se refiere a fauna, se observan especies como el buitre leonado, el águila real o el corzo además de nutrias o jabalíes. Por otra parte, en cuanto a la vegetación, se aprecian bosques de encina, quejigo, pino resinero y silvestre.

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