miércoles, 5 de marzo de 2008

-El asesinato del Gobernador de Burgos.


Isidoro Gutiérrez de Castro, gobernador civil de Burgos, fue asesinado el 25 de enero de 1869 en la catedral de la ciudad por una muchedumbre enfurecida. La versión oficial atribuyó el atroz linchamiento a la acción airada de las masas como una respuesta a la misión que había llevado al político al templo: inventariar e incautar los objetos de ciencias, letras y artes del cabildo.


El crimen, que causó sensación en toda España, tuvo connotaciones que nunca fueron bien aclaradas. Según la versión de la época, a las 10 de la mañana, el gobernador civil, acompañado del inspector de Seguridad, Domingo Mendívil, y de un comisionado de Madrid, se dirigió desde su cercano palacio de la Diputación hasta la catedral, encontrándose allí con una masa de civiles que parecía estar al tanto de su visita. En el templo le estaban esperando el deán, el provisor y otros canónigos, que entablaron con él una dura discusión. Se dijo que un canónigo llegó a vocear: “Buenos estamos para dar limosna y nos están robando”.

El gobernador ordenó que le franquearan el acceso al archivo, situado en los claustros, y que cerraran después las puertas. Apenas había entrado, la masa irrumpió en los claustros gritando “¡Viva la religión!, ¡Muera el gobernador”, “Viva Carlos VII”. No queda claro si el canónigo tesorero olvidó cerrar la puerta o si los asaltantes rompieron la cerradura, pero el caso es que entraron, rodearon al gobernador y comenzaron a golpearlo y, herido, lo sacaron a empellones.


Ya en las naves del templo siguieron golpeándole y, al final, inconsciente, lo arrastraron a la Puerta del Sarmental y allí lo desnudaron y desorejaron. Luego le ataron una faja a los pies y su cuerpo fue arrastrado hasta la plazuela contigua, donde lo abandonaron. Arturo Colorado, de la Universidad Complutense, desvela en el número 113 de la revista ‘La aventura de la Historia’ la verdadera naturaleza de una conspiración de gran calado, que fue reducida al tumulto y asesinato.


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