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lunes, 17 de mayo de 2010
-Otra tortuga fósil en las obras de la ronda norte.
El corte en la montaña ejecutado para las obras de la circunvalación ha sacado a la luz un nuevo ejemplar de las enormes tortugas que poblaban las tierras burgalesas hace unos 12 millones de años. Después del primer hallazgo en el otoño de 2007, la semana pasada fueron extraídos del talud los restos de lo que parece ser otra Cheirogaster bolivari.
El autor del descubrimiento ha sido una vez más Jesús María Preciado, de la Asociación Geocientífica de Burgos, quien explica que el ejemplar no estaba completo sino dañado por las obras, y apunta que habrá que esperar unos meses para que sea reconstruido, tal y como ya se hizo con su predecesor en los hallazgos.
En aquel caso fueron los alumnos del Instituto Cardenal López de Mendoza los que completaron el puzzle con los múltiples fragmentos encontrados (alrededor de 280 en total). El ejemplar de tortuga tenía entre 110 y 120 centímetros de longitud, una anchura de entre 80 y 90 y una altura cercana a los 70 centímetros, y fue identificado como una hembra de Cheirogaster, una especie que ya fue hallada en su día durante la construcción de la Autovía de Ronda entre la Plaza del Rey y el Nudo Landa.
Los primeros restos fósiles en la ronda norte fueron descubiertos hace dos años y medio, cuando además del caparazón de la tortuga se encontraron huesos de lo que resultó ser un Alicornops simorrense, un pequeño rinoceronte que resultó clave para poder datar los hallazgos en la Edad del Mioceno.
En aquellos tiempos, el páramo burgalés era más parecido a la sabana africana, con un clima subtropical, abundante vegetación, ríos y zonas encharcadas, donde campaban a sus anchas animales muy diferentes de los que podemos observar en la actualidad. El paso de miles de años ha permitido su conservación como fósiles, que ahora ha sacado a la luz la construcción de la ronda norte.
El enorme talud ejecutado en las inmediaciones del túnel de Fuente Buena es para los geólogos un libro abierto, al aire libre, en el que poder estudiar los estratos del terreno. Pero además, de vez en cuando ofrece a los expertos ojos de los científicos sorpresas como estas tortugas y rinocerontes.
Fuente: www.diariodeburgos.es
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