Fuente: https://www.diariodeburgos.es
La utilización el año pasado del georradar en las excavaciones del yacimiento romano de La Mesa, en el oeste de Belorado, ha permitido ir sobre seguro en la campaña de este verano que se da por concluida hoy, jornada en la que está prevista una conferencia (20:30 h.) en el Teatro Reina Sofía para hacer balance no solo de estas dos semanas sino de los diez años de trabajo en ese entorno y los descubrimientos realizados.
Los trabajos, dirigidos por Joan Oller, de la Universidad Autónoma de Barcelona, se han centrado en esta ocasión en dos sondeos, siguiendo la estela de las 'anomalías' detectadas por el georradar sobre una superficie de 10 hectáreas, y que dejaron claro que en el subsuelo se conservan restos de una ciudad romana. Ahora se ha desentrañado parte de esa estructura urbana al aflorar en el primero de los sondeos una calle con el pavimento conservado e incluso, lo que podría ser un pequeño pórtico; además, adosada a la calle se ven lo que sería una isla de casas entre calles, «mínimo unos seis ámbitos con dos fases de época romana», concluye Oller. Este explica que La Mesa ofrece un diseño curioso en comparación a la imagen que existe de una clásica ciudad romana. Para empezar, no se ha hallado ninguna plaza o foro grande, pero sí el asentamiento bien organizado por grandes calles que van dirección norte-sur y con una distancia entre ellas de unos 25 o 30 metros, y en medio las casas, muy variadas, unas sencillas con varios habitáculos y otras más lujosas y con habitaciones más grandes tipo domus romana, con pequeños peristilos y pintadas de rojo, por los restos encontrados. Como curiosidad, esta campaña se han localizado unas pinzas de bronces intactas para depilar, así como fichas de juegos y fragmentos de vidrio.
No menos importante es el hallazgo en el segundo sondeo, donde ha salido a la luz una gran cisterna para el almacenamiento de agua, un descubrimiento importante porque se trataría de la primera infraestructura pública localizada en el yacimiento para uso común de la población. Oller añade que ahora mismo es difícil calcular cuantos litros podía almacenar, «porque solo se conserva la base, no el alzado que ha sido arrasado por muchos años de cultivo del terreno». En todo caso, añade, a partir de esa base, con unas medidas de 5x 8 metros, ahora se podrán hacer los cálculos volumétricos para determinar su posible capacidad.
El director de la excavación cree que en el yacimiento se encontrarán más almacenamientos en el futuro, por las propias anomalías detectadas por el georradar similares a esa cisterna, «lo cual tiene lógica, al estar el río Tirón al lado, se trae el agua y se acumula para el uso del pueblo», añade. Tampoco se ha localizado de momento ninguna estructura de conducción de ese agua, aunque los agricultores han encontrado canalizaciones de plomo que podrían responder a un sistema de distribución, «pero aún no hemos encontrado nada», añade.
Este entramado urbano confirma que La Mesa fue un asentamiento rural de unas 20 hectáreas, que podría situarse en un término medio, es decir, explica Oller muy gráficamente, entre una gran ciudad como Clunia y una villa. Habría 2 fases de asentamiento, una primera en los siglos I y II después de Cristo, y una tardía del IV o V.
Tampoco plantea dudas el modo de vida de sus pobladores, que se dedicaban a la agricultura y la ganadería como ponen de manifiesto distintos hallazgos a lo largo de estos 10 años, como molinos para la producción agrícola y restos fauna como ovejas, vacas, cabras y cerdos. Así, el director del proyecto recuerda que en años anteriores se localizó una especie de matadero o carnicería de animales.Las excavaciones en La Mesa cuentan con el apoyo del Ayuntamiento beliforano y de la Diputación Provincial de Burgos.
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