Hace 430.000 años, al menos 28 niños y adultos de ambos
sexos murieron y quedaron sepultados en una cueva de la Sierra de
Atapuerca, en Burgos. Cuando los paleoantropólogos los encontraron,
bautizaron el sitio como la Sima de los Huesos, ya que de allí sacaron
más de 6.700 restos fósiles humanos. Aún no está claro si era una trampa
mortal o una tumba con sentido religioso, pero, con el tiempo, la
investigación sobre lo que allí sucedió se ha convertido en un referente
mundial para el esclarecimiento de los cpítulos más desconocidos de la
evolución humana.
Ahora, por primera vez en la larga historia, se ha
conseguido analizar ADN nuclear de dos de los individuos de la sima. Se
trata de material genético extraído del núcleo celular, el más antiguo
jamás analizado. El simple hecho de haber conseguido rescatarlo a partir
de unos pocos microgramos de hueso molido de un fémur, varios dientes y
escápulas, es ya un logro histórico. Pero lo más interesante es la
historia que desvela.
El equipo de paleoantropólogos que dirige las excavaciones
de Atapuerca cree que los 28 humanos allí sepultados son neandertales
arcaicos, ancestros de los miembros más modernos de esta especie que
vivió en Europa hasta hace unos 40.000 años y con los que los sapiens
tuvimos sexo e hijos. En 2013, gracias a la colaboración de un equipo
especialista en recuperar ADN antiguo de los fósiles dirigido por Svante Pääbo, del Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck en Leipzig, Alemania, lograron extraer por primera vez ADN de uno de los individuos.Los resultados mostraron un inesperado parentesco con los denisovanos,
otros homínidos que vivían en los remotos montes Altái de Siberia y cuyo
descubrimiento se anunció en 2010.Ese parentesco era más estrecho que
con los propios neandertales. Pero en aquella ocasión el tipo de ADN
analizado era mitocondrial y por tanto solo ofrecía información de la
línea materna.
El nuevo análisis aporta ahora la otra mitad de la
historia, ya que el ADN nuclear lleva información tanto del linaje del
padre como de la madre. En un estudio publicado hoy en Natute
los responsables de esta investigación dicen que los humanos de la sima
tenían un parentesco mucho más estrecho con los neandertales que con
los denisovanos. De esta forma, el ADN confirma que los homínidos de
Atapuerca serían neandertales arcaicos, ancestros de los que después
conquistaron Europa y se cruzaron con los sapiens.
Pero el estudio también reafirma que el ADN mitocondrial,
el de la línea materna, sigue emparentando a sus portadores con los
denisovanos. Los neandertales posteriores tenían un ADN mitocondrial
diferente, aunque aún no está claro por qué. Ante esta pieza que no
encaja, algunos de los autores del estudio especulan que tal vez se deba
a que una población de neandertales posterior habría llegado desde
África a Europa, se habría cruzado con los grupos europeos y el ADN de
sus mujeres habría acabado siendo dominante y diluyendo los restos
aportados por los denisovanos.
“La Sima de los Huesos es actualmente el único yacimiento sin
permafrost que nos permite estudiar secuencias de ADN del Pleistoceno
Medio, el periodo anterior a hace 125.000 años”, resalta Matthias Meyer,
experto en secuenciación genética del Max Planck y primer autor del
estudio. El trabajo no hubiera sido posible si los paleoantropólogos que
excavaron la sima no hubiesen tomado medidas excepcionales para
preservar los huesos y evitar que queden contaminados con ADN de otros
organismos. “Durante muchos años esperamos que los avances en análisis
molecular podrían algún día ayudarnos en la investigación de este
yacimiento de fósiles único en el mundo”, ha explicado Juan Luis
Arsuaga, codirector de Atapuerca y firmante del nuevo estudio. “Por eso
extrajimos algunos de los especímenes con instrumentos limpios y los
hemos dejado encapsulados en el barro circundante para minimizar
alteraciones posteriores a la excavación”, resalta.
Extraer ADN del núcleo celular, es decir, de células que murieron hace 430.000 años, es un enorme reto tecnológico, explica Carles Lalueza-Fox, investigador experto en ADN antiguo que no ha participado en este estudio. El equipo comenzó “con unas 2.600 millones de secuencias” de ADN y fue descartando la inmensa mayoría hasta quedarse solo “con unas pocas posiciones comunes” que equivalen “a menos del 1% de todo el genoma humano”, detalla. Una de las conclusiones que extrae Lalueza-Fox de ese material es la aparición persistente de hibridaciones, sexo e hijos fértiles entre unas especies y otras. “Tenemos media docena de datos de este tipo y en cada uno encontramos una hibridación”, resalta.
Extraer ADN del núcleo celular, es decir, de células que murieron hace 430.000 años, es un enorme reto tecnológico, explica Carles Lalueza-Fox, investigador experto en ADN antiguo que no ha participado en este estudio. El equipo comenzó “con unas 2.600 millones de secuencias” de ADN y fue descartando la inmensa mayoría hasta quedarse solo “con unas pocas posiciones comunes” que equivalen “a menos del 1% de todo el genoma humano”, detalla. Una de las conclusiones que extrae Lalueza-Fox de ese material es la aparición persistente de hibridaciones, sexo e hijos fértiles entre unas especies y otras. “Tenemos media docena de datos de este tipo y en cada uno encontramos una hibridación”, resalta.
“Estos resultados nos dan importantes puntos de referencia
en la línea temporal de la evolución humana”, ha explicado Svante Pääbo
en un comunicado de prensa del Max Planck. Los datos “son consistentes”
con la hipótesis de que los sapiens nos separamos como especie de los
otros “humanos arcaicos” hace entre 550.000 y 750.000 años, destaca.
Además, queda claro que la divergencia de neandertales y denisovanos a
partir de un ancestro común sucedió antes de hace 430.000 años, la fecha
de la Sima.
Como suele ser habitual, el análisis del ADN antiguo da
otro revolcón a la versión clásica de la evolución humana. “Por un lado
simplifican la historia evolutiva de estos humanos y por otro la
complica”, reconoce José María Bermúdez de Castro, codirector de
Atapuerca y uno de los responsables del estudio. En 2014, el equipo
decidió retirar a los homínidos de la sima su clasificación como especie
Homo heidelbergensis, explica. Desde entonces están en una
especie de limbo científico, sin especie asignada, pero con unas
similitudes morfológicas neandertales muy claras, una conexión que
confirma ahora el ADN. “La historia que ahora vemos es muy complicada,
con una genealogía neandertal que tenía varias ramas, diferentes
linajes” que ocupaban diferentes zonas y que podían reproducirse los
unos con los otros, explica. Ahora, “lo que queda por determinar es si
en la sima estamos ante una especie o una subespecie de neandertales”,
agrega Bermúdez de Castro.
El equipo cree que posiblemente se pueda extraer más ADN
nuclear en el futuro, lo que desvelaría nuevos capítulos de la aún
misteriosa historia que rodea a los 28 cadáveres de la Sima de los
Huesos. Uno, fundamental, es si eran todos miembros de una misma
familia. “Sinceramente, pensamos que se encontrarán pruebas de ello”,
concluye Bermúdez de Castro.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/03/14/ciencia/1457962547_253437.html
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